Partida Rol por web

Tu jefe te ha despertado en mitad de la noche para que te ocupes de un asunto. Probablemente la prensa se interese, y aunque se intentará evitar, el que una mujer se encargue del caso dará buena imagen al departamento frente a la opinión pública.

Ya en el coche patrulla que ha venido a recogerte, el sargento García te pone al día rapidamente. Él es tu compañero en este caso, al menos el jefe te ha dado esa ventaja. García es un hombre de unos 40 años, veinte años reciñen cumplidos en el cuerpo. Experimentado y curtido por el servicio. No hace mucho que está en homicidios, pero es n agente muy competente. Su veteranía, y su simpatía hacen que sea tu compañero preferido. No te trata mal por ser mujer y te ha sacado ya de varios aprietos. y lo que es muy importante suele conseguir librarte de mucho papeleo.

- Bien, cómo te decía, tendremos que tratar esto con discreción, pero no va a ser fácil. El samur avisado por unos vecinos llegó a la casa de la mujer. Bueno, a la casa dónde estaba porque ni era suya, ni había nada suyo en ella, he puesto a un par de chicos a que avriguen todo sobre ese piso. La mujer, japonesa por cierto, no tenía ninguna identificación y estaba desnuda cuando el samur la encontró. Estaba moribunda, así que se la llevaron sin esperarnos a nosotros. Espero que no hayan jodido el escenario. La mujer tenía un fuerte golpe en la cabeza, y ha mueto en el quirófano. Ahora te llevo al hospital para que hablemos con el médico que la atendió, nos dará lo que pueda hasta que tengamos el informe forense.

García se enciende un cigarrillo y bajando la ventana, saca el brazo por fuera.

- Por cierto, te sienta bien el despertarte en medio de la noche.

Si fuera otro le mirarías raro, pero en García es normal esos chascarrillos y piropos cuando estais solos. No quiere nada, lo sabes, solo sois buenos amigos. Él está casado, y tú conoces a su mujer Sara, pero es un tío amable y atento, además de muy buen policía.

Susana contesta a García con la mejor de mis sonrisas

- Que mal mientes García. Sara debe estar encantada con este pequeño defecto tuyo. De todas formas, se agradece el cumplido.

Susana aprovecha para revisar mentalmente los datos que García le ha trasmitido. La cosa no pinta bien. Una japonesa sin identificar muerta; un escenario del crimen destrozado por el Samur; los vecinos que avisaron estarán deseando contarlo a todo el que se acerque.

Rápidamente su cabeza empieza a funcionar, parece que García no estaba tan equivocado y el despertarse en mitad de la noche no le ha sentado mal del todo.

- Espero que te hayas tomado un buen café, me parece que tenemos que hacer muchas cosas antes de que amanezca y esto se convierta en la noticia de apertura de los telediarios matinales.

Mientras García avanza a toda velocidad por las calles de un Madrid vacío, Susana comienza a pensar en los próximos pasos.

En cuanto al escenario del crimen, debería ser nuestra siguiente parada. A Susana le gustaba verlo todo para hacerse un mapa mental de lo ocurrido. Además, hay que interrogar a los vecinos lo antes posible. Sería bueno enviar a alguien para que este con ellos e impedir que entren en contacto con la prensa antes de hablar con ellos.

Por último, espero que los del Samur no hayan cambiado de turno. Me gustaría aprovechar la visita al hospital para hablar con ellos.

Identificar a la chica siempre es importante, sería interesante que alguien se pusiese en contacto con la embajada japonesa, hay que saber quien era y que hacía aquí.

- ¿Sabes quienes están en el escenario del crimen? Hay que avisarles, quiero que incomuniquen a los vecinos hasta que llegamos nosotros. No quiero que hablen con nadie antes de hacerlo con nosotros. De paso voy a aprovechar para llamar a la central. Es necesario ponerse en contacto con la embajada japonesa. A ver si tenemos suerte y conseguimos identificarla. Por cierto, ¿Cómo narices sabemos que es japonesa?

- Hay dos muchachos en la escena, Fermín y Rodriguez, buenos agentes, les diré que lo hagan. Pues lo de japonesa, la verdad es que el único dato que tenemos es que los vecinos dicen que lo es, quizá no sea así, pero es lo que tenemos.

García le da una calada al cigarro mientras gira el volante con una mano para entrar en el parking del hospital.

- Hemos llegado, si quieres voy haciendo yo esa llamada a la embajada japonesa y tú vas entrando. Ahora te alcanzo.

Al bajar del coche mientras hablas con García, ves cómo un agente uniformado sale del hospital y anda hacia la calle. Pensabas que todavía no había nadie de los vuestros en el hospital, pero algunos deben haber ido llegando respondiendo al aviso por radio.

Susana se aleja sonriente del coche pensando en la suerte que ha tenido con García. Siempre se encarga de la parte administrativa y, además, no se puede negar que lo hace muy bien.

Al ver que el agente se aleja de ella, Susana comienza a gesticular, intentando llamar la atención. Al comprobar que aun así no responde, decide gritarle:

- Alto, espere un momento agente. Soy la inspectora Rodríguez.

Es una pena haber tenido que gritar enfrente de un hospital a estas horas, pero Susana no quería que se fuese sin poderle preguntar por la información que haya conseguido recopilar.

Siempre son muy importantes las primeras declaraciones de los testigos. Es de gran importancia ver que dicen antes de que su cerebro, al procesar la información, añada o quite detalles. Muchas veces, son esos detalles los que luego resultan de importancia.

El agente se gira hacia ti, y levantando la mano para saludarte, te grita mientras sigue andando a toda prisa.

- Me acaban de llamar de la central, señor. Debo ir a atender un aviso aquí al lado. He guaradado la sala dónde está el cuerpo hasta ahora. He dejado al médico que le atendió y a un par de bedeles y seguratas.Todavía no le he tomado declaración, se lo he dejado para usted, pero le he dicho que no hable co nadie hasta que ustedes no llegaran. Lo siento señor, debo ir. Ya sabe el teniente como se pone.

El hombre vuelve a saludar sin pararse y sigue su camino.

- Muchas gracias por la información y bien hecho. Ahora marchese corriendo, no vaya a ser que se gane una bronca por mi culpa.

Contenta con la respuesta del agente, Susana se encamina al hospital. Al entrar, se encuentra con el barullo habitual de Urgencias. Se acerca hasta el mostrador y enseña su placa a la bedel.

- Buenas noches, soy la inspectora Rodríguez. Podría indicarme donde está el depósito de cadáveres, por favor.

La señora cincuentona que atiende el mostrador, sonríe, y luego en tono bajo y conspirador te dice:

- Está en el quirófano cinco, la chinita, la que han traído, la que habían matado. No se preocupe, el doctor que está con ella es un buen profesional, ya le he avisado de que vendría.

Mire por ahí viene el doctor Matas. un hombre de escaso pelo, rosotro serio y con gafas se dirige hacia ti, aunque no ha reparado ni en García ni en tí, ya que vais de paisano.

Mientras caminan por el pasillo del hospital, Susana sigue pensativa en lo extraño de este caso.

- La visita al hospital ha sido de lo más inquietante. Por si el caso era poco extraño, ahora se une el "falso policía" y la nota en la mano. ¿Te puedes creer que la chica llevaba escrito en la mano Joan Aymerich R+13?.

Susana observa con atención el rostro de García, mientras salen por la puerta y continúa.

- ¿Qué tal tus gestiones con comisaría?,¿algo nuevo sobre la japonesa?,¿Van a enviar a alguien al hospital para la identificación?

- La verdad es que sí que tegno cosas, y muchas. Todo es muy raro.

García cuelga el móvil por el que hablaba para explicarte.

- Parece ser que el piso donde encontraron el cadaver si era donde ella vivía, lo hemos sabido por los vecinos, porque ni está a su nombre ni hay ningún contrato de alquiler a su favor ni nada. Parece cómo si el piso hubiera sido limpiado para borrar todo rastro de ella, justo antes de matarla. Y cuando digo todo, es todo, incluso de que hubiera vivido allí. Además sobre el dueño del piso no hemos podido averiguar nada. Los chicos le siguen la pista al nombre del dueño por eslovaquia, y por ahí están estacados.

Salís a la puerta del hospital, y García ansioso enciende un cigarro antes de seguir hablando.

- Por lo menos sabemos cómo se presentó a sus vecinos. Asura Takana. No sabemos nada más. Y en a embajada japonesa no tienen constancia de nadie así que esté oficialmente en el país. Ni en las embajadas de corea, china, tailandia, etc. Aunque gracias a los médicos y a los vecinos, sabemos que es japonesa. ¿Tú que piensas, porque a mí me da que hemos topado con algo gordo, querida jefa.

Susana responde a García después de un gran suspiro:

- Tienes toda la razón García, estamos frente a un marrón muy, muy gordo.

La investigación no ha hecho más que comenzar y Susana va asumiendo que sus sospechas iniciales se están confirmando, todo en este caso tiene muy mala pinta. Los caminos de investigación que han abierto hasta ahora, están muriendo antes de aportar nada. Es verdad que sólo han pasado unas horas, pero no es normal que las pistas se vayan cerrando tan rápidamente y sin aportar apenas nada. A ver si la visita al piso y los comentarios de los vecinos aportan algo de luz antes de que den las 9 y llame el comisario preguntando por el caso. Al jefe no le va a hacer mucha gracia que todo este tan empantanado.

- Respecto a lo que pienso, espero que la pista del supuesto policía, la visita al escenario del crimen o las declaraciones de los testigos, aporten algo. Hasta ahora sólo tenemos fantasmas y la marca de la mano. ¿Quién o qué será "Joan Aymerich R+13"?.

Cuando llegan al coche, Susana se sienta en el asiento del conductor y comienza a reírse. García tiene razón, están frente a algo gordo, su instinto se lo dice y ella no va a desaprovechar la oportunidad. Va a demostrar a todos que se merece el puesto que ocupa. Además, tiene al mejor compañero posible, con García a su lado se siente capaz de todo.

- Vamos García, métele caña hasta casa de la japonesa. Vamos a disfrutar un poco de las pocas ventajas que tiene ser policía.

Mientras lo dice, Susana saca la sirena y la coloca en el techo. Conecta la sirena y deja bajada la ventanilla, para que el viento la golpee y le ayude a quitar las últimas trazas de sueño. El ruido de la sirena parece despertar a un Madrid que comienza a desperezarse para encarar un nuevo día.

El fuerte viento que entra por la ventan, frío por la hora de madrugada, ayuda a susana a despejar sus pensamientos. Intenta encajar las piezas, pero todavía hay poco que pueda hacer, cuenta con demasiados pocos datos.

Quizá el piso de la mujer pueda ayudar en algo, pero teniendo en cuenta lo que García le ha contado, es probable que sea otro callejón sin salida.

El piso de la mujer está en una zona de clase media, pisos no muy pequeños, pero nada de lujos. El coche de la patrulla que hay de guardia está aparcado delante de la puerta, así que García y tú, tras mirar que ni siquiera en el buzón correspondiente hay ningún nombre escrito, subís por el ascensor al piso de la japonesa.

En la puerta dos agentes aburridos y adormilados custodian la puerta, y al veros, aunque a tí no te reconocen, sí a García, con lo que se cuadran y saluda. Son los dos jóvenes y todavía les queda algo de la academia.

- Señor, sin novedad.

Dice el cabo.

El viaje en coche ha ayudado a despejar a Susana y le ha borrado todo rastro de mal humor. Sólo se arrepiente de no haber aceptado el café del Doctor Matas, ya va llegando la hora del desayuno y su cuerpo comienza a exigir su dosis diaria de cafeína.

- Buenos días, el sargento García y la inspectora Rodríguez de homicidios.- Dice Susana mientras enseña su placa y no puede evitar sonreír al ver las caras adormiladas de los dos agentes.

- Pueden informarnos de lo ocurrido desde su llegada. Además, nos gustaría interrogar a los vecinos que alertaron al samur.

Antes de que el agente pueda responder, de la puerta del piso de al lado del que los agentes custodian, se oye un grito, y la puerta se abre de golpe, dándo contra la apred del interior del piso, y un hombre vestido con traje sale del interior corriendo, al veros parece sorprendido y acelera su carrera intentando llegar a las escaleras.

De dentro del piso se oyen gritos de alarma y las luces se ecienden, un chico joven, parece herido en el salón al que da directametne la puerta de entrada del piso.

Además por si todo de golpe fuera poco, dentro del piso de la japonesa, el teléfono comienza a sonar.