- Gracias María, te lo agradezco.
Tomo la gabardina sin dejar de mirar hacia el lugar donde desapareció el demonio, y alzo a uno de los niños después de ponermela.
- Un niño cada uno. Si encontramos ropa para Moon, podemos volver a las oficinas. Los niños estarían bien allí de momento.
-Sí, ya ni recuerdo donde abandoné la mía y no creo que sea muy conveniente ir así por la ciudad - Exclamo sin sentir vergüenza alguna por mi desnudez y con una sonrisa de satisfacción en mi cara.
Lanzo una última mirada al lugar, mis ojos reflejan la nostalgia del recuerdo; los hechos ahí acontecidos en tan extraña noche, los compañeros caídos por una noble causa, los seres maléficos destruidos