-Me pongo a ello Enilas.
Miro con desprecio a los cabecillas que no shabian hecho retraser las obras,..lo pagaran
perdon por el retraso. gripe y trabajo
Luego de otra media hora hablando para calmar a la gente, de explicar que viendo el malestar que la decisión generó no harían el foro allí y todos podrían mantener sus actuales casas, la gente por fin se aleja.
Los hombres de Lucius se mantienen atentos mientras todos se van. Algunos, los más violentos, incluso parecen algo decepcionados de ver que no se produjo ningún disturbio.
Thefarie intentará conseguir esclavos, Lucius continúa con la empalizada. Algo más?
Cuando llegé a mi estación de trabajo, observé el gran desorden de mis "tropas". Necesito organización. Pensé. De otra manera, no solo la empalizada nunca será completada, sino que mi llamado "ejercito" no servirá para nada. Así es que me dirigí hacia la ciudad otra vez. Esta vez buscando al lider de los hombres que me habían seguido desde mi ciudad natal.
Terminada la reunión sin los mejores resultados los asuntos de la ciudad deberían continuar. La empalizada seguía su construcción y los habitantes no estaban siendo de mucha ayuda.
Vamos de nuevo, estuve buscando más sustitutos.
Cómo quieren seguir? Qué van a hacer? Podemos avanzar el tiempo hasta que la empalizada se termine al menos si no tienen planes.
Yo estaba llendo a buscar a los jinetes que vinieron conmigo. No se si es un pnj o lo tengo que rolear yo.
Le encuentras disfrutando de algún tipo de bebida, se encuentra junto con otros 2 pasándose una tripa y comentando sobre la calidad de lo que beben.
Cuando te ven callan y te tienden la tripa invitándote a que bebas.
- De lo mejor que un hombre puede probar - la presenta uno de los acompañantes de tu soldado
El líder de tus soldados va vestido de forma modesta, está sucio y sudado. De seguro hasta hace no demasiado estaría trabajando en algo pesado.
Me acerqué al jefe de los jinetes. Miré con desaprobación su ropa manchada. A pesar de eso, la pasé por alto y le respondí. -Lamentablemente, no tengo tiempo para comer o beber fuera de mi horario.- Luego señalé al comandante y le dije por señas que se pare.
Lo llevé a un lugar apartado y le empecé a hablar. -El ejercito de este lugar está en un estado deplorable. Ustedes son mi mejor pelotón, y no solo porque fueron instrumentales a la hora de defender esta ciudad contra sus enemigos. Para hacer frente futuras amenazas necesito hombres organizados. De otra forma, nunca voy a poder ganar nada y todo lo que hicimos aquí se derrumbará. Para eso, necesito estar en varios lugares a la vez, pero eso es imposible. Lo que necesito es una cadena de mando. Empezando por un legado. Un oficial que esté justo por debajo mio. Y que pueda repartir las órdenes a los miembros más bajos. ¿Entiendes a dónde quiero llegar?
Aunque no dice nada para defenderse tampoco le ves arrepentido, sin embargo cuando hablas de un legado parece que se lo toma con mayor seriedad. De seguro la oportunidad de ser un importante oficial en un verdadero ejército le agrada.
Aunque afectado por el alcohol logra ponerse recto y responder.
- No hay nadie mejor que yo para tal trabajo, los hombres me respetan y mi valía en combate es más que conocida por todos.
Al ver que el hombre respondía como yo quería a mi conversación cada vez estaba más convencido de que había elegido al hombre correcto. -Muy bien. Ahora quiero que vayas y elijas a tres hombres de tu confianza entre los 49 hombres que tienes ahí. Dos de ellos para que sean tus inferiores directos y un tercero para una orden especial que tengo.- Continué. -También trae a otros cuatro para que sean inferiores de esos a su vez. Cuando los tengas yo me reuniré contigo aquí.- Saludé a mi nuevo legado y lo mandé a cumplir su tarea.
Por cierto, ¿cuál es el nombre de este hombre? sería raro que mi pj no sepa el nombre del comandante de las fuerzas que me siguieron desde la ciudad anterior xD
- Ya mismo señor! - respondo con militar ímpetu y sin demorarse más se aleja en busca de más hombres.
A unos cuantos metros de él puedes ver cómo deja la tripa sobre una piedra cuando se da cuenta que aún la tenía consigo.
Casi media hora más tarde Liciras regresa con otros 7 hombres, les conoces a todos y aunque quizás no sean quienes tú hubieras elegido servirán. Los 7 son hombres fuertes y como todos tus soldados son de confianza, sino no hubieran llegado hasta allí contigo.
- Cornelio Liciras señor - te presenta Mario a quien sabes es su primo, un joven de unos 18 años muy fuerte y ágil para su edad, bastante avispado y que se encuentra en el ejército desde que tiene 12 cuando comenzó como ayuda en los establos. - Él podrá cumplir la orden que le indique.
Aquí lo tienes, Mario Liciras.
Observé a los hombres que Liciras me había traido. Hombres valientes sin duda. Pude ver que mi nuevo legado, fiel a su personalidad, había priorizado fuerza a otras cosas como inteligencia. Pero los soldados que traía servirían. Empecé a decirles su misión.
-No se si el legado Liciras les dijo, pero estoy decidido a hacer de esta milicia armada un verdadero ejercito. Para eso necesito una cadena de mando. Hombres fieles, fuertes e inteligentes que impartan órdenes como lo crean justo.- Señalé a dos. -Ustedes serán mis tribunos. Terceros al mando, después del legado y yo. Recibirán ordenes de Liciras y las enviarán a sus inferiores. Cada uno de ustedes tendrá que dirigir directamente el ejercito de mitad del pueblo en tiempos de paz, la cual es una tarea mayor, y marchar en la guerra para comandar a los soldados en el frente.- Luego señalé a otros cuatro. -A ustedes se les darán papeles más chicos, pero también importantes. Serán centuriones. El nexo entre los mandatarios y el ejercito. Cada dos irán con uno de los tribunos y acatarán las ordenes de estos y se las pasarán a sus tropas. Cada uno tendrá una centuria de 40 a 50 hombres, los cuales ustedes entrenarán y se convertirán en ejercito permanente cuando tengamos barracones. Confío en que recuerdan algunos de los ejercicios que tuvieron que hacer en la academia.- Acabé el discurso. -Entonces: el legado se encargará de las tareas mayores y los dos tribunos. Estos se encargarán de tareas menores y de los centuriones. Y los centuriones de las centurias. Si nadie tiene preguntas, eso es todo.-
Cuando acabé con ellos me acerqué al menor, el joven Liciras. -Cornelio. Para ti hay una tarea especial. También te voy a hacer centurión, pero igual a los otros. No vas a acatar las órdenes de Mario, sino directamente las mias. Pero tampoco podrás darle órdenes a los tribunos ni a tus compañeros centuriones o sus centurias como tales. Pero tendrás la tuya propia. Ahora mismo te doy el mando de los 42 soldados que quedan aquí. Será tu trabajo comandarlos para ser mi guardia personal, el cargo más importante que puede tener un soldado sin avanzar de rango. No pelearán en las guerras directamente, sino que se mantendrán conmigo para evitar cualquier atentado a mi persona y para imponer respeto en las calles. Que los civiles vean que nos tomamos esto en serio. ¿Alguna pregunta?-
Los hombres se miran unos a otros, algo sorprendidos por las noticias. Notas que el joven Cornelio parece bastante animado con sus nuevas responsabilidades, aquel cargo le daba en la práctica el mando sobre todos los verdaderos soldados de la ciudad.
- Tiene entonces planes para crear un ejército permanente? - pregunta Liciras sin poder disimular una expresión preocupada.
Sonreí a mi legado. -Desde luego. No vamos a defender esta ciudad con 50 hombres y un par de milicias.- Aseguré. -Obviamente, no podemos empezar ahora mismo. Pero poco a poco crearemos las bases. Lo primero será crear un nuevo impuesto. Esta ciudad está tan mal organizada que sorprende lo mucho que perdemos por no recaudar impuestos en algunos lugares, por lo que la gente no podrá oponerse a empezar a pagar por una vez en la vida.- Dije confiado. Y si se oponen... Agregé mentalmente. -Un impuesto al ejercito será. Irá directamente a nuestras arcas y lo usaremos para pagar a los soldados y a nosotros. Así podremos costearnos unas grandes tiendas de campaña que servirán como barracones hasta tener los edificios, cuya construcción deberá iniciarse luego del terraplen. Una vez tengamos eso podremos empezar con el equipamiento. Para entonces seguramente tendremos más gente en la ciudad, por lo que el caudal de dinero se incrementará. Y si no tendremos que aguantar un poco más. Una vez tengamos el equipo y el lugar, los centuriones podrán empezar a reclutar. No podremos tener las centurias de 50 hombres al principio, por varias razones. Pero si cada uno tiene dos de 30-40 será suficiente para empezar. Y de ahí, será como empujar una carretilla colina abajo.