Partida Rol por web

Bilbo no tenía muy claro quien era el pequeño peludo, pero sí que tenía unas cuentas pendientes con el Gordo Cabrón.

- ¿Quien lleva el sobre de vuelta entonces?- dijo con la esperanza de que el pequeño peludo no fuera él mismo, mirando a Sdahí con cara de 'te ha tocadoooo..'

 Adalverto acepto el te que le tendía la niña y tras ponerle cinco cubos y medio de azúcar procedió a tomarlo.

-Exquisito pequeña – mientras terminaba su taza y observo a sus compañeros, al sobre, a sus compañeros, al perro, a sus compañeros y nuevamente al sobre - ¡con el dulzor justo!

Extendió su manito y tomo el sobre para darle un vistazo a su interior, lo que lo espantó terriblemente al ver las fotos de Lindsay Lohan dedicadas al Gordo satánico – Ahhhh! Santos huevos saltarines Batman, digo Chuck. Hay que ajusticiar estos actos de mal gusto de alguna forma.

Nuevamente miro a Bilbo, el sobre, Horacio, el sobre, el Perro, la niña, el sobre, sus manitos con el sobre y al extraterrestre azulado.

– Yo no soy un enano peludo y no pienso perderme la paliza de Santa. – Miro una vez más el sobre y una idea logro llegar a su cabecita como si un foquito se hubiese encendido sobre sus orejas. Sisi, así de rápido.

– Pero amigos, si esto es un sobre. Entienden, un soooobreeee... ¡Utilicemos el correo! – Contento con su deducción le lanzo el sobre al Perro – Duglas, encárgate de enviárselo a Chuck, envío certificado para que no se pierda, por supuesto.

- Señorita fue un placer compartir el té con usted – se giró hacia sus compañeros y desenfundado su espada, parado sobre una silla en pose heroica - ¡Vamos por el gordo!

Douglas tomó el sobre, y lo volvió a colocar sobre la mesa. Si pudiera colocarse algo así en el correo, y que los esbirros del Gordo no lo detectan, no creen que lo hubiéramos hecho hace mucho? Para qué enviarlos a ustedes?

Sorprendido por la respuesta del Agente Perruno -  Estemmm... ehhh... mmmmm... para rescatar a un duende con agallas para llevar el sobre y destruir la megacorporacion de Santa, digoo... tal vez.

Cabe aclarar que el orejudo nunca abandono su pose heroica de sable extendido al aire y haciendo equilibrio sobre la diminuta silla del juego de té.

 Viendo lo testarudo del perrito y la mirada desaprobadora que le dirigía al cuerpo de elite que integraba abandono su pose de combate para sentarse, de piernas cruzadas, sobre la sillita del té. Donde atusando su oreja izquierda comenzó a elaborar un intrincado plan para lograr sus objetivos, personales como del grupo.

- Compañeros, debemos terminar la misión que nuestro líder Chuck nos ha encomendado. ¡Reunión de grupo!

Adalverto dio un pequeño salto, pequeño porque la silla era incluso más pequeña que él y arrastro a sus compañeros hacia un rincón para que el Perro y la niña no pudieran escuchar lo que decía en susurros.

- Muchachos, ese sobre me huele a porquería. El Sr Norris nos ha enviado a rescatar a un duende con información no ha remplazar a un empleado de Fedex. Sigamos la corriente de estos dos y salgamos a buscar al gordo y a nuestro duende. El servicio de inteligencia del Comandandte Chuck sabrá decidir si hay algo de valor entre estas extrañas fotos.

El sobre resiente la soledad del piso. El piso es duro y frío. Y además, caer allí arrojado por el conejo, y que el perro ni se molestara en agarrarlo... todo un asunto muy feo.

Desde allí abajo podía ver la situación muy bien. Todos gesticulando, menos el ovillo azul de lana que seguía sorbiendo líquido caliente de un pocillo. La niña bajo cuyo asiento había pasado un par de horas ahora señalaba una puerta de metal en un extremo, mientras les decía a los demás que por allí irían a por un tal "Gordo". El perro, el mismo perro que lo había dejado caer (maldito perro!) les pedía que reconsideraran, que me llevaran a Chuck, que esto era muy importante.

O que EL (el sobre, no el perro) era muy importante. Al sobre le gustó mucho esto; pocas veces puede un sobre ser importante. Aunque no se hacía muchas ilusiones porque los sobres, como las esposas de los reyes cuando están embarazadas, saben que lo importante es lo que llevan en el interior. 

Los seres extraños (el enano, el conejo, la ametralladora gigante que llevaba a un duende peludito y de grandes y tiernos ojos, y el ser azul) caminaron hasta la puerta sin una segunda mirada al sobre. 

El sobre lloró. Y su solapa se humedeció.

(continua...)