Partida Rol por web

-Eh, eh, eh...! ¿qué pasa aquí? ¿quién es esta gente, sois nuevos en Skyhold...? jejeje. Mira que se te oye hasta en Antiva, grandote con cuernos. jejeje. ¿Hay cerveza? Para mi, quiero decir. Yo quiero de eso, y queso, también. ¿Estáis celebrando algo?

La chica era una elfa rubia y joven, que llevaba, como antes Aisha, un enorme arco cruzado a la espalda y que dejó a su lado, apoyado en el muro. Hablaba atropelladamente, mezclando risitas y sonidos entre las palabras.

-Soy Sera, o Jenny, o ambas, según a quién preguntes, jejeje. ¿Y vosotros? La gente le da mucha importancia a eso de presentarse, y los nombres, y tal, ¿no?, jejeje. A mí me da lo mismo como me llaméis, hasta esa loca, jejeje, mejor no si no queréis veros con una flecha ensartada en el culo, jejeje, Sera está bien. Vale, vale, dadme nombres, ¿eh...?

Markus, tras haberse bebido la jarra anterior de golpe mira a Sera con una ligera sonrisa. Entonces levanta la jarra vacía y habla. -Maarkus, aquí. Encantado.- Acaba con una sonrisa pícara.

Miró a la elfa y a Iron Bull a partes iguales. Eran poco comunes (no se veían en la Tierra al menos) pero al menos amistosos y alegres, eso le gustaba. Al menos se estaba acostumbrando a ver, si más no, elfos. 

- Un placer, Sera. Aquí Richard o Ricky o como quieras llamarme, aunque preferiblemente Ricky - dijo amistosamente. 

El lugar era agradable, olía a madera y a vino, a carne asada, a pan tierno. Había mesas y sillas robustas, dispuestas a lo largo de un par de pisos, con el techo a doble altura. Una chimenea calentaba el ambiente, y una bardo, junto a ella, afinaba un instrumento de cuerda con el mismo cariño con el que habría acariciado la piel de su amante.

Un mostrador al fondo, ante lo que se veía era una pequeña cocina o despensa, con el tabernero que preparaba una enorme bandeja con queso, pan, fruta y una enorme jarra con cerveza.

A parte de ellos dos, y de una concurrida mesa algo apartada, no parecía haber demasiada parroquia en la casa. Pero después de todo, era de mañana temprano, y a menos de los que, como era su caso, acudían a desayunar, sólo había allí aquellos a los que algo hubiera obligado a acallar la tensión metiéndose entre pecho y espalda un buen trago, pero pocos solían a beber a esa hora.

Sin embargo, en esa mesa algo apartada, vio a sus compañeros de viaje: el tal Jacob y el "resucitado" Markus, así como a Ricky, todos con sendas jarras en la mano.

A su lado, casi desbordando de la silla en la que estaba sentado, un enorme y extraño ¿...hombre...?, bebía y reía con ellos, cordial a pesar de su aspecto imponente.

Les acompañaba también un extraño muchacho de largos mechones de pelo amarillento que casi le ocultaban los ojos, a su vez casi ocultos por un enorme y feo sombrero. Estaba serio, casi triste, y se mantenía quieto, mirando con ojos acuosos, sin decir nada. Pero Eva pudo darse cuenta de que, a su espalda, el chico llevaba dos dagas de peligroso aspecto.

Y sentándose en ese momento a la mesa, una muchacha acababa de llegar. La chica era una elfa rubia y joven, que llevaba, como antes Aisha, un enorme arco cruzado a la espalda y que dejó a su lado, apoyado en el muro. Hablaba atropelladamente, mezclando risitas y sonidos entre las palabras.

Aún no había acabado Sera de sentarse a la mesa, que la música alegre de una cancioncilla interpretada por la bardo empezó a sonar.

Markus y Ricky se presentaban a la elfa, cuando la puerta se abrió, y apareció Eva acompañada por un hombre de aspecto fiero y curtido.

Ambos estaban riéndose y charlando amigablemente.

El lugar se había alegrado bastante con la amistosa actitud de todos, además de que había llegado más compañía, entre más mejor, una elfa bastante atractiva y un hombre curtido con armadura y todo acompañado de Eva "parece que no pierde el tiempo" pensé mientras los observaba reírse, parecía que sería mi turno de presentarme a Sera, la elfa de hace un momento después de Ricky -Me llamo Jacob, pero puedes llamarme Jake, está bien si te digo dulzura? por que pareces bastante simpática- le dije amablemente a Seras al tiempo en que le guiñaba un ojo de forma amistosa, no sabía si seguiría o no las mismas costumbres de cortejo que en la tierra pero vamos, viejos hábitos no salían tan fácilmente

Al entrar a aquel lugar y ver a mis compañeros de " viaje " lo primero que hice fue suspirar. Ahora sí que estaba claro que no iba a poder explicarle a este hombre que no era una guerrera, porque no me apetecía nada hablar de estas cosas delante de los demás. No era del tipo de persona que le gusta mucho ahondar en sí misma delante de la gente. Garrett quizás se lo merecía por haber sido tan sincero conmigo.

- Pues nada... 

Desde luego, mirar a lo que había en aquella mesa daba que pensar, pues había un " algo " enorme con cuernos, que daba bastante miedo y que sin duda, si me lo hubiera encontrado en la oscuridad me hubiera hecho salir corriendo en dirección contraria. También se habían traído a un chaval con un sombrero que rivalizaría con las pamelas de muchas de esas mujeres ricas y estupendísimamente glamurosas que había por el mundo. Y bueno, otra elfa, que viendo lo que había visto, ya iba a desistir de intentar ser agradable con ella. No me apetecía que me siguieran gruñendo.

- Esos son... - iba a decir mis amigos, pero no lo eran. Ni siquiera les conocía. - mis compañeros de viaje. - Sí, aquello era lo más acertado y era la verdad.

Me acerqué a la mesa y los saludé.

- Hola! - Al final habíamos acabado todo en el mismo sitio. - ¿ qué tal os va? - Preguntaba por el claro hecho de que nos habían dicho que tratáramos de no hablar mucho de dónde veníamos y todo eso.

Me volví hacia el hombre que me acompañaba.

- Garret, estos son Jacob, Markus y Ricky. - Así les daría por presentados. - A sus acompañantes no los conozco. - Dije a modo de disculpa para las otras personas.

Saludó con un gesto con la mano a Eva y su acompañante, Garret por lo que había dicho. 

- Aquí Ricky - dijo con un tono amistoso - ¿os apuntáis a una ronda?

Tras la pregunta de Ricky me volví hacia mi acompañante y esperé su respuesta. La verdad es que no quería ser yo la que respondiera pues tendría que decir que sí que nos quedábamos para que no pensaran que era una desagradable, pero por otro lado, había ido hasta allí porque había aceptado la invitación de Garret y tampoco quería que él se sintiera obligado a tener que tomarse algo con gente con la que podría ni siquiera caerle bien.

La verdad es que ahora mismo me hallaba en una situación un poco incómoda, sobretodo, cuando había allí tanta gente que no sabía ni quién era.

A la primera ronda sucedió otra, y luego otra.

Hubo quien comió más que bebió, y también al contrario. Pero todos charlaron y rieron, con verdadera camaradería. Era extraño, ya que en realidad eran unos desconocidos entre sí. Bien, cierto que Iron Bull, Cole y Sera habían compartido horas de lucha y de calma desde que se habían unido al grupo de personas que había seguido a la Inquisidora cuando todo empezó. Y que Hawke estaba mucho más al corriente que los recién llegados de todo cuanto concernía a Skyhold, a la Inquisición, y a Thedas en general. Pero aún así nadie se sintió apartado, y los thedanos se mostraron abiertos y acogedores.

Una sensación de camaradería flotaba entre jarras y platos, iba de mirada a mirada, de broma a broma.

Incluso Eva, que era quien más incómoda se sentía en aquella situación, no pudo más que aceptar que los thedanos habían captado su reserva, y no hacían preguntas acerca de por qué estaban allí, o de dónde venían. Parecía que esas personas estaban habituadas a las situaciones complejas, y a las revelaciones a medias, o sólo cuando el que las hacía se sentía completamente dispuesto.

Aunque lo que no sabían ni Eva, ni Ricky, Markus o Jacob, es que habían topado nada más y nada menos que con el núcleo más cercano a Dawn, la Inquisidora, y que aunque no había preguntas, sí estaban siendo observados.

El destino les había marcado con trazo fuerte, y eso se notaba a la legua...