Sta. Snorrdöttir,
Desde la Universidad de Miskanotic nos complace en invitarla a visitar el emplazamiento minero de Cheshire Park, Massachusetts, acompañada de un equipo de catedráticos y académicos de esta Universidad. Quizá pueda dar un punto de vista adicional o más extenso a lo que allí se ha descubierto.
Si no tiene ningún inconveniente que la haga respondernos a esta carta, se le enviará un vehículo a su domicilio que pasará a recogerla en dos días, el sábado 21 de Octubre. Le llevará al emplazamiento. Allí, el encargado del equipo, el arqueólogo Thaddeus Larson, catedrático de la Universidad, le dará la bienvenida junto con todo el equipo.
Un cordial saludo,
Rector de la Universidad Miskatonic, de Arkham,John McKenzie.
Tus tíos se habían ido de vacaciones. En realidad habían ido a cobrar una herencia lejana (uno de esos "premios" que muy pocas veces le llegan a uno sin saber cómo). Y habían dejado la vivienda vacía. Vivías en Boston, cerca de Arkham (lugar donde estaba la Universidad Miskatonic a la que a veces acudía). Y aquella mañana, revisando las propiedades magnéticas descritas por algunos autores del momento (que en realidad te parecían estudios copiados a otros), llamaron a la puerta. Era el cartero y parecía querer entregarte una carta a tí, y no a tus tíos.
Tras asentir y darles las gracias a aquel tipo, viste que el remitente procedía de la Universidad de Miskatonic, concretamente del mismísmo rector.
Puedes comenzar. ;)
Despliego una emocionada sonrisa poco habitual en mí. Recupero la seriedad de repente, al darme cuenta de que el cartero aún está ahí. Le pido que espere y entro en la casa.
Releo la carta y veo que no se dan mayores detalles sobre el acontecimiento. Intrigada, me siento en un escritorio a responder apropiadamente:
Excelentísimo Rector McKenzie:
Me siento honrada de que hayan contado con mis conocimientos para estudiar el suceso ocurrido en las minas de Cheshire Park, mis capacidades están a su disposición. Espero estar a la altura de los acontecimientos.
Acudiré encantada con el transporte que me proporcionen.
Suya, sinceramente,
Tinna Snorrdöttir
No se me ocurre mucho más que escribir, así que cierro el sobre y escribo la dirección. Le entrego la respuesta al cartero junto con algo de dinero para el franqueo y por las molestias.
Una vez se ha ido, comienzo a preparar mi bolsa de viaje, con los instrumentos básicos que sé que necesitaré, algún otro que pueda ser útil, y algo de ropa y artículos de higiene, por supuesto.
Ahora puedo ver el post, y además me ha llegado un email de notificación (antes no lo tenía). A ver si va bien a partir de ahora.
Finalmente llegó el 21 de octubre.
Te levantaste temprano para acudir a tu cita. No sabías realmente a qué hora vendría aquel coche a recogerte, pero tu estabas lista desde primera hora de la mañana. En torno al medio día el timbre de tu domicilio sonó. Era un tipo con aspecto sobrio y sencillo, sin ropas demasiado lujosas y gafas redondas. Era taxista, y vístes el taxi aparcado en la acera de tu domicilio. Le pediste que te llevara tu pequeña maleta con tus pertenencias al vehículo y luego cerraste bien la puerta.
Una vez dentro dijo que la carrera venía a cuenta de un tal John McKenzie para la señorita Snorrdöttir. Le enseñaste tu identificación y procedió a llevarte al destino. Ambos lo sabíais: Cheshire Peak, Massachusetts, un pueblecito a algo más de veinte millas al suroeste de Boston.
Durante el trayecto no hubo conversación alguna, y tardásteis más de lo previsto en llegar: las nubes abarrotaban esos días todo el Estado, y tras unos cuarenta y cinco minutos de travesía por un par de carreteras secundarias mal asfaltardas y estropeadas por la lluvia, llegásteis auna población con poca iluminación. Estaba todo embarrado, y el acceso al interior del pueblo se hizo harto complicado. Las ruedas parecían querer hundirse en los caminos y calles del lugar, y la lluvia no paraba de caer, dejando apenas ver lo que había delante del vehículos unos metros. El taxista tuvo la decencia de dejarte en una especie de bar o pub local, puesto que la carrera sólo incluía llegada al municipio.
Tras marcharse de allí quedaste sola, sin recibimiento alguno, en la puerta del establecimiento... y llovía a mares: tenías los zapatos y las ropas empapadas, por no hablar del pelo... ¿Qué hacer ahora?
Miro a mi alrededor, sintiéndome como en casa, solo que incluso aquí se está más cálido. Lo cierto es que no conozco para nada el pueblo, y está lloviendo bastante, así que entro en el establecimiento, sin ningún lugar mejor al que ir.
Sacudo los pies en la entrada, y me dirijo al encargado del lugar.
- Buenas tardes, caballero. ¿Podría indicarme la mejor forma de llegar a las minas?
Aprovecho para preguntar qué ropa tengo. Por lo que vi en las listas, era todo para señalar si se tenía ropa cara o exótica, así que asumí que un abrigo normal y algo de ropa normal estaba incluída, pero no sé si por ejemplo guantes o sombrero tengo.
Aquel lugar no era sino un antro rústico donde servían licores y se reunían los vecinos para charlar. El vino era impensable en aquel ambiente de Ley Seca, y por lo tanto no vendían ninguna bebida alcohólica. El dueño de la taberna te atendió, te sirvió un café y luego te respondió. Por lo visto el camino a la mina era ahora impracticable, pues esa misma mañana parte del terreno de la montaña se había desprendido con las lluvias y los torrentes de agua debido al mal tiempo. Y mucho menos era aconsejable, según su palabra, el dirigirse ahora a las minas.
Aparte... -dijo el tipo-, esa mina... ¡está embrujada! ¿Para qué querría ir usted hasta allí? Allí sólo trabajan los empleados de la empresa minera que explota el interior de la mina... Una pérdida de tiempo y un gran riesgo con éste temporal, señorita...
Respondido en el off (escena "La Cafetería de Miskatonic).
¿Señorita Snorrdöttir? -dijo un tipo sentado en una de las mesas degustando una especie de tarta de manzana con cubiertos-. Entonces se levantó y fue hasta tí. El dueño tras la barra se fue a atender a otros clientes. No haga caso... ¿Una montaña embrujada? -y emitió un sonido de indiferencia-: soy Thadeus Larson, arqueólogo de la mina de este pueblo. Soy Académico de Miskatonic... bienvenida. Su rostro te sonaba, quizá de verlo de pasadas en algún rincón o conferencia de la universidad, en Arkham. No he podido evitar oir su conversación: efectivamente el paso hoy ha sido obstruido por el temporal... de hecho hoy tengo que hacer noche en este local, arriba hay habitaciones -aclaró-. Veremos a ver si mañana puedo volver a acudir a la mina. ¿Qué tal el viaje? ¿Todo bien? ¿Cómo es que la Universidad de Miskatonic le ha invitado a ver el... extraño monumento basáltico? -entonces te miró unos instantes, aunque tu no sabías de que descubrimiento se trataba-.
¡Ah! ¿Aún no lo sabe? La empresa minera que gestiona la mina encontró una especie de monolíto de basalto. Ahora pretendemos analizarlo... El propietario de la mina está hecho una fiera: su negocio está ahora detenido hasta que logremos analizar lo descubierto... y la lluvia de por medio... -el arqueólogo resopló-.
Me siento a dejar que el café caliente mi cuerpo, escuchando lo que me cuenta el dueño. Ciertamente es un fastidio que se haya obstruido el camino, tenía la esperanza de llegar hoy. Aunque tampoco tenía mayores referencias. Por suerte, el señor Larson estaba allí.
"Bueno - pienso, cuando se ríe del comentario de la montaña encantada -, si está la universidad involucrada, no va muy desencaminado."
- Buenas tardes, señor Larson, muchas gracias por acudir en mi ayuda - le alargo la mano para estrechársela -. El viaje se ha alargado más de lo previsto por el temporal, pero bien por lo demás. Supongo que yo también tendré que hacer noche aquí, y acompañarle mañana, si me permite - le voy dando sorbos al café -. Lo cierto es que hasta ahora no tenía muy claro para qué me necesitaba la universidad hasta que usted ha desvelado el misterio. Soy geóloga, aunque tal vez ya lo sepa.
Echo un vistazo por la ventana, sin esperanzas de que escampe.
- En fin, ya que tendremos que pasar aquí lo que resta de día, ¿podría contarme lo que saben acerca de este fenómeno? Si está autorizado, claro.
Claro, he acudido a alguna de sus conferencias en Miskatonic -respondió el arqueólogo-. A decir verdad, el Rectorado no ha enviado a ningún geólogo. En realidad en la mina está Max Perkins, un espeolólogo asociado con la universidad, y un servidor. El resto varios chicos y chicas, son estudiantes de Miskatonic. Podría decirse que usted tendrá más potestad que el resto para analizar lo encontrado... -entonces hiló con tu otra pregunta-; y lo que se han encontrado los mineros que recientemente comenzaron a excavar en este lugar ha sido el monumento que le digo, ubicado en una cueva derrumbada y ahora visible. No hay mucho más... También he sabido que en este pueblo han desaparecido seis habitantes que vivían cerca de la montaña de la mina... En fin... será mejor que descansemos...
¡Jules! -dijo el arqueólogo al dueño del lugar-. Prepare a la señorita Snorrdöttir una habitación. Y cárguelo también en la factura de la universidad.
El tipo asintió como cuando alguien dice algo así como "lo que usted diga". Tras unas últimas palabras el señor Larson te dijo que mañana temprano intentaríais ir a la mina con su vehículo si el tiempo y el terreno dieran tregua. De momento subísteis al piso superior a descansar en habitaciones separadas, y te llevaste tu maleta piso arriba.
Escena cerrada. Seguimos en la siguiente.