Calmémonos, y esperemos que esto acabe con la oleada de muertes. - digo levantándome de mi asiento. - Y esperemos que la diosa Amaterasu, que no tenía nada que ver con esto, pueda regresar como lo hizo Inari... - observo mi reloj.
-¿Propones sentarnos y esperar nuestra hora? ¿Eso es lo que dices Chronos? Anubis, sorprendido por lo que creyó escuchar, giró su mirada hacia el dios Chronos.
De alguna maner hay que actuar mas a mi no se me ocurre ninguna, propuestas.
Nadie es inocente del todo. Propongo que levante la mano quien sea capaz de morir porque no lo haga alguien que no sea demostrado culpable, haber cuantos inocentes encontramos de verdad. Miro a todos esperando ver si alguien es tan altruista. Me sorprendería ver a uno.
Yo sin duda no estoy dispuesta a morir aún hermanito, pero, tu tampoco, ¿verdad?
He permanecido en el más absoluto de los silencios mientras los eventos se desenvuelven a mi alrededor mientras hago recuento de eventos hasta el momento. Algunos muertos vuelven a la vida mientras que otros vivos se van al reino de los muertos. Las vides que guardaban los cuerpos de Inari y de Caillech se deshacen como si nunca hubiesen existido mientras que otras cubren a los caídos. Las uvas que ofrece la vid que cubre a Hypnos son de un suave celeste con un aroma que adormece, las que ofrece la vid que cubre a Mnemósine adquieren un tono pétreo y solemne. La vid que cubre a Yahweh parecen normales pero unas ligeras y casi inexistentes espinas cubren cada una de las uvas. Ninguna ofrece la que cubre a Amaterasu, pues mi vid aunque la rodea no se atreve a tocarla, es el respeto que merece la diosa.
En todo lo demás he permanecido impasible. Exhalo el aliento contenido y me pongo en pie firme y erguido.
Gracias por tus palabras Ina*, también yo confío en tí. Bienvenidos seáis ambos, Cail** y tú, al mundo de los vivos. Disculpad mi silencio, creo que el último trago fué más fuerte de lo esperado.
Me acerco hacia Caillech y le sonrío, colocándome a su derecha.
Al final parece que sólo resta esperar a que nos liquiden mientras dormimos en espera de que dejen alguna pista que poder seguir. En cuanto a lo de ofrecerse a morir... ¿Qué pretendes, querido Ares, que algún inocente, o quizá algún asesino, digan de sacrificarse para quedar bien delante de los presentes? No, esto no funciona así. Ellos son listos, y cometerán pocos errores. Puede que incluso hayan actuado delante de nosotros sin darnos cuenta. Desde la explosión hasta la resurrección errónea que casi termina con la exótica Kali.
Miro a Caillech y extiendo mi mano para acariciar su rostro.
No voy a negar que me agrada que hayas vuelto a los vivos pese a que pretendían devolver a nuestro querido Hypnos, quien ahora no puede guardar nuestros sueños. ¿Otras opciones? ¿Salvaciones? Traer a los muertos a la vida, algo que creí que nuestro querido Asclepio dominaba, y veo que por ahora tan sólo Anubis ha demostrado poder. Esperar a que sus asesinatos nos cuenten de ellos, como me hablaron de la culpabilidad de quien murió con nuestro querido Hypnos. Por cierto...
Inclino mi cabeza sin apartar los ojos de la diosa gata.
Bienvenida seas.
Hago un ademán desinteresado con la mano.
Aunque ahora no me apetece ni un trago, si alguien lo desea puedo servirle algo de Néctar.
Escuchando a Dioniso, le miro y le digo con una sonrisa. Soy el dios de la medicina, no el de la resurrección mi buen amigo.
Pues creo recordar que fué el motivo por el que te liquidaron, mi querido Asclepio, por resucitar mortales. Quizá con todo este tiempo tendrías la capacidad para hacerlo.
Miro a Bastet entonces.
Y aunque agradezco que hayas dispuesto tus dones para todos, creo que será mejor aguardarlo para un mejor momento.
Pues claro que no hermanita, no esperaba menos de ti. Dionisio imagínate que funciona, yo desde luego alabaría tal acto de valor y honor. No puede evitar escapase una leve sonrisa y mirar a los presentes esperando ver alguna reacción en alguno en concreto.
Inmersos en conversaciones acerca de la culpabilidad y la inocencia de los presentes, Dioniso alzó la voz e hizo acto de presencia, muchas de sus palabras iban dirigidas a mi persona, no pude evitar sentir un cosquilleo cuando acarició mi rostro
Me confundes Dioniso -pensé para mí-
- Gracias Dioniso, siempre tan atento hacia mi persona -dije mirando a Dioniso directamente a los ojos- yo también me alegro de mi vuelta - dije con media sonrisa-, espero que entre todos podamos resolver este cúmulo de dudas y podamos dar caza a los verdaderos culpables de los asesinatos acontecidos hasta ahora ante nuestros ojos, y sopesar debidamente la culpabilidad de los presentes y darles el castigo que se merecen, dado que prohíben la vida de aquellos cuyo corazón es puro- dije finalmente-.
Con la muerte de Yahweh y Amaterasu no hace más que estrecharse el círculo... - comento en voz baja, como diciéndolo para mí mismo.
Lo único que temo es que entre todos los muertos se encuentre alguno de los asesinos. Porque si no es así solo habran muerto inocentes...
Escucho las palabras de todos, aunque presto particular atención a las de Caillech.
Froto las yemas de mis dedos, ligeramente recubiertas de escarcha tras haberla acariciado. Le sonrío cálidamente.
Tienes toda la atención que mereces, Cail*. Y cuando todo termine, si sobrevives, terminaremos lo que hemos dejado pendiente...
Dejo las palabras en el aire para voltearme hacia Ares.
¿Y si es uno de los asesinos quien dice de sacrificarse? ¿También le alabarías?
Miro a Ra entonces.
Convencido estoy de que al menos un culpable se haya ya en el reino de los sin reposo.
* Caillech.