Partida Rol por web

Pero el carro se detuvo en seco cuando no habían salido todavía ni del umbral de aquel gran portón; y no sólo el carro se había parado, también los caballos, sus compañeros y aquel viejo estaban inertes. A lo lejos, varias hojas desprendidas de un grande y solitario árbol se mantenían flotando en el aire, sin moverse un solo dedo; varias personas que cruzaban la calle igual que sus compañeros, convertidos en estatuas vivas. Bernardo se cercioró al instante de que él no estaba impedido de movimiento, y pocos instantes después, volvió a aparecer.

Bien, bien, bien, ahora vamos a hablar de como continua nuestro viaje... acompáñame estimado amigo Bernardo su sonrisa más pícara que nunca dejaba entrever unos dientes blancos muy contrastados con el tono azulado de su piel.

No te preocupes, no van a marcharse sin ti, podrás volver al carro cuando acabemos de hablar de nuestro trato. abrió sus brazos primero y luego los movió señalando a una dirección.

Una de las pocas palabras que podían describir el estado en que la situación que estaba viviendo había sumido al pobre Bernardo sería "estupor". Tenía más que claro que Den Yaal era algún tipo de ser no humano, algo que probablemente habría negado que existiera hasta hace un año, pero ver ante sus propios ojos como sus compañeros, el propio carro y, ahora que se fijaba bien, todo aquello que los rodeaba, estaba completamente inmóvil era demasiado para él. De hecho, parecía claro que el tiempo se hubiera detenido para todo el mundo excepto para el propio ser azulado que le hacía compañía desde varios meses atrás y para él.

Pero, si bien es cierto que jamás le había hecho daño, y no sólo eso, sino que, a pesar de ignorarlos sus compañeros, había tenido arte y parte a la hora de que pudieran hubir de su cautiverio, ahora Bernardo se sentía más atemorizado: Den Yaal, parecía evidente, estaba ayudándole en persecución de algún fin propio. No es que eso sea extraño: la mayoría de las personas hacen algo por otras porque se les paga para ello, porque no tienen otro remedio o en contrapartida por otros servicios. Pero estar de algún modo al servicio de un ser sobrenatural ponía a Bernardo los nervios a flor de piel. A pear de ello, trató de tranquilizarse pensando que, si lo quisiera muerto, a él o a sus compañeros, le hubiera sido mucho más sencillo dejarles en la prisión. Pero este pensamiento, lejos de tranquilizarlo, hizo que un nudo se le instalara en el estómago.... ¿Qué querría de él Den Yaal? Sabiendo que tampoco era lógico, adecuado, cortés ni probablemente positivo para su propia vida hacer esperar al genio, o lo que fuera, Bernardo bajó del carro de un salto, aproximándose a él.

- No les pasará nada mientras hablamos, ¿verdad? - fueron sus primeras palabras, haciendo un gesto con la cabeza hacia sus detenidos compañeros de huida para añadir, casi de manera inmediata y decidido, dispuesto a saber lo peor lo antes posibe - ¿A qué trato te refieres, Den Yaal? ¿Qué fin persigues ayudándonos?

Instantes después, tras poner una expresión de concentración y sin haber dado tiempo como para que le constestara, añade, como por si acaso:

- No es que no lo agradezca: creo que el poder hablar contigo me mantuvo cuerdo en esa maldita celda. Y, además, sé que nos ayudaste para darnos una oportunidad de salir de allí, y no lo habríamos logrado de no ser así. Pero no se me ocurre qué puede necesitar un ser como tú (no te ofendas, sencillamente, no sé cómo llamarte más apropiadamente, más allá de tu nombre) de meros mortales, que además estaban encerrados en un lugar lóbrego y maloliente hasta hace poco.

claro que no les pasará nada, ahora mismo estamos en mi tiempo, y en mi tiempo, como podrás ver, es muuuuuuuuy... aburrido observaros. en un momento recorrieron un camino fácilmente recordable, hasta una salida no principal. Se puso serio. esto es lo que unos simples mortales como vosotros podéis hacer por un ser como yo.

Guía a tu señor hasta aquí, es la salida que os dejaré libre para vuestra huida de la ciudad. Luego recorreréis en dirección a dónde el sol se pone, por ahi. señaló Encontraréis una montaña de forma singular, no está lejos. Ahí dentro se esconde con lo que me pagarás vuestra salida, es un collar de oro, con una piedra preciosa de color verde, a la que se conoce como esmeralda, incrustada en su centro. Me fue robada hace mucho tiempo y eres la primera persona que me ve desde entonces... yo no he conseguido entrar en esa montaña, pero he visto a simples mortales entrar y salir a sus anchas de ella.

Sin muchos preámbulos, Bernardo le plantea las dudas y dificultades que la tarea le parece que planteará:

- ¿Has pensado en cómo hacer que mis compañeros me hagan caso a la hora de elegir un destino? Traerlos hacia esta salida parece sencillo, puesto que, por lo que veo, es la mejor en apariencia, aunque en cualquier caso, si los demás quisieran ir hacia otro sitio, no veo cómo podría yo evitarlo. Pero mucho más problemática es la cuestión de seguir hacia el Oeste cuando cualquier otra dirección sería más lógica. Sobre todo, el norte para tratar de alcanzar algún puerto en que embarcarnos para tratar de huir hacia España.

Tras detenerse a pensar unos instantes, continúa:

- Si ha pasado tanto tiempo desde que te robaron el collar, supongo que también habrás pensado en alguna manera para impulsarnos y que vayamos en esa dirección. Entiéndeme, no es que no quiera hacerlo: sé que te debo la vida con toda probabilidad, puesto que jamás hubiéramos podido escapar sin tu asistencia. Y lo mismo ocurre con mi señor, lo cual es casi igual de importante para mí. Pero quiero resolver cuanto antes las dificultades que puedan surgir, la verdad.

Tras terminar esa alocución, mira con perspicacia al azulado ser para, finalmente, añadir:

- Y no estaría mal que me contaras algo más sobre la joya. Créeme que no la quiero para nada, pero si a alguien tan poderoso como tú se lo han robado, quien lo haya hecho debe tener unas capacidades increíbles. Eso, en primer lugar. Y en segundo, dudo mucho que la joya sea un simple colgante que no sirva para nada más: seguro que tiene la posibilidad de hacer cosas realmente maravillosas, o aterradoras. Y no me gustaría que fuera de estas últimas, y menos que nos tomara por sorpresa.

je,ja, ja,ja suelta una ligera carcajada ese no es mi problema, será cuestión de que sepas manejar a los hombres y encaminarles. En esa cueva hay oro, y fortunas, eso quizá pueda llamarles la atención, quizá no... os vigilaré de cerca y trataré de ayudaros. ¡No esperes más que ladrones ahí dentro, ninguna fuerza mayor, y de camino, os conseguiré comida, y ropas... arruga la frente ahora no puedes negarte... no tengo más que decirte, sólo que no hagas que enfurezca. el hombrecillo desapareció y Bernardo volvió a sentir el rebote de sus pies sobre la madera de aquel carro.

Er, atemorizar no sé, pero me hace sentir responsable, y eso no me mola, que ya tengo para eso a mis hijos y su educación :P

Josjosjos, eso si que es una responsabilidad y lo demás son tonterías, yo no me veo en años con críos xDDD

Hombre en cierta manera quiero pasaros a cada uno ese nivel de responsabilidad, es la forma en la que una partida se convierta en una gran partida :D

Oks. Tienes razón: no mola sentir que la partida avanzará de un determinado modo independientemente de lo que haga tu personaje ;) Enterado quedo :P