Partida Rol por web

El sacerdote apura a detener a la bárbara.

- ¡¡Detente Kaysa!! debemos ayudar a las pobre gentes de este lugar, ya no es cuestión de recompensas...déjadme confesaros algo.

- Cuando permanecisteis en la casa de Samantha di un pequeño paseo a la capilla local, en ella el capellán del pueblo me previno del ataque de este tipo de bestias. Ahora que lo recuerdo me "prestó" un compendio para conocer el tipo de plegaria y materiales que se necesita para curarlos.

El sacerdote saca una especie de libro de su morral, es oscuro con ribeteado dorado y decoraciones en el mismo color.

- Digo que me "prestó" el compendio puesto que no lo hizo de buena gana, acto seguido el me mostró un Licántropo atrapado en el subterráneo de la capilla, escondiéndolo del pueblo. Me pidió que ayudase a curar a lo que antaño fuera su mujer, atacada tiempo atrás por una de estas alimañas. Yo no supe como hacerlo puesto que necesito unas horas de las que no he dispuesto para estudiarlo convenientemente.

- Es muy probable que si dedico unas horas pueda curar tu herida, gracias a la ayuda de Pelor, tienes que tener fe puesto que en el pueblo es muy seguro que no encuentres la ayuda que necesitas....Confía en mi compañera.

Kaysa estaba decidida a irse, y no hizo caso a Tristant cuando la llamó. Iba a seguir andando, pero entonces el clérigo dijo que confesaría algo. Kaysa se detuvo en seco, y se dio la vuelta. No le gustaba eso de confesar. Si alguien confesaba, era porque había hecho algo malo o porque había estado ocultando algo. Miró con ojos recelosos al clérigo.

Kaysa fue aumentando el ceño cada vez más, y la furia asomó a su semblante a cada palabra que el hombre decía. Cuando terminó, Kaysa agarró la pierna del cadáver que llevaba al hombro y lo dejó caer sobre el suelo con un golpe sordo. Agarró el mango del hacha con tal fuerza que los dedos se le ponían blancos, y rugió:

-¡Joder! ¿Qué mierdas te pasa por la cabeza? ¿No habías pensado en decírnoslo antes? Cuando pregunté si faltaba alguna cosa por hacer antes de venir al bosque, no se te ocurrió comentar "ah, cierto, hay unos pellejudos en el bosque que nos van a atacar y solo yo sé curar sus heridas. Por cierto, hay uno en el sótano"? ¿No se te ocurrió estudiar esa mierda de libro en el pueblo, donde estábamos seguros, en vez de aquí, en mitad del bosque?

Kaysa suspiró, y su enfado pareció remitir tan rápidamente como había aparecido. Al fin y al cabo, aunque Kaysa fuese propensa a la ira, todos sabían que era una mujer práctica, y que no le gustaba regodearse en el pasado, sino vivir el momento.

-Bueno. Lo hecho, hecho está. Pero como vuelvas a ocultar algo así, te dejo sin dientes de un guantazo.

Avanzó de nuevo hasta el campamento, y se sentó en un tronco a afilar su hacha, que había perdido algo de filo ante la dura piel del hombre lobo.

-Cambio de planes-dijo al grupo-grupo-Esperaremos aquí a que Tristant estudie el libro. Cuando haya terminado, me curará, y entonces iremos todos a por ese cabrón y le mataremos. Hasta entonces, desayunad y poned a punto vuestro equipo.

Mientras la Kaysa y Tristán tenían una pequeña discusión sobre si deberíamos regresar o no a la aldea, algo en mi interior empezó a alarmarse, una sensación extraña que atravesó mi cuerpo.
- Este... ¿Alguno de ustedes movieron a los cadáveres de las bestias que matamos en la noche? le pregunte al grupo esperando que su repuesta sea afirmativa, de lo contrario lo siguiente que me venía a la mente eran viejas historias de usuarios mágicos que tenían el poder de levantar a los muertos y usarlos como mejor les venga en gana.

Me dispuse a parar a la bárbara cuando Tristant habló, y por suerte consiguió reclamar su atención. Parecía que iba a poder curarla, lo que frenó el impulso de marcharse de Kaysa. Entendía su preocupación, pero actuar antes de escuchar a los demás era un hábito bastante malo. Cuando habló Behar, miré alrededor, comprobando que efectivamente no había ningún cadáver por la zona. ¿Dónde demonios se habían metido?

-¿Alguien en su guardia ha visto cuándo han desaparecido los cuerpos? No creo que ningún animal haya venido y se los haya llevado todos. Es posible que alguien los haya... ¿devuelto a la vida?

Si había una opción más desalentadora que pelear contra huargos, era pelear contra huargos zombi. Al principio estaba de acuerdo en ir a la guarida del hombre lobo a rematarlo, pero ahora que había variables que no entendíamos, como la desaparición de los cadáveres, no me parecía tan buena idea. 

-Quizás debamos seguir buscando el castillo después de que Kaysa sane. No debemos perder de vista nuestro objetivo principal.

El sacerdote reflexiona con las agresivas palabras de Kaysa, estaba acostumbrado a tratar con su malhumorado carácter y con sus actos impulsivos, pero se lo perdonaba por que apreciaba su habilidad en combate que le había salvado en más de una ocasión.

- Me tomé este asunto como algo que debía resolver yo más adelante, en nombre del Sagrado Pelor, el párroco no me dijo que fuera mordida en este bosque pequeña amiga. No vi necesario informaros de este asunto hasta que hubiéramos resuelto lo que tenemos entre manos.

Escucho la aceptación de Kaysa y las palabras de sus compañeros mirando a su alrededor.

- Si es verdad que han desaparecido los cuerpos de las bestias, no creo que fuera magia no-muerta, pensad en que este bosque está lleno de depredadores, quizás alguna bestia observó que el menú estaba servido y sin protección de ningún tipo. De todas formas (mirando a  su compañero Celingandir) sería necesario que pudieras utilizar tus artes arcanas Celingandir, un ritual que nos proporcione información sobre si se ha utilizado la nigromancia.

Dicho esto se dispuso a dedicar el tiempo necesario con límite puesto en el mediodía para estudiar dicho libro y poder conocer más sobre la posible aflicción de Kaysa.

- Sabias palabras Tristant, bien podría haber restos mágicos en los alrededores, será mejor que estudiemos si nos estamos enfrentando a las artes nigrománticas.

Celindandir saca un poco de polvo de huevo de un bolsillo de su túnica y comienza a preparar el ritual como bien ha aprendido de la escuela de magia. Dibujando unos sellos circunferenciales trata de detectar magia nigromántica en los alrededores del campamento, especialmente en los lugares en los que desaparecieron los cuerpos de los lobos.

Mientras Tristant estudia el compendio sagrado, no ocurre nada reseñable, el bosque permanece atento a vuestros movimientos y os sentís observados en todo momento....

Por su parte Celingandir prepara y efectúa el ritual que os ayudará a encontrar rastros de magia en los alrededores, sin lugar a dudas no existe rastro de magia alguna.

Llega el mediodía y el sacerdote cierra el libro con un sonoro chasquido.

- ¡¡Ya lo tengo!! muy bien, he comprendido que para curar a Kaysa se necesita un tipo de compuesto especial hecho con una mezcla de ingredientes; grasa humana, Althaea officinalis (un tipo de hierba) y una gota de sangre fresca de Licántropo,  se puede efectuar pero tiene una moderada probabilidad de éxito...Además para que así sea habrá de repetirse al menos una vez al día sobre la herida, hasta que haya desaparecido.

- Además este tomo versa sobre la enfermedad canina, dice que el proceso es lento pero podría llevar semanas, progresivamente la enfermedad comienza con altas fiebre hasta culminar con una adaptación de los huesos, tendones y materia muscular para ser un lobo humanoide en tamaño y forma.

- Por último aconseja cauterizar el posible mordisco con fuego, eso retrasará la infección.

Kaysa estaba terminando las últimas migajas de una ración cuando el clérigo levantó por fin la vista del libro, y exclamó que tenía la solución. Kaysa le escuchó con atención mientras enumeraba los materiales, por suerte ninguno de ellos era muy difícil de encontrar en su situación. 

Kaysa se levantó al oír lo último, sacó una de las hachas de mano y dejó su filo entre las brasas de la hoguera, calentándose. 

-¿Puedes extraer la grasa humana del cadáver de Corby o tiene que ser fresca?-preguntó-La planta deberíamos poder encontrarla en el bosque. Supongo que la sangre que el lobo dejó aquí no nos vale, tiene ya un día. 

Mientras hablaba, la hoja del hacha iba calentándose, poniéndose al rojo vivo y luego casi blanca. Kaysa cogió el arma de nuevo, suspiró y se agarró el hombro, quitándose la venda y exponiendo la herida. Respiró profundamente y luego, con decisión y brusquedad, apretó la hoja del hacha plana contra la herida, brillando al rojo vivo. 

Se oyó un horrible chisporroteo y el aire se llenó del amargo olor de la carne y la piel quemadas, mientras el metal cauterizaba la herida. Kaysa apretó los dientes, y su mirada se volvió oscura, afilada y dura como el hierro mientras soportaba el dolor que haría desmayarse a un hombre adulto sin emitir ningún sonido. Por fin, separó el arma, dejando una horrible marca de quemadura donde antes había estado la herida. Con el otro hacha de mano, se puso a limpiar los restos de piel requemada que habían quedado adheridos al metal, mientras se enfriaba de nuevo. 

-Joder-dijo-Me cago en el pellejudo, eso ha dolido. Necesitamos sangre fresca de licántropo y yo tengo una cuenta pendiente con ese cabronazo. Está claro a dónde tenemos que ir a continuación. 

Volviendo a revisar el manuscrito el sacerdote contesta a Kaysa mientras por empatía contempla con dolor la herida quemada en el hombro de la bárbara.

- Por desgracia aquí dice que ha de ser una gota de sangre fresca... tendremos que rastrear al licántropo, por el tamaño de sus heridas no debe de haber ido lejos, quien sabe, quizás demos nos lleve al castillo si vamos tras el.

Sin más Tristant guarda el compendio en un pañuelo y de ahí a su morral. Decidido se levanta apoyándose en su querida guja.

- Tendremos que rastrear a la bestia, ¿Quién tiene más habilidad en este tipo de tarea? yo soy muy competente pero he de decir humildemente que en otras materias, no así en rastrear animales...

La mañana había pasado sin ninguna novedad. Después de que el elfo confirmara la ausencia de magia nigromántica, me relajé, achacando la falta de cuerpos a los animales salvajes. Aunque es raro que ninguno hayamos advertido el movimiento de los cadáveres...

Tristant parecía haber descifrado aquel manuscrito, y el destino de una forma u otra parecía decirnos que debíamos darle caza al licántropo. Sin perder el tiempo, y mientras Kaysa cauterizaba su propia herida con su característica estoicidad, me alejé del resto para examinar las huellas que había dejado la bestia antes de huir. Podían verse claramente los rastros de sangre de la batalla, y cómo la bestia a toda prisa había dejado una senda bastante reveladora. Sólo esperaba que aquel laberíntico bosque nos dejara avanzar en la dirección correcta para poder seguir el rastro con facilidad.

-Es hora de marchar, creo saber en qué dirección se ha ido el animal... -dije señalando en la espesura.

Celingadir afirmava que no había magia involucrada en la desaparición de los cuerpos, pero de igual manera algo me seguía insultando sobre ese asunto, después de saber los requisitos para cura a Kaysa y ver como se cauteriza su herida con el hacha al rojo era momento de rastrear a esa bestia, cosa que Guiraud ya estaba haciendo.
-Necesitas ayuda para rastrearle?- le pregunto al monje.