El día había sido muuuy largo. Thomas permaneció callado el resto del camino. La carnicería que habían presenciado, la bronca con su querido jefe, la muerte del herido y el sol abrasador que no les daba ni un minuto de descanso. Nunca pensó que se alegraría tanto de ver el fuerte. Acarició el cuello de Álamo y descabalgó.
- ¡Joder! Qué gusto poner los pies en el suelo.- Se frotó los muslos doloridos.
Tan sólo quería lavarse un poco y descansar, así que esperó impaciente la respuesta del Teniente Parker y la reacción de Tillis.
¿Quién es "el guapo" que rechaza un ofrecimiento en tales circunstancias? El sol abrasador, el peligro de los indios, un desierto dejado atrás que continuaba también hacia delante... Tillis no se lo pensó más veces y aceptó enseguida la propuesta de descanso en el interior. Parte del ganado lo entraron en el fuerte, con lo que sus hombres y Buck, ayudados por los soldados de guardia de la noche, podrían ocuparse de la vigilancia del resto de vacas sin muchos problemas
Una vez dentro os avituallásteis con una buena comida y bebida. No había te y de alcohol poco, ciertamente, pues Fort Gorman era un cuartelillo donde tenían disciplina en todos los sentidos. Tras acomodaron en un salón, el teniente Parker, que parecía bastante preocupado, se interesó por vuestra situación.
Pues las llevamos a Great Valley, al rancho de nuestro comprador. Llevamos seis días de camino -le relató Tillis-, hicimos parada en Fort Brady, donde ya sufrimos la presencia de los apaches, no se si fueron los que hostigan a sus hombres o quizá otros... Luego nos cogió una tormenta de arena y tras ello, antes de llegar aquí, vimos una carabana de colonos y unos soldados... bueno... masacrados... Sus cabelleras y pertenencias... en fin... ya sabe cómo son esos hijos de perra...
Cuando el teniente Parker escuchó el lugar de destino, su rostro cambió, y comenzó a negar profundamente con la cabeza, haciendo una mueca de miedo y disgusto al mismo tiempo.
Malditos... -dijo pensando en sus hombres ya perecidos-. Señores, ¡no pueden pasar! Si continúan cruzando estas tierras, con tan pesada mercancía -las vacas-, serán presa fácil para los indios, ¡sin duda! Les reitero fervientemente que no lo hagan... ¡no lo hagan! Si mis soldados han perecido... ¿qué hará un grupo de vaqueros? ¡Es imposible atravesar ahora estos territorios! ¡Incluso nuestros suministros tienen dificultades de llegar!
Entonces entró Buck Henry en el salón.
No, no, no... ¡y no, señor! -dijo Tillis levantándose de su asiento, llevándose las manos a la cintura, mirando al suelo y recorriendo la estancia de un lado para otro mientras pensaba en su plan-. Tenemos que hacer la entrega, ¡no podemos volver con tantas cabezas de ganado! ¡Estamos a cuatro días del destino, y de la salida ya han pasado seis! ¡Me niego en rotundo!
No decía estas palabras directamente al teniente, sino que parecía un soliloquio, una reflexión en voz alta.
Pero Señor Tillis -habló Buck-, entre en razón...: ya ha muerto uno de sus hombres, y yo no es que dispare muy bien... -hablaba por él, pero quizá hablase también por alguno más-. Hemos visto indios y las consecuencias de encontrarse con ellos... la proxima vez puede que se lleven nuestras cabelleras.
¡Usted CÁLLESE! -dijo Tillis al bueno de Buck con su típico malhumor mientras le señalaba con el dedo índice extendido, mientras éste bajaba la cabeza-.
Oiga... -interrumpió el teniente Parker-, ¡escuche a sus hombres, y escúcheme a mi! Si su vida le importa más que lo que pueda ganar con las vacas adelante... Pero estoy seguro que le arrancarán la piel a tiras esos indios antes que cualquiera de las reses de ahí fuera sea convertida en carne o piel para chaleco... Pueden pasar aquí la noche, pero les recomiendo volver por donde han venido... Y no digo más.
Y el teniente Paker salió afuera, al patio, acompañado de Buck.
Podeis hacer una tirada de Ver.
Estaba escuchando toda la conversación mientras calmaba la tos y la sed con el agua del fuerte. Parecia que el trabajo iba a ser realizado a pesar de todo -Desde luego tenemos un jefe cabezon- Pensaba mientras dejaba el agua y comproba el revolver para que estuviera a punto en caso de necesitarla.
Una vez comprobada el arma la guardo y me acerco a mis compañeros -¿Lo habeis escuchado? A pesar de indios, forajidos y sabe Dios que más nos encontraremos vamos a continuar, cof, cof. Soy yo o es raro, cof, cof, que este empeñado en arriesgar la vida por entregar unas, cof, cof, reses. Seguro que todo esto, cof, cof tiene que ver con la mierda, cof, cof, que tiene en la carreta
Es verdad que todo esto es muy raro. Por un lado el teniente negándose de forma tan tajante a que continuemos, y por el otro lado Tillis negándose a escuchar Laureen miró por primera vez a sus compañeros en busca de respuestas, habían pasado ya seis días de trabajos juntos y empezaba a fiarse de ellos.
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Tirada: 1d100
Dificultad: 10-
Resultado: 24 (Fracaso)
Jim entrecerró los ojos. Le hacía falta el trabajo, pero no podía evitar darle en su interior la razón al teniente Parker.
Es como en la maldita guerra, cuando nos mandaban avanzar hacia un suicidio evidente para todos menos para los oficiales al mando.
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Dificultad: 10-
Resultado: 16 (Fracaso)
Casi
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Dificultad: 25-
Resultado: 9 (Exito)
Se me habia olvidado la tirada. Perdon
Frank se limito a escuchar, sabia bien que las cosas no pintaban bien; sin embargo también sabía que no podía echarse atrás, su reputación y su futuro estaban en juego en esos momentos.
Para bien o para mal habría de seguir la senda que Tillis se estaba forjando. Sin embargo sabía que lo mas importante era su vida y sabia bien que en cierto momento eso llegaría a pesar mas que todo lo demás.
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Dificultad: 10-
Resultado: 75 (Fracaso)
Yo también tiro por si acas, pero tengo vista cansada :(
—Bueno, si me lo preguntáis, no parece que retroceder sea tampoco muy seguro —opinó Elliot—. Acabamos de pasar por el lugar de una masacre en toda regla, lo que significa que los apaches están haciendo de las suyas tanto frente a nosotros como a nuestras espaldas. Lo que es yo, he dado mi palabra de que llevaría esas reses a dónde fuera necesario llevarlas y no soy de los que se desdicen. Que los apaches me adornen con plumas me apetece tanto como a cualquiera de vosotros, pero si el Sr. Tillis decide continuar iré con él.
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Esa noche no hizo falta que hiciérais guardia en el ganado, y pese a que había pocos hombres en aquella guarnición, bien hacían el mismo trabajo varios de ellos: montar guardia. Podría decirse que íbais a dormir a "pierna suelta", aunque seguramente, de seguir el camino según el cabezota de vuestro jefe Tillis, lo haríais bien de mañana.
Tillis volvió a pedir que su carreta no fuera tocada, y sus hombres se encargaron de ellos. Tras cenar mejor de lo que lo habíais hecho en estos seis días, aprovisionásteis vuestras monturas y descansaron en el establo. Justo antes de descansar teníais la sensación de tensión en el ambiente, y era normal: por un lado el regimiento impidiéndole (más bien aconsejándole) no continuar, y por otro el ansia de una buena recompensa... ¿y quién no se arriesga por un buen pellizco que te haga vivir unos cuantos meses sin problemas o te haga correrte las mejores juergas en una semana?
Finalmente marchásteis a dormir en un cuarto aparte de los de los soldados. Tillis daría su último veredicto al día siguiente.
Escena cerrada.
Sin embargo, antes de marcharos a dormir y a través de una de las ventanas, vísteis por el rabillo del ojo cómo Buck Henry hablaba en una esquina del patio (un lugar bastante oscuro) con el teniente Parker. Parecía reunido en secreto, sin estar a la vista de los hombres de Tillis, ni del propio Tillis ni de los soldados del ejército del teniente. Gesticulaban mucho (sobre todo Buck), ¿de qué hablarían tan escondidamente?