Partida Rol por web

Un monstruo enorme, completamente formado de hielo golpea a Rulf, quien intenta detener el enorme porrazo con tu espada, el porrazo lo envía lejos y intenta levantarse tambaleándose... está muy malherido y apenas puede sostener la espada. La antorcha del suelo, en contacto con el hielo amenaza con apagarse en cualquier momento y tú con apenas fuerzas terminas de subir por la cuerda llegando al largo pasillo obstruido por el gélido monstruo

A duras penas el pícaro consige escalar el obstaculo cuando se encuentra con una criatura que obstaculiza el camino de salida. Rulf esta en el suelo malherido - Rulf como te encuentras - pregunta este preocupandose por el estado de Rulf. Seguidamente ve como la luz se atenua y comprueba que la antorcha esta a punto de apagarse al estar en contacto con el suelo helado, entonces decide coger la antorcha antes de que se apague y amenazar al enemigo con la antorcha para intentar que no se acerque.

Rulf parece más asustado por el movimiento de la antorcha que el monstruo que se mueve como si no hubiera nada a su alrededor - ¡ Si la sigues agitando se te apagará ! - Tenía razón, le habíais dado mucho trote a la antorcha y ya apenas era un jirón con poco aceite a punto de apagarse, y cuando eso sucediera te verías en la más absoluta negrura.

Rulf agarra fuerte la espada y con ambas manos golpea la cabeza del monstruo haciendo saltar esquirlas por todos lados y abriendo una grieta que prácticamente le abre la cabeza en dos... el monstruo, lejos de necesitar su cabeza para pensar muestra sus entrañas: es por completo un monstruo de hielo.

Para Rhaz, que apenas acababa de aprender que el líquido elemento que tanto ansiaban en el desierto pudiera convertirse en forma sólida, ver esto era totalmente antinatural, para nada lo asociaba con un duende de arena, esto... ¡Era diferente!

El monstruo recibe el golpe, enseñando el interior de su sesera, al re-incorporarse, una de sus garras atrapa a Rulf, que lejos de gritar trata de dar otro golpe antes de que la espada caiga a tus pies, bañada en la sangre del enano, cuyo cuerpo se separa ahora en dos trozos de forma lenta en las garras de ese monstruo...

Por detrás del ser de hielo, ves un túnel, tan negro y oscuro como jamás podrías haber imaginado... podrías huir...

Las entrañas de Rulf caen frente a ti como un saco mojado

La espada está a unos pasos, podrías recogerla y enfrentarte al terrorífico monstruo

En cualquier caso, sabes que ya no estás en Zalas, tu pueblito del desierto, ni en el horrible castillo de Milaszor: el orco hechicero... esto supera con creces cualquiera de los horrores que vieras en el desierto

El pícaro se queda atónito ante aquella criatura y unos segundos queda paralizado al ver como después de recibir el golpe de Rulf sigue en pie y no solo eso, si no que agarra al enano y lo parte en dos, ya era tarde para Rulf y no podia hacer nada por él, cuando ve la posibilidad de escapar por el tunel oscuro que hay detras de la criaura - Los siento mucho Rulf, que tu alma descanse en paz - son las últimas palabras del Rhaz antes de recoger la espada y empezar a correr como alma que lleva el diablo en dirección al tunel.

El monstruo de hielo avanza a grandes zancadas por detrás tuyo, al menos durante unos minutos, tras eso, y ya deteniéndote resollando, la antorcha se apaga y se hace el silencio. Del techo gotea agua... es raro, apenas han sido unos segundos pero has sentido que algo ha pasado por el lugar ¡¿Es que ni un momento de tranquilidad en este lugar?!

Tratas de avanzar por el lugar a tientas, pero todo es demasiado irregular, y cada vez el eco de tus pisadas se pierde más. Finalmente enciendes una antorcha, lo que ves te hace caer al suelo de culo, te encuentras en un túnel, tan alto debe ser como la más alta torre de Zalas y tan ancho que las paredes no alcanzas a verlas. Desde luego estás en algun sitio. Te hace pensar que es un túnel la forma abovedada que toman las paredes de hielo. Tu mano se posa sobre ellas y puedes sentir el gélido tacto de la materia.

Llevas la ropa calada de arriba a abajo y aunque estabas malherido, la poción de cura ha hecho bien su efecto... no sabes de todas formas cuanto tiempo podrás aguantar si no encuentras ayuda ahora que Rulf no puede guiarte.

El pícaro se queda sin palabras al ver tan majestuosa estructura, es increible y de una belleza inigualable. Tras salir de su asombro empieza a buscar de forma sigilosa un camino por el cual poder continuar - Donde estas Habib? espero que estes bien amigo - piensa Rhaz mientas sigue caminando y buscando una salida.

Enciendes la última, tu última pinta de aceite y sigues caminando. El suelo está tan frío que cala tus botas de desierto y hace que tus pies naden en agua. Al principio esto te parecía una nueva experiencia, divertida, ahora y por culpa del frío, has dejado de sentirlos y no parece tan gracioso. Te dispones a dar un alto, a descansar las piernas y comer algo cuando al dar un paso más tu pie se hunde hasta el tobillo en lo que hasta ahora era durísimo hielo.

Ves que alrededor de tu bota se ha empezado a formar un nido de escarcha que empieza a trepar.

Retiras el pie y al aplicar la fuerza sobre el pie opuesto éste se hunde también en la escarcha que empieza a crecer debajo tuyo, trepando por tu cuerpo como una plaga de arañas. La linterna baila en tus manos mientras tu cuerpo se hunde en esa escarcha a una gran velocidad, tratas de apartarte con tus manos pero esto solo provoca que la escarcha se pegue a tus guantes extendiéndose como moho por roca húmeda.

Pronto no quedará de Rhaztamel ni un vago rastro de que un humano pisara aquél laberinto....

Lo siguiente de estar cubierto por esa punzante y fría sensación, es ver como toda la escarcha se deshace, para ver otras tres de esas criaturas que parecen humanos/duérgars, y a Habib con ellos