Partida Rol por web

Corvino era consciente de que sin arcos ni ballestas, acampar bajo cielo abierto en la Cresta de C'Martan les dejaba muy vulnerables contra ataques aéreos, mientras que una arboleda les ocultaría de la vista de pájaro. También sabía que el Bosque del Pavor tenía una zona central, un corazón del bosque, llamado el Crisol. El Crisol era la parte del Bosque del Pavor que no era plana, sino que estaba llena de colinas que facilitan la ocultación. Era ese sitio el ideal para acampar para Genann, solo que les quedaba demasiado lejos como para pasar aquella noche.

Finalmente ganó el bosque. Tardaron un rato en ver los primeros árboles, pero las copas se entrelazaban dejando el camino en penumbras. Tuvieron que apartarse del sendero para acampar, ya que incluso por la noche puede haber caballos o carros que corran a toda prisa por la vereda. No les costó reunir la leña y encender el fuego. Acababa de anochecer, y todavía no habían cenado ni organizado las guardias.

Genann se sentía feliz en el bosque y mientras las llamas de la recién encendida fogata bailoteaban dispersando la oscuridad del entorno más inmediato, el druida recogía leña del suelo para apilarla junto al fuego. La noche sería larga, incluso si no tenían problema alguno, algo difícil de creer a la vista de lo acaecido en los últimos días. Era como si un dios tuerto les hubiera mirado.

Hacer guardias era un imperativo pero de los nueve que formaban el grupo, dos estaban incapacitados y lo que necesitaban era dormir. Lo cual le recordó que debería echarles un vistazo para comprobar el estado de sus heridas. Pero primero hurgó entre sus pertenencias y sacó una ración de viaje que permitiría que al menos, un tercio del grupo pudiera alimentarse.

-Aquí tengo una ración para que tres personas podamos cenar -no era tan tonto como para además de proporcionarla excluirse de los que fueran a aprovecharse de ella-. Y deberíamos organizar guardias de cara a la noche. Heian y Menon no están en condiciones y deberían descansar. Y Corvino tampoco está muy bien que digamos. Eso nos deja en seis así que os propongo que establezcamos tres turnos con dos de nosotros para cubrirlos. Alanis y Alarico. Quiora y Sapo. Fedora y yo. ¿Os parece?

Lograron llegar a un sitio lo bastante prometedor como para acampar en él, por lo que Menon pudo tumbarse mientras el fuego de la hoguera empezaba a crecer y dar calor a los alrededores, no estaba especialmente contento con este día, y ahora ya lo dejan fuera de la guardia, no le extraña dada su ineficacia, pero al menos podría colaborar con el grupo.

- Por aquí tengo otras raciones para comer, al menos no hay que pasar hambre en balde - mientras observaba las llamas bailar se intento concentrar para recuperar su punto de equilibrio, esperaba estar preparado para la siguiente ocasión, que seguro que sería pronto.

Reforma había quedado bastante callada después del robo y esperó a que todo se calmara para compartir lo que había descubierto.
- El joven que tomarrr nuestrrras arrrmas serrr infiltrrrado. Estarrr de nurstrrra parrrte. El desirrr por bajo. Perrro ahorrra sentirrr mal sin mías espadas. No imporrrtarrr si bosque o donde sea. Yo haserrr prrrimerrrra guarrrrdia... -Dijo algo cabizbaja.

-Ciertamente. Clevus era un espía invidiano infiltrado en las filas gundarakíes -dijo como si saberlo fuera lo más normal del mundo-. Bueno, Fedora, si estás dispuesta a hacer la primera guardia, eso quiere decir que yo la haré contigo. De todos modos y hasta que terminemos de cenar lo que preparemos, aún tenemos algo de tiempo. Voy a echar un vistazo en los alrededores por si encontrara algo para comer. Unas bayas, setas, cebollas silvestres... lo que sea. Volveré en unos minutos y prometo no alejarme apenas. Tendré el fuego a la vista en todo momento. Hasta ahora -se despidió alzando una mano-. Y decidid los siguientes dos turnos de guardia.

Se introdujo en la foresta, manteniéndose a una distancia prudencial y sin dejar de apreciar el resplandor del fuego del campamento.

-Gracias!

La semiorca no perdió ni un minuto cuando Menon se ofreció a darle una ración de viaje. Hizo buena cuenta de ello y esperó que no le sentara tan mal como la ultima cosa que se había bebido sin pensarlo mucho.

Las guardias que había planteado Genann se las pasó por el forro. Tenía la intención de descansar y cuando se encontrase mejor, si aún querían quedarse, haría una guardia.

Preparó un buen nido de hojas, como le habían enseñado, para mantenerse en calor y permanecer semi oculta de vistas ajenas, y se metió dentro a dormir. Había sido un día duro y esperaba que su dolor de tripa y algunas heridas mejorasen con el descanso.

- ¡YO CON ALANIS!- Gritó todo exaltado Sapo para que nadie le quitara el puesto número 1 en peticiones de compañero para la guardia. Si por él hubiera sido hubiera elegido al druida, o a Fedora, como compañero de fatigas. Le hubiera pedido que le ayudara a buscar a un tejón, o a un conejo, y así Sapo podría haberle preguntado cómo estaba la cosa en los alrededores, si había algún peligro por la zona. Descartó a nigromante Alarico. Todos saben que los ilusionistas y los nigromantes no se llevan bien. ¿Quiora? No, gracias. La piel verde se acercaba tanto a él que siempre rompía su burbuja de seguridad, su espacio físico que tanto se forzaba por mantener, sin contar las collejas que le pegaba que le dejaban en la piel un olor a moho un tanto extraño. Al menos Alanis tenía a Bigotes.

- Ten cuidado Genan.- Advirtió al druida.- Podría haber lobos.- Seguía preocupado por el "amigo de los perros" -Si encuentras un conejo, un tejón, o cualquier mamífero que viva en madrigueras tráemelo vivo y le pregunto qué tal antes de que os lo comáis.- A Sapo no le gustaba la carne de conejo, por muy buenas propiedades que dijeran que tenían. No era agradable mantener una conversación con alguien para luego partirle el cuello de un golpe seco en la nuca y cocinarlo.

- Yo tengo alguna ración más. La carne de conejo, aunque más sabrosa, merece quedarse donde está.- Sapo sacó de su pequeño zurrón unas raciones secas envueltas con mimo.