Partida Rol por web

Rainias tomo aire. Miro a los dos individuos que acababan de asaltar su casa y lo tenían a su merced.

Y luego simplemente se desmoronó.

—Estoy muerto.— dijo como si le faltase el aire —Haga lo que haga estoy muerto. Si no es ahora será después. Maldita sea... No sé nada de lo que me dices.— se giró hacia Ok-Sar —Seraia tiene muchos datos y secretos. No los conozco. Maldita sea... Estoy muerto... ¿Qué queréis que haga?

Angrend asintió al ver que Rainias finalmente atendía a razones. Lo cual era mucho mejor que la otra opción, sobretodo para él.

-Muy bien. Me gusta que seas un hombre razonable y práctico. Vivirás más.-

El asesino diría que había sonreído, pero los demás sólo podían ver un cambio de rictus algo inquietante en sus labios.

-De momento cambiarás esta noche la contraseña tal y como te pide Seraya. Y seguirás como si no pasase nada. Pero a nosotros nos crearás unos pases y claves que nos permita acceder a todas las zonas de la casa sin importar el nivel de seguridad.-

Siguió pensando qué más podían necesitar.

-Imagino que no tienes que estar aquí para hacer todo eso. Así que coge lo que necesites porque vamos a ir a otro sitio, un poco menos acogedor, donde te hospedarás hasta que todo esto acabe. Por tú seguridad por supuesto.-

—Seraia tiene un archivo lleno de interesantes secretos. Es eso lo que necesitamos y vamos a conseguir. Ese archivo... y a ella. Como acabará muerta luego nadie te perseguirá. Piensa que aunque parezca mentira, nuestro triunfo es tu mejor oportunidad. 

Le dejarían a Rainias algunos objetos de aseo personal... lo suficiente para que pareciera que le necesitaban vivo o que le dejarían vivir. Y bueno, una vez estaba en su poder, a saber cuanto vivía el hombre o cuanta utilidad podía tener. Matar era fácil, utilizar bien los recursos era lo complicado. 

—Tenemos que subir y disimular el agujero. Es poco probable que lo vean pero con una alfombra y una mesa encima por si llueve estará lista la cosa.