Termino de apagar la última luz y me acerco a la garita del guardia de seguridad. Siempre tuerzo el morro ante su costumbre de poner la televisión a suficiente volumen como para que la oigan los del resto de facultades, pero por esta noche, el los comentarios vacuos de los locutores de deportes me parecen una bendición, un pequeño lazo de unión con la realidad que esta noche estuve a punto de perder. Asomando la cabeza ligeramente, digo, en voz alta, para que pueda escucharme:
-Oye, yo me marcho. Ya te quedan las luces apagadas.
Aunque solo tenga la luz de la tv..¿puede verse algo o alguien en la garita?
La garita del guarda, en la penunbra iluminada por al intermitente luz de la pantalla, parece vacía al principio, quizás el guardia esté dando una vuelta en su ronda, pero luego al fijarte bien, cuando la televisión da algo más de luz, ves que al fondo de la garita, el guardia está hecho un ovillo, tirado en el suelo y mirando a la pared.
Tira descubrir
Otro fracaso...Menuda racha llevo..
¿¡Pero a este que le pasa!?
Al ver al guardia en esa posición, lo primero que pienso es en un derrame cerebral...no quiero atreverme a pensar que alguien haya entrado en la facultad y le haya hecho algo. O peor, que ese "alguien" todavía siga por ahí...
Entro en la garita y me acerco a él.
Al acercarte, ves que no está inconsciente, sino temblando echo un ovillo en el suelo cara a la pared. Susurra algo initeligible, que al acercarte te parece entender en palabras sueltas:
-...luz...hermoso...flores...
El guardia parece estar en estado catatónico, y no reacciona a tus palabras ni aunque le sacudas. Parece sufrir un fuerte shock por algo.
Jajaja, que gafe de tirada, tira escuchar.
En la garita el olor a flores también es fuerte sin embargo según te acercas al hombre parece ir desvaneciéndose en el aire.
Ah, y puedes volver a tirar para reconocer el olor, o asociarlo con algo.
-¿Qué luces dices? ¿Donde están las flores?
Inutilmente, intento razonar con él, a la espera de que en su shock intente recordar lo que le ha provocado ese estado.
Ese olor de nuevo...¿por qué jazmín? Intento recordar con qué podría estar relacionado hasta que me parece oír algo a mi alrededor.
Bueno, con esa tirada de escuchar, como mínimo tengo que haber oído el concierto de ópera de Salzburgo..sin usar radio XD. Los primeros éxitos de mi partida, ya era hora.
Quizá no sea anda, pero por fin a la memoria te viene a la cabeza que el olor a flores anuncia la presencia de un angel o espíritu bueno en muchas culturas.
Tras recordar el dato, un ruido detrás tuyo que viene de la puerta de la facutad que hay a varios metros de ti te llama la atención.
El olor a flores se desvanece rápidamente, y al volverte, ves como al otro lado de la puerta hay un hombre de traje, alto y fornido, con un arma en la mano. Nunca has visto un arma más que en la tele o guardada en la cintura de un policía, pero viéndola en la mano del hombre el miedo te atenaza.
El guardia no parece reaccionar a nada de lo que le dices, y finalemnte parece perder la conciencia.
El hombre te ve en la garita, y levanta el arma apuntando hacia ti, cuando llevándose la mano a la oreja, parece parar a escuchar algo, probablemente algún trasmisor que lleve en la oreja, y sale corriendo perdiéndose en el campus.
Un arma...tiene un arma...Mientras el hombre desaparece en el campus, recuerdo aquella voz fría que escuché en el teléfono ¿sería este su dueño? El pánico se apodera de mí y llego a olvidarme de ocuparme del guarda de seguridad. A fin de cuentas, no parece tener ninguna herida grave..solo está en shock..., intento justificar mi cobardía.
Dentro de la locura de la situación, intento mantener la calma. El tipo de la pistola parece haberse marchado, quizá lo avisaron para torturar más mujeres asiáticas, pienso sarcásticamente. De todas formas, parece haberse detenido en lo que iba hacer, y lo mejor es buscarle ayuda al pobre encargado. Desde el teléfono de la garita (estoy demasiado nerviosa para ponerme a buscar nada en el portafolio), marco el 061 con intención de conseguirle atención al guardia.
Mientras espero, miro los pasillos oscuros que se pierden a lo largo de la facultad.
Si ese hombre vuelve..está oscuro, y conozco bastante bien la zona..Tal vez podría despistarlo y marcharme...
Bueno, si la noche transcurre algo más tranquila de lo que ha sido, y los del samur recogen lo que queda del guardia, seguramente me vaya para casa.
La noche recobra su normalidad en cuanto los servicios de emergencia llegan a la facultad. El Samur se lleva al guardia, y la policía te toma declaración y te dice que mañana te llamarán para que acudas a comisaría a completar tu declaración y a firmarla. El propio rector te llama por teléfono avisado por las autoridades y te obliga practicamente a que mañana et tomes el día libre y descanses.
Cuando todo parece terminar por esa noche, un coche patrulla te acerca a casa y te lleva hasta tu piso, donde te dan las buenas noches y uno de los agentes te da su número personal por si necesitaras algo.
Cuando la puerta de tu partamento se cierra a tu espalda, todo se reproduce de nuevo en tu cabeza, y agotada te sientas en el sofá.
Cierro los ojos mientras todas las imágenes de la noche se superponen una tras otra en mi mente...sobre ellas, una extraña idea parece superponerse. Algo sacado de mis recuerdos o mis estudios...La caja de Pandora Pandora, la mujer cuya curiosidad cambió el mundo. Pienso en la llave que aquella niña me dio ¿seré yo una nueva Pandora? Sin embargo, no puedo vencer la curiosidad, saber qué es lo que encierra esa pequeña llave.
Un día libre...mañana...me pasaré por la estación, pienso, antes de que el sueño me venza