Partida Rol por web

Vuelves al pequeño poblado de indigentes escondido entre las imensidades de Central Park donde has dejado el coche. Cuando las luces de las hogeras encendidas en viejos bidones observas como unos hombres, parecen agentes de la MCA están pidiendo los papels y preguntando por alguien. ¿Serás tú? Son un grupo de cuatro hombres pero que con su sola presencia han acallado el murmullo permanente del improvisado suburbio.

Sujeto al perro y busco un lugar desde donde observar lo que hacen mientras permanezco escondido.

Lo poco que me queda de vida esta en ese coche. Por favor, que no me o quiten...

Argos gruñe por lo bajo asi que le acaricio para tranquilizarlo.

Uno de los agentes se acerca al coche y lo abre sin demasiado esfuerzo. Deben tener llaves maestras o algo similar. Se introduce en él lado derecho y se sienta en el asiento del copiloto. Al poco rato sale enarbolando unos papeles y parece que hablando por la radio, muy similar a la de la policía. Un viejo indigente sale al paso: "No sabíamos que era un mutante, sino lo hubieramos matado con nuestras propias manos, señor agente". El agente de la MCA se indigna y le da un culatazo con su escopeta haciéndole caer al suelo. El que parece el jefe hace unos gestos y el resto empieza a moverse. Inmediantamente después habla por la radio y no tarda en oirse a lo lejos el sonido de varias helices de helicópteros acercándose.

Cojo al perro y salgo de alli. Las palabras del mendigo me indignan pero lo entiendo. Esta sociedad está condicionada para reaccionar así. Yo mismo hubiera podido decir esas palabras en su caso si me hubieran preguntado hace un par de meses.

Mientras me alejo busco un callejón en la parte trasera de algún restaurante. Tengo hambre y seguro que Argos tambien.

Esa puta de Sonia...Ahora me ha echado a la MCA detrás...Tengo que desaparecer, cambiar de aspecto, de identidad, encontrar un trabajo, un lugar donde vivir....empezar de cero, vamos...

Acaricio a Argos mientras me alejo. Él es el único que no me ha abandonado, que me apoya siempre...

Sales del parque y recorres las calles del Nueva York nocturno. Manhattan está vacío, y sólo los mendigos y los profesionales de la noche permanecen despiertos... últimamente adivinas el día de la semana por la quietud de las calles en las horas postreras del día. Caminas y caminas, en busca de algún bar abierto, de algún refugió. Te tomas un café y algo de cenar mediante tu encanto de chica playboy, y consigues algo de dinero para un taxi con tu sonrisa profident de ejecutivo de Wall street. Caminas buscando tal vez una pensión o algo similar... y entoncés ves a un hombre de traje tocando la flauta. Te mira. Se para y sacando un billete del bolsillo se acerca a ti y te lo pone en la mano.

Hermano, en tiempos difíciles debemos ayudarnos. Sonríe y vuelve a su rincón y hace la tentativa de volver a soplar a través del dulce instrumento. Los malos tiempos propiciaran los mejores.

Me quedo sorprendido ante las palabras del desconocido.

-Vaya, gracias, amigo. Me llamo Richard, ¿Nos conocemos de algo? ¿Que querias decir con eso de "hermano?

Me guardo el billete. ¿De cuanto es? ¿Como es la música que toca?

Es un billete de 20 pavos. La canción la desconoces. Suena antigua, extrañamente evocadora.

Yo me llamo Jack, hermano. Se queda pensativo unos segundos, parece estar meditando la segunda parte de su respuesta. Y tú no me conoces, pero yo a ti... digamos, que sí. Y en cuanto lo de hermano, hermano... todos los que lo pasamos mal, todos los vilependiados, todos los naúfragos de un mundo que se hunde, somos hermanos. Todos los mutantes, somos hermanos.

Abro los ojos como platos y retrodeco un paso.

-¿Mutantes? Tú estás loco, tio...

Miro a mi alrededor para ver si estamos solos. Si lo estamos, me apongo a su lado, de rodillas.

-¿Como sabes que soy ...eso que has dicho? ¿Tú tambien tienes habilidades?

¿Como reacciona Argos al desconocido?

Argos le mira curioso pero de manera sosegada. No ha ladrado desde que os habeís encontrado con él.

Cuando te acercas a él, Jack sonríe. Sí, soy mutante y judio... me falta ser gay para ser el hombre más perseguido del siglo XX.

Miro a mi perro. Si él confía en el músico me siento más tranquilo. Apesar de ello, no me gusta hablar de estas cosas en plena calle.

-¿Te parece si continuamos esta charla en un lugar menos expuesto?¿Que tal en ese callejón de allí?

Cuando le miro me fijo en que parece un tipo elegante y ese aire desentona con su aspecto de homeless. ¿Quien sabe? es posible que él esté pensando eso mismo de mi en este momento.

-¿Como demonios has sabido que yo era...? ya sabes...

Empieza a caminar hacia el callejón que le has señalado... Gira la cabeza cuando le preguntas eso y con una sonrisa entre autosuficiente y condescendiente te contesta. Yo sé muchas cosas. Yo estaré ayer y estuve mañana. Entraís en el callejón y el se acerca a la pared de tu derecha y con una tiza que se saca del bolsillo empieza a dibujar en la pared.

Obviamente me quedo mirando como el desconocido se pone a dibujar en la pared del callejón. Miro de un lado al otro cerciorandome que nadie nos observa. Este hombre me pone nervioso.

-¿Que haces? Y, ¿Como te llamas? Yo ya me he presentado...

Me llaman Jack... mi nombre se ha perdido en los anales de la historia o del futuro... vete tu a saber... de todas formas si supiera donde está... tú ya me entiendes... Acaba de dibujar el rectángulo y llama como si se tratase de una puerta. Dime, tienes tres preguntas y un deseo...

-¿Como? Pensaba que los genios vivian en lamparas, no en puertas en las paredes...

Me espero a ver a donde va esa puerta para hacer mis preguntas, ya no hablemos de eso del deseo...

Hasta que no vea algo que me demuestre que este tio es mutante voy a darlo por loco peligroso...

¿Genio? Yo no soy un genio... sólo una ¿persona? muy inteligente. Tras decir eso dibuja la manilla de la puerta y la puerta se abre. Hay en momentos de nuestra vida en los que debemos decidir... debemos elegir entre lo fácil y lo difícil, entre lo ordinario y lo extraordinario, entre nosotros y el resto... y este, posiblemente, sea ese momento para tí, Richard.

Me quedo flipando cuando la puerta se abre. Este remedo de Neo no sera un fraude al final. Intrigado por l anaturaleza de mi nuevo "amigo", me dispongo a seguirlo.

-Tampoco es como si tuviera algo que perder, Jack. Tú primero, por favor.

Jack entra sin mediar más palabra. No puedes vislumbrar lo que hay al otro lado. Sólo hay oscuridad.

Me lo vuelvo a pensar. Miro a mi perro, miro a la calle. Los osnidos de la ciudad se cuelan por el callejon aletargados por el eco. Vuelvo a mirar a la oscuridad frente a mi, hago de tripas corazon y Argos y yo nos adentramos en lo oscuro.

Entrais en una habitación enorme. Las paredes son de piedra y están plagadas de arcos y otras ornamentaciones. La paredes se unen en una preciosa cúpula que está rematada con una cristalera pulida que deja caer un precioso rayo de luz que se mueve dependiendo la hora del día. En estos momentos observas un ligero haz proveniente de la luna. El suelo tiene dibujada una especie de flor geometrica que recorre toda la sala. Jack se ha puesto debajo de la cristalera observando el tímido rayo de luz.