Seis intrépidos aventureros, ya curtidos como grupo y con un fuerte sentimiento de hermandad, viajan por un páramo cenagoso bastante magullados después de su última y desastrosa hazaña. Heridos algunos, cansados y hambrientos todos ellos, aún conservan algo de vil metal con el que festejar el seguir con vida. No es poco. En el cielo se avecina tormenta y, sin demasiadas opciones, deciden recalar en una aldea situada en el Valle del río Dessarin.
Pronto, el grupo se dará cuenta de que están aislados en el lugar equivocado en el momento más inoportuno. Sus lazos de fraternidad se verán puestos a prueba, quizás rotos para siempre, y, a pesar de todo, tendrán que sobreponerse a un implacable y carismático enemigo que, de una manera o de otra, les marcará para siempre.
Donde se dan cita los antagonistas más crueles, viles e inesperados de la partida.