Partida Rol por web

Con una nueva alarma, la quinta esta semana, los residentes del refugio se despiertan y salen de sus habitaciones para reunirse en la cafetería del mismo, tal y como ya es protocolo habitual durante estas leves "crisis". La situación ha degenerado de tal forma que siempre ocurre algo que pone la convivencia y la vida en el refugio en jaque.

Allí los quince miembros del refugio que lograron sobrevivir a los anteriores "accidentes" se encuentran reunidos, esperando por saber si en esta ocasión el problema es que la cocina ha sido infestada por mutarachas o quizás la zona de cultivos ha sido diezmada por una banda de ratas-topo.

Por desgracia, el informe del Supervisor iba a ser distinto.

Su voz, como ya era habitual, no provenía de ninguno de los presentes, si no que venía de los distintos altavoces y sistemas de audio que se encontraban esparcidos por el refugio. Desde que fue nombrado hace 30 años a "Jeremie Clift" como el Supervisor, nadie lo ha vuelto a ver el pelo, una tradición entre los que se hacen llamar "Supervisores" del Refugio 113 pues, una vez que tienen el cargo se aislan de todo y de todos, actuando como un "Gran Hermano" del refugio.

Habitantes del Refugio 113. Os habla El Supervisor.

Tras evaluar concienzudamente la situación, me temo que la respuesta no es un simple "accidente". Esto es un Sabotaje en toda regla por uno o varios que desean sabotear el gran proyecto de Salvación de la Humanidad que Vault-Tec ha emprendido con el Refugio 113.

Estos terroristas domésticos han lanzado material no reciclable en el cubo de basura de reciclaje. Este ataque contra la sostenibilidad del refugio no será pasado por alto y es por ello que pido colaboración entre todos los habitantes para dar con el/la o los/las responsables.

Para ello se iniciará el Protocolo HLdCN: Cada día se votará por el sospechoso a terrorista y el que tenga más votos al final del día será trasladado hacia la Oficina del Supervisor en donde yo mismo tomaré cartas en el asunto, revelando ya de paso, su lealtad y función.

Con esto dicho... Recordad beber una Nuka-Cola, Nuka-Cola, un sabor refrescante.

Tomé un trago de Nuka-cola que llevaba en la mano tras el anuncio del supervisor.

¿Ataque? Pero quién haría algo tan horrible. Hay que encontrar al responsable antes de que vuelva o vuelvan a actuar. ¿Alguien vio o sabe algo?

¡¡¡Demonios!!! ¿Qué... qué... qué han echado qué? Venga ya... ¿en serio? No puede ser, ¿a quién se le ocurriría echar material no reciclable en los cubos de reciclaje? ¿Acaso podría haber alguien tan estúpido? Ni siquiera un bioterrorista de ego descontrolado haría algo así.

Es inaudito.

Observo como una chica de pelo azul degusta una deliciosa y estimulante Nuka-Cola, la única e inigualable made in 113.

Deme otra, mr Supervisor... gracias.

Y mientras miraba con cara de pocos amigos al resto de los tipos, tipas... tipes que estaban por la cafetería me preguntaba quien o quienes serían los responsables. Sin duda estaban allí, entre nosotros, mezclados, revueltos... camuflados entre la masa. Dispuestos a seguir con sus... quehaceres.

Tras cambiarme la vendas de la cabeza que obtuve después de uno de eso "Accidentes"

¿Qué dices?, tenemos que vigilar, el próximo accidente podría ser mortal, casi me rajo la cabeza pero la próxima podría no tener tanta suerte

Alguno de los presentes debía ser uno de esos sucios Hippies que estaban causando tantos desastres uno tras de otro

¿Y por qué han hecho eso? ¿Es que no saben que los arqueólogos del futuro se volverán locos?

Se lo merecía... solo un agente durmiente de los comunistas sería tan atrevido de no hacer caso a los carteles...

¿Otra vez? Es la quinta alarma de la semana! Es que no podéis estaros quietos quiero dormir en paz! Arreglar incidentes y infestaciones, me vale, pero no pienso arreglar vuestros sabojates! - aporreo la mesa con el puño con rabia y doy un trago a mi Nuka-Cola, intentando recordar qué significaba la palabra sabojate sin preguntar. No era estúpido, estaba claro lo que era... Era una cosa que me mandarían arreglar. Seguro.

Sentada en la silla mas cómoda, que para eso madruga cada día, apoyaba los pies en una mesa cercana mientras degustaba buena carne o al menos algo comestible.

-Que monstruo. -Como el resto, ella también estaba disgustada de allí a la anarquía había un paso y debían detenerlo cuanto antes.

-Si mi hermanito Shelly estuviera aquí, esto no habría ocurrido. Él mostraría a todos perfectamente qué residuo va dónde. Y se pondría junto a los contenedores para decirlo personalmente. 

Pero Sheldon no estaba, lo que había sacado un suspiro a casi todos los habitantes del 113. El muy sabihondo se había empeñado en hacer no sé qué experimento para producir energía, y lo que había conseguido había sido freírse. A sí mismo. Literalmente.

-Deberíamos hacer algo. ¿Ponemos vigilantes en los cubos? 

"-¡Cáspita!- Dijo el detective, saltando de la silla y ajustándose el monóculo tras verse sobresaltado por los terribles monos voladores de su archienemigo, el profes..." 

Alarma.

-¿Otra vez?- Se preguntó John, molesto por ver su lectura interrumpida.

Conocedor del protocolo, salió y se dirigió, como el resto, a la cafetería, donde escuchó el motivo de la alarma.

-¡Cáspita!- exclamó, -¡Un misterio! ¿Y quien habrá sido el malvado saboteador?- preguntó, ajustándose el monóculo y mirando al resto como haría el detective de su novela.

Escuche a duras penas mientras, temblaba en el asiento e intentaba beber la Nuka-Cola. Tras un sorbo, paladeaba haciendo mucho ruido y la dentadura se movía de su sitio.

Ñeee, estos nuevos refrescos. Son una autentica mierda, ya no hacen bebida para hombres. Solo estas mariconadas. Decía mientras miraba al resto. Si estos fueran los viejos tiempos, otro gallo cantaría. Treinta latigazos y si te quejabas diez extra, por llorón.

- ¿QUien ha entrrrado en mi laborratorrrio esta vez? Os dije que no mezclarrr el sulfurrrico con la Nuka cola. Estúpido cerro, cuando le pille yo a ese grrranuja.

Salió con cara de muy pocos amigos y se dispuso a vender su nuka cola, comprobando antes de que no tuviese trazas de otra cosa. Ya había tenido suficiente ocn el que le había puesto pimienta la semana pasada, había algún graciosillo muy cabrón, y le iba a encontrar.

- Caspita, un ladrrrón. Voy a tenerrrr que ponerrr nuevas trrampas antirratones en el laborratorio. Como lo toquen me voy a cabrrrearrr.

-A ver, aquí hay varios que no han abierto la boca. ¡Así no podemos hacernos idea de quién puede estar detrás del sabotaje! Si hay que seguir el potroco... pocotro... lo que sea HLDC, ¡hay que mojarse, chicos y chicas! Bueno, viejas y viejos. Que estáis ya de un madurito todos, uff.

Desgraciadamente yo ya dije que no había visto a nadie y parece Sergio los demás tampoco. Eso o están más centrados en la nuka cola.

Mientras digo esto echo un trago de mi propia nuka cola

El hombre con pinta de marinero de otros tiempos, en un lugar en el que la mera presencia de mar era cuanto menos que irreal, alzó las cejas sorprendido por el comentario de la chica rubia.

Perdone, joven, ¿qué ha querido decir con lo de... "maduritos"? Que yo ya pescara arenques cuando usted no era más que una célula en una probeta no quiere decir nada.

Pero... no todo lo que ha dicho es trivial. Lo de hacer guardias junto a los cubos, no está mal pensado. Aunque no creo que repitan dos veces el mismo ataque.

En medio de la penumbra del refugio 113, la alarma estridente resonó una vez más, arrancando a Mike Rodriguez de su efímero sueño. Era la quinta vez esta semana, y la furia comenzaba a acumularse en él. Abrió los ojos con una mezcla de irritación y cansancio, mientras se dejaba llevar por el incesante sonido de alerta.

Como un autómata, se levantó de su fría y estrecha cama, y siguió el camino marcado por el protocolo. "Lo único bueno de estos despertares tempranos es la Nuke-Cola que me espera en la sala común", pensó, intentando encontrar un pequeño consuelo en medio de la situación.

Cuando llegó a la sala, se encontró con un panorama desolador: alguien había lanzado material no reciclable en el cubo de basura de reciclaje. El rostro de Mike se contrajo en una expresión de incredulidad. ¿Un atentado terrorista en su refugio? ¿O simplemente un acto de pura estupidez? El supervisor había emitido la orden del protocolo HLdCN, lo cual convertía un problema de reciclaje en un asunto grave y serio.

Mike, aún adormilado, no pudo evitar expresar su frustración en voz alta. -Vaya, ahora resulta que tenemos un terrorista en nuestro amado refugio-, murmuró con sarcasmo. -¿En serio? Después de todo lo que hemos soportado para sobrevivir, ¿que es lo que sigue? ¿Que se metan con nuestro sagrado suministro de Nuke-Cola?.

Con su cansancio palpable en cada palabra, Mike continuó hablando, su tono mezclando molestia y somnolencia. -Sin lugar a dudas, debemos detener a este intrépido saboteador antes de que tenga la osadía de perturbar nuestra única fuente de consuelo en este mundo postapocalíptico.

-Voto, porque cada uno coja un par de cosas y las lleve a reciclar, así pillaremos al terrorista cuando se confunda, el culpable siempre vuelve al lugar del crimen. -Las demás ideas eran estúpidas, pero la suya. la suya era genial y eficaz.