Helios
En la mitología griega, Helios (en griego antiguo Ἥλιος Hếlios, ‘sol’) es la personificación del Sol. Hesíodo[1] y el himno homérico lo identifican con un hijo de los titanes Hiperión y Tea (Hesíodo) o Eurifaesa (himno homérico) y hermano de las diosas Selene, la luna, y Eos, la aurora. Sin embargo, Homero le llama a menudo simplemente Titán o Hiperión.
Helios era imaginado como un hermoso dios coronado con la brilante aureola del sol, que conducía un carro por el cielo cada día hasta el Océano que circundaba la tierra y regresaba por éste hacia el este por la noche. Homero describe el carro de Helios como tirado por toros solares;[2] más tarde Píndaro lo escribió que por «corceles que arrojaban fuego».[3] Posteriormente, los caballos recibieron fogosos nombres: Flegonte (‘ardiente’), Aetón (‘resplandeciente’), Pirois (‘ígneo’) y Éoo (‘amanecer’).
A medida que pasó el tiempo, Helios fue cada vez más identificado con el dios de la luz, Apolo. Su equivalente en la mitología romana era Sol, y específicamente Sol Invictus.
Mitología griega
La historia más conocida sobre Helios es la de su hijo Faetón, que intentó conducir el carro de su padre por el cielo pero perdió el control e incendió la tierra.
A veces se aludía a Helios con el epíteto Panoptes (‘el que ve todo’). En la historia narrada en la mansión de Alcínoo en La Odisea,[4] Afrodita, la esposa de Hefesto, se acostaba en secreto con Ares, pero Helios, el señor del sol que todo lo ve, los espió y se lo dijo a Hefesto, quien para castigarlos atrapó a los dos amantes en unas redes tan finas que resultaban invisibles.
En La Odisea, Odiseo y su tripulación superviviente desembarcan en una isla, Trinacia, consagrada al dios sol, al que Circe llama Hiperión en vez Helios. Allí se guardaba el sagrado ganado rojo del sol:
Llegarás más tarde a la isla de Trinacia, donde pacen las muchas vacas y pingües ovejas de Helios. Siete son las vacadas, otras tantas las hermosas greyes de ovejas, y cada una está formada por cincuenta cabezas. Dicho ganado no se reproduce ni muere y son sus pastoras dos deidades, dos ninfas de hermosas trenzas: Faetusa y Lampecia; las cuales concibió de Helios Hiperión la divina Neera. La veneranda madre, después que las dio a luz y las hubo criado, llevólas a la isla de Trinacia, allá muy lejos, para que guardaran las ovejas de su padre y las vacas de retorcidos cuernos.[5]
Aunque Odiseo advirtió a sus hombres para que no lo hicieran, éstos mataron y comieron impíamente algunas cabezas del ganado. Las guardianas de la isla, hijas de Helios, se lo dijeron a su padre. Helios, sin embargo, apeló a Zeus, quien destruyó el barco y mató a todos los hombres salvo a Odiseo.
En una vasija pintada griega, Helios aparece cruzando el mar en la copa del trípode délfico, lo que parece ser una referencia solar. En los Deipnosofistas, Ateneo contaba que, al ponerse el sol, Helios subía a una gran copa dorada en la que pasaba desde las Hespérides en el extremo occidental hasta la tierra de los etíopes, con quienes permanecía las horas de oscuridad. Cuando Heracles viajó a Eritia para cobrarse el ganado de Gerión, cruzó el desierto libio y quedó tan frustrado por el calor que disparó una flecha a Helios, el sol. Helios le rogó que parase y Heracles pidió a cambio la copa dorada que Helios usaba para cruzar el mar cada noche, de oeste a este. Heracles usó esta copa dorada para llegar a Eritia.[6]
Con la oceánide Perseis, Helios fue el padre de Eetes, Circe y Pasífae. Sus otros hijos son Faetusa (‘radiante’) y Lampecia (‘brillante’).
Helios y Apolo
Helios es identificado a veces con Apolo: «Nombres diferentes pueden aludir al mismo ser,» observa Walter Burkert, «o bien pueden ser conscientemente igualados, como en el caso de Apolo y Helios.»[7] En Homero Apolo es identificado claramente como un dios diferente, relacionado con las plagas, con un arco plateado (no dorado) y sin características solares.
La primera referencia segura a Apolo identificado con Helios aparece en los fragmentos conservados de la obra de Eurípides Faetón, en un discurso cerca del final,[8] cuando Clímene, la madre de Faetón, lamenta que Helios haya destruido a su hijo, el Helios al que los hombres llaman justamente Apolo (entendiéndose aquí que el nombre significa Apolón, ‘destructor’).
Para la época helenística Apolo había pasado a estar estrechamente relacionado con el sol en los cultos. Su epíteto Febo (‘brillante’), tomado prestado de Helios, sería más tarde aplicado también por los poetas latinos al dios Sol
La identificación se hizo común en textos filosóficos y aparece en las obras de Parménides, Empédocles, Plutarco y Crates de Tebas entre otros, así como en algunos textos órficos. Eratóstenes escribe sobre Orfeo en sus Catasterismos:
Pero habiendo bajado al Hades por su esposa y viendo las cosas que allí había, no continuó adorando a Dioniso, por lo que se había hecho famoso, sino que pensó que Helios era el más grande de los dioses, Helios al que también se llamaba Apolo. Despertándose cada noche hacia el amanecer y subiendo a la montaña llamada Pangeo esperaba a que el sol subiera para ser el primero en verlo. Por eso Dioniso, estando enfadado con él, envió a las Basárides, como cuenta el autor de tragedias Esquilo, quienes le despedazaron y esparcieron sus miembros.[9]
Dioniso y Asclepio son a veces identificados también con este Apolo Helios.
Los poetas latinos clásicos también usaron Febo como sobrenombre para el dios-sol, de donde proceden las referencias comunes en la poesía europea posterior a Febo y su carro como metáfora para el sol. Pero en las apariciones concretas en los mitos, Apolo y Helios están separados. El dios-sol, hijo de Hiperión, con su carro solar, aunque llamado a menudo Febo, nunca es llamado Apolo salvo en identificaciones expresas no tradicionales. Los poetas romanos se referían a veces al dios sol como Titán.[cita requerida]
A pesar de estas identificaciones, Apolo nunca fue descrito en realidad por los poetas griegos conduciendo el carro del sol, si bien era una práctica habitual entre los poetas latinos.
Culto de Helios
L. R. Farnell asumió «que el culto solar había sido una vez prevalente y poderoso entre los pueblos de la cultura prehelénica, pero que muy pocas de las comunidades del periodo histórico posterior lo conservaron como un factor potente de la religión estatal.»[10] Nuestras principalmente áticas fuentes literarias tienden a darnos un inevitable sesgo ateniense cuando se examina la antigua religión griega, y «no podía esperarse que ningún ateniense adorase a Helios o Selene,» observa J. Burnet, «pero podríamos pensar que eran dioses, dado que Helios era el gran dios de Rodas y Selene era adorada en Elis y otras partes.»[11] James A. Notopoulos considera que la distinción de Burnet es artificial: «Creer en la existencia de los dioses implica su reconocimiento en los cultos, como muestra Leyes 87 D, E.»[12] En La paz, Aristófanes contrasta la adoración de Helios y Selene con la de los más esencialmente griegos dioses olímpicos, como deidades representativas de los persas aqueménidas.[13] Todas las evidencias demuestran que Helios y Selene fueron dioses menores para los griegos.[14]
«La isla de Rodas es casi el único lugar donde Helios goza de una culto importante», afirma Burkert,[15] describiendo un espectacular rito en el que una cuadriga era despeñada por un precipicio al mar, destacando sus matices del drama de Faetón. Allí se celebraban torneos gimnásticos anuales en su honor. El Coloso de Rodas estaba dedicado a él. Helios tenía también un culto importante en la acrópolis de Corinto en el continente griego.
La tensión entre la veneración religiosa tradicional dominante de Helios, que se había enriquecido con los valores éticos y el simbolismo poético en Píndaro, Esquilo y Sófocles,[16] y el examen jónico protocientífico de Helios el Sol, un fenómeno que los estudios griegos calificaban de meteora, chocaron en el juicio de Anaxágoras circa 450 adC,[17] un anticipio del culturalmente traumático juicio de Sócrates por irreligiosidad, en el 399.
En La República de Platón Helios, el Sol, es la descendencia simbólica de la idea del Bien.[18]
Helios Megisto
En la Antigüedad Tardía un culto de Helios Megisto (‘Gran Helios’) añadió a la imagen de Helios varios elementos sincréticos, que han sido analizados con detalle por Wilhelm Fauth mediante una serie de textos griegos tardíos, en concreto:[19] un Himno a Helios órfico; la llamada Liturgia Mitraica, donde Helios gobierna los elementos; hechizos y encantamientos invocando a Helios entre los papiros mágicos griegos; un Himno a Helios de Proclo; la Oración a Helios de Juliano, el último puesto del paganismo oficial; y un episodio de las Dionisíacas de Nono.
Consortes y descendencia [editar]
* Clímene
o Faetón
o Helíades:
+ Dioxipe
+ Egiale
+ Eteria
+ Febe
+ Helia
+ Mérope
* Egle
o Cárites:
+ Aglaya
+ Eufrósine
+ Talía
* Mérope
* Neera
o Faetusa
o Lampecia
* Rodo
o Electriona
o Helíadas:
+ Actis
+ Cándalo
+ Cércafo
+ Macareo
+ Óquimo
+ Ténages
+ Triopas
* Perseis
o Circe
o Eetes
o Pasífae
o Perses
Epítetos
* Terpsimbrotos (‘que alegra a los mortales’).
1. ↑ Hesíodo, Teogonía 371.
2. ↑ Homero, La Ilíada xvi.779.
3. ↑ Píndaro, Olímpicas vii.71.
4. ↑ Homero, La Odisea viii.300 y sig.
5. ↑ Homero, La Odisea xii.127–137.
6. ↑ Señalado en Kerényi (1951) pág. 191, nota 595.
7. ↑ Burkert (1985) pág. 120.
8. ↑ Eurípides, Faetón fr. 781 N².
9. ↑ Eratóstenes, Catasterismos 24.
10. ↑ Farnell, L. R. (1896–1909), The cults of the Greek states, vol. v, pág. 419 y sig., Oxford: Clarendon Press. OCLC 1516188.
11. ↑ Burnet, J. (1924), Plato's Euthyphro, Apology of Socrates and Crito, 111, Oxford: The Clarendon press. OCLC 1684263.
12. ↑ Notopoulos, J. A. (febrero de 1942). «Socrates and the Sun». The Classical Journal 37 (2): nota, pág. 264.
13. ↑ Aristófanes, La paz 406–413.
14. ↑ Notopoulos 1942:265.
15. ↑ Burkert (1985) pág. 174.
16. ↑ Notopoulos (1942) señala Esquilo, Agamenón 508, Las coéforas 993, Las suplicantes 213; y Sófocles, Edipo Rey 660, 1425 y sig.
17. ↑ Anaxágoras describía el sol como una piedra al rojo.
18. ↑ Platón, La República 516 B.
19. ↑ Fauth, W. (1995), Helios megistos: zur synkretistischen Theologie der Spätantike, Leiden, Nueva York: E. J. Brill. ISBN 9789004101944
Sol Invictus ("sol invicto") o en forma completa , Deus Sol Invictus (latin "el invencible Dios Sol") fue un título religioso aplicado al menos a tres divinidades distintas durante el Imperio Romano; El Gabal, Mitra, y Sol.
A diferencia de los primeros cultos del Sol Indiges "el sol nacido" o "el sol invocado" - La etimología y el significado de la palabra "indiges" es debatido- , el título Deus Sol Invictus se formó a partir de analogías con el título imperial "titulature plus felix invictus" (latin "laborioso afortunado, inconquistado").
El Festival del Nacimiento del Sol Inconquistado (Dies Natalis Solis Invicti) se celebraba cuando la luz del día aumentaba después del solsticio de invierno, en alusión al "renacimiento" del sol.
Este Festival corría desde el 22 al 25 de diciembre. Es muy probable que esta fecha fue escogida por la temprana Iglesia Católica como el cumpleños de Jesucristo para erradicar esta muy celebrada fiesta pagana
Navidad
La navidad proviene de lenguas latinas que sirve para designar el nacimiento de Cristo. Lo más curioso o extraño es que en ninguna parte de la Biblia se menciona esta palabra o esta festividad. Sin embargo y de acuerdo con la Biblia, Jesús no nació un diciembre. La fiesta de navidad fue instituida 300 años después de su muerte. El emperador Constantino con tal de unificar su gobierno, acepto el cristianismo en su régimen después de haberlo perseguido por muchos años.
El emperador Constantino I (306-337) era un seguidor fiel de las tradiciones paganas (al dios sol). Su conversión al cristianismo se debe a una visión que tuvo cuando vio una cruz frente al sol e iba con su ejército. Esto fue motivo para llevar el símbolo de una cruz en su estandarte y ganar la batalla del Puente Milvio, es decir el símbolo que según Dios le había dado lo utilizo como estandarte para matar a miles de personas.
Constantino decretó el 7 de marzo de 321d.C. que el día Solis (Domingo) sería día festivo y tras un convenio con el papa Silvestre fue aceptado; este día fue impuesto por el estado-iglesia a partir de ese año. La observancia del domingo fue entrando gradualmente a las tradiciones de la iglesia, aunque en ese entonces el shabat [sábado] era el más guardado por los cristianos.
De acuerdo con las creencias de Constantino (orígenes babilónicos, paganos) el sol moría el 24 de diciembre, el día más corto del año, por eso el 25 de diciembre se celebra el nacimiento del sol invictus. fiestas de Brumalia y Saturnalia.
La fiesta de brumalia era una fiesta pagana dedicada al sol,llevado a cabo en el solsticio de invierno, fue sostenido por lo general el 25 de diciembre. La fiesta de saturnalia empezaba el 17 de diciembre y duraba 7 días, en honor al dios de la semilla sowing y del vino, Saturno. Tales fiestas mencionadas tienen características muy similares a la que hoy conocemos como Navidad.
Se celebra el nacimiento de Jesús el 25 de diciembre erróneamente. De acuerdo con la Biblia, este nos llevara a que mes nació Jesús.
En Lucas 1:36 nos dice que Juan el Bautista era 6 meses mayor que Cristo (Lucas 1:26,27), al comparar fechas llegamos en que fecha nació Cristo. De acuerdo con Lucas 1:5, Zacarias padre de Juan oficiaba en la orden de Abdias, (1 Crónicas 24:10) esta era la 8va orden, (En esos tiempos para poder atender el templo habían 24 órdenes sacerdotales, las que funcionaban una vez por semana.)Las órdenes se empezaban a contar a partir del mes de Nisan (marzo) de acuerdo con el calendario hebreo este es el primer mes (Exodo 12:2,18,19.)fecha que se celebraba la fiesta de los panes asimos. Las ordenes sacerdotales se empezaban a contar a partir del 21 de marzo, a partir de esta fecha la octava orden nos lleva a principios de junio, es cuando un angel le avisa a Isabel que tendría un hijo; si a este mes le anexamos 9 meses de embarazo de Isabel esto nos lleva a marzo fecha en el que nace Juan el Bautista y a los seis meses de este nace Jesús, esto sería en el mes de Tishrei (septiembre).
Por lo cual el 25 de diciembre el día que se celebra el nacimiento de Jesús, no esta en el cálculo de acuerdo con la Biblia, y sus orígenes se remontan en tradiciones paganas y veneraciones al Dios Sol.
La fiesta de Navidad empezó a celebrarse como una fiesta cristiana a partir de la época de Constantino(muy poca conocida en ese entonces), en el año 336 apareció por primera vez tal fiesta en el calendario romano, gradualmente fue entrando en las tradiciones de la iglesia, hasta que en el siglo V, queda ordenada oficialmente.
Historia
Heliogábalo
El título de Sol Invicto ganó popularidad por primera vez bajo el Emperador romano Heliogábalo que impuso el culto de El Gabal, Dios Sol de su ciudad nativa de Emesa (Siria). A la muerte del Emperador en el 222, el nuevo culto cayó en desuso aunque los emperadores posteriores siguieron acuñando moneda con la corona solar radiante durante cerca de un siglo.
Constantino
Los emperadores anteriores a Constantino grabaron al Sol Invictus en sus monedas oficiales, con la leyenda SOLI INVICTO COMITI, para de este modo invocar al sol invicto como compañero del emperador. Las estatuillas de Sol Invictus, cargadas por portaestandartes, aparecen en tres lugares en los relieves del Arco de Constantino. La moneda oficial de Constantino continuó llevando la leyenda relativa al Sol Invictus hasta 323.
Constantino decretó el 7 de marzo de 321 que el dies Solis (es decir, el domingo) sería el día romano del descanso [Códice Justinianeo 3.12.2]:
«Imperator Constantinus.Omnes iudices urbanaeque plebes et artium officia cunctarum venerabili die solis quiescant. ruri tamen positi agrorum culturae libere licenterque inserviant, quoniam frequenter evenit, ut non alio aptius die frumenta sulcis aut vineae scrobibus commendentur, ne occasione momenti pereat commoditas caelesti provisione concessa.»
En el venerable día del sol se dejará a los magistrados y al pueblo de las ciudades descansar y se cerrarán todos los talleres. En el campo las personas ligadas a la agricultura podrán voluntaria y legítimamente continuar sus labores, pues con frecuencia sucede que el día siguiente no es el adecuado para sembrar o plantar viñas, pues se teme que por dejar pasar el momento propicio para tales operaciones se perderá el favor del cielo.
La religión del Sol Invictus continuó siendo parte de la religión estatal hasta que el paganismo fue abolido por decreto del emperador Teodosio I el 27 de febrero de 390.
Teodosio
La religión del Sol Invictus que continuó hasta ser la "piedra en el zapato" para los cristianos, se acabó mediante el célebre edicto de Tesálonica de Teodosio I el 27 de febrero de 380, en el cual el emperador estableció que la única religión del estado era el cristianismo niceano, prohibiendo de facto todas las otras.
El 3 de noviembre de 383 el día de descanso, el dies solis, será renombrado como dies dominicus:
Idem aaa. ad Principium praefectum praetorio. Solis die, quem dominicum rite dixere maiores, omnium omnino litium et negotiorum quiescat intentio; debitum publicum privatumque nullus efflagitet; ne aput ipsos quidem arbitros vel e iudiciis flagitatos vel sponte delectos ulla sit agnitio iurgiorum. Et non modo notabilis, verum etiam sacrilegus iudicetur, qui a sanctae religionis instinctu rituve deflexerit. Proposita III non. nov. Aquileiae Honorio n. p. et Evodio conss.
Apolo
En la mitología griega y romana Apolo (en griego antiguo Ἀπόλλων Apóllōn o Ἀπέλλων Apellōn) es uno de los más importantes y multifacéticos dioses olímpicos. El ideal del kouros (joven imberbe), Apolo ha sido reconocido variadamente como dios de la luz y el sol; la verdad y la profecía; el tiro con arco; la medicina y la curación; la música, la poesía y las artes; y más. Apolo es hijo de Zeus y Leto y hermano gemelo de la cazadora virgen Artemisa. Es conocido como Apulu en la mitología etrusca, influenciada por la griega.
Como patrón de Delfos (Apolo Pitio) era un dios oracular, la deidad profética del Oráculo de Delfos. La medicina y la curación estaban asociadas con él, ya fuera directamente o por mediación de su hijo Asclepio. También era visto como un dios que podía traer la enfermedad y la plaga mortal, además de tener el poder de curarla. Entre sus cargos custodios Apolo tenía dominio sobre los colonos y era el patrón defensor de rebaños y manadas. Como jefe de las Musas (Apolo Musageta) y director de su coro actuaba como dios patrón de la música y la poesía. Hermes creó la lira para él, y el instrumento se convirtió en un atributo común de Apolo. Los himnos cantados en su honor recibían el nombre de peanos.
En la época helenística, especialmente durante el siglo III adC, pasó como Apollo Helios a ser identificado por los griegos con Helios, dios del sol, y de forma parecida su hermana se equiparó con Selene, diosa de la luna.[1] Sin embargo, en los textos latinos Joseph Fontenrose se declaró incapaz de hallar mezcla alguna de Apolo con Sol entre los poetas augustos del siglo I, ni siquiera en las conjuraciones de Eneas y Latino en La Eneida xii (161–215).[2] Apolo y Helios/Sol permanecieron como seres separados en textos literarios y mitológicos hasta el siglo III.
Etimología
La etimología de «Apolo» es incierta. Los autores antiguos recogieron varios ejemplos de etimología popular. Así, Platón relaciona el nombre en su Crátilo con ἀπόλυσις, ‘redimir’, con ἀπόλουσις, ‘purificación’, con ἁπλοῦν, ‘simple’, en particular en referencia a la forma tesalia del nombre, Ἄπλουν, y finalmente con Ἀει-βάλλων, ‘el que siempre dispara’. Plutarco repite en sus Moralia la sugerencia ἁπλοῦν, ‘unidad’ (literalmente, ‘privado de la multitud’). Hesiquio relaciona el nombre «Apolo» con el dórico απελλα apella, que significa ‘asamblea’, por lo que Apolo sería el dios de la vida política, y también da la explicación σηκος, ‘rebaño’, en cuyo caso Apolo sería el dios de los rebaños y manadas. También es posible[3] que apellai derive de una forma antigua de Apolo que pueda ser equiparada con Apaliuna, un dios anatolio cuyo nombre posiblemente significa ‘padre león’ o ‘padre luz’. Los griegos asociaron más tarde el nombre de Apolo con el verbo απολλυμι apollymi, ‘destruir’.[4]
También se ha sugerido[5] [6] que Apolo procede de la divinidad hurrita e hitita Aplu, que era ampliamente invocada durante los años de plaga. Aplu, se sugiere, procede del acadio Aplu Enlil, que significa ‘el hijo de Enlil’, un título que se aplicaba al dios Nergal, que estaba relacionado con Shamash, el dios babilónico del sol.
Orígenes del culto a Apolo
Es posible que los Apolos griego y etrusco llegaran al mar Egeo durante la época arcaica (entre 1100 y 800 adC) desde Anatolia, si bien el filólogo clásico e historiador de las religiones Walter Burkert insiste en el origen puramente griego de Apolo, cuyo nombre estaría relacionado con la palabra griega apella.[7] En la Guerra de Troya Homero le presenta en el bando troyano, contra el aqueo, por lo que podría tener estrechas relaciones con la deidad luvita Apaliuna, que su vez parece haber viajado a occidente desde el lejano oriente. En el Bronce Antiguo (de 1700 a 1200 adC) el Aplu hitita y hurrita,[8] como el Apolo homérico, era un dios de las plagas y se parecía al dios ratón Apolo Esmínteo. Hay aquí una situación apotropaica, en la que un dios que originalmente traía la plaga era invocado para acabar con ella, mezclándose con el tiempo por fusión con el dios sanador micénico Peán (PA-JA-WO en lineal B), que en Homero era una deidad independiente, el médico de los dioses,[9] al igual que en Hesíodo.[10]
Sin embargo posteriormente se identificó con Apolo y en su carácter de dios de la curación fue suplantado por Asclepio. Es igualmente difícil separar a Peán en el sentido de ‘sanador’ de Peán en el sentido de ‘canción’. Se creía que alude a la antigua relación entre el arte de la curación y el canto de hechizos, pero aquí se ve un desplazamiento gradual desde el sentido original de ‘sanador’ hasta el final de ‘himno’, de la frase Ιή Παιάν.[cita requerida]
Tales canciones eran originalmente dirigidas a Apolo y posteriormente a otros dioses (como Dioniso, Helios y Asclepio) relacionados con él. Sobre el siglo IV adC el peán se convirtió en una simple fórmula de adulación, cuyo objeto era implorar protección contra la enfermedad y la desgracia o bien dar las gracias tras lograr dicha protección. De esta forma Apolo llegó a ser reconocido como dios de la música. Su papel como asesino de Pitón llevó a su asociación con la batalla y la victoria, de donde procede la costumbre romana de que los ejércitos cantasen un peán cuando marchaban y antes de entrar en batalla, cuando una flota abandonaba el puerto y también tras lograr una victoria.
Los vínculos de Apolo con los oráculos parecen también estar relacionados con el deseo de saber el desenlace de una enfermedad.
Lugares de culto
Inusual entre las deidades olímpicas, Apolo tuvo dos lugares de culto con influencia generalizada: Delos y Delfos. En los cultos el Apolo Cintio y el Apolo Pitio eran tan diferentes que podían tener santuarios en la misma localidad.[3] Nombres teofóricos tales como «Apolodoro» o «Apolonio» y ciudades llamadas Apolonia aparecen por todo el mundo griego. El culto a Apolo ya estaba totalmente asentado cuando comenzaron las fuentes escritas, sobre el 650 adC.
Santuarios oraculares
Apolo tenía un famoso oráculo en Delfos y otros también notables en Claros y Bránquidas. Su altar oracular en Abas (Fócida), de donde procede el epíteto toponímico Abeo (Ἀβαῖος Abaios), fue tan importante como para ser consultado por Creso.[11]
Entre sus santuarios oraculares estaban:
* En Dídima, un oráculo en la costa de Anatolia, al suroeste de Sardes (Lidia), en el que los sacerdotes del linaje de los bránquidas recibían su inspiración bebiendo de un manantial curativo ubicado en el templo.
* En Hierápolis Bambyce (Asia Menor), según el tratado De Dea Syria, el santuario de la diosa siria contenía una imagen de Apolo con túnica y barba. Las adivinaciones se hacían a partir de los movimientos espontáneos de esta imagen.[12]
* En Delos había un oráculo de Apolo Delio durante el verano. El heiron (santuario) de Apolo adyacente al Lago Sagrado fue el lugar donde se cree que nació el dios.
* En Corinto, el oráculo venía de la ciudad de Tenea, de prisioneros supuestamente capturados en la Guerra de Troya.
* En Basas, cerca de Figalia (Peloponeso), se erigió un templo de Apolo obra del arquitecto Ictino.
* En Abas (Fócida).
* En el templo de Apolo en Delfos, la Pitia se llenaba del pneuma (πνευµα) de Apolo, que se decía que venía de un manantial dentro del adyton.
* En Patara (Licia) había un oráculo de Apolo en invierno, del que se decía que fue el lugar al que el dios fue desde Delos. Como en Delfos el oráculo de Patara era una mujer.
* En Claros, en la costa oeste de Asia Menor, al igual que en Delfos una fuente sagrada daba un pneuma del que bebían los sacerdotes.
* En Segesta (Sicilia).
También daban oráculos algunos hijos de Apolo:
* En Oropo, al norte de Atenas, estaba el oráculo de Anfiarao y también una fuente sagrada.
* En Lebadea, al este de Delfos, Trofonio mató a su hermano y huyó a la cueva donde más tarde sería consultado como oráculo.
Otros templos de Apolo
* En Roma había un templo de Apolo dedicado a Apolo Medicus, probablemente junto al templo de la diosa de la guerra Belona.
* Templo de Apolo Actio del siglo V adC, en el promontorio de Actium, en la costa de Acarnania.
* Templo de Apolo en Termón, en Etolia.
* Templo de Apolo Agieo (‘protector de las calles’) en la ciudad de Megalópolis, en Arcadia.
* Templo de Apolo en Apolonia
* Templo de Apolo en la isla de Ortigia, en Siracusa (Sicilia).
* Templo de Apolo en Figalia, en Arcadia.
* Templo de Apolo en Corinto.
* Templo de Apolo en Delos.
Festivales
Los principales festivales celebrados en honor de Apolo eran las Boedromias, Carneas, Carpias, Dafneforias, Delias, Jacintias, Metageitnias, Pianepsias, Pitias y Targelias.
Atributos y símbolos
Los atributos más comunes de Apolo eran el arco y la flecha. Entre sus atributos también se incluían la cítara (una versión avanzada de la lira), el plectro y la espada. Otro emblema común era el trípode sacrificial, representativo de sus poderes proféticos. El laurel se usaba en sacrificios expiatorios y también para elaborar la corona de la victoria en los Juegos Píticos, que se celebraban en su honor cada cuatro años en Delfos. La palmera también le estaba consagrada porque había nacido bajo una de ellas en Delos. Entre los animales que le estaban consagrados se incluían los lobos, los delfines y los corzos, los cisnes y cigarras (simbolizando la música), halcones, cornejas, cuervos y serpientes (en alusión a sus funciones como dios de la profecía), los ratones y los grifos, míticos híbridos de águila y león de origen oriental.
Como dios de la colonización, Apolo aconsejaba sobre las colonias, especialmente durante la época de mayor apogeo, del 750 al 550 adC. Según la tradición griega, ayudó a los colonos cretenses o arcadios a fundar la ciudad de Troya. Sin embargo, esta historia podría reflejar una influencia cultural que tuviese la dirección contraria: textos cuneiformes hititas mencionan un dios de Asia Menor llamado Appaliunas o Apalunas en relación con la ciudad de Wilusa, que actualmente es considerada idéntica a la griega Illios por la mayoría de investigadores. En esta interpretación, el título Lykegenes puede leerse simplemente como ‘nacido en Licia’, lo que efectivamente corta el supuesto vínculo del dios con los lobos (posiblemente una etimología popular).
En el contexto literario Apolo representa la armonía, el orden y la razón, características que contrastaban con las de Dioniso, dios del vino, que representaba el éxtasis y el desorden. El contraste entre los papeles de estos dioses queda reflejado en los adjetivos apolíneo y dionisíaco. Sin embargo, los griegos pensaban en las dos cualidades como complementarias: los dos dioses son hermanos, y cuando Apolo en el invierno se marchaba a la Hiperbórea dejaba el oráculo de Delfos a Dioniso. Este contraste parece ser mostrado en los lados del jarrón Borghese.
Apolo es relacionado a menudo con el punto medio, siendo éste el ideal griego de moderación y una virtud opuesta a la gula.
Apolo romano
Los romanos adoptaron el culto a Apolo de los griegos. Como dios genuinamente griego, Apolo no tenía equivalente directo en la mitología romana, aunque los poetas posteriores aludieron frecuentemente a él como Febo. Había una tradición en la que el oráculo délfico era consultado tan temprano como en el periodo de los reyes romanos durante el reinado de Tarquinio el Soberbio.[13] Con motivo de una peste en el 430 adC, se estableció en Roma el primer templo en los campos Flaminios, reemplazando un antiguo lugar de culto conocido allí como el Apollinare.[14] Durante la Segunda Guerra Púnica en 212 adC los Ludi Apollinares (‘Juegos Apolíneos’) fueron instituidos en su honor, siguiendo las instrucciones de una profecía atribuida a un tal Marcio.[15] En la época de Augusto, que se consideraba a sí mismo bajo la especial protección de Apolo e incluso se decía que era su hijo, su culto se desarrolló y se convirtió en uno de los principales dioses de Roma.[16] Tras la batalla de Actium, que se libró cerca de un santuario de Apolo, Augusto amplió su antiguo templo, dedicó una porción del botín a él e instituyó juegos quinquenales en su honor.[17] También erigió un nuevo templo a él dedicado en el monte Palatino.[18] Los sacrificios y oraciones en el Palatino dedicados a Apolo y Diana constituían la culminación de los juegos seculares, celebrados en el 17 adC para conmemorar el inicio de una nueva era.[19]
Apolo en el arte
En el arte Apolo es representado como un hombre joven y guapo, sin barba y con frecuencia con una cítara (como Apolo Citaredo) o un arco en la mano, o reclinado sobre un árbol (los tipos Apolo Licio y Apolo Sauróctono). El Apolo de Belvedere es una escultura en mármol que fue redescubierta a finales del siglo XV y que desde el Renacimiento hasta el XIX ha epitomado los ideales de la antigüedad clásica para los europeos. Se trata de una copia helenística o romana de un original en bronce del escultor griego Leocares hecha entre el 350 y el 325 adC.
La estatua a tamaño natural llamada «Adonis», hallada en 1780 en el yacimiento de una villa suburbana cerca de la Via Labicana en el suburbio romano de Centocelle, actualmente en el Museo Ashmolean (Oxford) es identificado como un Apolo por los investigadores modernos. Probablemente nunca estuvo destinada al culto, siendo un pastiche de varios modelos del siglo IV adC y siguientes destinado a complacer a un entendido romano del siglo II que la exhibió en su villa.
En el mosaico de suelo romano de finales del siglo II de El Djem (la romana Thysdrus) puede identificársele como Apolo Helios por su halo radiante, aunque entonces incluso la divina desnudez de un dios se oculta bajo su túnica, señal de crecientes convenciones de modestia en el Imperio tardío. Otro mosaico de Apolo con halo, de Hadrumentum, está en el museo de Sousse.[20] Las convenciones de esta representación —cabeza ladeada, labios levemente abiertos, grandes ojos, corte de pelo en rizos cayendo sobre el cuello— se desarrollaron en el siglo III adC para representar a Alejandro Magno.[21] Algún tiempo después de la realización de este mosaico, las primeras representaciones de Cristo serían imberbes y con halos.
Otras representaciones antiguas reseñables son:
* Apolo de Piombino (museo del Louvre)
* Gran Apolo dorado de Lillebonne (museo del Louvre)
Apolo en el arte de Luis XIV
* Galería de Apolo en el Louvre, obra del pintor y decorador Charles Le Brun. Siguió decorándola Delacroix y fue terminada en el Segundo Imperio.
* Salón del trono o salón de Apolo en el castillo de Versalles. estaba destinado a la recepción de embajadores y se daban también espectáculos de danza y música.
* Jardines de Versalles. Aquí se encuentran bastantes representaciones del dios solar:
o Estanque de Apolo, situado cerca del Gran Canal. En el medio se encuentra una monumental estatua de Apolo, obra de Tuby. El dios surge del agua conduciendo un carro tirado por dos caballos.
o En el bosquecillo de los baños de Apolo, obra del siglo XVIII, se ve representado el dios solar, en actitud de cansancio y rodeado de ninfas.
Pintura
* Apolo y Aurora de Gerard de Lairesse, 1671; se encuentra en el Metropolitan Museum of Art, Nueva York.
Mitología
Nacimiento
Cuando Hera descubrió que Leto estaba embarazada y que Zeus era el padre, prohibió que diera a luz en terra firma, o el continente, o cualquier isla del mar. En su deambular, Leto encontró la recién creada isla flotante de Delos, que no era el continente ni una isla real, y dio a luz allí. La isla estaba rodeada de cisnes. Después, Zeus aseguró Delos al fondo del océano. Más tarde esta isla fue consagrada a Apolo.
También se afirma que Hera secuestró a Ilitía, la diosa de los partos, para evitar que Leto diese a luz. Los demás dioses engañaron a Hera para que la dejase ir ofreciéndole un collar de ámbar de ocho metros de largo. Los mitógrafos coinciden en que primero nació Artemisa y ésta ayudó a nacer a Apolo, o que Artemisa nació un día antes que Apolo, en la isla de Ortigia, y que ayudó a Leto a cruzar el mar hasta Delos el día siguiente para dar a luz a Apolo. Apolo nació el 7º día (ἡβδομαγενης) de Targelión según la tradición delia o en el mes de Bisio según la tradición délfica. Los días 7º y 20º, lunas nueva y llena, estuvieron desde entonces consagrados a él.
Juventud
Siendo joven, Apolo mató al dragón ctónico Pitón, que vivía en Delfos junto a la fuente de Castalia. Esta fuente era la que emitía los vapores causantes de que el oráculo de Delfos hiciese sus profecías. Apolo mató a Pitón pero fue castigado por ello, ya que Pitón era un hijo de Gea.
Admeto
Cuando Zeus abatió al hijo de Apolo, Asclepio, con un rayo por resucitar a los muertos (transgrediendo así a Temis al robar súbditos de Hades), Apolo mató en venganza a los Cíclopes, que habían creado el rayo de Zeus. Apolo debía haber sido desterrado al Tártaro para siempre, pero fue en su lugar condenado a un año de trabajo forzado como castigo, gracias a la intercesión de su madre, Leto. Durante este tiempo trabajó como pastor para el rey Admeto de Feras en Tesalia. Admeto trató bien a Apolo por lo que a cambio éste le concedió grandes beneficios.
Apolo ayudó a Admeto a ganar a Alcestis, la hija del rey Pelias y más tarde convenció a las Moiras para que permitiesen a Admeto vivir más tiempo del que le correspondía si algún otro ocupaba su lugar. Pero cuando llegó la hora de su muerte, sus padres, que él había asumido que estarían dispuestos a morir gustosamente en su lugar, rehusaron cooperar. En cambio, Alcestis tomó su lugar, pero Heracles consiguió «persuadir» a Tánatos, el dios de la muerte, para que la devolviera al mundo de los vivos.
Durante la Guerra de Troya
Apolo disparó flechas infectadas con la peste en el campamento griego durante la Guerra de Troya en respuesta al insulto de Agamenón a Crises, uno de sus sacerdotes cuya hija Criseida había sido secuestrada. Apolo exigió su liberación, y los aqueos terminaron por ceder, provocando indirectamente la furia de Aquiles, que es el tema de La Ilíada.
Cuando Diomedes hirió a Eneas Apolo le rescató. Primero Afrodita, su protectora madre, intentó rescatar a Eneas pero Diomedes la hirió también. Entonces Eneas fue envuelto por una nube creada por Apolo, quien le llevó a Pérgamo, un lugar sagrado de Troya.
Apolo ayudó a Paris a matar a Aquiles guiando la flecha de arco hasta el talón de éste. Una interpretación de este motivo es que fue en venganza por el sacrilegio de Aquiles al matar a Troilo, hijo de Apolo con Hécuba, en el mismo altar del templo a él dedicado.
Níobe
Níobe, una reina de Tebas y esposa de Anfión, alardeó de su superioridad sobre Leto porque había tenido catorce hijos (los Nióbides), siete varones y siete mujeres, mientras Leto había tenido sólo dos. Apolo mató a sus hijos mientras éstos practicaban atletismo, a pesar de sus súplicas, y Artemisa a sus hijas. Apolo y Artemisa usaron flechas envenenadas para matarlos, aunque según algunas versiones del mito algunos de los Nióbides fueron perdonados (normalmente Cloris). Anfión, al ver a sus hijos muertos, se suicidó o fue asesinado por Apolo tras jurar venganza. Una desolada Níobe huyó al monte Sípilo en Asia Menor y se convirtió en piedra mientras lloraba. Sus lágrimas formaron el río Aqueloo. Zeus había convertido a todos los habitantes de Tebas en piedra, por lo que nadie enterró a los Nióbides hasta el noveno día tras su muerte, cuando los propios dioses les dieron sepultura.
Consortes y descendencia
Amantes masculinos
* Cipariso
* Jacinto
Amantes femeninas
* Acanta
* Arsínoe
o Asclepio
o Eriopis
* Casandra
* Calíope
o Lino
o Orfeo
* Cirene
o Aristaeo
* Coronis
o Asclepio
* Dafne
* Driope
o Anfiso
* Etusa
o Eleuter
* Hécuba
o Troilo
o Políxena
* Leucótoe
* Manto
o Mopso
* Psámate
o Lino
* Quíone
o Filamón
* Reo
o Anio
* Sinope
o Sirio
* Terpsícore
o Lino
* Urania
o Lino
Hijos de madre desconocida
* Cicno
* Cíniras
* Femónoe
Las aventuras atribuidas a Apolo son un desarrollo tardío en la mitología griega.[22] Sus vívidas características anecdóticas han hecho a varias de ellas favoritas de los pintores desde el Renacimiento, por lo que destacan más prominentemente en la imaginación moderna.
Amantes femeninas
* Para explicar la relación de Apolo con dafne, el árbol de laurel cuyas hojas usaban sus sacerdotisas en Delfos, fue recogida por Libanio, un profesor y rétor del siglo IV,[23] que Apolo persiguió a una ninfa, Dafne, hija de Peneo, quien le había desdeñado. En el relato de Ovidio para el público romano, Apolo Febo se burla de Cupido por jugar con un arma propia de hombres, lo que hace que éste le hiera con una flecha dorada; simultáneamente, sin embargo, le había disparado una flecha de plomo a Dafne, haciendo que ésta sintiese repulsión hacia Apolo. Tras una fogosa persecución, Dafne rezó a la Madre Tierra —o alternativamente a su padre, un dios río— pidiendo ayuda, y ésta le transformó en un árbol de laurel, consagrado a Apolo.
* Apolo tuvo una aventura con una princesa mortal llamada Leucótoe, hija de Órcamo y hermana de Clitia. Leucótoe amó a Apolo, quien se había disfrazado como su madre para lograr acceder a sus aposentos. Clitia, celosa de su hermana porque quería a Apolo para sí, contó a Órcamo la verdad, traicionando las confidencias y la confianza de su hermana. Enfurecido, Órcamo ordenó que Leucótoe fuese enterrada viva. Apolo se negó a perdonar a Clitia por traicionar a su amada, y ésta, afligida, se marchitó y lentamente murió. Apolo la transformó en una planta de incienso, o bien en un heliotropo o girasol, que sigue al sol cada día.
* Marpesa fue secuestrada por Idas pero también fue amada por Apolo. Zeus le hizo escoger entre ambos, y Marpesa escogió a Idas razonando que Apolo, siendo inmortal, terminaría cansándose de ella cuando envejeciera.
* Castalia era una ninfa a quien Apolo amaba. Castalia huyó de él y se zambulló en la fuente que había en Delfos al pie de monte Parnaso, que desde entonces se llama fuente de Castalia. El agua de esta fuente era sagrada: se usaba para limpiar los templos de Delfos y también inspiraba a los poetas.
* Apolo tuvo con Cirene un hijo llamado Aristeo, que se convirtió en el dios patrón del ganado, los árboles frutales, la caza, la agricultura y la apicultura. También fue un héroe de la cultura que enseñó a la humanidad las técnicas de la ganadería lechera y el uso de redes y trampas en la caza, así como el cultivo de los olivos.
* Con Hécuba, la esposa del rey Príamo de Troya, Apolo tuvo un hijo llamado Troilo. Un oráculo profetizó que Troya no sería derrotada siempre que Troilo llegase a cumplir los veinte años de vida. Cayó en una emboscada y fue asesinado por Aquiles.
* Apolo también se enamoró de Casandra, hija de Hécuba y Príamo, y hermanastra de Troilo. Apolo prometió a Casandra el don de la profecía para lograr seducirla, pero ella le rechazó después. Enfurecido, Apolo le concedió el don de conocer las tragedias futuras junto con la maldición de que nadie la creyera jamás.
* Coronis, hija de Flegias, rey de los lapitas, fue otra de las amantes de Apolo. Embarazada de Asclepio, Coronis se enamoró de Isquis, hijo de Élato. Un cuervo informó a Apolo de esta aventura. Al principio no lo creyó y volvió negros a todos los cuervos (que antes eran blancos) como castigo por divulgar mentiras. Cuando descubrió la verdad envió a su hermana, Artemisa, a matar a Coronis. Como resultado también hizo sagrados a los cuervos y les otorgó la tarea de anunciar muertes importantes. Apolo rescató al bebé de la pira funeraria de Coronis y se lo dio al centauro Quirón para que lo criase. Flegias se enfureció tras la muerte de su hija e incendió el templo de Apolo en Delfos, por lo que Apolo le mató.
* En la obra de Eurípides Ion Apolo engendraba a Ión con Creúsa, esposa de Juto. Creúsa abandonó a Ión en el bosque, pero Apolo pidió a Hermes que salvase al niño y lo llevase al oráculo de Delfos, donde fue criado por una sacerdotisa.
* Otro de sus romances fue con Acanta, el espíritu del árbol de acanto. Tras su muerte, fue transformada por Apolo en una hierba amante del sol.
Amantes masculinos
Apolo, eterno kouros imberbe, fue el dios griego que tuvo las relaciones homosexuales más prominentes. Esto era de esperar del que era dios de la palestra, el lugar donde los jóvenes se reunían para practicar atletismo, siempre desnudos, y de quien se decía que representaba al educador ideal y por tanto erastes (o amante de muchachos) ideal.[24] Todos sus amantes eran más jóvenes que él, al estilo de las relaciones pederastas griegas de la época. Muchos de los jóvenes amantes de Apolo murieron «accidentalmente», un reflejo de la función de estos mitos como parte de los ritos de pasaje, en los que el joven moría para renacer como adulto.
* Jacinto fue uno de sus amantes masculinos. Jacinto era un príncipe espartano hermoso y atlético. Ambos estaban practicando el lanzamiento de disco cuando Jacinto fue golpeado en la cabeza por un disco desviado de su trayectoria por Céfiro, que estaba celoso de Apolo y también amaba a Jacinto. Cuando éste murió, se dice en algunas versiones que Apolo se vio tan embargado por la pena que maldijo su propia inmortalidad, deseando unirse a su amante en su muerte, y convirtió a Céfiro en viento para que nunca volviera a tocar ni hablar a nadie. De la sangre de la herida de su amante Apolo creó la flor del jacinto en memoria de su muerte, y sus lágrimas mancharon los pétalos de la flor con άί άί, que significa ‘¡ay, ay!’. El Festival de Jacinto era una celebración de Esparta.
* Otro amante masculino fue Cipariso, un descendiente de Heracles. Apolo dio al muchacho un ciervo domesticado como compañero, pero Cipariso lo mató accidentalmente con un pilum cuando éste yacía dormido entre la maleza. Cipariso pidió a Apolo que hiciera que sus lágrimas cayesen para siempre. Apolo transformó al triste muchacho en un ciprés, del que se dice que es un árbol triste porque su savia forma gotitas como lágrimas en el tronco.
Nacimiento de Hermes
Hermes nació en el monte Cilene en Arcadia. Esta historia se cuenta en el himno homérico a Hermes. Su madre, Maia, había quedado embarazada de una aventura amorosa con Zeus. Maia envolvió al infante en mantas pero Hermes escapó cuando ella dormía. Hermes corrió a Tesalia, donde Apolo estaba pastoreando su ganado. El infante Hermes robó varias de sus vacas y las llevó a una cueva en los bosques cercanos a Pilos, borrando sus huellas. En la cueva encontró una tortuga y la mató, vaciando entonces sus entrañas. Usó los intestinos de una de las vacas y el caparazón de la tortuga para hacer la primera lira. Apolo se quejó a Maia de que su hijo había robado su ganado, pero Hermes ya había vuelto a las mantas en las que ella le había dejado, por lo que Maia rehusó creer las afirmaciones de Apolo. Zeus intervino y, afirmando haber visto los hechos, secundó a Apolo. Entonces Hermes empezó a tocar música en la lira que había inventado. Apolo, un dios de la música, se enamoró del instrumento y ofreció permitir el intercambio del ganado por la lira. Así, Apolo se convirtió en un maestro de la lira y Hermes inventó un tipo de instrumento musical con flautas llamado siringa.
Más tarde, Apolo cambió un caduceo por una siringa de Hermes.
Otras historias
* Apolo dio a Orestes, a través del oráculo de Delfos, la orden de matar a su madre, Clitemnestra, y al amante de ésta, Egisto. Orestes fue ferozmente castigado por este crimen por las Erinias, quienes le persiguieron incansablemente hasta hacerle pedir la intercesión de Atenea, quien decretó que fuese juzgado por un jurado de sus iguales, con Apolo como defensor.
* En La Odisea, Odiseo y su tripulación superviviente desembarcó en una isla consagrada a Helios, el dios sol, donde éste guarda ganado sagrado. Aunque Odiseo les advirtió para que no lo hicieran (como Tiresias y Circe le habían dicho), éstos mataron y comieron parte del ganado, por lo que Helios hizo que Zeus destruyese el barco y a todos los hombres salvo Odiseo.
* Apolo mató a los Alóadas cuando éstos intentaban asaltar el Olimpo.
* También se decía que Apolo cabalgaba a espaldas de un cisne al país de los Hiperbóreos durante los meses de invierno, cisne que también le prestaba a su amado Jacinto para que lo montase.
* Apolo transformó a Cefiso en un monstruo marino.
Concursos musicales
* En una ocasión Pan tuvo la audacia de comparar su música con la de Apolo, y de retar a éste, el dios de la cítara, a una prueba de habilidad. Tmolo, el dios montaña, fue elegido árbitro. Pan sopló sus flautas, y con su rústica melodía dio gran satisfacción a él mismo y a su ferviente seguidor, Midas, que estaba presente. Entonces Apolo pulsó las cuerdas de su lira. Tmolo inmediatamente declaró vencedor a Apolo, y todos salvo Midas estuvieron de acuerdo. Éste disintió, y cuestionó la justicia del fallo. Apolo no quiso volver a sufrir tan depravado par de oídos, e hizo que se le convirtieran en orejas de burro.
* Marsias era un sátiro que desafió a Apolo a un concurso de música. Había encontrado un aulos en el suelo que había tirado Atenea tras inventarlo porque hacía que sus mejillas se hinchasen. Marsias perdió y fue desollado vivo en una cueva cerca de Calaenae en Frigia por su hibris (orgullo desmedido) al desafiar a un dios. Su sangre derramada se convirtió en el río Marsias. Otra versión es que Apolo tocó su instrumento (la lira) del revés. Marsias no podía hacer lo mismo con el suyo (la flauta), por lo que Apolo le colgó de un árbol y lo despellejó vivo.[25]
* Apolo también compitió en un concurso de lira con Cíniras, su hijo, quien se suicidó tras perder.
Epítetos y títulos de culto grecorromanos
Apolo, como otras deidades griegas, tenía cierto número de epítetos que le eran aplicados para reflejar la diversidad de papeles, obligaciones y aspectos adscritos a él. Sin embargo, aunque tenía un gran número de apelativos en la mitología griega, sólo unos pocos aparecen en la literatura latina.
Entre sus epítetos se cuentan:
* Como dios de la luz y del sol:
o Egletes (‘radiante’);[26]
o Febo (‘brillante’), el más común en la literatura latina;
o Liceo (Λυκειος, ‘luminoso’), para Apolo en el contexto de dios del sol o de la luz.
* Como dios de la medicina y la curación:
o Acestor (Ακέστωρ, ‘sanador’);[27]
o Acesio (Ακεσιος, ‘sanador’), bajo el que era adorado en Elis, donde tenía un templo en el ágora;[28]
o Alexikakos (Άλεξίκακος, ‘el que aparta la desgracia’);
o Apotropeo (‘el que aparta el mal’);
o Averruncus (‘que aparta los males’), epíteto latino;
o Iatros (Ιατρος, ‘médico’);
o Medicus (‘médico’), epíteto latino; en Roma había un templo dedicado a Apollo Medicus, probablemente junto al de Belona.
* Como dios de las plagas y defensor contra ratas y langostas:
o Culicarius (‘que aparta los mosquitos’), epíteto latino;
o Esminteo (Σμινθειος, ‘cazador de ratones’);
o Parnopio (Παρνοπιος, ‘saltamontes’).
* Como dios del tiro con arco:
o Aphetoros (‘dios del arco’);
o Argurotoxos (Άργυρότοξος, ‘del arco de plata’);
o Articenens (‘que lleva el arco’), epíteto romano;
o Hekaergos (Έκάεργος, ‘que se deshace lejos’), referido a sus flechas;
o Hekebolos (Έκηϐόλος, ‘que dispara lejos’).
* Como dios pastoral de la ganadería:
o Licio (Λυκιος, ‘matador de lobos’) o Lykegenes (‘nacido de una loba’);
o Nomios (‘vagabundo’).
* Como dios de los colonos:
o Arcageta (Αρχηγετης, ‘director de la fundación’), por ser fundador se las murallas de Megara;
o Clario (Κλαριος, del dórico κλαρος klaros, ‘asignación de tierra’), por su supervisión sobre las ciudades y las colonias.
* Como dios de los oráculos:
o Cintio, proveniente de su nacimiento en el monte Cinto de Delos;
o Cirreo, por Cirria, localidad cercana de Delfos;
o Clario (Κλαριος) por el santuario que tenía en Claros, Jonia (oráculo de Colofón);
o Delfinio (Δελφινιος, ‘del útero’), que asocia a Apolo con Delphoi (Delfos); una etiología en los himnos homéricos asocia este epíteto con los delfines;
o Licio (Λυκιος, ‘de Licia’) o Lykegenes (‘nacido en Licia’), donde algunos postulan el origen de su culto;
o Pitio (Πυθιος, ‘pítico’), de Πυθο Pytho, nombre homérico de Delfos;
o Timbreo (Θυμβριος) por el templo que tenía en Timbra.
* Como dios de la profecía:
o Coelispex (‘que observa el cielo’), epíteto romano;
o Loxias (Λοξίας, ‘oblicuo’), por los oráculos tan ambiguos.
* Como jefe de musas y ninfas:
o Musageta (Μουσαγέτης, ‘jefe de las musas’);
o Ninfageta (‘jefe de las ninfas’);
o Lesquenorio, del latín leschis, porque presidía las asambleas poéticas y musicales y las reuniones de las musas.[29]
* En relación a ciudades y regiones:
o Acrefio, epíteto con el que se le adoraba en la ciudad beocia de Acrefia, supuestamente fundada por su hijo Acrefeo;
o Actiaco, epíteto que se le daban en el Actium, uno de sus principales lugares de culto.[30]
Epítetos y títulos de culto celtas
Apolo fue adorado en todo el Imperio Romano. En los territorios tradicionalmente celtas era considerado habitualmente un dios solar y de la curación. A menudo era equiparado con dioses celtas de características similares.[31]
* Apolo Atepomarus (‘gran jinete’ o ‘dueño de un gran caballo’). Bajo este nombre Apolo fue adorado en Mauvrieres (Indre). En el mundo celta los caballos estaban estrechamente relacionados con el sol.[32] [33] [31]
* Apolo Belenus (‘brillante’). Este epíteto se dio a Apolo en zonas de Galia, norte de Italia y Nórico (actual Austria). Apolo Belenus era un dios solar y de la curación.[34] [35] [36] [37] [38]
* Apolo Cunomaglus (‘señor de los perros de caza’). Título dado a Apolo en un altar de Wiltshire. Apolo Cunomaglus pudo haber sido un dios de la curación. El propio Cunomaglus pudo haber sido originalmente un dios de la sanación independiente.[39]
* Apolo Grannus, que originalmente fue un dios primaveral de la curación, más tarde equiparado con Apolo.[40] [41] [42]
* Apolo Maponus. Conocido gracias a inscripciones halladas en Inglaterra, este dios puede ser una fusión local de Apolo y Maponus.
* Apolo Moritasgus (‘masas de agua marina’). Epíteto dado a Apolo en Alesia, donde fue adorado como dios de la curación y, posiblemente, de los médicos.[43]
* Apollo Vindonnus (‘luz clara’). Tuvo un templo en Essarois, cerca de Châtillon-sur-Seine (Borgoña). Fue un dios de la curación, especialmente de los ojos.[41]
* Apolo Virotutis (quizá ‘benefactor de la humanidad’). Fue adorado, entre otros lugares, en Fins d'Annecy (Alta Saboya) y en Jublains (Maine y Loira).[42] [32]
1. ↑ Para la iconografía del tipo Alejandro-Helios, véase Hoffmann, H. (1963). «Helios». Journal of the American Research Center in Egypt 2: 117-123. Compárese con Yalouris (1980), nº 42.
2. ↑ Fontenrose, J. (1939). «Apollo and Sol in the Latin poets of the first century BC». Transactions of the American Philological Association (30): 439–455.
— (1940). «Apollo and the Sun-God in Ovid» (61): 429–444.
— (abril de 1943). «Apollo and Sol in the Oaths of Aeneas and Latinus». Classical Philology 38 (2): 137–138.
3. ↑ a b Burkert, W. (1985), Greek Religion, 143-144, Harvard University Press.
4. ↑ Apollo (en inglés). Behind the Name. URL accedida el 27 de julio de 2007.
5. ↑ De Grummond, N. T. (2006), Etruscan myth, sacred history, and legend, Philadelphia: University of Pennsylvania Museum of Archaeology and Anthropology. ISBN 9781931707862.
6. ↑ Mackenzie, D. A. (c. 1930), Myths of Babylonia and Assyria, Londres: Gresham. OCLC 6783974.
7. ↑ Hertel, D. (2003), Troya, Boadilla del Monte: Editorial Acento. ISBN 84-483-0737-2.
8. ↑ «Apolo no tiene origen griego sino anatolio. El luvita Apaliuna parece haber viajado al oeste desde el lejano oriente. El hurrita Aplu era un dios de las plagas y se parece al dios ratón Apolo Esmínteo. El propio Aplu parece derivar del babilónico Aplu, que significa ‘hijo de’, un título que se otorgaba al dios babilónico de las plagas Nergal (hijo de Enlil).» Croft, J. (26 de mayo de 2003). Apaliuna and the mouse that killed the serpent (en inglés). Ancient Near East. URL accedida el 2 de noviembre de 2007.
9. ↑ Homero, La Ilíada v.401, 900.
10. ↑ Hesíodo (2000), Obras y Fragmentos, frag. 307, Madrid: Editorial Gredos. ISBN 84-249-2462-2.
11. ↑ Heródoto i.46.
12. ↑ Luciano, De Dea Syria 35–37.
13. ↑ Livio i.56.
14. ↑ Livio iii.63.7, iv.25.3.
15. ↑ Livio xxv.12.
16. ↑ Liebeschuetz, J. H. W. G. (1979), Continuity and Change in Roman Religion, 82-85, Oxford: Oxford University Press. ISBN 0-19-814822-4.
17. ↑ Suetonio, Vida de los doce césares xviii.2; Dión Casio li.1.1-3.
18. ↑ Dión Casio liii.1.3.
19. ↑ Dessau, H. (1892), Inscriptiones Latinae selectae, 5050, Berlín: Weidmann. OCLC 61951386.
20. ↑ Apollo and the Muses (en inglés). Roman Mosaics in Tunisia. URL accedida el 27 de julio de 2007.
21. ↑ Bieber (1964), Yalouris (1980).
22. ↑ «Las propias aventuras no fueron narradas hasta más tarde.» Kerényi (1951) 140.
23. ↑ Libanio, Narraciones.
24. ↑ Sergent, B. (1986), Homosexuality in Greek Myth, 102, Beacon Press. ISBN 0807057002.
25. ↑ Cavendish, R. (1994), Man, Myth, and Magic: The Illustrated Encyclopedia of Mythology, Religion, and the Unknown, Marshall Cavendish. ISBN 185435731X.
26. ↑ Apolonio de Rodas iv.1730; Apolodoro i.9.26.
27. ↑ Eurípides, Andrómaca 901.
28. ↑ Smith, W. (1867), «Acesius» A Dictionary of Greek and Roman biography and mythology, i.7, Boston: Little, Brown & Co. OCLC 68763679.
29. ↑ Hofmann, J. J. (1677), «Leschenorius» Lexicon universale, Basilea: J. H. Widerhold. OCLC 8091897.
30. ↑ Ovidio, Las metamorfosis xiii.715; Estrabón x.451.
31. ↑ a b Green, M. J. (1997), Dictionary of Celtic Myth and Legend, Londres: Thames & Hudson. ISBN 0500279756.
32. ↑ a b Corpus Inscriptionum Latinarum XIII, 1863-1986.
33. ↑ Ross, A. (1967), Pagan Celtic Britain Studies In Iconography And Tradition, Londres: Constable & Co. ISBN 0094723303.
34. ↑ Zwicker, J. (1934-36), Fontes historiae religionis Celticae, Berlín: W. de Gruyter et socios. OCLC 5734432.
35. ↑ Corpus Inscriptionum Latinarum V, XI, XII, XIII.
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39. ↑ Wedlake, W. J. (1982), The Excavation of the Shrine of Apollo at Nettleton Wiltshire, 1956-1971, Society of Antiquaries of London. ISBN 0854312331.
40. ↑ Szabó, M. (1971), The Celtic heritage in Hungary, Budapest: Corvina Press. OCLC 745233.
41. ↑ a b Thévenot, É. (1968), Divinités et sanctuaires de la Gaule, París: A. Fayard. OCLC 719132.
42. ↑ a b De Vries, J. (1963), La religion des Celtes, París: Payot. OCLC 1466173.
43. ↑ Le Gall, J. (1963), Alésia; archéologie et histoire, París: Fayard. OCLC 8989289.
Hécate
Hécate (en griego antiguo Ἑκάτη Hekátē o Ἑκάτα Hekáta) fue originalmente una diosa de las tierras salvajes y los partos, nacionalizada primero en la Grecia micénica[1] o en Tracia, pero originada entre los carios de Anatolia,[2] la región donde se atestiguan la mayoría de sus nombres teofóricos, como Hecateo o Hecatomno,[3] y donde Hécate permaneció como Gran Diosa hasta tiempos históricos, en su inigualable[4] lugar de culto en Lagina. William Berg señala que «dado que los niños no son bautizados en honor de espectros, es seguro asumar que los nombres teofóricos carios que incluyen hekat- aluden a una deidad importante libre de los oscuros y desagradables lazos con el inframundo y la brujería que tuvo Hécate en la Atenas clásica.»[5] Los monumentos a Hécate en Frigia y Caria son numerosos pero tardíos.[6] Los cultos populares que la veneraban como diosa madre hicieron que fuese integrada en la mitología griega. En la Alejandría ptolemaica terminaría adquiriendo sus connotaciones de diosa de la hechicería y su papel como «Reina de los Fantasmas», bajo cuyo aspecto triplicado fue transmitida a la cultura postrenacentista. Uno de sus aspectos es representado en la Trivia romana.
Las inscripciones más antiguas se han encontrado en el Mileto arcaico tardío, cerca de Caria, donde Hécate es una protectora de las entradas.[7]
Representaciones
Las primeras representaciones griegas de Hécate son simples y no triples. Lewis Richard Farnell afirma:
La evidencia de los monumentos sobre el carácter y la importancia de Hécate es casi tan completa como la de la literatura. Pero sólo fue en el periodo tardío cuando llegó a expresar su naturaleza múltiple y mística. Antes del siglo V hay pocas dudas de que solía ser representada bajo una forma simple como la mayoría de las demás divinidades, y que fue así como el poeta beocio la imaginó, pues nada en sus versos alude a una diosa triple.
El monumento más antiguo conocido es una pequeña terracota hallada en Atenas con una dedicatoria a Hécate en el estilo de escritura del siglo VI. La diosa aparece sentada en un trono con una corona de flores alrededor de su cabeza, careciendo totalmente de atributos y personalidad, siendo el único valor de esta obra, que evidentemente es de un tipo bastante general y recibe una referencia y nombre especiales sólo por la inscripción, el demostrar que la forma simple era la original y que su conocimiento en Atenas era anterior a la invasión persa.[8]
El viajero del siglo II adC Pausanias afirmó que Hécate fue representada triple por vez primera por el escultor Alcámenes en el periodo griego clásico de finales del siglo V adC. Las convenciones antropomórficas del arte griego se resistían a representarla con tres caras: una escultura votiva del siglo III adC procedente del Ática la muestra como tres imágenes diferentes contra una columna, alrededor de la cual bailan las Cárites. Algunos retratos clásicos la muestran como una diosa triple sosteniendo una antorcha, una llave y una serpiente. Otros continuaron mostrándola en su forma simple.
En los escritos esotéricos griegos de inspiración egipcia relacionados con Hermes Trimegisto y en los papiros mágicos de la Antigüedad Tardía era descrita con tres cabezas: una de perro, otra de serpiente y otra de caballo. La triplicidad de Hécate se expresaba de una forma más helénica, con tres cuerpos en lugar de cabezas, como aparece tomando parte en la batalla con los Titanes en el vasto friso del gran altar de Pérgamo (actualmente en Berlín). En la Argólida, cerca del altar de los Dioscuros, Pausanias vio el templo de Hécate frente al santuario de Ilitía: «La imagen es obra de Escopas. Es de piedra, mientras las de bronce de enfrente, también de Hécate, fueron hechas respectivamente por Policleto y su hermano Naucides, hijo de Motón».[9]
Un relieve en mármol del siglo IV adC en Cranón (Tesalia) le fue dedicado por el dueño de un caballo de carreras.[10] Muestra a Hécate, con un perro a su lado, poniendo una corona sobre la cabeza de una yegua. Su ayudante y representación animal era la perra, y la forma más común de ofrenda era dejar carne en las encrucijadas. Algunas veces incluso se le sacrificaban perros (una buena indicación de su origen no helénico, pues los perros, como los burros, muy rara vez jugaban este papel en el genuino ritual griego).
En las Argonáuticas, una épica alejandrina del siglo III adC basada en material más antiguo, Jasón aplaca a Hécate mediante un ritual prescrito por Medea, su sacerdotisa: tras bañarse a medianoche en una corriente de agua y vestido con una toga oscura, Jasón cava un pozo y ofrece una libación de miel[11] y sangre de la garganta de una oveja, que se quema en una pira junto al pozo como holocausto, retirándose entonces del lugar sin mirar atrás.[12] Todos estos elementos señalan los ritos observados a una deidad ctónica
Mitología
En contra de la creencia popular, Hécate no fue originalmente una diosa griega. Sus raíces parecen estar entre los carios de Asia Menor.[13] Aparece en el himno homérico a Deméter y en la Teogonía de Hesíodo, donde es fuertemente promocionada como una gran diosa. El lugar de origen de su culto es incierto, pero se cree que tuvo numerosos seguidores en Tracia.[2] Su santuario más importante estaba en Lagina, una ciudad-estado teocrática en la que la diosa era atendida por eunucos.[2] Lagina, donde el famoso templo de Hécate atraía grandes reuniones festivas cada año, quedaba cerca de la colonia originalmente macedonia de Estratonicea, ciudad de la que era patrona.[14] En Tracia desempeñó un papel similar al del menor Hermes, es decir, gobernadora de los puntos liminares (tránsitos o umbrales) y de lo salvaje, guardando poco parecido con la vieja paseante nocturna en la que se convirtió. Adicionalmente, esto llevó a su papel como ayudante de las mujeres en los partos y la crianza de los jóvenes.
También había un templo consagrado a Hécate en el recinto del templo de Artemisa en Éfeso, donde oficiaban los sacerdotes eunucos o megabyzi.[15] Hesíodo registra que estaba entre la descendencia de Gea y Urano, la Tierra y el Cielo. En la Teogonía le atribuyó tan amplios y fundamentales poderes que resulta difícil resistirse a verla como una figuración de la Gran Diosa, aunque como buen olímpico Hesíodo atribuye sus poderes a un «regalo» de Zeus:
Hécate, a la que Zeus Crónida honró sobre todos y le procuró espléndidos regalos, la suerte de participar en la tierra y el mar estéril. Ella también obtuvo en lote la dignidad que confiere el estrellado cielo y es especialmente respetada por los dioses inmortales. [...] En nada la maltrató el Crónida ni tampoco le quitó nada de lo que recibió en suerte entre los primeros dioses, los Titanes; sino que sus atribuciones son las mismas que tuvo desde el principio.
Sus regalos a los humanos abarcan todo, según cuenta Hesíodo:
Al que ella quiere, grandemente le asiste y ayuda; en el juicio se sienta junto a los venerables reyes, y en el ágora hace destacar entre la gente al que ella quiere. O cuando armados de coraza marchan los varones hacia la guerra destructora de hombres, allí la diosa asiste a los que quiere decididamente concederles la victoria y encumbrarles de gloria. Es capaz de asistir a los nobles que quiere y con igual capacidad, cuando los jóvenes compiten en juegos, allí los asiste y ayuda la diosa; y el vencedor en fuerza y capacidad, fácilmente y contento se lleva un magnífico premio y proporciona gloria a sus padres. A los que trabajan en el mar intransitable y elevan sus súplicas a Hécate y al resonante Ennosigeo, fácilmente la ilustre diosa les concede pesca abundante y fácilmente se la quita cuando parece segura si así lo desea su corazón. Es capaz de aumentar el ganado en los establos junto con Hermes, y en cuanto a las manadas de bueyes, los extensos rebaños de cabras y las majadas de lanudas ovejas, si así lo desea en su corazón, multiplica los pequeños y disminuye los numerosos.
Hécate era cuidadosamente servida:
Todavía ahora, cuando alguno de los hombres de la tierra los propicia, celebrando magníficos sacrificios según costumbre, invoca repetidamente a Hécate. Muy fácilmente obtiene gran honor aquél cuyas súplicas acepta complaciente la diosa, y le concede prosperidad puesto que está en su mano.
Hesíodo enfatiza que Hécate era la única hija de Asteria, una diosa de las estrellas que era hermana de Leto, a su vez madre de Artemisa y Apolo. La abuela de estos tres primos era Febe, la anciana titánide que personificaba la luna. Hécate era una reaparición de Febe, y por tanto diosa lunar, que se manifestaba en la oscuridad de la luna.
La inclusión y alabanza de Hécate en la Teogonía son problemáticas para los investigadores, ya que Hesíodo parece elogiar en demasía sus atributos y responsabilidades en el antiguo cosmos a pesar de ser en aquella época una diosa relativamente menor y extranjera. Se ha propuesto que en la población de origen de Hesíodo hubo una devoción substancial hacia Hécate y que su inclusión en la Teogonía fue su propia forma de promover a la diosa local entre el público no familiarizado.[16]
A medida que su culto se extendió a zonas de Grecia se presentó un problema, dado que el papel de Hécate ya estaba cubierto por otras deidades más prominentes del panteón griego, particularmente Artemisa, y por personajes más arcaicos como Némesis.
Emergen entonces dos versiones de Hécate en la mitología griega. La menos conocida es un claro ejemplo de intento por integrarla sin disminuir a Artemisa. En ella,[16] Hécate es una sacerdotisa mortal comúnmente asociada con Ifigenia que desdeña e insulta a la diosa, lo que le lleva finalmente a suicidarse. Artemisa adorna entonces el cadáver con joyas y susurra para que su espíritu se eleve y se convierta en la diosa Hécate, que actúa de forma parecida a Némesis como espíritu vengador, pero únicamente para mujeres heridas. Este tipo de mitos en el que una deidad local patrocina o «crea» a una deidad extranjera era popular en las culturas antiguas como forma de integrar sectas extranjeras. Adicionalmente, a medida que la adoración de Hécate crecía, su figura fue incorporada al mito posterior del nacimiento de Zeus como una de las comadronas que escondieron al niño,[16] mientras Crono consumía la roca falsa que le había dado Gea.
La segunda versión ayuda a explicar cómo Hécate se ganó el título de «Reina de los Fantasmas» y su papel como diosa de la hechicería. De forma parecida a como las hermas (tótems de Hermes) se ponían en las fronteras como protección frente al peligro, imágenes de Hécate, como diosa liminar, podían también jugar dicho papel protector. Se hizo común poner estatuas de la diosa en las puertas de las ciudades, y finalmente en las puertas de las casas. Con el tiempo, la asociación con el alejamiento de espíritus malignos llevó a la creencia de que ofender a Hécate también los atraía. Así surgieron las invocaciones a Hécate como gobernadora suprema de las fronteras entre el mundo normal y el de los espíritus.[16]
La transición de la figura de Hécate puede seguirse hasta la Atenas del siglo V. Aparece como una gran diosa en dos fragmentos de Esquilo. En Sófocles y Eurípides se ha convertido en la señora de la brujería y las keres.
El poder de Hécate terminó pareciéndose al de la hechicería. Medea, que era una de sus sacerdotisas, practicaba la brujería para manipular con destreza hierbas mágicas y venenos, y para poder detener el curso de los ríos[cita requerida] o comprobar las trayectorias de las estrellas y la luna.
La implacable Hécate ha sido llamada «la de tierno corazón», un eufemismo quizás para enfatizar su preocupación por la desaparición de Perséfone, cuando se dirigió a Deméter con dulces palabras en un momento en que la diosa estaba afligida. Más tarde se convirtió en la asistente de Perséfone y su íntima compañera en el Inframundo.
Aunque nunca fue incluida entre los dioses olímpicos, la compresión moderna de Hécate procede de la cultura helenística sincrética de Alejandría. En los papiros mágicos del Egipto ptolemaico, se le llama la Perra, y su presencia era indicada por los ladridos de los perros. Mantuvo un gran número de seguidores como diosa de la protección y los partos. En la imaginería posterior también tiene dos perros fantasmales como sirvientes a su lado.
En la época moderna Hécate se ha hecho popular en las sectas neopaganas de inspiración feminista y el wicca gracias en gran parte a su asociación como diosa de la hechicería.
Relaciones en el panteón griego
Hécate es una diosa ctónica preolímpica, y no fue fácilmente asimilada en el panteón posterior de la Grecia clásica. Más allá de la Teogonía, las fuentes griegas no ofrecen una historia sobre su parentesco, ni de sus relaciones en el panteón: a veces es considerada una titánide, hija de Perses y Asteria, y una poderosa ayudante y protectora de los humanos. Su presencia continua se explicaba asegurando que, debido a que fue la única titánide que ayudó a Zeus en la Titanomaquia, no fue desterrada a los dominios del Inframundo tras su derrota por los olímpicos, en lo que supone otro indicio de la persistencia de los cultos en los que era adorada.
También se contaba que era la hija de Deméter o Pheraia. Hécate, como Deméter, era una diosa de la tierra y la fertilidad. Una versión poco difundida la hacía incluso la hija menor de Zeus, un rasgo que sin embargo comparte con Atenea y Afrodita, como aspectos de antiguas deidado que tampoco pudieron ser eclipsados por los olímpicos debido a que su adoración era tan dominante.
Un mito cuenta que había robado el pote de carmín de su madre y huido a una casa donde una mujer estaba de parto. Zeus la envió al reino de Hades para ser purificada. En él gozaba de gran autoridad, pues era conocida como la reina invencible y presidía las ceremonias de penitencia y purificación de las sombras en las que se permitía concertar las malas acciones de sus vidas pasadas.
Por lo demás, su papel en los mitos es secundario: ayudó a Deméter a parir cuando Perséfone fue raptada (en algunas versiones del mito fue ella quien la rescató del Inframundo), y se opuso a Heracles cuando éste intentó enfrentarse a Cerbero.
Consortes y descendencia
Como muchas antiguas diosas madre o de la tierra, Hécate permaneció sin casarse y no tuvo consorte habitual, diciéndose a menudo que se reproducía por partenogénesis. Por otra parte, es la madre de muchos monstruos, como Escila, que representaba los aspectos pavorosos de la naturaleza que producían miedo y sobrecogimiento.
Otros nombres y epítetos
* Ctonia (Χθονια, ‘de la tierra’)
* Crataeis (‘poderosa’)
* Enodia (Ενοδια, ‘de los caminos’)
* Antania (‘enemiga de la humanidad’)
* Kurotrophos (Κουροτροφος, ‘niñera de los jóvenes’)
* Artemisa de las encrucijadas
* Propylaia (‘[la que está] delante de la puerta’)
* Propolos (‘la que dirige’)
* Phosphoros (‘que trae la luz’)
* Soteira (‘salvadora’)
* Prytania (‘reina de los muertos’)
* Trioditis (griego) o Trivia (latín, ‘de los tres caminos’)
* Klêidouchos (‘guardiana de las llaves’)
* Tricéfala o Tríceps (‘de tres cabezas’)
* Triformis (‘de tres formas’)
Diosa de las encrucijadas
Hécate tenía un papel especial en las encrucijadas de tres caminos (o trivios), donde los griegos situaban postes con máscaras de cada unas de sus cabezas mirando en diferentes direcciones.
La función de Hécate en las encrucijadas proviene de su esfera original como diosa de las tierras salvajes y las zonas inexploradas. Esto llevaba a realizar sacrificios para viajar con seguridad por estos territorios. Este papel tiene relación con el de Hermes, dios de las fronteras.
Hécate es la versión griega de la Trivia (‘tres caminos’) de la mitología romana. En el siglo VII, Elegio acostumbraba a recordar a su recién convertida congregación de Flandes que «ningún cristiano debería prestar o guardar devoción alguna a los dioses de los trivios, donde tres caminos se cruzan, a los fanos o las rocas, o fuentes o arboledas o esquinas».
Hécate era la diosa que aparecía con más frecuencia en textos mágicos como los papiros mágicos griegos y las defixios, junto con Hermes.
Diosa de la hechicería
En los oráculos caldeos que fueron editados en Alejandría, fue también asociada con un laberinto serpentino alrededor de una espiral, conocido como rueda de Hécate (el «Strophalos de Hécate», verso 194 de la traducción de 1836 de Isaac Preston Cory). El simbolismo alude al poder de la serpiente para renacer, al laberinto de conocimiento a través del cual Hécate guía a la humanidad y a la llama de la propia vida: «Los senos productores de vida de Hécate, esa Llama Viviente que se viste a sí misma de Materia para manifestar la Existencia» (verso 55 de la traducción de Cory de los oráculos caldeos).
El título moderno más común de Hécate es el de diosa de la hechicería o la magia.
Reina de los Fantasmas
«Reina de los Fantasmas» es un título asociado con Hécate debido a la creencia de que podía tanto evitar que el mal saliese del mundo de los espíritus, como también permitir que dicho mal entrase.[cita requerida] Hécate, pues, tenía un papel y poder especial en los cementerios.[cita requerida] Guarda los «caminos y senderos que se cruzan».[cita requerida] Su asociación con los cementerios también tuvo mucha importancia en la idea de Hécate como diosa lunar.[cita requerida]
Las hojas del álamo negro son oscuras por una cara y claras por la otra, simbolizando el límite entre los mundos. El tejo ha estado asociado desde hace mucho en el Inframundo.
Animales
La perra es el animal más comúnmente asociado a Hécate, quien a veces es llamada la «perra negra»,[cita requerida] y alguna vez se sacrificaron perros negros a ella en rituales de purificación. En Colofón (Tracia) Hécate podía manifestarse como perro. Los ladridos de los perros eran la primera señal de su cercanía en la literatura griega y romana.
La rana, significativamente una criatura que puede cruzar dos elementos, está también consagrada a Hécate.[cita requerida]
Como diosa triple, a veces aparece con tres cabezas: de perro, caballo y oso, o de perro, serpiente y león.
En el Malleus maleficarum (1486) se afirma que Hécate fue adorada por brujas que adoptaron partes de su mito como su diosa de la hechicería. Debido a que Hécate ya había sido muy difamada a finales del periodo romano, a los cristianos de la época les resultó fácil envilecer su imagen. De esta forma todas sus criaturas fueron también consideradas «criaturas de la oscuridad»; sin embargo, la historia de animales tales como cuervos, búhos nocturnos, serpientes, escorpiones, asnos, murciélagos, caballos, osos y leones como criaturas suyas no es siempre oscura y aterradora [17]
Plantas y hierbas
El tejo, el ciprés,[18] el avellano, el álamo negro, el cedro y el sauce estaban consagrados a Hécate.
El tejo tiene fuertes asociaciones con la muerte y el renacimiento. Un veneno preparado a partir de sus semillas se usaba en las flechas,[cita requerida] y su madera se usaba comúnmente para fabricar flechas y empuñaduras de dagas. La poción del caldero de Hécate contiene «esquejes de tejo». Las bayas del tejo llevan el poder de Hécate, y pueden dar sabiduría o la muerte. Las semillas son muy venenosas, pero las carnosas bayas rojas que las rodean no.
Muchas otras hierbas y plantas están asociadas a Hécate, incluyendo el ajo, las almendras, la lavanda, el tomillo, la mirra, la artemisia, el cardamomo, la menta, el diente de león, el eléboro, el milenrama y la celidonia menor. Varios venenos y alucinógenos están vinculados a Hécate, incluyendo la belladona, la cicuta, la mandrágora, el acónito (conocido como hecateis) y el opio. Muchas de las plantas de Hécate eran aquellas que podían ser usada por los chamanes para lograr diversos estados de consciencia.
Lugares
En diversos momentos se han asociado con Hécate las zonas salvajes, bosques, fronteras, murallas y puertas de las ciudades, encrucijadas y cementerios.
A menudo se afirma que la luna está consagrada a Hécate, contra lo que argumentó Farnell:
Algunos de los antiguos escritores sobre mitología, tales como Cornuto y Cleomedes, y algunos de los modernos, como Preller, el del diccionario de Roscher y Petersen, explican las tres figuras como símbolos de las tres fases de la luna. Pero muy poco puede decirse en favor de esto, y muchísimo en contra. En primer lugar, la estatua de Alcámenes representó a Hécate Επιπυργιδια, a quien el ateniense de ese periodo consideraba la guardiana de la puerta de su Acrópolis, y como tal relacionada en este punto particular con las Cárites, deidades de la vida que florece y da fruto. Ni en este lugar ni ante la puerta de las casas de la ciudad aparecía como una diosa lunar.
También podemos preguntar: ¿por qué deberían darse a una divinidad a veces considerada como lunar pero con muchas otras y más importantes conexiones tres formas para señalar las tres fases de la luna, y por qué la escultura griega ha sido en este insólito caso culpable de un frígido simbolismo astronómico, mientras Selene, que era obviamente la luna y nada más, nunca tratada de esta manera? De esta misma forma Helios debería haber recibido doce cabezas.[19]
Sin embargo, en los papiros mágicos del Egipto grecorromano[20] se conservan varios himnos que identifican a Hécate con Selene y la luna, ensalzándola como suprema diosa, madre de los dioses. De esta forma, como diosa triple, Hécate sigue teniendo seguidores en algunas sectas neopaganas.[cita requerida]
Fiestas
Hécate era adorada tanto por los griegos como por los romanos, y tenían sus propias fiestas dedicadas a ella. Según Ruickbie,[21] los griegos guardaban dos días consagrados a Hécate, uno el 13 de agosto y otro el 30 de noviembre, mientras los romanos consideraban el 29 de cada mes consagrado a ella.
Paralelismos en otras culturas
La figura de Hécate puede relacionarse a menudo con la Isis egipcia, gracias principalmente a su papel de hechicera.Ambas eran símbolos de los puntos liminares. Algunos investigadores terminan comparándola con la virgen María. También es comparable con la Hela nórdica un su función del inframundo.
Antes de que llegase a estar asociada con la mitología griega, tuvo muchas similitudes con Artemisa (tierras salvajes, vigilancia de las ceremonias de boda) y Hera (crianza de los niños, protección de los adolescentes o héroes, y vigilancia de las ceremonias de boda).
En la literatura
Hécate es un personaje de la tragedia de William Shakespeare Macbeth, representada por vez primera sobre 1606, donde manda sobre las tres Nornas, aunque no se sabe si ella es una bruja, un demonio o una diosa. Hay algunas evidencias que sugieren que el personaje y las escenas o partes de las mismas en las que aparece (Acto III, Escena V y una parte del Acto IV, Escena I) no fueron escritos por Shakespeare, sino que añadidos durante una revisión de Thomas Middleton, quien usó material de su propia obra The Witch, producida en 1615. La mayoría de las ediciones modernas de Macbeth indican estas interpolaciones.
William Blake incluyó a Hécate en varios de sus cuadros y poemas.
1. ↑ Berg, W. (agosto de 1974). «Hecate: Greek or 'Anatolian'?». Numen 21 (2): 128–140.
2. ↑ a b c Burkert (1987) p. 171.
3. ↑ Kraus, T. (1960), Hekate: Studien zu Wesen u. Bild d. Göttin in Kleinasien u. Griechenland, Heidelberg: Winter. OCLC 73509931. Kraus ofrece la primera discusión exhaustiva moderna de Hécate en monumentos y cultura material.
4. ↑ Berg (1974) p. 128 señala el apoyo de Hécate a la hegemonía romana en su representación sobre el pedimento de Lagina solemnizando un pacto entre un guerrero (Roma) y una amazona (Asia).
5. ↑ Berg (1974) p. 129.
6. ↑ Kraus (1960) p. 52; lista p. 166 y sig.
7. ↑ Kraus (1960) p. 12.
8. ↑ Farnell (1896).
9. ↑ Pausanias ii.22.7.
10. ↑ Museo Británico, pieza n.º 816.
11. ↑ La miel fermentada era un enteógeno más antiguo que el vino.
12. ↑ Argonáuticas, iii.
13. ↑ Kraus (1960); Ruickbie (2004) p. 16.
14. ↑ Estrabón, Geografía xiv.2.25; Kraus (1960).
15. ↑ Estrabón, Geografía xiv.1.23.
16. ↑ a b c d Johnston (1991).
17. ↑ Rabinowitz (1990).
18. ↑ Freize, H., Dennison, W. (1902), Virgil's Aeneid, N111, American Book Company.
19. ↑ Farnell (1896) p. 4.
20. ↑ Betz, H. D. (1986), The Greek magical papyri in translation, including the Demotic spells, Chicago: University of Chicago Press. ISBN 9780226044446.
21. ↑ Ruickbie (2004) p. 19.