>>Yunly kasjdas a Akise.
Hitoshi lakjdlaksjdl bombas.
>> Yunly está mal herida, ha matado a Akise... ¡MAL NACIDA!
Activo las bombas, así la mataré.
El diario se había vuelto loco y no dejaba de hablar de bombas aunque no entendiese exactamente su significado. Hitoshi no respondía a mi propuesta.
- Si no respondes es que te importa un carajo tu vida, sea pues. ¿Que leches es esto de las bombas? No importa, métete aquí dentro...
Tras cachear a Hitoshi, esposarle y meterlo en la parte trasera del coche de policía, cerré y me disponía a subirme al asiento del conductor, cuando escuché el disparo de Akise Aru, que impactó en la pierna de la muchacha. Mi reacción fue desenfundar con presteza mi arma y apuntar a Akise. No obstante, Yunly había respondido con otro disparo a la barriga del joven y desde cubierto, parapetándome con el vehículo, disparé tres veces para asegurar que el joven terrorista muriese. El cuerpo del joven estudiante cayó a plomo dejando un charco de sangre, la gente huía despavorida.
- Si hay bombas en el parque y pensabais destonarlas, ahora mismo tú estás esposado y tu amigo muerto. ¡Yunly, puede haber bombas! Directos al hospital a que te vean esa herida...¡estás desangrándote!
Ayudé a la joven a subir al asiento del copiloto y llamé a los servicios de emergencia.
- ¡Aquí el capitán Kurusu Keigo! Amenaza terrorista en el parque de atracciones, a todas las unidades, nivel máximo de alerta. Uno de los terroristas abatidos y el otro esposado. Llevo con urgencia a una muchacha herida de gravedad al hospital. ¡Corto!
Entonces conduje a toda castaña hacia el hospital, la vida de Yunly corría peligro.
Motivo: Disparar para abatir a Akise
Tirada: 3d10
Dificultad: 5+
Resultado: 7, 10, 3 (Suma: 20)
Exitos: 2
Edito: durante el cacheo me quedo con el móvil de Hitoshi. He dejado el de Akise Aru para socorrer con presteza a Yunly y salir por patas si fuesen a detonar las bombas.
Movemos hacia el hospital, máster.
Entiendo que Hitoshi está en el mismo lugar que ustedes, luego moveré a Hitoshi con ustedes también.
-Es un campo de mina, señores -comenta a viva voz, advirtiendo a sus compañeros-, presintad el lugar.
Nishijima observa como una de sus compañeras y, en general, todos, ayudan a consolar a los más pequeños.
Se presinta el lugar, recogen el cadáver del joven albino y Nishijima coge con su guante blanco, las pertenencias de este, metiéndolas en una bolsa.