Partida Rol por web

Tras vuestra primera aventura capturando a un fantasma ladrón, decidís volver a la taberna la Dama Fantasma, donde os encontráis con viejos conocidos. Allí está Nimi, la guerrera fantasma, Errim, el taberner y Queane, la mediana que os había ayudado a reunir la información que necesitábais.

Queane parecía contenta. Los baches en su vida parecían haberse solucionado, pues Errim decidió contratarla como camarera y ella es feliz, aunque de vez en cuando se escapa de allí para hacer alguna travesura por la ciudad, para no perder su espíritu salvaje. Nimi se sienta con vosotros y os incita a que la contéis todo lo ocurrido y cómo desaparecion las marcas de la piel. También os preguntan por el joven Claus y su acompañante cuervo, ya que no le ven con vosotros.

Entre risas, cervezas y algo de comer, dos hombres entran en la taberna. Errim, Nimi y Queane les hacen un movimento de la cabeza de saludo. Deben ser de la zona.

Errim se acerca hasta ellos.

Hola, ¿qué queréis tomar? les dice muy amable mientras les indica con un gesto de su mano que pasen y se acomoden.

Tras la charla con la hija del dueño de la Hija Azul, dedicís que sería bueno ir por diferentes posadas y tabernas buscando a algunos aventureros que queiran unirse a vosotros en la búsqueda de esos hombres perdidos. Tras visitar unas cuantas, en las que los taberneros no tienen ningún problema en que pongáis el cartel, llega el turno a la Dama Fantasma.

La taberna no tiene nada en particular. Es un local común, con sus mesas y su barra, y una pequeña chimenea en una esquina. Conocéis de vista a Errim, el dueño. Veis a una mediana, Queane, que sabéis que a veces tiene la mano larga, pero parece que ahora trabaja para él; también está Nimi, esa guerrera fantasma que es fuerte y en su anterior vida se atrevía con cualquiera, aunque ahora esté retirada; además, hay otras tres personas. Una humana, una elfa y un ser que no parece humano, parece una especie de máquina. Ellos tres no son de ese pueblo.

Al llegar a la taberna, todos son risas. Parecen como si celebraran algo. Errim se acerca hasta vosotros.

Hola, ¿qué queréis tomar? os dice muy amable mientras os indica con un gesto de su mano que paséis y os sentéis donde queráis.

La pequeña elfa levantó su cabeza del papel en el que escribía frenética, ya que la inspiración había llegado. La fantasma había dicho que contaran todo de su aventura y entonces las palabras brotaron en su mente.
La pluma se detuvo para mirar a los nuevos invitados que se acercaban a la mesa. Bryzz esbozó una gran sonrisa divertida y volvió a rasgar el papel con la pluma mientras canturreaba.

"Dos se fueron, dos vinieron.
Cuervo por viajero,
Mediano por extraño.
Tabaco y licor su lengua son,
Su lengua de dragón."

Acto seguido, sopló la tinta y levantó en el aire el papel.-Yupiii, esta empieza bien. No es tan épica como la de "los cuatro héroes y el artefacto" pero comienza interesante. ¿Verdad Zaky?.-Bryzz le dio un pequeño codazo al constructo. 

Cesare caminó, de taberna en taberna, local en local, dejando los carteles junto con Pyos del grisáceo semblante. Durante el paseo le había echado un buen vistazo a su compañero, pero no había sido capaz de identificar el origen de la tonalidad de su cabello y epidermis. No, al menos, hasta que se fijó en el estoque y reconoció los caracteres dracónicos. Un chamán del dragón. No se había cruzado con ninguno pero había leído sobre ellos, años atrás. Devotos de los dragones, aspirantes a obtener algún día el poder de sus ídolos. Recordó también que era buena idea mantenerse cerca de ellos, pues tenían la capacidad de proteger, sanar o inspirar con su mera presencia.

Nada más le llamó la atención hasta que llegaron a la taberna de La Dama Fantasma. No era su establecimiento habitual, pero había bebido allí en unas cuantas ocasiones. Saludó al tabernero, Errim, con la cabeza, y se quedó paralizado. Sentados alrededor de una mesa había tres individuos. Dos mujeres, una elfa, una humana, y una criatura cuya naturaleza no necesitó esfuerzo para reconocer. En ese momento, olvidó completamente la razón por la que había entrado en la taberna.

Un forjado, y antiguo. No era uno de los primeros modelos, que no eran muy diferentes de los demás constructos, pero quizás sí de los primeros en tener consciencia propia. Sin lugar a dudas, no era una visión habitual. Hacía tiempo que no los construían, salvo quizás en talleres ilegales. Hasta donde he leído, nunca se ha descubierto qué anima sus consciencia. Creación de vida por parte de los mortales, sin intervención divina. No me sorprendería que los propios dioses trataran de frustrar los intentos de quien estuviera cerca de descubrir el secreto.

Sumergido en sus cavilaciones, Cesare no se dio cuenta de que llevaba un rato dando vueltas alrededor de la mesa, observando fijamente al forjado desde todos los ángulos. 

Pyos camino junto a su nuevo socio al interior de la taberna. Hacia calor. Como en casi todos lados. El siempre añoraba el frio y no comprendia la aparente comodidad que sentia toda aquella gente en aquel local. Al entrar, pensando ya en su mision, sus ojos se centraron en aquel extraño grupo. El que mas llamaba la atencion era aquel hombre mecanico. Aquello no se veia todos los dias. Se pregunto de donde habria salido.

Por otro lado, a sus oidos llegaron los versos de la elfa.

Lengua de dragon? Penso. 

Instintivamente miro su arma enfundada. Realmente, aquella elfa tenia buena vista. Al levantar el rostro, su mirada se detuvo en la cadena que colgaba a la espalda de Cesare. Aquella cadena prometia dolor. Pyos ansiaba verlo utilizarla, pues algo le decia que iba a tener tanto talento con ella como la elfa con sus versos. 

IFinalmente, consciente de lo taciturno del semblante de su compañero, decidio tomar el la iniciativa y establecer contacto con aquel variopinto grupo de aventureros. Desde luego, encajaban con lo que estaban buscando.

Saludos, hermanos -dijo sonriendo. Teneis pinta de conocer la armas y los caminos. Me equivoco?

Karen se recostó en la silla con su vaso de vino en la mano y con una sonrisa en el rostro. 

Al final todo había salido bien, habían recuperado la maldita lámpara, habían conseguido quitar los tatuajes, habían sacado una cantidad de monedas más que considerables y Queane había empezado a trabajar en aquella taberna.

Dejó que la alegre Bryzz contara la historia de sus aventuras a los presentes. A ella se le daba mucho mejor, mientras que a Karen se le daba mejor escuchar.

Entonces entraron en la taberna dos parroquianos. Al momento Karen les observó por encima de la copa de vino que apoyaba sobre sus labios. No, no eran simples parroquianos. La mente de Karen se disparó.... ¿mercenarios contratados por el gremio de ladrones para acabar con ellos?

Por un momento el cuerpo de Karen se tensó pero se relajó en el instante que la gente de la posada se saludaron con los recién llegados.

Los dos tenían pinta de guerreros. Uno con su cadena cubierta de pinchos y otro con su enorme escudo. Aunque éste parecía algo más, su piel pálida, su pelo blanco, los extraños símbolos en su arma, aunque Karen no supo ver que era.

Pues yo conozco mis armas y sé cual es mi camino, albino. Si con eso te sirve pues sí.

Karen se levantó para poder mirar a la cara a los recién llegados. Aún así eran bastante más altos que el atlético cuerpo de la chica.

Mi nombre es Karen, y ellos Bryzz y Bzzak.- dijo señalando a los dos compañeros.

Karen no era una chica hermosa, pero tenía un buen cuerpo. De su cinto colgaban dos armas, una espada larga y una corta. Una ajustada y desgastada armadura de cuero cubría su cuerpo

Bzzak miró a los recién llegados, lo que ellos vieron fué el rostro de una estatua de metal, una estatua que habia vivido ciertamente tiempos mejores.Un rostro practicamente inexpresivo debido a la gruesa capa de óxido y grasa negra que lo cubre, en el cual destaban dos orbes de cristal agrietado que pretendian ser ojos y una mandibula que se mueve chirriante en un gesto que a alguien que lo viera le pareceria serio pero que el hombre metálico habia pretendido que fuera una risa.Esta última suena como chatarra oxidada vibrando, dado que basicamente es de lo que se trata.

-Buenos dias.Si Brizz, la verdad es que si, sinceramente  espero que no acabemos otra vez como en esa.

Entonces me percato de que los recién llegados me observan escudriñandome con la mirada, no me gusta pero lo entiendo, se ven muy pocos de los mios, la mayoria són como el guardaspaldas del mago de la tienda, nuevos, relucientes y estupidos.Entonces me percato de la funda que está mirando el albino, y reconozco la escritura de muchos libros de mágia que lamentablemente no consigo leer.

-Si , soy un forjado, si quereis saber mi história creo que se la debia a Brizz.No es así?Digo mirando a la elfa.

Cesare se fijó brevemente en las dos mujeres que acompañaban al forjado. Una elfa, aparentemente muy joven, y aun así probablemente mas vieja que cualquier humano que no hubiera aumentado su esperanza de vida por medios mágicos. Y la que se había puesto de pie, una humana bien armada y con un notable físico. Normalmente les hubiera dedicado más que ese instante de atención, pero no en esta ocasión. Pyon parecía tener intención de contratarlos para colaborar en la búsqueda de los desaparecidos. Pero a Cesare, en ese momento, los desaparecidos y la recompensa le importaban bien poco.

—Cesare —dijo secamente, a modo de presentación—. Escuchemos esa historia.

Cogió una silla cercana, la colocó entre el forjado y la elfa y se sentó en ella pesadamente. Sacó de una bolsita un pedazo fino de papel y un pellizco de hierbas trituradas. Con la agilidad de la práctica, enrolló el papel alrededor de la hierba y taponó uno de lo extremos con resina seca. Terminado el proceso, prendió el otro extremo con la llama de una vela y se puso el humeante cilindro entre los labios.

Pyos se encogio de hombros y se acerco otro taburete.

- Podeis llamarme Pyos y solo un necio se negaria a escuchar una historia asi.

El chaman se aparto un mechon de pelo plateado y sonrio al resto de aventureros. A pesar de au aspecto de ernitaño pocas cosas disfrutaba mas aquel perro viejo que una buena historia.

-¿Qué?, oh si, claro...aunque no la tengo ensayada y acabo de terminarla....-La pequeña elfa cogió su laúd, se sentó en la mesa, de la cual le colgaban los pies, y comenzó con una tonadilla. Era de compás alegre a ritmo normal, tocada con una gran destreza. Bryzz se aclaró la garganta;

"Cuatro héroes son,
cuatro espadas llevaban,
y por coraje una canción.

Mago de metal y fuego contaban,
de lo arcano hizo su especialidad,
para encontrar debajo de la tierra
su recompensa a la inmortalidad.-

El segundo compañero,
Karen la silenciosa.
Aunque calléis,
no podréis escucharla.
Su sombra era ella,
ella era su sombra.

Audaz e inteligente,
Hechicero y mediano,
agudiza su mente,
frente al dinero y el villano.

De orejas puntiagudas,
la mas guapa y artista,
es esta, la protagonista.

Oscuro laberinto de tinieblas,
el mal nos auguraba,
siendo diez los lacayos,
que nos aguardaban.

Criaturas de luz y llamas,
de un artefacto escapadas,
que un mago bobalicón,
creó entre-beee-baladas. 

Luchando contra magia, flechas y espadas,
cuatro héroes derribando monstruos en el acto,
culminan ya la búsqueda del poderoso artefacto."

Se notaba que no la tenía aprendida, pues titubeó un par de veces al no recordar como seguía la letra, pero su dulce y clara voz adornada con el exótico acento élfico, cubrió cualquier fallo.
Las últimas notas eras graves y gloriosas, dejando en el aire un sentimiento triunfal. Bryzz examinó a los espectadores con sus ojitos verdes y expectantes.

Un silencio incómodo recorrió la mesa. Aparentmente, Bryzz parecía haber entendido que se referían a su canción cuando lo que querían escuchar era la historia del forjado. aún así, cuando empezó a cantar, su voz cautivó a Pyros hasta el punto de hacer que se emocionara. El viejo tenia un corazon blando para la musica y la elfa tenía una bella voz. Pyos se sorprendió a sí mismo de pie, aplaudiendo.

-Caray, dijo Pyos. Tienes talento, Bryzz. Por un momento pensé que hasta podías ser mi señora, paseándose por el mundo en forma de elfa.

Sin embargo, no te ofendas, por favor, pues tu cancion ha llenado mi cascado corazon pero la historia que esperaba escuchar era la de tu compañero, Brzakk. Lo he pronunciado bien ¿No? Menudos nombres os gastais!

Cuando aquél hombre extraño aplaudió, la emoción embargó a la elfa que, al saber que la historia requerida era la de Bzzak, sus verdes ojillos se humedecieron. No había estado atenta a la conversación y absorta como estaba en la letra, interpretó mal el comentario del constructo.-Claro.-Bryzz bajó de la mesa y se sentó cabizbaja sorbiendo un poco de té. 

Karen se levantó e hizo una pequeña reverencia.

Me inclino ante tu talento. Esto se merece otra ronda. Por favor otra más y ponle algo a nuestros nuevos oyentes.

La mirada del forjado y su voz siguen mostrando una carencia abrumadora de expresividad cuando este habla.

-No te preocupes Bryzz, que con lo que contaré ahora podrás acabar de completar tu canción.Por cierto Pyos, la r sobra, además mira quien habla.

Después de aclararse la garganta( que suena como una si alguien rompiera a maritllazos una verja oxidada) el forjado empieza su história.

Muy bien pues hace bastantes años , seguramente siglos, no estoy seguro, un artesano me fabricó- se frota la frente mostrando una marca prácticamente borrada-esta era su marca, no tenia mucha imaginación así que cuando me activé usó el primer sonido que emití para darme nombre. Este artesano me habia fabricado por encargo de un mago bastante anciano que necesitaba de un porteador que cargara con los numerosos libros, pergaminos y materiales que habia acumulado a lo largo de su vida, por alguna razón que ninguno de los implicados ha llegado a comprender jamás yo podia pensar. Al mago no le importó , al pobre viejo le gustaba charlar y a mi escuchar así que nos llevabamos bastante bien, con el tiempo al hombre le empezaron a temblar las manos al escribir así que también acabé siendo su secretario.En uno de los numerosos viajes que hacia el hombre tuvimos que pasar por un túnel que cruzaba de un lado al otro de una montaña, con la mala suerte de que al pasar un terremoto derrumbó el suelo bajo nuestros pies y acabamos sepultados en las profundidades de esta en una pequeña caverna que el mago consiguó formar en u último esfuerzo.La situación era esta, atrapados sin comida en una caverna subterranea y con un anciano malherido al cuidado de un forjado que no tiene ni idea de como funciona el cuerpo de un humano.Para que pudiera ayudarle el hombre empezó a enseñarme mágia a partir de los libros y pergaminos que conseguí rescatar pero al cabo de unos meses el hombre murió y me quedé solo, con la única compañia del cadaver de mi mejor amigo, cuando me recuperé continué estudiando los libros para combatir el aburrimiento hasta que encontrara una forma de salir pero con el tiempo me rendí, la soledad empezaba a pasarle factura a mi mente y las alucinaciones cada vez eran peores, lo peor era que ya habia memorizado todos los libros que no habian sido destruidos y el aburrimiento me empezaba a pesar.Así después de varios intentos de tunel que se derrumbaron y de perder completamente toda esperanza de salir algún dia de allí me recosté cotnra la pared y empecé a mirar una gota mientras caia, ya que aquella era la forma con la cual habia contado el tiempo en mi encierro. Allí recostado me perdí en mi mente y creo que seguramente perdí la razón para volverla encontrar varias veces antes de que me diera cuenta de que no me podia mover, ante mi la gotera se habia convertido en una enorme estalagnita que tocaba el techo de la cueva, mi cuerpo habia quedado cubierto por el óxido y la cal.Allí es donde definitivamente me desesperé, si forma de medir el paso del tiempo, con mis ojos mantenidos abiertos por el oxido, obligado a observar la misma columna de piedra por el resto de los dias que aguantara mi cuerpo, pese a saber que mi consciencia perduraria todavia más tiempo.A eso es a lo que yo llamo infierno.Pasado a saber cuanto tiempo escuche unos sonidos, al princiio pensé que eran alucinaciones y no fué hasta que unos mineros entraron con sus lamparas en mi caverna que recobré la esperanza, esos hombres me llevaron al exterior  y me repararon todo lo bien que pudieron, como compensación yo trabajé junto con ellos hasta que ellos consideraron que habia pagado mi deuda con ellos, yo sigo sin estar deacuerdo pero me obligaron a partir, supongo que se dieron cuenta de como miraba a la mina.En el momento que me fuí juré por mi fabricante que jamás volveria a entrar en una cueva.Y así es como he acabado aquí.

La história de Bzzak es narrada sin variar en ningún momento su tono, sin mostrar ningún sentimiento, en el monotono mecánico que unicamente puede producir un hombre con entrañas de metal.

Pyos echó el cuerpo hacia atrás cuando el forjado hubo acabado.

-Por todos los dragones de todos los colores! ¿Y no tienes ni idea de cuanto tiempo pasaste en aquella mina?

Con la misma mirada inexpresiva de siempre contesto.

-Por no saber no se si de verdad he salido o todo esto es una alucinación.

Por alguna razón, la joven elfa empezó a cantar, tañendo el laúd. Cesare, ya que se encontraba sentado, se quedó a escuchar la tonada. No era la historia que quería escuchar, y no era el método más adecuado para contarla, pero era indudablemente agradable, aunque la ejecución resultara empañada por algunos instantes de dudas y temblores en la voz de la mujer. ¿Y dónde está el mago mediano?

La otra mujer, Karen, pidió otra ronda. Cesare procuraba no beber tanto como era habitual estos días, pues le preocupaba estar acostumbrándose a la sensación de euforia y el embotamiento de la realidad, y se sorprendía a menudo deslumbrado por la crudeza de las sensaciones cuando se encontraba sobrio. El sabor de la carne, el cantar del gallo, el aroma del cabello de una mujer... se había sentido perturbado y enfermo por todo ello, y sin duda se debía a algún efecto a largo plazo producido por las bebidas espirituosas, aunque no disponía de las herramientas si los conocimientos adecuados para probarlo, al menos de momento. Aun así, cuando la jarra estuvo frente a él, no dudo en cogerla y darle un buen trago.

Y por fin, el forjado decidió compartir su historia. Una historia en la que, desgraciadamente, faltaban los elementos que Cesare estaba esperando escuchar, aunque de la que extrae información interesante. Los forjados pueden vivir durante muchos años, posiblemente mientras los materiales de los que está hecho su cuerpo resistan. Quizás eternamente, con el mantenimiento adecuado. La chispa que los anima y los diferencia de los constructos sin mente no parece extinguirse, ni temblar siquiera. Y su mente probablemente no sea muy diferente de la de otros seres inteligentes. Incluso es capaz de tener alucinaciones. Cesare había leído el informe de un druida elfo trastornado, que había pasado más de quinientos años observando la formación de estalactitas en una cueva, y era evidente que las estructuras naturales necesitaban del paso de milenios para aparecer. De haber transcurrido tanto tiempo, en el ambiente de humedad descrito, la madera y el metal que formaban el cuerpo del forjado se hubieran deshecho completamente.

—Gracias por compartir la historia con unos desconocidos, Bzzak —dijo Cesare, apurando las últimas caladas al cigarro—. No te dejes arrastrar por reflexiones solipsistas. Son ejercicios filosóficos y metafísicos interesante, pero por su propia naturaleza, resulta vacuo tratar de llevarlos más allá.

Cesare adivirtió el cartel, que él mismo había dejado en la mesa. Ah, los desaparecidos, ciertamente.

—Si he entendido bien tu canción —dijo, mirando a la mujer elfa, a la que Pyos había llamado Bryzz, aunque no recordaba cuándo había dicho su nombre—, habéis estado involucrados en una búsqueda por la ciudad recientemente. Precisamente nos encontrábamos buscando colaboradores para encontrar a un grupo de gente desaparecida. Prometen una buena recompensa, y parece un trabajo menos gravoso para la ética personal que romper cabezas. Si os interesa, podéis uniros a nosotros.

Cesare echó un vistazo al interior de la jarra. Solo quedaba un dedo de cerveza, la cantidad juta para que la lengua se quede con ganas de más. Dio un profunda calada al cigarro, ya prácticamente consumido, y tiró la colilla a la jarra, donde se hundió, crepitando y soltando una vaharada de humo.

—Por cierto, me llamo Cesare. Encantado, espero.

Bryzz se quedó atónita escuchando la historia del constructo. Debía de tener miles de años y amplios conocimientos de todos esos libros. También estaba la posibilidad de hacer algo por él, ya que había sufrido mucho, podían buscar un mago poderoso que lo reparara y dejara como nuevo. Otra aventura mas. 
La imaginación de la elfa comenzó a divagar y sentía en su corazón ese furor cálido.-Así debía sentirse mi tío cuando iba en busca de aventuras.-

El humano llamado Cesare, habló y les invitó a unirse en otra aventura, un rescate de gente desaparecida.-Que emoción, dos aventuras listas.-La imaginación de la elfa volvió a su mente y de pronto, olvidando responder al humano, cogió su pluma y se puso a escribir;

-Una invitación nos brindan, de oro y plata con guinda...