Partida Rol por web

Solo había habido un doble intercambio de susurros pero, a juzgar por la dureza con la que la respuesta ha salido de mi boca, no creo que ninguno del resto crea que me ha gustado lo que la Ductus me ha susurrado.

Peludito no puede evitar tener que llamar la atención y observo de reojo al emisor de un gruñido.

Sonrío al ver el montón de palillos y su mechero en la mano.

Saco el mío propio y lo enciendo.

Hace mucho que no participo en una danza... - le indico mientras remuevo los palillos, amontonándolos - y solían ser más grandes que estas. - añado de manera burlona hacia Peludito aunque mis ojos no muestran la más mínima burla al clavarse en él.

Este juego de egos me aburre. Ya hemos presenciado el orgullo de Jules en plena accion, y no solo parece vanagloriarse de el, sino que ademas es su recurrente modus vivendi.

Y por encima de todo ello, nuestra ductus ya le ha aceptado.

- Sus motivos tendra - Pienso, mas no me hace ni puta gracia la situacion ni su mostrado... secretismo.

Con lo que poco o nada pinto yo ya aqui.

Me levanto de la mesa con gesto serio.

- Si me disculpais, creo que mi presencia ya no es necesaria. - Miro al sacerdote y luego a Steff - Si me necesitais estare en el Hotel. -

Me doy media vuelta y me dirijo a la salida del bar.

- Joder. Que puto hambre... - pienso al paso junto a los pocos parroquianos.

Hunter sonrió lobunamente, mientras aplastaba con su manaza los frágmentos quemados. El tenue calor de la madera fué como un suave estremecimiento, el eco ahogado de algo muy lejano...

"Por desgracia, todo lo bueno se acaba..."

Con cierta desgana, el antitribu Gangrel limpió la superficie de la mesa arrojando los restos al suelo. Una tenue sonrisa aleteó en sus labios, durante un latido. Se limpió las manos sin demasiada ceremonia y, sin decir una palabra, se levantó despues de Albret. Antes de encaminarse a la puerta tras sus pasos, le dirigió una mirada cargada de odio, viendo como se alejaba del grupo...

"Joder..."

Hunter expresó claramente su fastidio y su desgana antes de erguirse y rodear la mesa, moviendose a espaldas de Jules... Desde esa posición emitió su veredicto con voz seca, dura...

"No teme al fuego y conoce los signos... las formulas... los rituales..." Dejando la frase en el aire, el cazador completo su circulo y echó a andar hacia la salida. Antes de trasponerla, desando el camino, se apoyó sobre la mesa y miró con fijeza ora a Steff, ora a Jules...

"No me gusta... Pero puede quedarse."

Ignorando cualquier respuesta, Hunter se volvió y salió del local sin siquiera detenerse hasta ponerse a la altura del ceñudo Lasombra...

Peludo necesita proteger su manada, necesita conocer los peligros y necesita saber de quién puede fiarse y de quién no.

Por eso, cuando me mira y emite su veredicto, solamente asiento con la cabeza hacia él.

El antitribu Gangrel alcanzó a su hermano de cofradía en un par de largas zancadas. Apenas salieron del local de entre sus dientes se escapó una brusca expresión, un epiteto venenoso sin destinatario fijo.

Hunter mantuvó su hosco silencio unos instantes más, mientras se deleitaba con los aromas nocturnos. La promesa del amanecer teñía de rosa palo las azoteas de los edificios. Las sabanas aleteaban como fantasmas etereos, a resguardo del relente vespertino, pero rielando con la brisa. Del mar venía, con un poso de sal y guano muy tenue...

"Es un autentico Sabbat... Eso no significa que me guste que este aquí..."

El cazador habló con calma, limitandose a expresar su opinión como lo que era... un hecho.

"Tenemos problemas... Estamos en guerra... A nadie le importa si no vemos el próximo ocaso..."

Una sonrisa genuina. Una mirada calculadora hacia una madrugadora empleada de hogar. Un leve estremecimiento de la Bestia.

"Conoces a algunos que puede que se alegren si se da el caso..."

No era una pregunta, ni una especulación, sino la exposición de un hecho.

"Hemos prometido matarnos y hemos jurado esperar hasta el momento adecuado..."

De nuevo, esa sonrisa carente de calor y, aun asi, genuina...

"Nuestra Ductus sabe lo que hace, Albret... incluso aunque parezca que se rige por los impulsos de la lujuria..." Hunter se rie de su propio chiste con una carcajada seca. "O cachonda perdida, como dicen por aqui..."

Respirando profundamente el fresco aire de las horas que preceden al alba, me detengo tras salir por la puerta del bar a un par de metros del local.

Justo tras de mi hace su aparicion el cazador y se coloca a mi lado.

Giro la cabeza levemente hacia el con mi gesto aun serio, aunque ahora una ceja se arquea mientras escucho las cuestiones retoricas lanzadas al aire por Hunter.

Asiento levemente a cada una de sus aseveraciones. Razon no le falta.

Cuando termina, hablo en voz queda, sin ningun atisbo del cinismo que habitualmente me caracteriza.

- Eso es precisamente lo que me preocupa, Hunter. - vuelvo a mirar al frente, al vacio.

- Steff sabe perfectamente lo que hace. Lo que yo me pregunto es: ¿hace aquello que más nos conviene? ¿o aquello que más le conviene? -

Hunter se mantuvó a la altura de su hermano de manada, adoptando la misma cadencia en el paso. Sus pobladas cejas se unierón y su mandibula se tensó, mientras sopesaba las últimas frases...

"No puede evitarlo... Es su naturaleza... Desconfia y teme aquello que no controla... Pero estamos unidos por los lazos de sangre de la Vaulderie... Lo que nos conviene a nosotros es lo mismo que lo que le conviene a ella... Somos Sabbat... Somos miembros de la misma Cofradia..."

"¿Cual es la diferencia, Albret?"

El cazador se permitió un momento de relax e hizo crujir las vertebras de su cuello con un movimiento enérgico. Sus instintos le señalaban una posible presa en la forma de una madrugadora empleada de hogar... Una joven veinteañera de formas ágiles, redondeces apetecibles y mucha energía recogida en unos andares decididos.

La Bestia expresó su connivencia con un retortijón en las tripas...

Un fugaz rayo de sol reverberó contra una marquesina, arrancando un destello dorado a la estructura.

Hunter y su Bestia respondierón al unisono, con una sola voz...

"Esta noche... Esta noche... Podremos hablar con los demás y dar la bienvenida a nuestro hermano Jules..." Escupió la frase en un siseo, mientras apretaba el paso hacia el nuevo refugio, cuyas puertas todavía estaban bañadas en sombras nocturnas...