Tras el susto inicial por mi mala ejecución en una momento crucial como aquel, y una vez comprobé que no había consecuencias negativas inmediatas, ya preparado, aunque aún con el temor de que en cualquier momento se pudiera desencadenar una catástrofe por las energías mal canalizadas, apunté con la espada a un centímetro del cuerpo de Sixto e intenté darle la vuelta solo con el pie para comprobar si seguía vivo, mientras me cubría la boca con todo el brazo. Ante la más mínima saldría corriendo de allí. Solo esperaba que el hechizo funcionara contra la criatura que había asesinado al cura.
La cabeza te da vueltas, el estómago lo tienes revuelto, lo último que recuerdas es levantarte lleno de odio por las palabras sagradas con la navaja en la mano yendo en dirección al pater Próculo, después de eso no recuerdas nada más. Tocas algo con la mano te das cuenta que es sangre, estás en un charco de sangre. El pater Próculo está con la cabeza prácticamente separada del cuerpo tendido al lado tuyo.
Sientes que te están dando toquecitos con el pie, como queriéndote dar la vuelta. Es Vasco que con la cara tapada con una mano y enarbolando su espada con la otra, trata de moverte con el pie.
Estás muy mareado y confuso, tienes un malus de un 35% a todo lo que hagas en 1 hora.
Esperamos tu posteo, para poder seguir.
Mu´tamid sonríe, pero de puro nervio.
-Señor, no entrie ahora, il siñor don Diego, qui es el nioble al qui perteniece este caballio está tratiando asuntos con Don Próculio. Ambos han dicho quei no si lis molestie. Son cosas santas.Quédiese aquí habliando conmigo si quiere haser tiempio.
"que no entre, que no entre, que no entre, que no entre..."
Me siento en la cama para intentar hacer memoria y volver en mi. todo em da vueltas, y no recuerdo nada.
Al final toda mi precaución había sido innecesaria, y además me había perjudicado para casi todo el día que teníamos por delante, pero yo siempre prefería ser precavido, y en este caso estaba más que justificado, después de que Sixto asesinara al cura, o lo que fuera que lo poseyera.
Envainando la espada, asentí silenciosamente a lo dicho por don Diego y me puse en marcha.
Todos salís de la iglesia. Fuera está Mu´tamid hablando con un viejecito que sólo tiene un diente. Cuando os ve se sonrie dejando ver el diente único que tiene en mitad de la encía superior, pero al ver a Sixto chorreando de sangre el gesto le cambia.- ¿¡Pero que pasó en la Iglesia, y Don Próculo se encuentra bien!?- El viejecito sin esperar respuesta y torpeando entra por la puerta de la iglesia gritando -¡Padre, Padre! ¿Se encuentra bien,... que pasó?-
Os dais cuenta como empiezan a aparecer gente que viene a la misa mañanera, extrañados muchos por no oir las campanas.
tomad las mis armas si eso os da paz.
¿ que paso con el cura y su sangre?
Bien Don Vasco le hago custodio de las armas , suba ya a mi montura Sixto le cuento por el camino.
Motivo: Montar
Tirada: 1d100
Dificultad: 75-
Resultado: 37 (Exito)
Si veo que el camino hacia las afueras es ancho y hay poco tránsito espoleo a mi montura hasta salir del pueblo. Para ir a trote ligero después estando alerta de que no nos siguen.
-Está bien, por esta vez -dije, aceptando llevar a Mutamid en la grupa, ya que debíamos estar prestos a la huida después que el viejo descubriera el cadáver de Próculo-. Te explicaremos todo una vez estemos más seguros -le dije a Sixto.
Después tomé las armas que Sixto me entregaba y espoleé a mi montura siguiendo a don Diego.
La cara de Sixto y las prisas de los otros dos, junto con no contestar al viejecito por Próculo asustaron a Mu.tamid. Rápidamente aceptó la mano que Don Vasco le tendía para subir al caballo y se agarró lo fuerte que pudo.
Que demonios habrá pasado ahí dentro.
Espoleais los caballos y salís al trote del pueblo, mientras vais cabalgando veis como algunas personas se dirigen a la iglesia, algo pasa no es normal que a estas horas no hayan sonado las campanas de la iglesia. Vosotros no mirais atrás y seguís a trote ligero hasta salir del pueblo. Ya en las afueras del pueblo acertais a oir las campanas de la iglesia, que repican con un soniquete que no es habitual, sin duda es una señal de alarma, segúramente hayan descubierto a Próculo y su desgraciada circunstancia.
Seguimos en escena4.