Partida Rol por web

Camináis sigilosamente hasta el lugar del tiroteo. Scott señala al lugar donde vio por última vez a Isabella y sigilosamente llegáis hasta el sitio pero... Isabella no está allí. Lo que sí podéis observar son rastros de sangre que se alejan hacia el tinglado y, a vuestra espalda dos tipos muertos que, Mike, recuerda en el tinglado donde os encerraron y donde dejaron a Benny en el lamentable estado en el que actualmente se encuentra.

Cuando miráis en dirección a las manchas de sangre y al Tinglado, escucháis ruido de motores. Asomáis un poco la cabeza, justo para ver como un camión se pone en marcha junto con dos coches llenos de tíos duros....

Aunque..., joder, por un momento diríais que Isabella estaba en uno de los coches.... Su pelo rojo es difícilmente confundible...

Scott se acercó rápidamente hacia los tipos muertos. Les registró las chaquetas en busca de cualquier cosa útil: pistolas, armas cuerpo a cuerpo, las carteras, llaves de coche, lo que sea. Era importante conseguir otro vehículo y seguir a esos tipos.

Asintió en silencio... ¿Qué más podía hacer? Sólo hacer caso a aquellos hombres y mantener la boca cerrada. Pero... si el resto de los que habían llegado con ella ya no estaban o si cualquier cosa que estuvieran buscando no aparecía... entonces ¿qué sería de ella? ¿la matarían?

Scott, demostrando una sangre fría envidiable se agacho y registró a los dos hombres. Sus cadáveres aún no apestaban, su muerte era reciente, tan reciente como demostraba la espesa sangre que empezaba a cubrir el suelo del puerto. Scott fue limpio y  les registró sin dejar sus zapatos pegados a aquella sangre. Sin duda alguna aquellos tipos eran profesionales.

Scott no encontró nada "útil". Ni carteras, ni dinero, ni identificaciones... Sólo puedo despegar de sus frias manos un par de pistolas.

Todo se desarrolla para ti rápido, muy rápido. El coche acelera y acelera hasta que puedes ver el tinglado donde os capturaron y os encerraron en aquel apestoso cuarto...

El coche se avalanza sobre la puerta arrancándola de sus goznes. Inmediatamente oyes un chirrido de ruedas y el coche para en seco. Todos los hombres se bajan y empiezan a registrar el lugar.

Al cabo de unos segundos el jefe aparece en la puerta y te ayuda a bajar.

Bien bonita... ¿es aquí donde os trajeron verdad? Parece ser que, en algo, tenías razón. Esos cabrones estuvieron aquí y alguno de tus compañeros lo ha pasado realmente mal.

El tipo señala una mesa y una silla tirada en el suelo. Un suelo lleno de sangre...

Pero de momento no has de preocuparte, esos cerdos se han ido... ¿Recuerdas donde aparcastéis el coche? Es importante nena así que haz memoria...

—¡Joder! —exclamó Mike.

Mientras Scott registraba los cuerpos, Mike caminó inquieto de un lado a otro.

—¿De verdad crees que nosotros dos somos los más indicados para salir tras esos salvajes? Yo creo que deberíamos ir a ver a ese tal Jimmy y que por lo menos nos cuente algo de esta gente. No sabemos donde nos metemos.

-Se han llevado a la chica ¿quieres dejarla en manos de esos desgraciados? -pregunta Scott mientras le tiende una de las armas.

—No, claro que no. Sólo digo que quizá ir a lo loco no sea la mejor opción —contestó Mike tratando de templar los nervios—. Mira, no sabemos lo que nos vamos a encontrar y no vamos equipados. Creo que lo mejor es volver, hablar con Jimmy sobre lo que ha pasado y ver si nos puede dar una pista.

-Está bien, tienes razón. Regresemos entonces. De paso podrán ayudar a Benny.

Oh Benny. No pudo evitar una lágrima mientras contemplaba asustada la sangre del suelo. Pero por lo menos eso había servido para que la creyeran. Miró a los hombres aterrada después de pasar un vistazo a todo su alrededor.

- No, no sé dónde está... Lo habíamos dejado delante de este tinglado... se lo habrán llevado.

Lentamente camináis en dirección a la salida del puerto. Con sinceridad el día ha sido duro y, para nada, como se esperaba que fuese.

Benny respiraba, cada vez más flojo. Le habían dado una paliza de muerte y, aunque saliese de ésta, era más que probable que le quedase alguna secuela mucho más allá de perder algún que otro diente.

Los pies os pesan como el plomo y cada paso que dais resuena en el silencio de los muelles que siguen, inusualmente tranquilos. Lo más lógico sería que alguien, algún trabajador, algún capataz hubiese llamado a la policía pero parecía ser que todo lo acaecido en el puerto se quedaba en el puerto ya que de lo contrario lo más probable es que ya os hubieseis topado con la poli...

Estáis a punto de llegar a la garita donde encontrasteis al guarda muerte cuando el ruido de motores y unas luces a vuestra espalda os sorprende...

El que parece ser el jefe hace un gesto a los suyos, que ves como se reparten y salen fuera del tinglado para vigilar y asegurarse de que fuera no les espera ninguna que otra sorpresita.

El que el el jefe te agarra del brazo y sale fuera contigo. No tardáis ni cinco minutos en localizar el coche en el que os desplazasteis hasta el puerto. Su estado sigue siendo bueno sino fuese por las destrozadas ruedas y, algún que otro abollón en la chapa. 

El jefe te deja apoyada en uno de los tipos que no hace ascos a pegar su cuerpo al tuyo y, empieza a registrar el coche. Las llaves aún siguen puestas y el tipo las quita del contacto y abre el maletero. Para tu sorpresa el maletero contiene una escopeta, varios cartuchos tirados por todo el maletero y un maletín de cuero negro que el tipo abre introduciendo una contraseña numérica en él. Allí hay dinero, mucho dinero... tú dirías que entre 4.000 y 10.000 dólares, aunque la tenue luz del puerto no te deja determinarlo con exactitud.

El tipo cierra el maletín y sonríe.

Chicos!!! Hora de irnos!!!

Los tipos se dirigen prestos a los coches y el camión y salís disparados hacia la salida del puerto.

Al cabo de 5 minutos observas dos figuras que caminan, muy cercanas a la garita den entrada al puerto... Uno de ellos parece extremadamente grande... no, no, carga con algo.... Oh dios!!! Son Mike y Scott que cargan con Benny....

Mierda. Cargando con Benny no podrían ir muy lejos y huir de las luces. Así que Scott se dio la vuelta e intentó averiguar quien se acercaba. Aquella noche se había convertido en una verdadera locura y el detective estaba cansado. Sólo quería regresar a su pensión en esta cochambrosa ciudad y dormir catorce horas seguidas.

Mike trató de apartar a Benny del camino mientras Scott vigilaba qué eran aquellas luces. No iba a ser tan fácil salir de allí y charlar con aquel tipo sobre sus "amigos".

—¿Ves algo? —susurró mientras cargaba con Benny.

Isabella se estremeció de asco al sentir el contacto del cuerpo de aquel hombre rozándose contra ella, pero estaba tan cansanda y tan débil que ni siquiera tuvo fuerzas para separarse de él mientras observaba, con los ojos abiertos como platos, lo que el maletero del coche escondía.

Si llego a saber que hay tanto dinero ahí guardado soy yo la que se larga con él y dejo a todos estos malditos aquí tirados.

Soñar era fácil pero los sueños de Isabella eran demasiado ambiciosos y su espíritu demasiado débil para llevarlos a cabo, así que se quedó mirando el dinero con deseo hasta que desapareció de su vista.

Parecía que todo estaba bien... por lo menos para aquellos hombres y, cuando regresaron a la salida del puerto, no pudo evitar soltar un grito al reconocer las sombras que se acercaban.

- Son... son mis compañeros.

La luces de los coches ciegan brevemente los ojos de Scott y Mike. Mientras escuchan como los vehículos se detienen.

De uno de ellos sale un hombre, que se acerca hacia vosotros. A pesar de los faros de los coches atináis a ver a Isabella en uno de ellos, aunque por su cara no sabríais decir si se encuentra bien o no...

¿Vosotros sois los amigos de la nena no? Mi nombre es Vincenzo Boldini y vosotros, habéis demostrado tener valor e integridad, sin duda Jimmy no se equivocó con vosotros.

Veréis, estamos pasando tiempos muy difíciles aquí en Creekville y hombres como vosotros nos irían muy bien. No será un camino de rosas, os lo aseguro, los hombres de Moretti, otra Familia, nos pisan los talones. Tratan de echarnos de los muelles, de las calles, tratan de desprestigiarnos, pero con hombres como vosotros la familia prevalecerá. La paga es buena, vestiréis buenos trajes, tendréis buenos coches, os codeareis con gente poderosa de la ciudad, las más hermosas mujeres querrán acompañaros y satisfaceros.

En definitiva amigos, la familia Panepinto os está abriendo las puertas y solo se abren una vez en la vida. Subid al camión, os llevaremos a todos a un buen médico y durante esta noches pensad en mi oferta. Mañana por la mañana, si finalmente os decidís, acercaros por el Panepinto´s Bar, en el distrito portuario.

Scott no sabía qué pensar. La verdad es que después de la Gran Guerra había ido dando tumbos por la vida y trabajar de detective le pareció la mejor opción. Pero la realidad era que su país tampoco le había dado demasiado y si para conseguir una buena vida había que tomarlo por la fuerza, Scott no tenía dudas sobre su decisión. Sin decir ni una palabra, se acercó al camión dispuesto a subir.

Se alegró de ver a sus compañeros y, a pesar de que las palabras le llegaban como en un sueño debido al mareo que estaba sufriendo, no pudo evitar sorprenderse ante la propuesta que aquel hombre les estaba haciendo. ¿Estaría ella incluída? Aunque si era así... ¿qué papel jugaría?

Pareces tonta Isabella, tú qué crees que puedes hacer más que ser la bella acompañante de cualquier matón.

Aunque la idea de los trajes, el dinero, las joyas empezó a abrirse paso en su cabeza. Quizás aquella era por fin su oportunidad de prosperar, de ser alguien importante, qué más daba cómo se consiguiera... mientras ella no tuviera que apretar el gatillo.

Se quedó expectante ante lo que hicieran sus compañeros, aunque pudo comprobar que Scott parecía estar dispuesto a aceptar el trato.

Mike torció el gesto. Se había sorprendido a si mismo resolviendo la situación de una u otra forma y ahora la oferta de aquel hombre tenía potencial. Mike tenía una habilidad, eso era innegable. No era un buen pistolero pero tenía facilidad de palabra, embuste y bueno, cierta facilidad para hacer dinero.

Definitivamente asintió y respondió al hombre.

—Allí estaré.