Habib también vigiló en silencio. Estaba cansado, pero todavía había mucho camino y posibles peligros.
Una vez Zulf hizo el trabajo sucio, avanzaron. Agradecía la luz y el débil sol en el rostro. El frío era más duro en la oscuridad.
Sus pasos les llevaron a un valle y a una extensión grande de algo azul.
Aquello es agua o es un espejismo? Señaló al lago. Nunca había visto uno.
La ciudad de los elfos estaba cerca. Había esperado tanto que ya no sabía que imaginar de esa ciudad ni de sus habitantes. Serían bajitos como los enanos? O serían completamente diferentes? Fuera como fuera, se alegraba de poder llegar por fin.
Ey, supongo que subís de nivel, no?
- Agua. Que va a ser? - contesta el enano sin entender la sorpresa de ya-no-tan-desconocido - Y supongo que tras ella veremos a los elfos, y venderemos estas pieles - en la voz del enano se detecta algo de pena. Probablemente ha disfrutado mas del viaje que las espectativas que tiene sobre el destino
Sin embargo, más allá del tono de sus palabras sus piernas siguen moviendose sobre la nieve, avanzando a paso lento, pero firme y seguro - Pero para ello deberemos terminar de llegar -
Bueno, parece que acabó el combate (y mi furia, van dos, me queda 1 disponible en el día)
Y si, por lo menos en mi caso subo de nivel
Tras desollar y guardar las distintas partes aprovechadas del dragón, Zulf se puso en marcha, ahora que Zybax ya no parecía tan exultante de energía ni animoso.
A los pocos pasos con el crujir de nieve bajo sus pesadas botas ya regresó la familiar sensación de los días precedentes a la llegada al laberinto, con las piernas entumecidas por el frío y el sudor corriéndole por la espalda por el esfuerzo.
Andaba en silencio, tanto por guardar energías como por el vagar de su mente. El principal motivo por el que se ofreciera voluntario era para encontrar a su hermano, pero este ya estaba más allá de sus posibilidades. Pero aún estaba en sus manos el llegar junto a los elfos y restablecer el enlace comercial con ellos para que así las dos comunidades pudieran medrar en este mundo tan hostil... eran, posiblemente, la única posibilidad para su comunidad de seguir luchando para vivir.
Con estos pensamientos en la mente escuchó las palabras de Habib y Zybax, a lo que solo añadió un escueto gruñido de asentimiento a las palabras del enano antes de reanudar la fatigosa marcha.