Partida Rol por web

Una pequeña taberna es lo que os encontráis al abrir la puerta. Unas cuantas mesas viejas con sus sillas, una chimenea con el fuego ardiendo y, ofreciendo más iluminación, unas velas en los candelabros de las paredes.

En frente de la chimenea, está la barra de la taberna. Tras ella, encontráis a una humana castaña secando los vasos.

En la sala, había un par de hombres cerca de la chimenea, bebiendo solamente.

Uhm....-La pequeña elfa exaló el aire en una mueca. Había entrado en aquella posada con la esperanza de hallar más concurrencia y poder pagarse una comida gratis. 
Pues ella iba a cantar. La encantaba cantar y tocar su laúd aunque solo hubiera dos personas bebiendo en el local, seguro que pronto se corría la voz y una multitud vendría para verla, oirla e invitarla.
La joven elfa apenas llegaba a los cien años de vida y todavía estaba explorando mundo en busca de aventuras que cantar y poemas de héroes épicos que narrar. Dejó la puerta entreabierta para que la música se oyera bien desde la calle y atrajera la atención de la gente. Avanzó a paso lento visualizando el mejor lugar donde ponerse. Al final optó por una mesa entre la barra y el fuego, donde bebían los hombres. Bryzz dejó el arco largo, el laúd y la verde capa encima de la mesa. Su estoque colgaba del lado izquierdo del cinto y un carcaj de cuero labrado con flechas de pluma blanca, colgaba al otro lado. Las ropas de montaraz se ajustaban a su silueta y no desmentían su belleza.
Al final la elfa se sentó en la mesa con los pies colgando, pues medía un metro cincuenta, y comenzó a rasgar su laúd para afinarlo, poniendo su oreja cerca de las cuerdas mientras pedía una copa.-Por favor,-dijo dirigiéndose a la humana que limpiaba vasos.-Sería tan amable de ponerme una copa de vino especiado?.-     

En fin a ver si encuentro alguna forma de sacar dinero, tengo que encontrar alguna forma de-un fuerte chirrido interrumpe mis pensamientos, le pongo unas gotas de aceite a mi cadera y la muevo hasta que deja de sonar- uff, de arreglar esto.

Entro en la taberna y me apoyo en la puerta  sin darme cuenta empiezo a inspeccionar las vigas y la construcción de la taberna pero paro de repente-No es el momento de pensar en estas cosas, no se va a caer- en una de las mesas veo sentada a una pequeña elfa con un laúd y armas- parece que no soy el único que esta buscando trabajo aquí, quizás deberia intentar mejorar un poco mi aspecto, me cojerian más fácilmente- hecho esto cojo un pequeño espejo y miro mi cara, metal y madera se solapan en la forma de una cara, el primero cubierto por oxido y hollín y la madera astillada  y oscurecida por la humedad,la mandíbula dibuja unas lineas onduladas asemejando dientes y unos ojos de vidrio agrietado que miran un poco bizco  completan una cara que denota los estragos de los elementos y de las chapuzas  de su reconstrucción.Con calma de dirijo al tabernero y le pregunto-Tiene algo para limpiar oxido?

Claus estaba sentado en una silla, la más cercana a las ventanas, tomando cerveza en una gran jarra.

Bien, esta última frase contiene varios eufemismos:

Primero, no estaba sentado, sino reclinado en la silla, con los pies sobre la mesa y solo la parte alta de la espalda y la nuca reclinadas sobre el respaldo, en una posición que cualquier humano hubiese encontrado imposible sin inclinar la silla o dejando colgar el culo de forma incomoda e indecorosa. Pero siendo un mediano, el culo le quedaba justo en el borde de la silla y la posición le resultaba de lo más... cómoda.

Sobre su estómago había una gran jarra de cerveza. De un tamaño considerable para un humano, y que parecía más bien un pequeño tonel sobre la panza del mediano, que lo aguantaba con ambas manos más que nada para que no cayese por los lados. Lo inclinaba poco a poco para acercárselo a la boca y sorber su contenido... principalmente la espuma de arriba, hasta que llegase al dorado líquido.

Así que en el resto de la sala, se veían unos pequeños pies sobre la mesa y se oía de tanto en tanto el sonido de alguien sorbiendo, y el propio mediano no veía otra cosa que la espumosa jarra que reposaba en su estómago.

De esta guisa, Claus escuchó la fina voz de una dama pidiendo vino especiado. Por la voz le pareció que era de ascendencia feerica, pero podía equivocarse. Seguidamente oyó unos pasos y una voz profunda que no supo a qué relacionar, pero dados los pesados pasos y la extrañez de la voz, supuso que era un soldado con armadura. Armadura oxidada, para ser más exactos, ya que pidió algo con lo que deshacerse de tal plaga.

Claus consideró las ventajas y desventajas de levantar la pesada jarra para hacerla a un lado y curiosear, pero finalmente decidió que era mucho trabajo. Así que sin darle muchas vueltas, volvió a inclinar la jarra para beber (sorber) y esta vez sí que había cerveza líquida, no solo espuma.

- Ah... - exhaló - Que fresca está, cómo echaba de menos pasarme un buen zumo de cebada por el gaznate.

La elfa alzó la vista de su intrumento para ver como un....una armadura de metal y madera caminaba hacia la chica y pedía un limpiador de óxido.-Ya van llegando clientes, aunque estén oxidados.-De pronto le pareció ver un leve movimiento junto a la ventana. Si, allí había dos pies asomando por encima de la mesa y aunque no pudo ver al dueño de las botas, supuso por el tamaño que era un enano o un gnomo. 
Sin esperar más, comenzó a tocar una melodía suave mientras relataba cantando la batalla de Ferguson el grande, un paladín que acabó con un malvado hechicero y sus lacayos.

La joven por fin había llegado a la posada. Levaba el gaznate seco después del polvoroso viaje. Con el regusto a tierrilla en la bca pidió una buena jarra de cerveza a la mujer de la barra. Le dio un largo y generoso trago antes de darse la vuelta de la barra y mirar a los allí presentes. 

Le llamó la atención el ser mecánico, ya había visto algunos, pero nunca tan de cerca. Una elfa y un halfling formaban el grupo de los que era claramente fuera del lugar. Los demás parroquianos y lugareños.

Rápidamente echó un vistazo a las bolsas de los presentes, pero no la satisfizo lo que vio. Bien, necesitaba dinero, buscar un primo al que desplumar, o como mal mayor, un trabajo.

Con la música del laúd de fondo, la tabernera posó el vino al lado de la elfa mientras no dejaba de mirarla.

Se acercó al hombre mecánico y le susurró Lo mejor para limpiar el óxido, tengo entendido que es el alcohol, así que... Tome esto  añadió mientras le servía una copa también.

Todos estaban enamorados de la música de la joven, hasta los dos hombres borrachos se habían girado para escucharla y tenían la boca abierta.

¡Fantástico, espléndido! dijo alguien desde la puerta que cortó el sonido del laúd.

Al mirar, un hombre de piel oscura y ropajes caros estaba mirándoos a todos con cara de emoción

Querida dijo dirigiéndose a la joven elfa tu música es brillante, hacía mucho que no oía tocar así. ¡Espectacular!

Tabernera, por favor, una copa de vino, si es tan amable.

Esperó a que la tabernera le sirviera el vino y dar un sorbo muy lento, saboreando la textura y el sabor de cada una de las gotas del vino

Qué vino tan maravilloso. Todo en este lugar me encanta

Se dirigió al centro del lugar y, abriendo los brazos, empezó a decir

Queridos compañeros, mi nombre es Vladimir. He venido desde la gran ciudad de Zyriosx buscando gente valiente dispuesta a cumplir un trabajo para la ciudad. 

No vale cualquier tipo de persona. No deben temer a los muertos, y la oscuridad de la noche no debe ser su enemiga.

Y, aunque el encargo parezca sencillo, ¡no os confiéis! La noche es traicionera, y quién sabe lo peligroso que serán los enemigos.

Ahora, tras estas bellas palabras, ¿quién se presta? terminó mientras giraba buscando manos levantadas

A Bryzz no le gustaba que la interrumpieran antes de acabar y se notaba en la forma de mirar a aquél humano. Aunque después de ver bien sus ropajes y tasarlos a ojo como de buena calidad, le dedicó una sonrisa.-Me halaga señor Vladimir de Zyriosx-acompañó la elfa con una reverencia claramente exagerada.-En cuanto al trabajo...temo que ha ido demasiado deprisa y con demasiados peligros para la poca información que nos ha dado.-La elfa volvió a sentarse en la mesa, soltó una dulce risita y probó el vino especiado. 

Por los ropajes del recién llegado la cosa prometía, si bien el trabajo que ofrecía podría tornarse y ser él mismo el trabajo.

Viendo todas las posibilidades, Karen aguardó la contestación del hombre a las tan bien elegidas palabras de la elfa cantora

Sonaba bien la oferta del hombre y por como vestia parecia que podia pagarme un arreglillo  o dos de su bolsillo, pese a esosus últimas palabras no me habian sonado bien,Este lo que quiere es enterrarnos y yo bajo tierra no vuelvo.Sigo rascando el oxido de mis piernas y dandole brillo a las pequeñas gemas irisadas que se me incrustaron en la mina a la espera de más información sobre este trabajo

Las puntiagudas orejas del halfling temblaron ante la mención de una "oferta de trabajo". Su estómago rugió para ratificar su interés, o lo hubiera hecho de no estar lleno de cerveza y aplastado por una gran jarra del mismo liquido. Pero el hombre, ese tal Vladimir, solo hizo que ponerle pegas y le quitó todas las ganas.

- Este tío no vende ni bocadillos gratis a los hambrientos - pensó.

Como estaba bastante de acuerdo con lo dicho por la interrumpida cantora, simplemente dejó que los hechos se resolvieran por sí mismos, mientras daba otro sorbo a su cerveza.

Vladimir, contento tras las palabras de la pequeña elfa, sonrió mientras se acercaba más.

Oh, pero nadie más que tú debería entender que los hechos pueden ser muy feos, y sólo las palabras pueden adornarlos. Un trabajo sencillo es aburrido, pero con las palabras correctas, ¡es una aventura fascinante!

Se sentó en un taburete y siguió hablando.

Como veo que preferís las cosas claras, os las diré. Mi padre ha muerto. Nuestra familia es bastante adinerada, y tenemos un mausoleo particular donde nos entierran. El problema es que las leyes de la ciudad dicen que tenemos que dejar el cuerpo de mi padre en su camposanto al menos una noche. 

Pero mi padre llevará en la tumba objetos de mucho valor. Y no me fío de la gente de la ciudad. Necesito a un grupo de personas que velen el cuerpo de mi padre esta noche, ya que mañana estará bien seguro.

No me fío de nadie de la ciudad. La guardia seguro que hace lo posible por abrir la tumba y llevarse los objetos, al igual que la gente de allí. Por eso he venido hasta este maravilloso lugar buscando desconocidos que quieran hacer ese pequeño trabajo.

Y, ahora que conocéis los hechos, ¿os interesa?

Escucho atentamente las palabras del hombre , cuando acaba  hago una simple pregunta.

-Por casualidad no tendremos que entrar en el mausoleo?Porque verá a mi lo de guardar su tumba no me importa pero no estoy dispuesto a meterme en una.

Con un ligero chirrido las placas de metal de mi cara se rozan entre ellas hasta formar algo parecido a una sonrisa nerviosa.

La elfa volvió a coger el laúd. A ella tampoco le importaba pasar la noche en un cementerio, resultaba emocionante y seguro que se le ocurría una balada.-Guardar muertos con mucho valor supondría enfrentarse a todos los bandidos del pueblo.-dijo enérgicamente mientras rasgaba las cuerdas sacando un Plin, plin, tlan, plin, tlan.-Pero para una familia adinerada no creo que el pago sea un problema, ¿Verdad?.-

Los ojos de Karen se abrieron como platos cuando escuchó las palabras de Vladimir.

Quizás vendría bien tener las llaves del mausoleo para controlar el acceso

No, no, no hay mausoleo. Tiene que estar al aire. Las tradiciones de la ciudad son que, al quedar toda la noche al aire, su espíritu se purifica.

Serán contratados por 5 piezas de oro cada uno. ¿Os parece bien?

-La comida y bebida irán de tu cuenta también.-Inquirió la elfa y antes de que el humano pudiera contestar agregó:-No pensarás que estemos ahí fuera toda la noche, heladitos de frío y sin nada en el estómago. ¿Verdad?.-

Por fin Claus se sentó como es debido, dejando la cerveza sobre la mesa. La mención del dinero - nada mal para una sola noche de trabajo - había conseguido despertar su interés. 

Echó un ojo a la cerveza, la última que podía costearse: Azabache le había costado casi todos sus ahorros.

- Maldito pajaro parlachín - susurró para si mismo. Despues dijo en voz alta - Acepto tu dinero, señor. Así que en consecuencia haré de héroe protector y velaré por el cadáver de su padre.

Todo esto hubiese sonado muy profesional si no tuviese un cerco de cerveza en la camisa y no hubiese levantado la gran jarra para beber de ella - ya no llegaba inclinándola -con gran esfuerzo y derramando unas gotas por la comisura del labio. Ni que decir tiene que se limpió enseguida los morros, pero el hecho era ese.

En el momento en que escuché la oferta se me abrió la boca por completo dejando caer un polvillo de oxido.Cinco monedas de oro por pasarme una noche mirando las estrellas? Después de pasarme a saber cuantos años bajo tierra?-Señor, su oferta me parece fantástica, la acepto encantado