Yo suelo hacer deporte todas las mañana por el Parc Güell y un día me tropecé de bruces con una chica guapísima con acento extranjero. Tras el porrazo comenzamos ha charlar dando un paseo y yo pendiente de ella, de que estuviera bien. Nos dimos cuenta de que teníamos muchas coas en común y decidimos empezar a quedar todas las mañana para hacer ejercicio juntas y charlar. Y esa chica era Anna Morrison, nos hicimos grandes amigas.
Tras las críticas de mi padre por querer trabajar, rechazarme en su periódico y elegir a otra persona en mi lugar, decidí hacer una entrevista de trabajo en el periódico El Centinela. Gracias a mis estudios y una muy buena carta del rector de la universidad el señor Braulio Puig me contrato como periodista de campo con mi propio fotógrafo. Mi primer día de trabajo me presentaron a mi compañero de aventuras Malcom Miller, un chico muy guapo, educado y muy gracioso. Desde entonces nos hicimos grandes amigos y confidentes de trabajo.