La idea de ayudar a Nadec parecía idónea para terminarse de ganar los favores de la familia Ascand. Bolfak, aún así, recordó con sus comentarios, que aún tenían causas pendientes anteriores al momento de conocer a la rica familia de mercaderes. Por un lado tenían el mapa con La Casa de las Estrellas, pero su gran distancia les había hecho reconsiderar ese viaje. Luego quedaba sorprender al médico de los Bonechi en una de sus salidas nocturnas. También tenían un libro que hablaba sobre leyendas del mar, libro que podría dar alguna información sobre la maldición de Karusse ¿pero en qué consistía la maldición? ¿Se había manifestado de alguna manera? Luego tenían una lista de nombres, algunos tachados; una supuesta lista de los componentes de la Orden de la Casa de las Estrellas. El encuentro con los demonios en la burbuja les había dado la posibilidad de conocer a un personaje curioso, el Duque Avan Astram, aparentemente nada tenía que ver él con sus problemas, pero decidieron ayudarles y ahora parece que el duque quiere devolverles el favor de alguna manera. Luego apareció Nadec que, por cosas del destino, era el hijo del Lord al que los gemelos habían servido durante todos estos años. ¡Cuantas cosas les habían pasado en tan poco tiempo! Ahora deberían elegir qué iban a hacer.
Cuando llegaron a la puerta, Valerio permanecía en la misma posición en la que se quedó cuando entraron en la zona rica de Ilmar. Un repaso general de todas sus pertencias les dejó con la tranquilidad de que nada había sido tocado y por la forma en que estaban, nada había sido inspeccionado. Todo estaba tal y como lo habían dejado.
Era mediodía (aproximadamente las dos de la tarde), los aventureros se encontraban tras la muralla y obserbaban la ciudad desde la altura de la colina. Sus pensamientos debían confluir en una decisión. Estaban limpios, olían bien y notaban el estomago lleno. Ahora eran algo más ricos y tenían un nuevo hogar en los astilleros. Eso era buena cosa, sí señores, buena cosa.
Decidíos. ¿A donde vais? Seguis sin caballos y las compras os las guardan bien en un almacén del mercado. La cita con Nadec, si es que vais, es mañana al anochecer, con lo que teneis día y medio para hacer cositas. Vosotros diriréis; podéis hacer lo que os salga en gana.
Por un instante, por un brevísimo instante te recorre una sensación extraña, una especie de pálpito, como un escalofrío en la nuca producido por algo o alguien que os observa.
Bolfak, entiendo tu malestar, no habrá nada en esta vida que evite que yo vaya al lugar que nos indicaste en el mapa, pero me temo que necesitarémos monturas y material que nos sirva para escalar o algo semejante... en el mapa el acceso parecía difícil y por mucho que hayamos conseguido algo de dinero, necesitamos más... Mientras hablo le pongo una mano en el hombro para reconfortarle y para que note que estoy con él, tampoco nos vendría mal recabar algo más de información antes de encumbrarnos hacia la Casa de las Estrellas... información que podríamos obtener esta noche si le tendemos una trampa al médico de los Bonechi o si interrogamos a los que parece que siguen vivos de la lista... sin ir más lejos el maldito médico en cuestión estaba en esa lista.
Acto seguido me dirijo a Karusse: En el primer sitio en que podamos estar tranquilos hay que echarle un vistazo a ese libro que hemos obtenido, amigo, no creáis que me olvido de vos.
Les miro y añado: ¿Queréis que vayamos a echarle un vistazo a la casa que nos ha prestado el señor Ascand? Aunque me imagino que no será gran cosa, allí podríamos urdir un plan... Todavía tenemos tiempo.
Asiento con la cabeza mientras mi hermano expone su parecer.
En efecto Cathan, estoy contigo. Además, si nuestros enemigos son tan influyentes como para hacer desaparecer a nuestro tio y a tu padre sin que nadie haga nada al respecto, no nos vendrá mal el apoyo de la familia Ascand. El Caos y sus "bichitos" no son nuestros únicos quebraderos de cabeza grandullón, exclamo sonriendo con malicia a Bolfac.
Además hasta esta noche tenemos tiempo para pensar un poco en el problema de maese Karuse. Un colega maldito no es algo que se deba tomar a la ligera, ¿no creeis señor Belur?. Esta vez mi sonrisa no puede evitar una mueca de preocupación al pensar en las consecuencias que una maldición caótica puede acarrear a nuestro compañero.
Bueno dejémonos de deliberaciones previas, creo que ya se ha decidido lo que hacer, vayamos a ver la choza que os ha dejado Sir Areehn Ascand, igual nos encontramos con alguna sorpresita.
...Bueno, pasamos a la escena de "Conjeturas entre el humo de pipa" hasta nuevo aviso.
Bolfak, esto lo pusé en "Alrededor de la chimenea de Matute"
Cita:
A los demás...podeis empezar a escribir en la escena cuando querais.
Claro esta...lujos, lo que se dice lujos...nasti de plasti.
y mi tele de plasma que???
CAGONTÓ!!!!!