Pero Ashler no estaba por la labor.
Abrió la lata de aluminio en su totalidad, y la blandió cogiéndola con las dos manos. Frotó la lata, y de repente, el metal adquirió un brillo rojizo, abalanzándose encima de uno de los enfermeros, y empujándolo contra la pared fuera de la habitación.
El hombre, seguramente versado en las artes del combate, se echó hacia un lado y esquivó sin problemas la embestida del Sidhe. El otro, viendo el flanco de Ashler desprotegido, sacó su vara de seguridad e intentó arrearle con ella, pero no contó con que el Leanhaun era un Caballero juramentado de la Corte Oscura, y por lo tanto, entrenado en fistas.
- ¡Thomas! - gritó Chapman desesperado. - ¡Ayuda!
Invocando el poder de su Glamour, cerró los puños y movió los dedos rápidamente. De repente, se sintió más ágil y esbelto. Listo para la batalla.
Chapman sonrió levemente, y ordenó.
- No.
Y entonces, fue como si toda la magia invocada por el Sidhe se rompiera en pedazos, y una brisa de desilusión y desesperanza barrió todo el ambiente. Cuando Ashler pudo mirar a su alrededor, estaba en un pasillo de paredes verdes con muchas puertas distintas. De él, salió un pelirrojo que había hablado con él... En... ¿Cuándo? Daba igual. Lo más importante es que tenía una pistola en la mano, que no dudó en usar contra el changeling.
Un dardo salió disparado para estrellarse contra su brazo. El Sidhe se temía lo peor, pero en contra de lo que creyó, se mantuvo sobrio y alerta, así que el veneno o el somnífero no había hecho efecto.
El enfermero al que intentó aniquilar le atacó de nuevo con su porra, pero una vez más, Ashler se anticipó a su movimiento y se echó contra la pared. Pero por eso, provocó que el otro enfermero le acertara en el costado con su vara. Pero lo peor no fue el golpe. Lo peor fue la descarga eléctrica que lo tumbó al suelo.
- Llevadlo a la habitación. - oyó Ashler decir a Chapman antes de caer inconsciente...