Partida Rol por web

La situación era una autentica locura, Bjondir no consiguio ocultar su rastro y fueron descubiertos, cosa que alguno aprovechó para culparles. Eso llevo a una batalla campal entre las diferentes familias que allí estaban.

Bjondir intento calmar los animos. - ¡DETENEOS! ¡DEJAD DE LUCHAR!- Pero nadie le escuchaba. Entonces se dió cuenta de que Vagn se marchaba con el cuerpo inerte de su mujer.

- ¡Audun, mira!. - Le señalo lo visto al scalda. - Debemos seguirles. Esto es muy raro.

Las palabras de Thyra tienen el efecto contrario, estos hombres son seguidores de la familia de Vagn durante muchos años, incluso alguno de ellos es familiar, por lo que más que hacerles darse cuenta de su error les ciega el odio, Por lo que dos de ellos van a por la mercenaria y otros dos a por la Volva. Entonces escuchais la voz de Bjondir gritando detrás vuestro:- ¡DETENEOS! ¡DEJAD DE LUCHAR!- Los hombres que iban a atacaros al darse cuenta de quien proviene, deciden cambiar de objetivo y dando un rodeo se dirigen hacía el Berserker y el Scalda...

Antes de que el Scalda responda, os encontrais con que escuchais los gritos de unos cuatro guerreros furiosos acercandose, y detrás de ellos están las dos mujeres, cerca de la zona donde el pueblo se pelea entre ellos. Parece que están dispuestos a matar y que hace tiempo de hablar se ha perdido, pero si los matais estaréis matando a más inocentes habitantes del lugar, mientras que el culpable se escapa.

Tendrían que pelear, no quedaba más remedio que enfrentarse con aquellos hombres que no atendían a razones. ¿Cómo hacerles comprender que el causante de todo aquel mal era su propio jefe? ¿Acaso no se daban cuenta que Vagn los estaba dejando a su suerte, que estaba dejando que ellos murieran para que él se pudiera salvar?

Dispuesta a vender cara su vida y a defender a toda costa a la völva, Thyra se disponía a descargar su espada sobre el primer hombre que se atreviera a dar un paso hacia ellas cuando una voz hizo que todos se detuvieran por unos segundos.

- Bjondir... estais vivos.

La mercenaria suspiró aliviada pero poco duró su alegría, aquellos hombres habían cambiado el objetivo de su ira y ahora iban directos hacia sus amigos.

- Intenta ponerte a salvo, yo voy a ayudarlos. -Le dijo a Herdis mientras corría para ayudar a Bjondir y a Audun.

Herdis sonrió a Thyra y le dirigio unas rapidas palabras.

-Si podeis reducirlos sin matarlos, hacedlo, ya han muerto suficientes de nuestros hermanos, pero si es imposible, no dudeis en defenderos. Yo os cubrire con el arco.

La Volva empezo a moverse flanqueando al grupo de agresores con la idea de separarse y ganar distancia para sacar provecho de su arco.

Mientras los guerreros se acercan, Bjondir intento de nuevo persuadirles. - ¡Deteneos os digo, si no quereis haceros daño! No es que tuviese miedo por un combate, era el hecho de luchar contra sus vecinos, los miembros de la aldea a los que supuestamente estaba intentando ayudar.

Pero no parecía que con ello fuese a conseguir mucho. Agarrando con fuerza su enorme hacha y poniendose en posición defensiva, se preparó para lo peor mientras pensaba: Maldito Vagn, esto lo pagarás con tu vida.

Audun reaccionó rápidamente y cambió su arma por su apreciado instrumento. Comenzó a entonar con voz de falsete. Sus dedos acarician suavemente con delicado tañir mientras sus palabras parecen brotar en una extraña cadencia de acordes disonantes que van sucediéndose en un tempo cada vez más acelerado.

Las armas rechinan cuando bjondir tiene que defenderse de los primeros golpes, sus musculos se tensan para descargar con furia a sus enemigos, mientras que Thyra se acerca con su arma desenvainada con su mirada gris que indica que alguien debe morir esta noche...

Pero entonces Audun canta, su melodia es tan dulce y sus palabras son tan sabias, que incluso los guerreros teneis que soltar las armas, vuestros atacantes os miran atonitos para poco después cerrar los ojos y dormirse, en la trifulca pasa cuatro partes de lo mismo, de los 45 supervivientes todos caen en un sueño tranquilizador que por la fuerza que le ha insuflado Audun durara bastante. La calma ha llegado de nuevo en el campo de batalla.

El scalda suspira aliviado.
- Hemos evitado derramar sangre inocente.
Audun contempla la cincuentena de cuerpos que yacían dormidos.
- ¿Qué hacemos con ellos?

-Bravo, Audun! Gran trabajo! Creo que deberíamos empezar por meterlos a todos a dentro para que no mueran por el frío y atar a los hombres de Vagn por si acaso.

Herdis agarro a uno de los pequeños y empezó a arrastrarlo.

-Mientras tanto, contadnos que os ha pasado. Tuve una vision en la que caminabais derechos a una trampa.

- Los dioses han sido misericordioso - replica Audun - pero mejor despues; sería interesante repartirnos, tú Herdis puedes atarlos mientras los demás metemos los aldeanos dentro.

Por suerte para nuestros guerreros el hechizo era potente, por lo tanto los combatientes están durmiendo el sueño de los benditos y en la casa de Vagn hay suficientes objetos para tenerlos amarrados y sin quedarse en la intemperie heladora. Pero ha pasado ya un buen rato desde que el traidor ha escapado junto con el cadaver de su esposa y sus guerreros más fuertes a saber para que destino. Algo malo va a pasar, pues tiene todos los visos de que Vagn tiene la joya del dvengar y que ha estado jugando contra vosotros para llevar a todo el resto del Thing a su destrucción (junto al resto del pueblo)...

- No nos demoremos y busquemos a este traidor - exclama el scalda esperando que no sea demasiado tarde - por Thorr que ese maldito debe perecer bajo el acero de la justicia.
Sin esperar corre hacia la última dirección en que Vagn, les llevaba la ventaja pero llevaba carga lo que relentizará su huida.
- Vamos - apremia el músico

Sudaba por el esfuerzo de mover los cuerpos para después atarlos, pero por lo menos de esa forma no los condenarían a una muerte segura en la intemperie con el frío que hacía. Una vez que todos los aldeanos estaban a cubierto la mercenaria se detuvo sólo unos segundos a descansar antes de volver a ponerse las pieles para ir en busca del traidor.

Siguió al scalda hasta el lugar donde habían visto por última vez a Vagn y desde allí intentó buscar su rastro. El tiempo corría en su contra y necesitaban encontrar al traidor cuanto antes, seguramente él tenía la joya y eso era muy peligroso para todos, tenían que recuperarla como fuera.

Herdis siguió a los guerreros por la nieve helada hasta donde Audun los guó. A partir de allí había que ocnfiar en la destreza de sus compañeros pero Herdis estaba segura de que un rastro en la nieve no debía ser muy difícil de encontrar y seguir. Sobretodo porque, allá a donde fuera Vagn lo habrían seguido sus hombres.