Partida Rol por web

Habíais dejado atrás el reino Mida ya que os estaban buscando y era mala idea permanecer allí. Vuestros pasos os llevan hasta Tabalard, en el reino de Vadania.

Las noches de Tabalard en esta época del año acostumbran a ser calurosas y secas. Protegidos por sus amarillentas murallas, los habitantes de la ciudad se sienten tranquilos, y el creciente número de rateros parece ser la única amenaza a una paz celosamente guardada por la guardia de la ciudad.

Impulsados por la sed y el hambre, termináis en La Rama Dorada, una de las tabernas más concurridas de la ciudad, apurando una sabrosa cena mientras la oscuridad de la noche invade las calles.

Pero la noche parece haber traído consigo algo más que oscuridad. Por sorpresa, un ensordecedor zumbido resuena por las cercanías, seguido de varias explosiones y derrumbes. En cuestión de segundos los gritos de pánico comienzan a extenderse mientras algo parece arrasar las casas del barrio

*Aahhh... por fin un poco de tranquilidad...*

Hemos llegado a Tabalad, he oido hablar de esta ciudad, normalmente pacífica y estoy deseando contactar con la cofradía de Erekkar y poder usar sus bibliotecas pero antes que nada hay que reponer fuerzas y quitarnos el polvo del camino. Wynnona está cenando a mi lado pero aún no me acostumbro a ése cambio de imagen suya y de vez en cuando miro de reojo para ver si la que sigue ahí es realmente ella o no, pero si. Es la misma paladina de siempre. El estofado que nos han servido está un poco aguado para mi gusto, pero lo devoro sin quejarme. Cuando el hambre aprieta la comida vale por dos, como solía decir mi madre. 

El camino desde Nakuro hacia Tabalard había sido algo aburrido y nos tenía a todos con los ánimos ensombrecidos, así que decido a gastarle una pequeña broma a Nana rozándole las piernas con mi mano de mago por debajo la mesa ya que parecía absorta en su comida y a ver si así levantávamos un poco los ánimos. Cuando me disponía a ejecutar mi malévolo, pero divertido plan, un zumbido ensordecedor llena el ambiente y enseguida se oyen una serie de explosiones y derrumbes bastante cerca. Algo asustada me pongo en alerta y me levanto agarrando mi bastón y con varios conjuros ya en mente. *¿Atacan la Ciudad?*, por un momento se me pasa por la cabeza la imagen de un ejército Mida persiguiéndonos y asediando Tabalard, pero desecho la idea tan rápido como me ha venido a la mente, es una estupidez. Pero está claro que algo está pasando y el sonido de los derrumbes hace que no me sienta nada segura dentro de un edificio.

 - ¿Qué habrá sido eso? Por lo que se oye creo que no estamos precisamente seguros dentro de un edificio ahora mismo... 

 Dicho esto recojo mis pertenencias sin preocuparme si he pagado o no la cena y me dispongo a salir fuera y descubrir qué está pasando. El dicho dice que "La curiosidad mató al gato" y ahora tengo la sensación que soy un gato más curioso de lo que debería, pero si no fuera así, la vida no sería tan interesante. En mis ojos se puede ver una chispa de emoción dentro de ése ambiente caótico que se ha generado... no puedo evitarlo.

Winnie seguía acostumbrándose al cabello rubio. Algunos le habían dicho que le daba un aspecto más dulce. Aquello la cabreaba pero tenía que reconocer que así se la reconocería menos, indudablemente. La paladin se encontraba tratando de engullir aquel caldo mediocre cuando el estruendo de unas explosiones y derrumbes la sacudió. 

Su reacción fue la misma que la de su compañera mestiza y se levantó de un salto, dispuesta a sacar a todo el mundo del edificio.

-TERREMOTO!! Todo el mundo afuera! RÁPIDO!! SALID, SALID!!

El clérigo miraba alternativamentea las tres mujeres sin decidirse si estaban locas o simplemente paranoias suyas rondaban el ambiente. 

Se dijo a si mismo debo estudiar la fe,  hasta ahora he seguido mís instintos pero el caos,  aún en la paladín,  me lleva a dudar de su fe y su forma de comportarse.

Miró a la paladín,  incluso había

Pensó en su símbolo sagrado,  hasta ahora había sido un símbolo de su devoción a los dioses, asi, en plural. 

Ya iba siendo hora que se abanderara como un clérigo de xxxx, como correspondía. 

Debía tomarse las cosas un poco más serio,  llevar su fe a otro nivel. 

En estas cavilaciones se encontraba,  cuando un fuerte ruido restallo en la calle,  a las afueras de la taberna. 

Las imágenes de midas buscándole aparecieron feroces en su cerebro. 

Maldita sea,  nos encontraron!!!

Saltó rápido de su asiento,  como lanzado por un resorte y vio por el rabillo del ojo que la hechicera y la paladín igual. 

Extrajo un par de monedas y las tiró sobre la mesa,  mientras su mente buscaba salidas de la taberna donde estaban. 

No alcanzó a escuchar a sus compañeras,  pero si dijo fuerte y claro.:

Maldición,  vamonos de aqui,  ahora !

Tras una breve carrera por las calles de la ciudad, os encontráis de frente con la criatura responsable del desastre. Se trata de una bestia de metal, con incontables cadenas y ruedas dentadas bajo su coraza, que se ha abierto paso a través de numerosas casas. Con casi diez pies de altura, la forma del extraño constructo recuerda a un gorila, con dos poderosos brazos que utiliza tanto para avanzar como para golpear. Una de sus manos parece haber sido sustituida por una pesada pieza de piedra, que no duda en usar efectivamente como ariete contra cualquier obstáculo. Su pequeña cabeza, cuyo único ojo brilla con una sorprendente luz azulada, se centra en vosotros instantes antes de que la bestia os convierta en su nuevo objetivo.

Impulsada por la sed y el hambre, caminas hacia La Rama Dorada, una de las tabernas más concurridas de la ciudad.

Pero la noche parece haber traído consigo algo más que oscuridad. Por sorpresa, un ensordecedor zumbido resuena por las cercanías, seguido de varias explosiones y derrumbes. En cuestión de segundos los gritos de pánico comienzan a extenderse mientras algo parece arrasar las casas del barrio.

Tras una breve carrera por las calles de la ciudad, te encuentras de frente con la criatura responsable del desastre. Se trata de una bestia de metal, con incontables cadenas y ruedas dentadas bajo su coraza, que se ha abierto paso a través de numerosas casas. Con casi diez pies de altura, la forma del extraño constructo recuerda a un gorila, con dos poderosos brazos que utiliza tanto para avanzar como para golpear. Una de sus manos parece haber sido sustituida por una pesada pieza de piedra, que no duda en usar efectivamente como ariete contra cualquier obstáculo. Su pequeña cabeza, cuyo único ojo brilla con una sorprendente luz azulada, se centra en un grupo que acaba de salir de la taberna instantes antes de que la bestia los convierta en su nuevo objetivo.

Esto si que no me lo esperaba... ¿¿Un constructo?? Si había un constructo significaba que había algun mago detrás del ataque, estas maquinas no tienen libre albedrío... que yo sepa al menos...  

Sin dudar un instante cargo mi ballesta y disparo contra el constructo esperando dañar algún engranaje ya de paso. con un poco de suerte podría evitar usar hechizos...

Wynnona se quedó boquiabierta ante la visión del enorme simio mecánico.

-MIERDA -dijo de forma muy poco piadosa.

Al instante, la paladín gesticuló, cerró los ojos y pronunció una rápida plegaria.

-Oh, mi señor, protégeme de mis enemigos.

Al instante, un escudo resplandesciente parpadeó en el aire frente a la paladína, que se adelantó al resto en cuanto liberaron sus ataques, de forma que pudiera interceptar al monstruo si venía hacia ellos. Winnie agarró su espada con ambas manos y se preparó para el combate.

El clérigo ve el extraño constructo e inmediatamente lo relaciona con el Reino mida.

Malditos,  de verdad nos encontraron! Pero no me llevarán hasta que termine mi jornada,  y esa aún no ha terminado!!

Aunque el ataque lo pilla por sorpresa,  extrae su Ballesta y manteniendo una distancia prudente,  apunta a la criatura y dispara.

La criatura se ve imponente y el clérigo ve cómo el ballestazo impacta sobre la criatura de forma casi inocente sin hacerle ningún daño. 

Tened cuidado con sus brazos,  tratad de no ponerse cerca si no es necesario!!

Intentó recordar si alguna vez había escuchado de estas criaturas y sus puntos débiles. 

Su mente trabajó con esmero,  pero no pudo recordar nada útil rápidamente. 

Larina paseaba tranquilamente por la ciudad observando a la gente en sus quehaceres cotidianos, componiendo mentalmente algún pasaje que añadir al diario que llevaba de su estancia en Tabalarad cuando escuchó el terrible estruendo. Decir que se quedó pasmada cuando vio aquella masa de acero es quedarse corto. Lo más cerca que había tenido una de esas invenciones, fue el pequeño ratón de Lady Miiren y el animalillo metálico le resultó encantador. Por desgracia aquella mole ni era pequeña, ni resultaba encantadora.  Se le heló la sangre cuando vió al monstruo dirigirse hacia un grupo que salía de una taberna.

Larina se apresuró a ocultarse en una buena posición mientras veía volar una saeta en dirección al constructo. Tensó su arco corto y disparó... con tan mala puntería que la flecha dió bastante retirada del objetivo, que era bien grande, la verdad ¿sería la sorpresa?

Al poco otros proyectiles volaron hacia el constructo con poco resultado. Pero con todo era un alivio comprobar que otras personas le estaban haciendo frente a ese bruto. Volviendo la vista hacia donde venían los proyectiles la araina pudo ver las personas a las que atacaba la máquina eran  grupo de aventureros bien pertrechado. Pues menos mal pensó Larina

Evelynn dispara contra el gorila metálico, su virote se clava en la piel de metal, en uno de los engranajes, pero no es suficiente para detenerlo. Wynonna aprovecha para potegerse con uno de sus hechizos mientras Shäkaste al igual que Evelynn opta por disparar con su ballesta, pero está más concentrado en intentar en vano recordar algo sobre ese constructo que en disparar, por lo que su virote se clava en una de las casas más cercanas.

Larina que ve al gorila metálico y decide ayudar al grupo saca su arco y dispara, pero se pone nerviosa al ver como el gorila se gira para enfrentarse a ella y su disparo sale muy desviado.

El gorila avanza destrozando las casas a su paso, entrando a través de ella hacia la mujer araña, con sus dos puños la golpea dejándola inconsciente

Me había puesto a cubierto dando por sentado que el virote haría que el constructo viniera hacia mi posición pero no oigo más que destrozos e intuyo que los virotes servirán más bien poco así que salgo de mi posición y me avanzo lo suficiente para verle. concentro mi energía y tres dardos arcanos salen de mi bastón, disparados a encontrar al enemigo.

Winnie avanzó por la calle lateral para interceptar al simio y apartarlo de la desconocida.

-Eh, tú! Gorila! Estoy aquí! Es a nosotras a quien buscas!

La enana suspiraba ya más tranquila habiendo huido del reino mida. LLevaba un bonito y cuidado recogido lleno de trenzas; iba muy coqueta como siempre. Ahora miraba la comida absorta pero con el oído bien atento a las conversaciones de los que le rodeaban en aquella posada. Era bastante cotilla y esos ambientes de paso le encantaban. Quizás en unos pocos minutos la cerveza se le habría subido a la cabeza y se habria puesto a cantar y bailar encima de la mesa, no como los hobbies, pequeños saltarines, sino como los enanos, donde la percusion y una basta rudeza marcaba sus danzas.

Sin embargo, no tuvo tiempo para disfrutar de aquel entretenido ambiente. Un enorme crujido silenció a todos los que comían en la posada. Se escucharon gritos lejanos y tanto Nana como su grupo se pusieron en alerta. 

-Maldita sea, ¡Es que siempre tiene que pasarnos algo! - exclamó mientras bajaba de un agil salto del taburete y corría con la guja ya en la mano detras de Evellyn quien fue la primera en salir.

En otro momento se habría quejado de que, la humareda de tierra que estaba levantando la gente al correr, estaba manchando su cuidado pelo pero ahora, sin duda, no era el momento. Como siempre la pobre se quedo de piedra, nunca mejor dicho. No esperaba que el origen de aquel estruendo fuera aquella enorme masa metálica.

 - Qué... es... ESO - dejó escapar mientras con lentitud, volvía a colocarse la guja a su espalda para coger sus hachas de mano. No pensaba acercarse a ese monstruo aún. O la mata de un bofetón o le deja la marca en la cara y no iba a permitir ninguna de las dos cosas. 

Los gritos de Wynnona la alertan

-¡pero qué hace! 

La bestia que ya ha derribado a una de sus atacantes ahora mira a Wynonna. 

-¡Juguemos con él Wynny! 

 Si cada una atacaba desde un franco quizás no sabría a quien atacar... o por lo menos una se salvaba.

-¡EH BESTIA DE HIERRO! ¡SEGURO QUE A TI NO TE FUNDIERON  ENANOS...PORQUE UN HUARGO SI TE VE SE ASUSTA!! 

Y se prepara dispuesta a salir corriendo en caso de que lo necesite.

¡Ay, madre! le dio tiempo a decir a Larina antes de que el constructo se lanzara hacia ella.

Después todo se volvió negro.

 Sus saetas ni siquiera hicieron pestañear a la bestia. 

Viendo como se volvía igual de loca y empezaba a golpear casas y edificios,   Shaq se preocupó intentando ver que no hubiera nadie en las cercanías, haya que escuchó el claro grito de dolor de alguien. 

Intentó ver por entre el barullo de la criatura metalica, pero tampoco  quería acercarse demasiado. Entonces lo pensó y tomó un determinación: esa criatura debía ser detenida cuanto antes.

Se concentró en la luz azul del ojo y conjuró lo primero que se le vino a la mente: Mors Infidelis!

Una llamarada cayó del  cielo, ahí donde se encontraba la metálica bestia.

Luego intentó visualizar un camino hacia donde se había escuchado el grito, y se movió con cautela hacia ese lado.

Tres dardos mágicos se fueron hacia el gorila, impactaron en él y pareció que salian unas pequeñas chispas, nada importante al parecer porque el gorila metálico seguía en pie. Wynonna se acerca por un flanco al gorila e intenta distraerlo, Nana lo hace por el otro, pero la enana se acerca demasiado para poder atacar al gorila, convirtiendose en el principal objetivo de aquella bestia.

Los puños del gorila golpean brutalmente a la enana que cae al suelo inconsciente antes de que su guja pueda alcanzar las piezas de metal del gorila

-¡Salvad a la ciudad!

Se escucha un grito de alguna parte de la ciudad, una luz blanca rodea a Larina y la araina abre los ojos viendo como casi todas sus heridas han cerrado, pero que aquella bestia se había cobrado otra víctima que comenzaba a desangrarse

Shäkaste invoca una llama que se posiciona encima del gorila, pero que no parece hacerle nada

 El clérigo se iba acercando al lugar donde había escuchado el grito,  cuando repentinamente ve como el gorila se ensalza contra la bárbara...

Casi sin pensar, pone otro virote en la ballesta ligera y lo lanza, mientras imágenes de la pelea en la tumba llegan a su cabeza rápidamente y más de una gota de sudor cae sobre su frente.

El virote sale disparado de la ballesta, aparentemente sin daño para la criatura.

El crujir de los puños metálicos contra la bárbara es tal, que Shaq se tiene que concentrar mucho para no desconcentrarse.

Noooo otra vez no!!!!! - piensa el clérigo, mientras se concentra rápido en la enana y musita otras palabras...

Vitas mortis carihoooooo..

Chispas blancas salen del ambiente para ir a unirse al cuerpo de la enana. 

A medida que se acercan,  el cuerpo de la enana brilla por un segundo,  y luego vuelve a la normalidad,  cerrando en gran parte sus heridas.

Levantate Nana!!! Te necesitamos!!!

La voz del clérigo suena firme y segura,  no como dando una orden,  sino como reafirmando una convicción asumida por el grupo completo. 

Wynonna vió caer a Nana  de un solo golpe y se enfureció. La criatura era poderosa, no había duda, y ahora sólo quedaba ella en pie. 

Shakaste se encargaba de Nana, así que Winnie sacó el escudo por ganar mayor protección y atacó con su espada. La piel metálica del artefacto, sin embargo, absorbió el impacto de su acero.

-Ven acá, monicaco! Métete con una servidora divina como el peregrino manda!