LLegas a tu casa, no sabes si puede estar Damon
Que haces?.
¡Damon! Grita. ¡Damon! Estaba cabreada y necesitaba desahogarse.
Si no está, pues no sé, le llamo por teléfono o voy al sitio en el que creo que estará. Pero se supone que estoy en su casa, ¿no? No en la mía.
Ahora se supone que está delante de su puerta llamando al timbre, dando golpes en la puerta y llamándole.
Se abre la puerta y de ella sale una persona.
- Pero que quieres, parece que te han cabreado no?..
¿Cabreado? Le dijo con un bufido, como si fuera una gata.
¿Se puede saber a que puto parvulario me has enviado? ¡Ya te dije que no era buena idea ir a la universidad! Dijo entrando y dando vueltas por toda la casa.
Te tomo del brazo y te tiro hacia mi, luego te miro y te abrazo.
- Dime que es peor que te vuelvas a la universidad y actues como una chica de su edad o que te descubran?.
Como si Damon fuese su criptonita, sus pelos que estaban de punta de rabia, se calmaron, y fue como si Erika se hiciese pequeñita entre sus brazos.
Pero Damon... yo quiero quedarme aquí contigo y seguir mejorando... allí no pinto nada... Murmuró.