Caminaron durante muchas horas, intentando alejarse de la sombra de la torre del Nigromante, un mal sitio sin duda en el que buscar cobijo. El bosque en esa zona estaba lleno de telas de araña que se entrelazaban en los árboles y curbían el hueco entre estos, desde la copa hasta las raices. Estos carecían de hojas, aunque su buena altura y su sombrio talante llenaban de sombra el angosto sendero por el que Enelya y Eothur caminaban pesadamente, esquivando raices molestas en el suelo y piedras que dificultaban el camino. Pronto escucharon algo, un ruido delante de ellos. Como una voz ruda de varias personas y un sonido seco de golpes en madera.
Ando con algo de dificultad mientras pienso no me agradan las telarañas, lo mejor será andar con un extremoso cuidado, al oir las voces delante nuestro, freno a Eothur y lo llevo rapida pero sigilosamente a un lugar donde escondernos, pero un lugar seguro, lejos de las telarañas mientras vemos quienes son los que se nos acercan.
Las voces y el martilleo provienen del mismo camino, unos metros más alante tras una curva cerrada que el camino hace.
Eothur se detuvo y con un gesto pidió silencio.
Creo que lo que se escucha allí adelante son enanos... Dijo extrañado. ¿Qué haran los enanos en un bosque? ¿O acaso me están fallando los sentidos...?
Miro a Eothur extrañada y respondo en voz baja Enanos?, hombre, me hago la misma pregunta tuya, que hacen enanos acá?... Lo único que se, es que oimos lo mismo
Creo que será mejor acercarnos sin hacer mucho ruido y tratar de no alarmarles. Puede que de ser enanos, anden buscando lo mismo que nosotros. Respondió en voz baja.
Te diria que sería una buena idea, el dilema es que soy una elfa y ya con eso basta para alarmarles a ellos
Puede que les alarme, pero si les decimos que venimos para ayudarles y les hablamos sobre su perdida puede que entren en razón. En extrema necesidad un enano olvida sus prejuicios. Le dijo mostrando una calidad sonrisa.
Me quito mis armas y se las doy a Eothur mientras le digo Puede sevir, pero te toca hablar a ti primero y tener mis armas, ya que si ellos me ven armada puede ser algo contraproducente, además pues seguramente sabes que por este bosque hay elfos y son los más asociales de todos nosotros; aunque bueno, yo soy una de ellos pero me crie en otro lado así que no tengo mucha actitud; en fin, si tu sabes sobre los elfos de este bosque, es obvio que ellos también lo saben y bueno...
Eothur recogió las armas y las guardó a su espalda. No te preocupes, sonrió, yo les hablare.
Después andando despacio se acercó a uno de los árboles que estaban en la parte cerrada de la curva, para intentar ver sin ser visto y confirmar que se trataba de enanos. Después hizo un gesto a Enelya para que lo siguiera y saltó al camino andando con tranquilidad.
¡Buenos días tengan señores viajeros! Dijo con voz alta y clara, mostrandose tranquilo.
Efectivamente se trataba de un grupo de enanos, estaban arreglando una carreta a la que se le había salido la rueda y parecían haberles escuchado, ya que estaban con sus martillos y hachas preparados para defenderse de ser necesario.
Salgo detras de Eothur con mis manos donde las puedan ver y sepan que no haré algo malo, ya que por ser elfa desconfian de mi. Digo en voz alta, clara y amable Buenas noches, caballeros.
Buenos son, desde luego, o así lo parecen. Îbal a su servicio.¿ Puedo suponer que vosotros, viajeros, sois un hombre de pelo amarillo, de la tierra de Rohan y una bella dama élfica viajando juntos?-Pregunto cortesmente, haciendo una gran reverencia.