Partida Rol por web

La noche anterior, me retiré pronto a mis aposentos, cansada y confusa. Realmente quieren acabar con nosotros y lo están consiguiendo.

Me costó conciliar el sueño, mi mente se negaba a dejarme dormir, nombres y más nombres con sus posibles motivos para asesinarnos, pasaban una y otra vez en un baile macabro e interminable.

Finalmente el alba llegó y con ella malas noticias.

Me levanto y me dirijo lentamente hacia la sala de reunión.

Sorpresa la mía al encontrar otros tres fallecidos. Niego con la cabeza,

-Esto no puede seguir así, están diezmando a los dioses griegos... Confesad ahora antes que mi ira caiga sobre vosotros... ¿Quién es el culpable?-.

Mi mirada se centra en los dioses extranjeros*

-Entonces Eris y Ares eran buenos , pero yo daba sentado que ellos eran malos, y si ellos eran buenos y no malos , entonces ya no quedan malos o ya no quedan buenos , o ya no se- el pequeño zorro no entendía lo que ocurría.

-Dio, podrías explicar que ha pasado y por que dices de un traidor entre los traidores, que yo ya no entiendo nada de lo que ocurre en este infierno,- el pequeño miraba con desconfianza deu n lado a otro bastante confundido.

En realidad, esta noche ha habido dos víctimas directas.

Y una de ellas ha sobrevivido gracias a mi poder. 

Kali, querida, espero que luego no te quejes tanto. He velado tu muerte para que vuelvas a mi lado, y aquí estás.

Que bonito... 

Shiva, si sabes que kali era uno de los objetivos... ¿sabes también quien fue el asesino?

Kali queda boquiabierta ante las palabras de su marido. - Shiva! Querido... me has salvado? Eres mi heroe, sabias? Me pondría a bailar en honor a tu nombre amado... pero creo que los otros dioses prefieren llorar.

Nyarlathotep sale de su habitacion una vez mas dejando atrás la oscuridad del cosmos. Y una vez mas su aspecto a cambiado. Una mujer gorda, horriblemente mórbida y con un abanico ocultando sus facciones de mujer oriental, hace escena en el cónclave.

Mientras la mujer abotargada, que es así como se conoce este avatar, observa y escucha lo sucedido se abanica graciosamente escuchando al resto.

Finalmente se digna a hablar y para ello baja su abanico lo que deja ver detrás de el no es una escena para mortales.
-Entonces que tenemos hasta el momento.-Su voz es de mujer, pero de las cinco bocas, llenas de puntiagudos dientes, nadie sabe por cual de ellas resuena.-Dionisio dice saber quienes son los traidores muertos, Shiva protege y resucita, Khali fue atacada, Inari, Caillech revivido y nada mas. Aun sabemos muy poco de nosotros y aun así seguimos viendo muertes.-Sus tentáculos que también salían de su rostro se revolvían sin sentido entre ellos, como manos ociosas de pequeños niños que desean un dulce.

-Sigo pensando que los asesinos matan solo una vez por la noche y el resto de las muertes es de alguien que como nosotros durante el día con las votaciones, el con sus asesinatos intenta acabar con ellos.-Observo la puerta cerrada de Hades.-Aunque en esta ocasión y escuchando a Shiva haya había un tercer muerto.-Volvió a ocultar su rostro al terminar de hablar y las bocas y tentáculos quedaron mágicamente selladas tras el objeto.

Miró los cuerpos de los enamorados muertos, qizás se lo merecían, quizás no, no lo sabrían, era todo tan confuso.

-Cierto es q hay uno o dos vengadores entre nosotros, y se estan tomando la justicia por su mano, pero.... ¿aciertan? ¿estan realmente matando a los asesinos?- la diosa gata suspiró.

Tengo curiosidad Shiva - comentó la serpiente emplumada - ¿el ataque que recibió Kali fue anulado, dispersado o rebotó contra el misterioso atacante?  - Quetzalcoalt pensaba que era importante intentar tener claro cuantos habían muerto esta noche y el porqué.

Ares era inocente

Digo aún con lágrimas en los ojos

No vi a ningún atacante, lo lamento. El ataque contra Kali no rebotó. Ella estuvo a las puertas de la muerte. Pero recé por ella y regresó a nuestro lado. Si no lo hubiera hecho, sería otra diosa muerta más.

Querida Kali, baila para mí todo lo que quieras, sabes que tus bailes siempre me agradan

Escuchaba a los lejos los comentarios del resto de los dioses, yo aún estaba paralizaba frente a los últimos asesinados, estaba dándole vueltas a lo dicho por Dioniso. Tras varios minutos de reflexión me dí la vuelta y ahí estaba Dioniso, estaba raro, su cara...su sonrisa, sus ojos estaban apagados, esto le estaba afectando y mucho. 

Sin más me acerqué a él y lo miré directamente a los ojos le pasé una mano por el hombro, quería transmitirle confianza, no me gustaba verlo así, por último le sonreí y me dirigí hacia donde estaban los demás:

- Estoy de acuerdo con Nyarlathotep, los verdaderos asesinos matan una sola noche y las demás muertes acontecidas a lo largo de los días son realizadas por alguno de nosotros..y Shiva no sabe quienes pueden ser, esto cada vez se vuelve más desconcertante... -dije a todos los presentes- lo único que sé es que tomarse la justicia a su manera no es el camino correcto, puede estar matando a gente inocente, sin motivos ni razones...no es justo quitar la vida a nadie.

-Justo o no, lo mismo estamos haciendo nosotros a cada dia, y mas nos vale que no fallemos.-Comento la mujer detras de su abanico

Cuando al fin escucho las palabras de Atenea me dispongo a hablar, pero mi mente se ha quedado bloqueada por unos largos segundos. Mi sonrisa se amplía e incluso suelto una ligera carcajada.

Bueno... Yendo por partes, de menor a mayor importancia... Las uvas adquieren el color de la esencia de las que se impregnan. En este caso, por ejemplo, las cobrizas con un brillo carmesí serían la armadura de cobre junto a la sangre. Sencillamente es eso... Distinguen la esencia de los dioses. Por otro lado... Mi frase venía a, antes de saber el intento frustrado contra Kali, al pensar que habrían matado a una de la suyas, o que ella habría muerto intentando defender a su amado.

Miro a los ojos a Caillech quien también los clava en mí. Miro sus labios y mi sonrisa se amplía, aunque me veo contenido rápidamente me pongo a su lado e incluso la rozo con mi propio hombro, mirando ahora a Artemisa mientras hablo.

No dudo que mi querido Ares fuese inocente, pero su amada no lo era, de modo que ella tenía que matarnos a todos. ¿Por qué lo sé? Su poder me afectó. Ha hecho nacer el odio en mí hacia la única persona que suponemos inocente. Y fué casi en el mismo momento. No puedo decir que no desee verle muerto, tras intentar matar a alguien frente a nosotros, pero no tengo tal poder. Y por ahora prefiero centrarme en los asesinos, aunque mientras no encuentre ninguno, será él quien reciba mi voto justiciero.

Miro a Caillech y mi sonrío algo más tímido. Miro a Atenea.

Querida Palas Atenea, tus palabras te ponen en un severo compromiso. Casi tanto como las del propio Shiva. No me extrañaría que los asesinos os fijasen como objetivos, pues una es sabia y el otro puede rezar para evitar sus muertes. Suponiendo un justiciero que, al menos esta vez, haya acertado matando a nuestra querida Eris aunque ello haya terminado con el dios de la guerra esté actuando por su cuenta tan sólo rezo por que sea tan preciso como hasta el momento.

Miro hacia las zarzas que rodean a los amantes y encajo una pieza más en mi cerebro, y aunque hago ademán de abrir la boca rápidamente la cierro. Cierro los ojos.

Hypnos. Tenéis que hablar con Hypnos. Su alma no está en paz, él ha muerto por salvarnos.

Miro entonces a Bastet.

Si quieres hablar con él despejaré la vid. 

Miró a Dioniso y le sonrió amable

-No hace falta que despejes nada querido, hace rato que contacte con el dios del sueño-

Sonrío a la felina diosa.

Dale, pues, un saludo de mi parte.

Inclino cortés y amable mi cabeza.

Miró a Dioniso amablemente -He hablado con Hypnos- dijo para todos -No sabe quien pudo atacar a Ares, y quiere saber porque tu- miró a Dioniso -quieres hablar con él-

Sólo quería saludarle, me tranquilicé al saber que estaba contigo.

Señalo hacia la vid que cubre el cuerpo que Hypnos.

Temí por que su alma hubiese sido afectada. Las plantas, al igual que los animales, son bastante sensibles. No pude evitar fijarme en que las uvas celestes que ofreció el primer día son, ahora, ligeramente más opacas.

Sonrío amablemente a la felina diosa.