Partida Rol por web

Dos tentáculos de oscuridad surgieron de las sombras que proyectaba una de las sillas. Los tentáculos eran de una oscuridad sólida como el petróleo, no eran simples sombras, y parecían absorber la luz que incidía sobre ellos. Los dos zarcillos de oscuridad avanzaron hasta la niña sujetándola por el cuello levantándola en vilo. Veamos de qué está hecha esta criatura. No está hecha de oscuridad aunque su origen es la oscuridad. ¿Huye de la luz como nosotros? ¿Le tiene miedo a algo? Los zarcillos lanzaron a la niña contra el suelo y volvieron a replegarse en las sombras de las que habían surgido. Lo único que me gusta de esta criatura es que es capaz de irritar a Arikel.

Arikel se había calmado al abofetear a la esclava y pagar su frustración con ella, y ahora solo tenía el carácter ligeramente agrío. Observó con indiferencia como LaSombra se entretenía usando sus poderes de manera innecesaria e inútil con la alimaña de Verddatha, pero cuando habló de cómo le gustaba  que la niña la irritase, soltó una carcajada sarcástica llena de desprecio.

Clavó la mirada en la niña, que ya se levantaba tras el ataque de LaSombra, e impuso su voluntad en ella. Verddatha no mentía; que sencillo era controlarla. Con solo pensar la orden, la niña se abalanzaba sobre LaSombra, abofeteándole y arañándole, e incluso le dió un par de tirones de pelo. Arikel se limitó a terminarse la copa de sangre antes de dejarla caer al suelo y marcharse de la sala.

Algo en su interior se revolvía ante el sabor de victoria que empezaba a disfrutar Verddatha. Bien podría ser descrito como los turbulentos destrozos de una envidia espesa y oscura. La Bestia en su interior se regocijaba de ello, la alimentaba y divertía, como con cada cosa que supusiera una oportunidad para salir de paseo. Con eso, no podía tener otra cosa que no fuera una opinión sesgada hacía la opción criatura... Única y exclusivamente porque venia de la cabeza de quien venía. Y quizá, quien conociera mejor de sus sombras interiores, supiera ahora mismo sus verdaderas razones.

Si Verddatha hubiera tardado algo más en abandonar el lugar, quizá le hubiera saltado encima, con todas sus consecuencias. Pero la copa que aun se sostenía en su mano pagó el pato. Quedando abollada y maltrecha bajo su puño... casi tan maltrecha como la de Arikel al conocer el tacto del suelo. Parecía que de frustraciones iba la cosa.

Ravana no hace mucho más que abandonar también la estancia entre farfullos interiores y nubes de rabia. No sin antes apreciar lo único divertido que ha aportado aquel bicho hasta ahora: el ataque hacia LaSombra.

La reunión no dejó indiferente a nadie. Mientras que unos parecían sentir curiosidad por la criatura, otros la despreciaban, o simplemente querían destruirla. Ya podían ser las razones la envidia a Verddatha o solo contrariarlo, esa cosa no era buena cosa. Aquel fue un comienzo  de un proyecto prometedor y con mucho potencial para el Ventrue.

Aquel ser se dejó hacer, como bien había dicho Verddatha eran muy manejables. Tanto que Lasombra sintió los arañazos, los tirones y la lengua de aquella cosa acosándole en sus propias carnes. Incluso tiempo después de que Arikel se hubiera marchado, su influencia seguía sobre él.

Puede que no fuera tan mala idea tener aquellas marionetas. Puede que fueran desagradables, pero no la peor de las ideas… Y si la idea resultaba mal, ¿qué ocurriría? ¿Qué culparían a Verddatha ante Caín? Eso tampoco sonaba tan mal para algunos. No iban a pagar justos por pecadores, aunque en aquella reunión ni Saulot fuera tan santo como quisiera creerse.