- No sé qué haría sin ti - Reconoció Leo cuando Kait le dio los horarios a Eve, guiñándole un ojo, y llegando a sacarle la lengua. No podría negarlo, su vida sería infinitamente más caótica si Kaitlin no estuviera allí para ordenársela. Y salvarle el pellejo. - ¿Qué os parece después de la cena con Slughorn? - Preguntó, pareciéndole la hora más obvia, mirando a los presentes para confirmar la hora. - Después de la cena, cada uno se va por su lado, y nos reunimos aquí veinte minutos después de la cena -
- Miró a Kyle cuando le preguntó sobre el asunto del ovillo. Aquello hizo que las mejillas de Leo se tiñeran de cierto color, con cierta vergüenza, que dejó a un lado riendo - Llevo años viendo a gatos como Bikkel se lo pasan pipa con los ovillos, y... tenía curiosidad por saber si es verdad que es taaaan divertido como parece. Además, es hipnótico. - Comentó, mientras le daba un golpecito al ovillo, siguiéndolo con la mirada. - ¿O no? - Acabó por preguntar, poniendo la cabeza sobre el ovillo, atendiendo entonces a las explicaciones de Eve.
Intercaló la mirada entre ella y Duncan, para ver cómo reaccionaba, y acabó por sonreír. - No iras a dejar de explicar en el momento más interesante ¿no? - Preguntó, sin vergüenza ninguna, sonriendo ampliamente, en un claro gesto de que estaba bromeando.
Duncan sonrió ampliamente. No obstante, a él no se le subían los colores tan fácilmente como a su novia.
- Pues mira,- se acercó a Leo y le cogió la mano mientras se la acariciaba, hablando de forma seductora.- la miré a los ojos, le acaricié la mano y le confesé que para hacer el patronus pensaba en ella. Nos acercamos más...- la cara de Duncan estaba a pocos centímetros de la de Leo y una sonrisilla divertida se adivinaba en sus labios.- ... y...
Entonces se apartó rápido, rompiendo cualquier atmósfera y recuperando el tono normal al tiempo que su estómago rugía.
- Eso que ha sonado es mi estómago.- y se echó a reír.
Suelto una carcajada ante la explicación de Leo.
- No sé si ese ovillo es lo bastante grande...
Cuando Duncan se acerca a Leo de forma insinuante imitando el momento con Eve, no puedo evitar estallar en carcajadas. Y finalmente, cuando su estómago ruge, me doy cuenta que el mío suena al unísono.
- Sí, anda. Vayamos a comer.