- Jonathan, aquí no hay motel, y dudo que estos palurdos nos acojan, además estoy preocupada por el Doctor. Yo voto por ir ya y tratar de dormir en la plantación.
Dicho lo cual mira a todos inquisitivamente como la niña bien que es, acostumbrada a que le hagan caso a todo lo que sugiere.
Sonya tiene razón. En el tiempo que habéis estado en el pueblo no habéis visto ningún sitio en el que poder alojaros, y, dada la amabilidad de los lugareños, dudo mucho de que alguno os hospedara en su casa.
¡Un saludo!
-Cierto es que no lo hay ¿verdad?-contesta Jonathan haciendo la pregunta para sí mismo-El caso es que no me siento cómodo llegando en mitad de la noche...si es que damos con el camino, claro. Pero supongo que no tenemos muchas más opciones. Podemos preguntar en el restaurante a ver si saben cómo llegar allí. O incluso en el periódico, de donde venimos.
No creo que en el restaurante seamos bien recibidos. Mejor preguntemos en el periódico y partamos cuanto antes. Las nubes anuncian tormenta y sería un desastre quedar atrapados de noche en el camino embarrado.
Si vemos que la cosa se va a poner fea, podemos acudir a la iglesia. Allí no nos negarán techo y una manta.