Partida Rol por web

No te voy a consentir que vuelvas a llamar sucia arpía a mi querida Caillech ¿me escuchas?

Mi voz suena airada, aunque mi cuerpo permanece tranquilo.

Ella será una traidora, sí, pero no una arpía, ella era pura, como no dudo que lo fueses tú, y algo os ha corrompido más allá de lo imposible. El que más y el que menos ha puesto su grano de arena, yo he intentado no darlas, no obstante, reconozco que mis palabras no son claras en la mayoría de ocasiones. Pero no te lo consentiré, advertido quedas.

Mi voz vuelve a ser más calmada y me coloco al lado de Bastet, poniendo mi mano en su hombro y mirándola con una sonrisa.

Si bien es cierto que fuí yo quien dirigió su voto contra tí, ella y yo estamos ligados y votamos como uno sólo. Ella quiso dar su vida por mí, y yo dí por ella mi último don... Un don que mi salvador parece conocer perfectamente.

Mis ojos buscan a Quetzalcoatl.

Dime, oh salvador... ¿También usaste tu don con el dios de la guerra?

Miro entonces a Ares.

Agradecería que no fueses tan... Pegajoso.

Le sonrío divertido.

La llamaré como yo quiera llamarla... al igual que os tomáis la libertad para decirme traidor. espero que te quede claro. Anubis sentenció la conversación con esas palabras. No tenía nada más que decir.

Perdona Anubis, tu boca no es digna ni de mencionar el nombre de Caillech, así que lávate la boca antes de mencionarla. ¿Vale sucio chacal?. Respondo enfadado en ira a Anubis. No puedo permitir que ese dios indigno continué manchando todo lo que su boca suelta. Suelto a Bastet fruto de la ira.

Shiva seguía en su profunda meditación escuchando todas las palabras de sus compañeros dioses. Tantas acusaciones y tantos ataques e insultos le ponían de mal humor.

Basta. Podemos hablar sin insultar. Somos dioses, comportémonos como tales. Atenea, si tienes que mirar mi aura, adelante, aunque creo que será una pérdida de tiempo. Traje dos veces a Kali de entre los muertos, en una de ellas me llevé a Caillech por delante. Nadie ha desmentido mis palabras ni ha confirmado que fuera obra suya. No son pruebas suficientes, pero seguramente observar mi aura os saque de dudas.

Negó con la cabeza con lágrimas en los ojos viendo como todas las miradas iban dirigidas hacia su hermano.

-No puedo más, no puedo más-Se cogía la cabeza con las manos, aun sentada en el suelo y se balanceaba -¡¡Yo!! Soy yo la que esta acabando con los dioses que quedan-Se levanto, y miro a los presente con lágrimas en los ojos -Ya tenéis culpable a la que ajusticiar- se volvió a sentar

Ante las palabras de Bastet, tanto mi vial como mi copa caen al suelo estrellándose, el Néctar en las copas otorgadas desaparece por completo. Me quedo sin aliento durante dos largos segundos, pero rápidamente me pongo en pie y alzo mis manos.

¡Silencio, por favor!

Dicho esto, sencillamente miro al dios Chacal. Mis ojos se clavan duros en él, aguardando su respuesta o reacción. Le sonrío desafiante.

Miro a bastet  ¿Bastet que estás diciendo? Si estas mintiendo para defender a tu hermano sólo nos perjudicas a todos. 

Me pongo junto a Atenea y le tapo la boca impidiendo que hable.

¿Qué? ¿Que dices Bastet? ¿De entre todos los presentes, dices ser la culpable? ¿La traidora? Anubis había olvidado todas las palabras e insultos anteriores, ni siquiera miró la reacción de Dionisio, se centró en su hermana. Tú, tú que eres la única de mi familia osas decir que eres la traidora. ¿Es un juego? Se acercó un poco más a ella. ¿Que planeas? No puedo creerte, tú no puedes ser una asesina...

Bajo la cabeza -Lo siento hermano, tu mismo dijiste que no confiabas en nadie, pues no soy la mas indicada para que confíes- miro a los demás dioses -Algunos creen que hago esto por protegerte, pues estoy cansada, si no me ajusticiáis antes que ha Anubis, seguiré matando cada noche, vosotros veréis si queréis perder otro dios- miro a Dioniso con lagrimas en lo ojos -lo siento mucho querido-

Estoy tiene que ser algún tipo de estrategia. Tuve suficiente perdiendo a padre, no puedo perderte a ti también. ¡Di que todo esto es una broma! Anubis casi le suplicaba a su hermana Bastet. Estás mintiendo, ¿verdad?

Solo miro a Anubis y empezó a llorar, no tenia fuerzas para nada, ya no, no le quedaban, había perdido a su padre no podía perder a su hermano también, y haría lo que hiciese falta para que no se lo arrebatasen, aunque tuviese que acabar con todos los dioses allí presentes. 

No tienes nada que sentir.

Son mis únicas palabras, mientras la abrazo. Mis ojos continúan en los de Anubis tan sólo unos segundos, pues rápidamente se tornan hacia los de la felina diosa. A duras penas mis ojos son capaces de contener algunas lágrimas que no quiero comprender por qué luchan por salir sin mi permiso.

Finalmente miro a Anubis.

Ni siquiera su palabra basta para que confieses la verdad. Está bien, jamás creí tener que recurrir a algo así. Pero si como un mortal te comportas, como un mortal te trataré. Como ellos dicen: "A tu padre que vas". En tu acto final será testigo de tu traición o tu salvación el último invitado: tu padre.

Mis ojos se clavan en el cadáver de Ra. Sonrío amablemente.

Deja de hacerte el muerto.

Digo esto mientras algunas plantas crecen bajo él, provocándole alguna que otra herida.

Me termino mi copa esperando ver como evoluciona el conflicto con los dioses egipcios.

Las plantas envuelven el cadáver del Dios Sol mientras,a modo de conducto,lo iban insuflando de un liquido que parecía pura luz.
Cuando mas se cargaba el cadáver mas movilidad comenzaba a tener hasta que aquellos ojos color cielo se abrieron a la vida.

¿Crees que por que mi hermana diga que es una traidora, yo voy a decir que lo soy? ¿Que necesitas para creerme? ¿O es que ya no gozo de algo así...? Si crees que soy un traidor mátame, estoy harto de vuestros juegos... Anubis miró al cuerpo de su padre cobrar vida, lo miraba con indiferencia, no entendía nada.

Yerras, dios Chacal. No esperaba que te inculpases por ello, esperaba sinceridad por ello.

¿De nuevo tratando de hacer que yo, Anubis, diga que soy uno de los asesinos? Tú insistencia no tiene límites, ¿verdad? No pienso decirlo, por que no lo soy Anubis se frotó la cabeza, cansado por los sucesos.

Yerras de nuevo, esperaba que lo dijeses, fuese cierto o no, por salvar a tu hermana. Así como ella lo ha hecho para salvarte, independientemente de que sea, o no, culpable, es lo que ha dicho presa del dolor de ver cómo te acusaban, justa o injustamente. Tú, por tu lado, sencillamente lo niegas una y otra vez, en lugar de decir la verdad, o mentir diciendo que dices la verdad, diciendo que eres el culpable tú para que ella se salve. En lugar de buscar una solución, como pedir un día más para ella y que mi querida Palas Atenea la investige. Deberías de empezar a comportarte como el dios que se supone que eres, no como el perro acorralado que estás aparentando ser.

Digo serio. El enfado se hace patente en mi cara. Es difícil verme enfadado, pero pocos toleran mi cólera. No obstante, también se hace patente mi propio esfuerzo por intentar calmarme.