Partida Rol por web

- Mucho gusto, mi nombre es Lisa, y el tuyo.

Un año viviendo en un barrio lleno de italianos hacen estragos en cualquier ser inteligente.

Mathwolch Fionn, de Dublin.

La agarro por la cintura, sin intenciones, pura cortesía para acercarse, y le doy dos besos, uno en cada mejilla.

Después me doy cuenta de lo que he hecho y me pongo rojo como un tomate.

Ups... lo... siento... últimamente sólo trataba con italianos... digo... italianas... o sea... gente de italia... vaya... eeh...

Al igual que tú, la chica se pone roja y agacha la cabeza. Pero tus balbuseos se interrumpen por una violenta irrupción. No sabes de donde, pero una cola gruesa como erl brazo de un adulto te pega en el pecho y te lanza al suelo. Entonces te ves enfrentado a una criatura fea como no as visto antes, cuadrupeda, piel gris verdosa, orejas puntiagudas, cara de mono, boca inmensa llena de colmillos, ojos brillantes y la cola ondeando como un látigo.

El ser gruñe y te muetra los colmillos como si fuera a atacarte. Tras de él ves a la chica pelirroja te miraba con cara de susto.

¿Más bestias? ¿pero no teníamos ya suficientes por hoy?

Observo lo que hacen los de mi alrededor. Me pongo defensivo y me transformo en glabro.

¿Y tu que eres y que quieres?

Mirando al resto:

¿Los irlandeses de Nueva York solo sabeis solucionar las cosas de una forma?

Todos miraban la escena con preocupación. No obstante, una atractiva mujer de unos treinta años llega de otra habitación y sanja la situación. Primero se acerca al perro y le dice:

- Calma, pequeño, el solo intentaba ser amable con tu ama, de una forma tonta, pero sin mala intención.

Después se para frente a ti, evitandole el paso a la bestia y dice:

- Tu debes calmarte también, galan. Por otro lado, no deberías hablar mal de las italianas. Quizá no seamos como tu santa madre irlandesa, pero teniendo un par de estas es dificil ser santa.

Al decirte lo último, la mujer se aferra sin podor los senos y los mueve provocativamenten.

Viendo que la gente se lo mira (y supongo que riendose un poco de mi), me relajo un poco... y vuelvo a homínido.

bueno... esa cosa me ha gruñido mucho... y no ha sido el mejor día de mi vida ¿sabes?... entro en un ataque de cólera y ¡¡por todos los santos!! no he hablado mal de las italianas... viendo como se agarra los pechos me baja la cólera y empiezo a bobaliquear (?) sólo... de sus costumbres... que no son las nuestras... almenos.... las... de... irlanda.... ¡¡basta ya de eso!! ¡¡me pones nervioso!!

Y me pongo otra vez como un tomate.

De hecho nadie se está riendo, pero una sonrisa condesendiente en sus rostro era más que suficiente. McLeud le dice a la mujer italiana, a la que llama Silvia, que te acompañe a una habitación para que descances, pues has tenido un día, seguramente, horrible. La mujer te guía por la casa, contoneandose descaradamente mientras camina delante de ti. te lleva a una habitación y, antes de dejarte ahí, te dice:

- Puedes descansar aquí guapo. De todas maneras, la habitación de Lisa se encuentra en la otra ala de la casa, así que si necesitas algo, galan, me lo piedes a mí.

No tienes tiempo de responder nada. La mujer cierra la puerta y se retora. dejandote solo en la habitación. Había una cama que parecía cómoda, por lo que te recuestas un arato a reposar y, sin proponértelo, tu cansancio hace que te sumerjas en un profundo sueño.

De pronto ya no estás en esa habitación donde dormías, sino parado sobre una alta muralla que daba a un bosque. La muralla era muy larga, se extendía de este a oeste tanto que tu mirada no alcanzaba a ver ni el principio ni el fin. De pronto, entre los arboles del bosque, ves que se mueve una multitud de criaturas horribles. Se trata de fomores, danzantes y otras cosas horribles de las cuales no conoces el nombre. Se acercan con la intención de atacar la muralla y tú sabes que no podrán resistirlo.

En ese momento despiertas y estás nuevamente en la habitación. Sientes un escosor en el hombro, como si algo te hubiera quemado, pero eso solo dura un instante. Afuera suenan voces, al parecer algo importante ocurre en la casa.

Me despierto.

La cabeza no acaba de estar en su sitio. Ese sueño era muy real.

Oigo ruidos en el exterior. Parece que ya estan todos levantados.

Miro el reloj.

Busco un lavabo en el cuarto para asearme un poco y remojarme la cabeza, a ver si me despierto, mientras intento escuchar lo que dicen.

Poco a poco me despierto y sabiendo o no lo que decían me dirijo hacia dónde están los otros.

Te das cuenta que has dormido casi por tres horas y cuando pegas la oreja a la puerta alcanzas a oir que alguien a traido a una chica con su hijo a la casa. Se trata de una fianna, como tú, y fue atacada a traición en su casa.

La curiosidad es más fuerte fuerte que tu prudencia y sales para ver si puedes averiguar algo más. Las voces te guían hacía una sala, y cuando te asomas a la puerta, una chica de color de tan solo unos 15 años se planta frente a ti, te extiende la mano y mirándote fijamente, te dice:

-"Soy Kawana Wukengi, de los Ndembu. El Hijo de Exu me ha encomendado reconcocer a los elegidos para que renazca la Vieja Alianza... tú eres uno de ellos, llevas la marca del dragón."

Sin aún estar despierto del todo esto es demasiado para mi. Parpadeo durante unos segundos.

Mi nombre es Mathwolch Fionn, encantado...

le cojo la mano.

Mientras me recupero, voy recapacitando sobre lo que me acaba de decir.

¿Has dicho que alguien te ha enviado a restablecer una alianza?¿que YO soy uno de los elegidos?¿la marca del dragón? necesito un café y seguimos charlando... creo que el viejo Milles se olvidó de explicarme algo...

Intento ir a alguna parte, pero como no sé donde está nada, le pregunto:

¿Sabes donde hay café?

Kawana parece que ha logrado descolocar a O'Ryan, pues ahora mira confuso a cada uno de los supuestos marcados por el dragón. Como para poner orden a todo esto, les dice a todos:

- Quizá debamos discutir esto de las marcas con más calma. Por favor, acompáñenme a mi estudio y hablaremos de eso.

Sigo a O'Ryan hasta el estudio, mientras busco la cocina, o una cafetera llena.

Parece que esta sabe lo que hace, o algo parecido. Almenos creo que me darán más información sobre mi mismo de la que yo tengo... Y eso de la alianza... ¿tendrá algo que ver con el sueño ese tan raro? Milles ya me avisó que los garou tienen tenemos una especial afinidad para tener visiones y sueños proféticos... pero no me esperaba esto...

Me acerco a Silvia y le pregunto:
Perdona... ¿podrías decirme dónde se puede hacer té o café? creo que esto va a ser largo y difícil y necesito despejarme...

Antes de ir a la cocina, Kawana te da la mano y de pronto te sientes mucho más calmado, como si enrealidad esa extraña noche fuera solo una anecdota. En la cocina no solo estaba Silvia, sino tambien a Lisa, la hija O'Ryan, quien esta con esa bestia que te atacó y un chico de no más de 5 años.
Al verte, Lisa se pone roja como un tomate y su bestia te gruñe desconfiado. En tanto Silvia te dice:

- ¿Un café, galán? ¿Creía que los irlandeses preferían la cerveza. De todas maneras sobre la mesa esta la cafetera. Si quieres te preparo uno.

Silvia fue especialmente sugerente en su ofrecimiento, lo que hizo que Lisa volviera a ponerse roja, pero no de vergüenza.

Vaya... no sé qué has hecho, pero gracias, Kawana. Me siento mejor. Igualmente iré a por café... Sonrio Creo que lo necesitaremos y no podemos depender siempre de ti.

Una vez en la cocina sonrío a Lisa y miro al bicho gruñidor con cierto recelo.

¿Realmente, qué papel tienen aquí?¿y esa cosa que no para de gruñir?¿qué es? cuando tenga un momento debería contactar con Milles...

Ignorando parte del comentario de Silvia respondo en tono serio:

La cerveza es para las fiestas. Y creo que esto no va a serlo... De pequeño tomaba té para situaciones como estas, pero últimamente he aprendido a hacer café italiano. Es mejor que el nuestro.

Ya que estoy aquí aprovecharé el viaje, si me dejais una bandeja llevo tazas para todos.