Partida Rol por web

Markus se detiene, asombrado al ver que el suelo que está pisando ya no es la tierra selvática que lo inundaba todo. 

Cuando levanta la vista se ve tremendamente impresionado ante aquel gran construcción, da un silbido de asombro mientras da vuelta sobre sí mismo, tratando de obtener una vista general del lugar.

-Impresionante, la verdad.- Dice para sí mismo.

Entonces acelera para volver a alcanzar el paso del grupo, pero sin apartar la mirada de la gran masa de agua, la selva que la rodea y el enorme templo en el centro de toda la estructura.

Markus comienza a pensar, entonces, en las maravillas construidas por el ser humano en la Tierra, cosas casi tan impresionantes como este templo, pero ninguna de ellas con el aura mágica y tan misteriosa de ese templo.

 Aisha prestaba atención al entorno, creyendo poder encontrar el origen de algunos de los tantos sonidos salvajes que cada vez se hacían más frecuentes. Ya ni siquiera daba importancia a las marchas de Sera.

 De nuevo y por primera vez desde que ingresó en la Inquisición se encontraba en el bosque, en busca de elfos, pero esta vez no conocía el bosque que recorría, ni a los elfos a los que pretendía dar encuentro. La altura de las copas de los árboles y la tremenda espesura de la vegetación la fascinaban, recorriendo una zona totalmente alejada de cualquier civilización durante siglos, llena de vida, sin árboles talados ni cultivos, ni tierras de señores, sólo la naturaleza y los pocos vestigios de lo que antes formaban los caminos de la antigua civilización que erigió su pueblo.

 De pronto todo se abrió, y las plantas, los animales y cualquier cosa que hubiera visto anteriormente construida por un elfo, o cualquiera, quedó atrás. Se quedó admirando aquella enorme estructura, a cuya grandeza jamás se acostumbraría. Había esperado e imaginado con ansias ese momento, pero sus expectativas habían sido superadas con creces. 

 Y entonces Mickel lo echó a perder. Lo mira de reojo un momento, pero decide quitarle importancia e ignorar su irrespetuoso comentario, el momento lo merecía.

 - Vir sumeil... - Murmura para sí misma, pensando en cuanto le gustaría explorar e investigar cada espacio y rincón del templo que fuera capaz de encontrar. Cada escrito, cada altar, cada detalle... Aunque en algunos momentos había querido tratar de dejar atrás cierta parte de su vida y sus costumbres en el clan junto con este, sabía, con la fuerza y entusiasmo con los que ahora palpitaba su corazón, que siempre se sería dalishana, aunque los echara de menos, aunque a veces se sintiera sola, aunque no los volviera a ver.

 Y sin embargo no se arrepentía de haberse unido a la Inquisición. En ese momento, no se arrepentía de nada.

Se habían detenido para tomar aliento, tanto tras la visión impresionante del Templo, como por darse un respiro tras una caminata que había sido a un ritmo extenuante.

Solas hizo, sin embargo, gesto de proseguir hacia la estructura central, cuando Cole se le acercó, señaló a Morrigan, y repitió la frase de Mickel:

-Ya lo habéis oído. "¿Alguna cosilla que queráis compartir con nosotros antes de decidirnos a poner un pie dentro?" Tiene razón. Y algo más que eso. Nos han seguido sin rechistar, unos y otros. Les debéis una explicación. Nadie quiere andar a ciegas, y menos entre abismos...

El mago asintió. Y dispuso un alto allí mismo, frente al magnífico panorama. La bruja cabeceó, sin responder, pero dejó caer el fardo que llevaba, y sonrió sarcástica, murmurando para sí algo parecido a "me gustará ver qué les cuenta..."

Cuando todos se hubieron sentado repartieron algo de comida y de vino, y esperaron a que Solas les contara, por fin, el motivo por el que habían llegado hasta allí.

-Bien. Ha llegado el momento de las explicaciones, y de las respuestas. Algunos sabéis más, otros menos, algunos nada en absoluto. Pero todos sin excepción os estáis jugando la vida por el mismo fin, y tenéis derecho a saber. Si no todo, por lo menos todo lo que esté en mi mano explicar. Los que ya sabéis algo de lo que voy a decir, no os guardéis dudas, preguntad más allá. Es el momento.

Tomó un sorbo de la taza que se había servido, entrecerrando los ojos. Luego los clavó en los dos magos que se habían incorporado al grupo en la propia Espesura.

-Nuestros heridos, los que se llevaron los soldados de vuelta a Skyhold, junto con ellos dos -hizo un gesto hacia Eva y Markus- vienen de otro mundo. Uno distinto, tras atravesar un Eluvian, el antiguo artefacto élfico que permite trasladarse de uno a otro, si se tiene la llave adecuada. Pero el caso es que no hubo llave para este viaje, atravesaron sus respectivos espejos y llegaron al Cruce de Caminos, un espacio entre dimensiones, por una Fisura en el Velo. Un fallo que se originó a cerrarse la Grieta que Coripheus había abierto, y al ser enviado él mismo al Velo. La energía que la Inquisidora desencadenó al usar y destruir el Orbe no sólo encerró al Antiguo, también abrió un portal en ese mundo ajeno.

Hizo una pausa para que asimilaran lo que estaba diciendo.

-Pero esto no es más que una pequeña parte del problema. Hay que devolver a los cuatro extranjeros a su mundo, claro está. Pero sobre todo hay que cerrar esa Fisura, porque si Coripheus la descubre, no dudamos que usará cuanto poder pueda conseguir para que tropas, ejércitos de otros mundos, se unan a su lucha. Y acabe con Thedas, asumiendo el trono de los antiguos dioses, aquel que ansía.

Miró a Morrigan, que ladeó los labios, encogiéndose de hombros.

-El poder para todo eso está en los Orbes que quedan en distintos lugares. El que usó Coripheus no era el único, sino uno de ellos, de los nueve que existían. Uno por cada Evanuris, los nueve grandes magos del Pueblo. El Pueblo élfico... -Inspiró profundamente, cerrando un instante los ojos. Después los abrió, y paseó la mirada por cada uno de los que le rodeaban, antes de seguir hablando.- Estamos ante el Templo de uno de esos Evanuris, Mythal. La mujer que ayudó a la Inquisidora, la que le proporcionó el conocimiento de su Pozo de las Penas, un lugar mágico protegido por los Centinelas de Mythal, quienes lucharon a nuestro lado, contra las huestes del Antiguo. Uno de ellos, su líder, Abelas, es posible que aún siga aquí. Y es más que posible que tenga el Orbe de Mythal...

-Owwwwww... Elfos, artefactos, ruínas... esto acaba de convertirse en una égida de manual-Respondí con una expresión algo seria en la cara, porque no me estaba enterando de nada y no me gustaba no enterarme de nada... ¡Odiaba no enterarme de nada!-A ver... estos dos vienen de otro mundo... a través del velo... conectado por un eluvian...-No estaba seguro de saber lo que era un Eluvian, así, como concepto-Bien... Corephius... Bien...-Mi cabeza parece estar a punto de chamuscarse. No es que no hubiera oído hablar del mago que había abierto un agujero en el cielo, de hecho Hawke ya me había explicado más o menos lo de cómo lo habían expulsado al velo... ¿Y no hubiera sido más fácil matarlo y ya está? Geeeeeeeezz...

-Vale. Así que entramos, cogemos el orbe mágico-¿Es que nadie se ha enterado todavía de que los artefactos mágicos son malos?-Y repetimos hasta encontrar los 8 que quedan. ¿Me he dejado algo en el tintero?

Casi inconscientemente miro a Hawke, a fin de cuentas ér era el que más información había compartido conmigo hasta ahora, quizá el gesto fuera una petición de confirmación más que cualquier otra cosa que pudiera estar pasando por mi mente. De cualquiera de mis dos mentes...

Miron escuchó a Solas con atención y con el ceño fruncido. Ya habían compartido con él casi toda esa historia, pero presentada de esa forma, parecía el desvarío de un loco. Hundió la cara en sus manos, intentando pensar con claridad. No había llegado a plantearse cuán compleja sería la misión que acababan de emprender. Tenían que devolver a los extranjeros a su hogar, recuperar esos artefactos e impedir que el enemigo aparentemente inmortal consiguiera el poder suficiente como para crear más de esos caminos entre mundos. Parecía mentira que una tarea de esas características recayera en un grupo tan...

Miró a los demás y prefirió no seguir con lo que estaba pensando. Suspiró en silencio y volvió a recuperar el foco de atención, esta vez dirigido a Mickel, que intentaba resumir lo que acababan de oír en muy pocas palabras, quizá insuficientes. No podía culparle, aunque buscar la simpleza en todo eso era imposible. En cualquier caso, Miron no veía la hora de entrar en ese templo. Era su objetivo más inmediato y lo que más le motivaba por el momento. Volvió a analizar lo que había dicho Solas y algo le sonó extraño. Ignoró la pregunta de Mickel e hizo la suya propia.

- Un momento. ¿Por qué llamas a Mythal "evanuris"? ¿Grandes magos del Pueblo Élfico? Pensaba que eran vuestros dioses.- miró a Aisha y a Solas con escepticismo.

En cuanto nos dijeron que nos iban a contar algo me animé, pues la verdad era que empezaba a sentirme como una oveja, todo el tiempo detrás de aquellas personas a donde ellos fueran, sin decir nada, sin que supiéramos nada... Era un poco... No sé, pero yo empezaba a pensar que había gato encerrado en todo aquello.

Suspiré cuando escuché que lo primero que contaba hacía que todas las miradas se posasen en nosotros, pero bueno, qué le íbamos a hacer, era totalmente cierto que no éramos de allí.

- Es curioso que aquí nosotros seamos los raritos... - Es más, viendo el panorama...

Lo de la brecha esa se me había pasado por alto en alguna otra conversación. Yo ya tenía claro que la mitad de las conversaciones me pasaban por la tangente, es decir, cuando no entendía algo desconectaba y luego claro, no había quien entendiera nada.

- Proteger Thedas para que nadie lo ataque. Entendido. - Tomé nota como lo solía hacer siempre, sólo que estaba vez se me escapó y lo dije en alto.

Y de lo que dijo después entendía que teníamos que conseguir orbes de esos y que seguramente allí encontraríamos uno. Los nombres ni siquiera habían llegado a mi cerebro y era probable que necesitara eones para entender la mitad de lo que decían.

Markus se encuentra extasiado, atónito mientras observa la maravilla de paisaje que se encontraba a su alrededor. Se asoma para ver su reflejo en el agua y de nuevo mira hacia el templo, tan entusiasmado como un niño.

No presta atención a los comentarios de sus compañeros de viaje, aquel paisaje le resultaba especialmente interesante, pero no era capaz de determinar la razón.

Pero Solas comienza a hablar justo cuando Markus acababa de observar por completo el extraordinario lugar en el que se encontraban. Markus le dirige la mirada fijamente, serio, mientras Solas explica la situación con algo más de sinceridad y claridad. Sin embargo mira hacia otro lado cuando se ve incapaz de entender nada de lo que está diciendo.

Decide dejar de prestar toda su atención pero se queda con las palabras finales. -Entonces estamos aquí para recoger un orbe. No?- Entonces echa una mirada a los numerosos acompañantes que tenían. -¿Y por qué hemos venido todos? Quizá un grupo más pequeño no hubiera atraído a esos ladronzuelos, hubiera viajado más rápido y hubiera recogido el orbe y vuelto en menos tiempo.- Vuelve la vista hacia el templo. Y señala con el dedo pulgar, por encima del hombro. -Son aliados, ¿verdad?

 Aisha escucha atenta a Solas, intrigada después de la intervención de Morrigan. Frunce el ceño cuando explica el concepto de Evanuris y de la ayuda de Mythal a la Inquisidora. Sus dioses ya no estaban entre ellos, ¿Cómo podrían ayudar a nadie? ¿A una humana? Sólo... Debían haber encontrado algo de utilidad en el templo de Mythal, claro, en ese Pozo de las Penas.

 Ya le extrañaba que hubiera elfos que vivieran en ese templo de por sí, de hecho estaba segura de que no habían acudido a ningún Arlathvhen, pero claro, se puede ser elfo y vivir al margen de los dalishanos, no todos los clanes cuajan... Sin embargo, ¿Por qué sabe más ese elfo que ninguno que haya conocido anteriormente? ¿Por qué no lo comparte con los dalishanos?

 - Son nuestros dioses. - Contesta convencida y firme a Miron, y luego se dirige al pícaro. - Somos un grupo pequeño, en mi opinión... - Es cierto que podrían ser menos, pero... Las pocas veces que había viajado con la Inquisición, lo había hecho con grupos de gente mucho más grandes, pero eso ahora le importa poco. Espera respuestas a las preguntas del mago humano, y mira a Solas, con alguna duda más. - ¿Cómo sabes que los Creadores tenían esos orbes? Nunca había escuchado nada parecido.  - 

Negaba con la cabeza, aunque quizá no fuera consciente de ello.

-Dioses... -murmuró. Dirigió la mirada a Miron.- Evanuris... magos... Creadores... ¿Qué más da...? ¿Qué define la esencia de una persona? ¿Ser inmortal, o casi, es ser dios? ¿Es el poder lo que lo hace? En realidad no importa, ¿no crees? Definiciones, adjetivos. Semántica. -Y luego miró a Aisha, con una mezcla de disculpa y de calor en la mirada. -Lo que importa es que existieron, los llamemos como los llamemos. Y sé que los Orbes son sus Artefactos de Poder con toda seguridad, así lo he visto en mis viajes por el Velo...

Iba a seguir hablando, pero Eyrine lo interrumpió.

-Sí que tenían esos Orbes. Así me lo relató Madre. Mi salvadora... -añadió como colletilla, intentando explicarlo a los que no sabían nada de ella.- Una elfa muy muy anciana, la que me recogió y me enseñó cuanto sé de magia que no tuviera ya de modo innato. Madre era sacerdotisa de Sylasie, y me dijo que en su Altar se guardaba el de la diosa. Me hizo prometerle que iría a buscarlo algún día, cuando ella muriera, que Solas me ayudaría...

Transmitía paz y seguridad a la vez, hablando con su voz musical, melódica.

-Por eso le buscaba. A Solas, por eso os encontramos. Sabía que él estaba con la Inquisición. Y eso es lo que tenía que hablar con él. Lo que hablamos. El paradero del Orbe de Sylasie... Y que él sabría cómo liberarlo.

-Vaya vaya... así que Sylasie, ¿eh...? Nuestra querida Eyrine es... heredera de... una sacerdotisa de Sylasie. -Eyrine se sonrojó profundamente ante las palabras sin duda sarcásticas de la bruja. Pero ésta amplió su sonrisa, afinando la abertura entre los párpados, felina- No, no, no te turbes. Es... interesante.

Miró a Solas, asintiendo.

-Pues menudo golpe de suerte...

-Proteger Thedas... Recoger un Orbe... Aliados... No es tan fácil. No, no es tan... simple.

Cole había estado en alguna parte, no muy lejos, aunque callado hasta entonces. Miraba al suelo, frente a él, y dibujaba signos indescifrables en la tierra con una de sus dagas.

La respuesta de Solas sólo consiguió que Miron le devolviera una mirada llena de incertidumbre e incluso de desconfianza. Frunció el ceño, algo molesto por el tono que había usado el elfo. ¿Qué quería decir con eso? ¿Estaba escondiendo algo? Por primera vez estaba dudando de la confianza que merecía Solas, y sonrió con ironía pensando que era precisamente él quien estaba conduciendo al grupo. Las respuestas ambiguas nunca le habían gustado, pero decidió dejar el tema a un lado... por el momento.

Escuchó a los demás sin abandonar esa expresión de desacuerdo. Intentó suavizar sus facciones cuando posó la mirada sobre Eyrine, pero le era difícil sentirse cómodo en aquella situación. Cuando Cole soltó otro de sus enigmáticos comentarios, Miron chasqueó la lengua y se giró para alejarse un poco del resto.

- Tenemos la localización de dos orbes y Solas sabe cómo conseguirlos. No será fácil, cierto, pero por algún lado habrá que empezar.- afirmó mirando hacia el interior del bosque.

-Esto cada vez suena más a un tomo de "Duro en Altaciudad" jejeje-Me sonrío. Me encantaban esos libros, eran unos de los pocos que había escrito Varric que realmente eran buenos. Después estaba su historia sobre el campeón de Kirkwall, que había leído, pero con menor detenimiento. Ahora que lo tenía cerca no dudaría en preguntarle todas las dudas que me surgieron mientras leía el libro-¡Bueno, pues yo digo que salvemos el mundo... otra vez! ¡Ah, y que llevemos a estos chicos a casa!-Lo digo con una sonrisa inmutable y mirando a los dos que estaban allí. Así que venían do "otro mundo"... así no reconocía sus acentos... ¡lo raro era que hablaran el mismo idioma! Tendría que investigarlos más adelante.

-Intentad no hacerlos daño. Aunque si os lo hacéis estaré por aquí.-Miro a Eyrine. "¡Qué calladito te lo tenías, cacho perra! jejejeje", me aseguro de que ella me esté mirando para guiñarle un ojo y luego empiezo a caminar hacia el templo-¿Vamos? No es que me desagrade el bosque, pero estoy seguro de que dentro habrá más cosas interesantes que fuera.

Hawke lanzó una carcajada ante la mención de la novela de Varric, y asintió. Esperó a que Micke acabara de hablar, y asintió de nuevo.

-Completamente de acuerdo. Ya está bien de explicaciones, que algunos no entendemos y otros... bueno, lo que está claro es que tanta palabrería sólo pone desconfianza entre nosotros. Y eso es malo, amigos, muy malo. Menos elucubrar, menos especular, y más acción.

Miró de soslayo a Eyrine y se encogió de hombros. Se giró hacia Solas.

-Sé que sabes de qué hablas, y ya que Dawn ha puesto su esperanza en ti, yo también. ¿Los malditos Orbes nos van a sacar del apuro...? Pues adelante. Vamos a por ellos. Pero, joder, no le demos tantas vueltas. -Se puso súbitamente serio. Casi solemne. -Por si no todo el mundo se ha dado cuenta, no tenemos mucho tiempo. Ni recursos. Ni somos un ejército. O sea que...

No sabía si alguien se podía sentir más fuera de lugar que yo cuando empezaban a hablar de aquella manera. La mayoría de las veces entendía más bien poco y la verdad, es que los nombres me sonaban cada vez más extraños. Era todo un caso.

- Si sé que las explicaciones van a ser estas no las hubiera esperado con tanta ansia.

Eso sí, cuando Cole dijo que no era tan simple, tuve que mirarlo con cara de " eso ya nos lo habíamos imaginado " aunque en realidad, a aquel tío se le iba mucho la cabeza y yo, la mitad de las veces creía que respondía en alto a las cosas que pasaban dentro de su cabeza.

- En mi mundo estaría internado en un siquiátrico tomando pastillitas de colores.

Eso sí, cuando al fin habló Hawke asentí. Yo no me fiaba ni una mínima parte del criterio de Solas como lo hacía él, pero sí que me fiaba totalmente de Hawke y si él confiaba, yo también lo haría.

- Yo también voto por más acción y menos palabras. Total, no hay quien entienda la mitad de lo que decís...

 Aisha mira con curiosidad a Eyrine cuando habla de Sylaise. Eso explica las habilidades mágicas de las que la pelirroja había hecho gala, pero le sigue extrañando que se criara con una elfa. De todas formas eso no era importante en ese momento. Le bastaba con la explicación de Solas sobre sus viajes en el velo, apoyada por Eyrine, y ahora tocaba continuar con ese viaje, esa búsqueda, en el mundo material... En Thedas, no en el de los extranjeros, claro. 

 Asintió a Miron cuando repitió las palabras de Cole, de acuerdo con él pero prefiriendo apartar la mirada de este para dejarlo a sus dibujos, extrañada por la actitud del chico.

 - Aprovechemos el tiempo que tenemos, entonces. - Acordó con Hawke. - Al menos lo de Eyrine nos da algo de ventaja. -