Partida Rol por web

Bargoth, satisfecho por haber embaucado ligeramente al joven imberbe, se dirige a la cantina, dispuesto a reunirse con el resto de la expedición y a beberse parte del presupuesto en cerveza de trigo.

¿Que iban a necesitar? Suponía que cetros solares o lámparas de aceite u otros métodos de iluminación. Él no los necesitaba pero se temía que no iba a ser un grupo de enanos el que descendiera allá abajo y no todo el mundo puede ver bien en la oscuridad. ¿Que mas? cuerdas y garfios, muchos. ¡Agua, víveres, grandes mochilas! Solo de pensarlo el duro enano ya babeaba. No disfrutaba en ningún lugar como bajo el suelo. Y más con el calor endemoniado que hacía en aquel lugar. Gracias a las bendiciones del dragón, él estaba aislado de la temperatura pero, aún así, se notaba.

Cuando se planto frente a la taberna observó la falta de ortografía en el letrero.

-¡¡Por los señores dragones!!¡¡ "Taverna" con v!! Parece mi tipo de local. 

Bargoth recordó lo mucho que le había costado aprender a leer. Lo suyo siempre fueron mas las habilidades "manuales".

Bargoth, feliz de la vida, entra con pasos decididos.  El día se presentaba prometedor.

Uuuuuh  dice la camarera semielfa mirando maravillada al enano entrando en la taBerna... ¿Qué se le ofrece al fornido enano? Estoy segura de que esos músculos necesitan refrescarse... 

Percibes que la sonrisa de esa camarera puede embriagar más que cualquier copa que pueda servir....

¡Pardiez, muchacha! ¡Este lugar mejora por momentos!- dice el enano, poco acostumbrado ya a las presencias femeninas. 

El enano pasa un rápida ojeada al local.

Se me ocurren muchas cosas que podrias ofrecerme pero un asiento sería un buen comienzo. Pienso quedarme bastante tiempo por aquí y sentado uno se cansa menos. Y pienso sostener muchas cervezas, asi que me cansaré. ¿Teneis cerveza de trigo?

Hablar con mis "compañeros" clérigos no me ponía de muy buen humor. Es más, lo detestaba, pero eran ellos mi medio más factible para conseguir sabiduría y riqueza. Además, hubiese entrado en esa compañía aunque no me hubiesen pagado ni un cobre.

No tardo mucho en llegar a la taberna dónde tenemos que encontrarnos todos. Mis ojos tardan unos segundos a acostumbrarse al cambio de luz cuando cierro la puerta detrás de mi. Hay algunas persona sentadas en diferentes mesas, aunque ninguno de ellos parece muy dispuesto a partir en una expedición inminente.

Entonces mi vista se posa en un enano ataviado con un viejo camisote de mallas y una gran hacha enana. Me acerco a su lado con paso firme y cuando llego a su lado, de pie, le pregunto -¿Tú eres uno de los de la expedición? 

¡Si, por los siete colores del arco iris, lo soy! ¿Te envia ese muchachito imberbe del templo de Helmo? Mi nombre es Bargoth. Enano, servidor de dragones, luchador indómito y bebedor de cervezas. Acabo de llegar a este sitio y aún no me había sentado. Bueno, eso es evidente porque aquí estoy, frente a ti, de pie. No creas, sentado soy aún más bajito. ¿Tu nombre era? Bueno, no importa, pasa, pasa, sentémonos por aqui. No te importara que me empiece mi cerveza antes de que pidas tu lo que quieras, ¿Verdad? El chaval me ha adelantado algo de oro para equipar la expedicion...

El enano habla por los codos y tienen tendencias a decir obviedades. Habla tan rápido que apenas te deja tiempo para contestar tu nombre hasta que hace una pausa más larga para beber un largo trago de cerveza.

El enano me invita a sentarme a una mesa y no dudo en hacerlo. Empieza hablar sin parar, parece que en cualquier momento vaya a desmayarse por no respirar. Al final termina de hablar para empezar a beber.

-Me llamo Kalehid y dudo que me conocieras de algo. -digo con cierto desprecio. No tengo nada contra el enano, pero tanta vitalidad me saca de quicio. -¿Dónde está el resto de la expedición? No quiero retrasar a mañana la salida y como tarden mucho se nos va a hacer de noche. -añado mientras jugueteo con en cráneo que tengo colgado en el cuello. 

Bonito cráneo, Kalehid. Y no me refiero al que tienes encima de los hombros, sino al que te cuelga al cuello. ¿El resto? De momento somos solo nosotros dos. Tenemos órdenes de esperar al resto aquí pero aún así tenemos que hacer unos cuantos preparativos antes de salir. Ya sabes, comida, víveres, material de espeleología...lo típico cuando uno va a explorar una misteriosa cueva salida de la nada. Yo soy enano, ¿Sabes? -dijo como si fuera un gran secreto. Y los enanos sabemos mucho de estas cosas, por eso me han puesto al cargo de la sección de infraestructura y materiales. ¿Sabes cuanta presión puede aguantar una viga de refuerzo de madera reforzada? No podrías ni imaginarlo...

Entro en la posada  y miro a mi alrededor examinandolo todo mientras mi mano descansa en una de las dagas  que sobresale del cinturon. Mis ojos brillan divertidos al ver a la camarera semielfa y mi cola se agita con cierto interes mientras sonrio para mi mostrando  unos dientes algo mas largos de lo habitual.

La verdad es que no... -contesto algo despreocupado por el tema de las vigas. -Aunque si que tienes razón en lo de llevar suficientes víveres. Antes de partir pasaré por el mercado a comprar una mochila y comida para varios días.

Me quedo unos segundos pensando el el tema de la mochila. Al final añado -Podríamos comprar una mula entre todos para llevar la comida y los posibles tesoros que encontremos. ¿Cómo lo ves?

Mientras espero la respuesta del enano voy mirando de reojo hacia la puerta por si veo a alguien buscándonos...

-Me parece una gran idea pero, mira, creo que acaba de entrar otro miembro del equipo. ¿Que te parece? No se ve un tiflin todos los días.

La presencia del Tiflin parece haber secado el torrente de palabras que sale de la boca del enano. Su mirada parece más calculadora, menos superficial.

-Por aquí, amigo. ¿Eres de la expedición?

La semielfa se acerca a la mesa... cubriéndose con la bandeja.. ahora ya no se muestra tan atrevida como antes...

Hola caballeros... ¿qué desean tomar? Titubeó un poco al observar como el tíflin acariciaba todo su cuerpo con la mirada... 

Eres libre de gastar tu oro en lo que quieras, kalehid pero has de saber que la expedicion incluye mulas, porteadores, tiendas de campaña...vamos, que solo has de preocuparte de llevar tus herramientas personales porque tendremos una buena infraestructura detras.

Yo tomare otra jarra, princesa.

Finalmente la camarera se acerca, era de buen ver, aunque no era el tema mas importante que me rondaba por la cabeza. -Yo tomaré otra jarra. -le digo a la mujer. -¡Y que no esté caliente! -añado con tono imperioso. No había nada peor que una cerveza caliente.

El tiflin no hace ademán de acercarse a la mesa, no se si es que no nos presta mucha atención mirando a la muchacha o es que realmente no es parte de la expedición.

Vuelvo la cabeza para escuchar lo que me dice Bargoth y cuando acabo le contesto -Entonces perfecto, tienes que explicarme todo lo que sepas sobre la expedición. Mi contacto no es que me tenga mucha... estima, que digamos y no me ha explicado casi nada...

Sonrio de forma picara al ver que la semielfa se siente incomoda, le guiño el ojo de forma picara y avanzo hacia el grupo meneando la cola.

--- Asi es ,enano- respondo con voz  entre divertida y burlona- Necesitareis a alguien como yo en esta pequeña aventura.

Quedo algo sorprendido al ver como, finalmente, el tiflin se une a nosotros. "Extraña criatura." pienso mientras coje asiento en la mesa.

-Yo me llamo Kalehid, podríamos decir que soy un clérigo repudiado. -empiezo diciendo, poniendo énfasis en la palabra "repudiado". -y éste es Bargoth, un maestro enano, como puedes ver. ¿Y tú?

Me siento en uno  de los asientos libres que hay.

---Un vino, guapetona- digo girandome hacia la muchacha y luego miro al clerifgo- ¿ Un clerigo repudiado, que cosa mas rara?- pregunto riendome entre dientes.

---Yo soy Astaroth y soy un tiflin si teneis buena vista.- digo apoyandome en el respaldo de la silla.