Partida Rol por web

no te preocupes muchacho, nosotros te protegeremos, los gemelos son grandes guerreros y yo sere tu sombra, guianos e impidamos que esto le suceda a otros compañeros tuyos, amigo le digo con un tono suabe y sereno, mientras le miro a los ojos de cuclillas delante de el poniendole una mano en el hombro para reconfortarlo

Poco a poco la lluvia fue remitiendo y para cuando el muchacho se detuvo para señalar con el dedo el lugar indicado, sólo caían cuatro gotas aisladas. Los tres siguieron la dirección del dedo a través de los matorrales y espinos silvestres se podía ver una casa aislada en un prado. La casa era de dos plantas con ático. Estaba acompañada por dos chozas a modo de cuadras y almacén. La casa era bien conocida por los gemelos y por Karusse: era la casa de los Altimal Veres, la familia rival durante tantos años de los Lenathan. Aquella familia de furtivos y "malagente" formada por abuelo, madre y tres hijos, uno de los cuales terminó en el estómago de Mengüik y cuya nariz lleva en un tarro en conserva el bueno de Nissa.
La zona parecía demasiado tranquila, no se veía ni a su perro pulgoso merodear y las puertas y ventanas permanecían cerradas. Si lo que indicaba el muchacho en sus gráficos era cierto ¿estaban todos muertos? El gran roble que crecía a la derecha de la casa habría sido el único testigo de lo sucedido allí...a parte del mensajero.

Al no oír ningún sonido proveniente de la casa, Cathan se extrañó sobre manera, los perros de los Altimal Veres deberían haber percibido su presencia ya a la distancia en que se hallaban. Miró a su gemelo sorprendido, no es que le preocupase en absoluto que aquellos individuos hubieran sido asesinados a manos de los Mereghn, los odiaba, se habían empeñado en amargar la vida de los dos hermanos desde su más tierna infancia, con una alevosía manifiesta, una crueldad injustificada y con unos alardes de cobardía sobresalientes. Siempre acechándoles, siempre metidos en alguna fechoría en contra de la familia Lenathan.

Si estaban muertos, mejor, menos personas indeseables quedaban en el mundo, pero necesitaba saber cómo, o al menos intuir el por qué. Algo que quizás arrojara un poco más de luz a los últimos acontecimientos de sus vidas.

Aún así no perdió el norte, alzó la mano para que el trío que le acompañaba frenase la marcha y se fijó en las pistas que el entorno pudiera mostrarle, trató de leer los trazos sobre el suelo, los cortes en las ramas y matas, cualquier huella que pudiera hacerle comprender lo que había ocurrido o, lo que era más importante, si continuaba habiendo peligro en la zona. No se olvidó de las consabidas trampas que aquellos despreciables solían colocar.

Algo huele raro en todo esto. Hay demasiada calma.

Me acerco hasta el linde del bosquecillo mientras trato de hacer el menor ruido posible.

Pese al ruido producido por las pisadas en la hojarasca de Nissa, nadie parece haberse percatado de la presencia de nuestros aventureros. Justo en ese momento dos hombres encapuchados con una especie de turbante que le cubre toda la cara excepto los ojos, salen por la puerta del almacén más alejado portando sendas antorchas y las lanzan al tejado. En pocos instantes el edificio empieza a arder con impetu. Miran alrededor, pero no parecen veros. Comienzan a correr hacia el bosque, pero en dirección distinta a vuestra posición (es decir, hacia la izquierda del tablero, hacia el Río Ilmar).

Deberíamos ver si hay alguien vivo dentro antes de que las llamas nos impidan entrar.
Nadie quema una cabaña porque sí.

Además, no tengo ganas de enzarzarme en una batalla sin saber con quien me enfrento y por qué.

Cuando los dos hombres se hubieran alejado, Nissa, Cathan y Karusse se acercaron a la cabaña antes de que las llamas terminaran con todo. Miraron a través de una de las ventanas y pudieron descubrir que cuatro cuerpos inertes envueltos en telas blancas estaban tendidos en el suelo en fila. En la parte que correspondía a la cabeza se podía ver claramente como la sábana estaba manchada de sangre. En poco tiempo esos cuerpos se calcinarían con el resto. Después cuando quisieron darse cuenta, el muchacho de la lengua cortada se había esfumado (sin decir nada jajajaja)

Cathan no sintió pesar ante la contemplación de aquellos cadáveres, aquella familia no era buena gente, muertos estaban mejor que vivos, pero el hecho en sí mismo de lo que había acontecido allí, no dejaba de ser estremecedor.

Me aproximaré a la casa, a ver si encuentro alguna pista que pueda esclarecer los hechos... quizás tenga relación con algo que nos competa... después deberíamos salir con presteza de aquí... no me gustaría que nos relacionaran con estos sucesos...

Se dirigió a la casa a buscar indicios, pero su intención era permanecer allí el tiempo justo. Sólo faltaba que les adjudicaran también aquellos asesinatos.