Partida Rol por web

Tang llega corretenado. Para en seco pasos antes de que puedan decirle algo, para entrar con más respeto.

Buenos días - ante el saludo, se inclina.

Hoho hola - sonrio con esa sonrisa un tanto demente. Coloco sus manos a su espalda y paseo un rato corto por la sala - ¿Por que elegiste la daga?

Eh... - A Tang no le importan sus tics, ni sus gestos raros en general. Es por ello que le sonríe con naturalidad - Pues creo que es un arma precisa, ligera y muy útil

¿Ya... esta? - pregunta visiblemente decepcionado

¡No, no! - Tang sonríe risueña, e intenta continuar - También puede llegar a ser un arma silenciosa, rápida como el viento. Puede proporcionar una muerte lenta si lo deseas, o la muerte en el acto. Su filo corta hasta la respiración y también se puede usar para la mejor de las torturas. Creo que es un arma muy polivalente, maestro

Una lagrima cayo por el rostro del maestro - si... - comenzo a hablar con una voz fina - la.. la sensacion... de de poder matar... hacerle sufrir si lo deseas... - su voz era un siseo serpentino que te ponen los vellos de punta. Cogio su daga y paseo sus dedos por la hoja del arma, emocionado, con respiracion agitada... es mas, te da la impresion de que ves un fulgor de color jade en sus ojos, pero no te da tiempo a cerciorarte pues se da la vuelta - co co co.. co ge la da..ga......... - y señala a unos estantes repletos de armas

Como querais maestro - a pesar de lo jovial e ingenua que suele ser, el maestro comienza a inquietarle. Tiene algo que a primera vista no vio, pero que ahora le pone en tensión. Tang toma aire con fuerza pero haciendo un esfuerzo por no emitir ruido, y hace ademán de aparentar que no le ocurre nada. Todo es normal y natural.

La chica se acerca a la estantería y observa con detenimiento cada una de las dagas, hasta finalmente decidirse por una.

Mientras elegias que daga escoger, Logwei ha trasteado detras tuya colocando varios sacos colgados del techo. En cada saco hay dibujada una fina linea negro sobre la tela de cerdo - durante estos primeros meses, aprenderas a hacer una herida letal que matara en un tiempo a tu adversario - ha perdido el tartamudeo y parece mas serio. Justo despues de decirte eso, lanza un tajo casi imperceptible para ti segando uno de los sacos con un trazo perfecto sobre una de las lineas pintadas

Vaaaaaya - al darse la vuelta y ver la puntería de su maestro, la boca de Tang se abre por completo y casi se le cae la daga de las manos, cogiéndola mejor al darse cuenta.

¿Puedo intentarlo yo entonces? - pregunta ansiosa.

Claro... - y te miro fijamente y sonriente

Tang saca la lengua y la deja descansar a un lado, junto a la comisura izquierda. Sus ojos se rasgan más para visualizar el objetivo, mientras alza el brazo y mece la daga hacia delante y hacia detrás, en un acto algo cómico por la falta de experiencia.

Fiummmm!. Finalmente, la daga sale disparada con toda la rapidez que ha podido regalarle con su movimiento. El filo se clava en el objetivo, pero no se asoma a atinar en la fina línea delgada. Lo ha sesgado, pero no en el lugar correcto.

Te miro colerico, furioso... Dio un salto hacia ti, colocandose cara a cara con su daga en la mano apretada con fuerza - ¡NO SIRVES! - rugio con los ojos encendidos en una llama verdosa de color jade que manaba de ella un poderio inusitado que te estremecio por completo... pero esa sensacion se corto de lleno cuando la daga de Logwei cerceno tu cuello en un punto vital...

Un chorro de sangre salio de tu cuello por la herida abierta salpicando de ese liquido carmesi tan vivo y puro la cara de Logwei, un Logwei sonriente que miraba sadicamente mientras te caias al suelo sangrando con ritmo vertiginoso...

Un par de parpadeos involuntarios despues de caer al suelo pesadamente y ves como un destello rojizo pasa por delante de ti, pero en seguida todo se torna oscuro...

La consciencia lucha por mover un cuerpo que poco a poco se inutiliza. Tang lucha por hacer, por hablar... pero es imposible.

Oscuridad. Todo se torna oscuridad. Todo se convierte en la Nada.