Partida Rol por web

Y entonces, mientras Bedric se recuperaba de los golpes recibídos, para invocar a su guardián. El resto del equipo salía corriendo tratando de ayudar a Odyr. De pronto, unos nubarrones empezaron a crearse sobre la cabeza de los presentes.

Al echar la vista atrás, se podía ver, a uno de los marineros que os habían llevado hasta allí. Estaba situado en la parte delantera de la embarcación, conjurando y diciendo una serie de palabras. Al ritmo de ellas, las nubes del cielo se iban arremolinando hasta que cuando el hombre gritó, un fuerte rayo cayó sobre la enorme criatura contra la que os estabais enfrentando.

Después Tesla lanzó un segundo rayo.

El tercero procedió de nuevo del marinero. Y por último, éste dio un grito bien grande, para que lo oyeran todos. Las nubes volvieron a lanzar un poderoso rayo que terminó de chamuscar a la criatura.

Cuando miraron hacia allá, se dieron cuenta de que había sido prácticamente reducida a cenizas.

¡Vamos, novatos! ¡No sé a qué estáis esperando! ¡A que vuestras mamás os recojan! ¡Espabilad! ¡Corred a la embarcación! ¡No quiero ver si esa criatura es capaz de regenerarse sola o no! ¡Correeeeeeeeeeeeed! Dijo mientras se metía en el barco, se ponía a izar las velas y daba órdenes al resto para que volvieran a sus posiciones. Debían salir de allí cuanto antes. La misión ya había sido cumplida y era absurdo seguir así durante más tiempo.

Odyr no perdió tiempo y se dirigió al barco con aquel cachorro entre sus brazos. 

Tenía la boca abierta maravillado por el poder que habían demostrado desde el barco. Todos sus compañeros parecían encontrarse bien, algo magullados pero vivos al fin y al cabo. Y eso era decir mucho recordando a la criatura con la que se habían enfrentado.

Su último pensamiento fue para su compañero Efrit, caído en el campo de batalla por defenderlos, por defenderle a él.

Tampoco yo quería saber si se podía regenerar. Pero si era un espíritu guardían, como sospechaba, lo haría. Quizá no en unos segundos, pero lo haría. Y más con aquel increíble poder que había demostrado.

Mientras corríamos hacia el barco, giré la cabeza. Alguien había invocado al guardián, debía estar por allí cerca. Eché un vistazo rápido, ya que tampoco quería detenerme.

Corramos todo lo que podamos, hemos terminado nuestra misión

El nómada sigue a su instructora al barco, deteniéndose apenas para lanzar algunas miradas de orgullo al combate entre su guardián y la criatura que les perseguía. Empieza a sentirse orgulloso de su "compañero".