Hikaru hizo una reverencia hasta quedar casi horizontal. Permaneciendo en esta posición, dijo. - Seré breve, Daidoji-sama, pues sé que sois un hombre ocupado. Yo, Akodo Hikaru, hijo de Akodo Hijimitsu, os agradezco humildemente la hospitalidad que me brindáis al acogerme en vuestro castillo, y me aseguraré de que vuestra amabilidad sea reciprocada por la familia Akodo.
El daimyo hizo una breve reverencia con la cabeza al tiempo que decía: Me honráis con vuestra amabilidad, samurái, y es un placer para mi darte mi hospitalidad. Siempre he sido amigo y vasallo de los Akodo, por lo que darles refugio y protección es lo mínimo que puedo hacer. Su aspecto desmentía mucho su actitud, pues tenía rostro de hombre severo, pero se comportaba con amabilidad.
Volciendo a fijar la vista en el pergamino, preguntó: mas decidme. ¿Qués asuntos os traen a estas tierras?
Hikaru volvió a inclinarse. - Sencillamente me hallo de paso a Otosan Uchi, y la noche me sorprendió en las cercanías a vuestra hacienda. He de admitir que no habría elegido otra ruta aunque fuese más directa, pues no habría visto unas tierras tan bien cuidadas.
La verdad es que en la presentación en las puertas, como por aquel entonces los posts iban a ese ritmo, había entendido que ya había llegado a Otosan Uchi.
En el rostro del daimyo aparece una sonrisa que habrías creido incapaz de ver en su rostro. Me halagáis con vuestras alabanzas, mi buen samurái. Pero aunque solo estéis de paso, dejadme recompensar vuestra amabilidad. ¿Hay algo que pueda hacer por vos?
Hay algunos que van mas atrasados, e intento que llegueis mas o menos a la vez.
Hikaru volvió a inclinarse; uno nunca podía hacer suficientes reverencias.- Un techo bajo el que dormir será más que suficiente, sama. No me perdonaría abusar de vuestra generosa hospitalidad.
Como gustéis -respondió, sin perder la sonrisa. Te hizo un gesto con la mano para indicar que podías retirarte, y en ese momento saliste. Ujio te estaba esperando fuera, y al verte salir se acercó a ti. ¿Y bien?- preguntó. ¿Qué os ha dicho?
Esta parte es un poco lenta, pero ya está acabada.
Hikaru miró al hombre como si lo viese por primera vez.- Vuestro daymio ha sido extremadamente generoso y hospitalario. Si tuviéseis la amabilidad de indicarme un dormitorio, me temo que el viaje me ha dejado fatigado, y quisiera retirarme a descansar.
Esbozando una ligera sonrisa, Ujio comenzó a andar, guiandote. Os prepararé una habitación de inmediato. ¿Vais a dormir ahora mismo o tenéis algo que hacer antes de acostaros?
Hikaru hizo una pequeña reverencia.- Me retiraré a dormir ya, si no hay óbice. Ha sido un largo día de camino.
Fuiste a dormir enseguida, y el cansancio del viaje te hizo mella tan deprisa que apenas apoyaste la cabeza, quedaste dormido. No obstante, el plácido sueño quedó interrumpido por una extraña sensación. Estabas intranquilo, pero no sabías por qué. Comenzaste a dar vueltas en la cama, inquieto, pero el sueño se te mostraba esquivo.
Abatido, cejaste en tu empeño y quedaste inmóvil, con la mirada perdida. Parecía que esa noche iba a ser larga.
Tirada de Percepción.
Hikaru miró al techo, a sus armas en el estante sobre la cabecera del futón, haciendo repaso mental del día y de los errores que podía haber cometido. No era buena idea cuando uno estaba dormido, pero algo en la noche lo inquietaba.
Motivo: Percepción
Dificultad: 0
Tirada (3): 5, 3, 4
Guardados (3): 5, 4, 3 (Se tiran de nuevo solo los dieces guardados)
Total: 12, Éxito