Vaya, vaya... Aquí es donde vamos a pasar esta noche?
Tal y como entro pego una ojeada en general y analizo a los parroquianos.
No me gustaría encontrarme con ningún guardia por aquí.
Luego el olor de la comidahace que mi tripa ruja.
-Igual si que deberíamos comer algo, y si puede ser no nos peleemos entre nosotros. Recordad que no hay que llamar la atención.
Espero que a lo que pasó antes no lo llames pelea. Fue más bien una desavenencia, que a mi me dejó sin la bebida y a un bárbaro con una pequeña brecha.
Pero descuida que no se volverá a repetir por mi parte, a menos claro, que me vuelvan a buscar las cosquillas.
El lugar es bien amplio, y fresco, tiene algunas mesas ocupadas, pero hay sitio de sobra para sentarse. Está decorado sin demasiadas florituras, bien iluminado, y el olor a asado y a chimenea os hace rugir las tripas a modo de recordatorio de que lleváis sin comer más de un día.
Los parroquianos son aparentemente gente de bien, comerciantes, marinos y algún viajero.
El que parece ser el posadero se os acerca, mirando de reojo al apestoso Aurelio.
- Vaya, hola, euh, buenas tardes, ¿que es lo que desean buenas gentes?
- Tranquilo Sabral, los caballeros portan oro del bueno y vienen hambrientos, - responde Aurelio acercándose al posadero señalando a Dunkal con el pulgar.
-Euh, si, si, claro, no lo dudé ni por un momento. Siéntense donde quieran, que les voy trayendo pan, y cerveza.- Responde algo turbado, al tiempo que se gira en dirección a la barra.
- Y por sierto!!, pon un plato para mi, - grita Aurelio mirando a Dunkel, mientras asiente con la cabeza ilusionado.
Sabral le mira, se encoge de hombros y sale por una puerta que da a la cocina.
Tras la invitación del tabernero para sentarse, Dunkel analiza el salón, buscando el lugar más discreto y desde donde puedan controlarse las entradas y se sienta allí.
-Sabral -Se quedo con el nombre del posadero cuando lo dijo el mendigo y lo trata con familiaridad -trae del guiso del día para los cinco y cerveza. Y que nos preparen un cuarto que de al exterior, que el grandullón es claustrofóbico viene del monte y necesita aire fresco o le da por liarla -le dedica al posadero un discreto gesto como que está loco -¡Ah! y que preparen un baño caliente.
Cuando el posadero se marche para preparar la comanda, le digo flojete al mendigo -Socio, si quieres mañana un buen desayuno te diré lo que tienes que hacer, te sales a la calle con tu comida y te sientas allí tranquilamente a comértela. Si ves que vienen unos cuantos guardias malcarados o alguien sospechoso, quiero que empieces a cantar bien fuerte la siguiente canción -Y se pone a cantar, sin llamar demasiado la atención, pero lo bastante fuerte para que se fijen en él, remarcando las partes en mayúsculas y mirando picaramente a Val en las partes que son analogias de... "moler":
"Como el AGUA clara
que baja del monte,
así quiero verte
de día y de noche
Como el AGUAAAAA
Como el AGUAAAAA
Como el AAAAAAAGUAAAAA
Yo te eche mi brazo al hombro
y un brillo de luz de luna
iluminaba tus ojos.
De ti deseo yo to el calor
pa ti mi cuerpo si lo quieres tu
fuego en la sangre nos corre a los dos.
Como el AGUAAAAA
Como el AGUAAAAA
Como el AAAAAAAGUAAAAA
Si tus ojillos fueran
aceitunitas verdes,
toa la noche estaría
muele que muele, muele que muele,
toa la noche estaría
muele que muele, muele que muele, muele que muele.
Como el AGUAAAAA
Como el AGUAAAAA
Como el AGUAAAAA
Como el AGUAAAAA
Como el AGUAAAAA
Como el AGUAAAAA
Como el AAAAAAAAAAAGUAAAAAAAAAA"
Después de darle la explicación al mendigo y asegurarse de que como mínimo se ha aprendido el estribillo (la parte de AGUAAAA al menos), se fija entre la clientela, en busca de la más pechugona de las parroquianas. Dunkel necesitará a alguien que le frote la espalda mientras se baña. Pensó el tío marrano higiénico.
Si lengua de hiperbóreo loco no pone en peligro culo de Ator, no problemo.
Bajo una ceja y miro a Dunke mientras entecierro los ojos como si alguien torturase mis oídosl:
Y encima se atreve a llamar loco a Ator después de hacer ese cántico tan particular.
Me coloqué contra el respaldo a esperar las viandas. Cuanto menos hablase mejor quedaría encubierta entre esa gente. Si buscan tres chicos y una chica, mejor que no se note que lo soy...
Cuidado Dunkel, que aquí las canciones se pagan a puñetazos...
Buena idea!
Mientras ceno observo a mis compañeros y pienso ¿Qué les pasa a estos hiperboreos con las canciones? Creo que tanto "civilizado" les reblandece el cerebro...
La comida está realmente deliciosa, y aunque Aurelio pone una cara rara cuando Dunkel, le dice que coma fuera, el bueno de Sabral respira aliviado.
El sitio es tranquilo y vosotros sois sin duda los que más destacáis, aunque eso no parece ser un problema, pues la gente esta a sus asuntos, sin meterse en lo de los demás.
Pasa la tarde sin contratiempos, os bañáis (los que quieran), y subís a descansar tras este día cargado de emociones.
No tardáis en coger el sueño, pues estáis realmente agotados...
Amanece un nuevo día en la ciudad de Kordava, las molestas gaviotas os despiertan cuando los primeros rayos del sol se filtran por los ventanucos de vuestras habitaciones.
Un olor a panceta de cerdo a la plancha sube desde la planta baja...
Los que estaban heridos, recuperan 1 punto de salud, 2 si hicieron su tirada de cuidarse las heridas.
Me despierto como nuevo. La hinchazón de la cabeza por la paliza de los guardias ha remitido. Así que lavado y descansado, bajo siguiendo el olor de la panceta. Antes de llegar al comedor reviso que no haya nada ni nadie extraño.
Una vez abajo, me asomo por la ventana para ver si nuestro vagabundo amigo sigue donde le dijo Dunkel... Y si se ve algo anormal...
Si está, le pregunto si sabe algo de lo mío... Y le saco algo de desayuno.
Dunkel se despierta temprano, antes del amanecer si puede ser. Si alguno de sus compañeros le pregunta adonde va, les responde que a cagar.
A primera hora del día se va de compras.
Y a la vuelta se sienta en la posada, frente a un plato de tocino frito y una gran jarra de cerveza. Viste una elegante armadura de cuero negro con detalles en plata, una capa con capucha a juego, botas de calidad y de su cinto cuelga una espada zamoria bellamente ornamentada y una bonita daga del otro costado. Lleva engrasado hacia atrás y sin apenas marcas de haber pasado una noche encerrado en una mazmorra y haber tenido que escapar a una muerte casi segura de la arena. Algo que llama la atención en sus manos es un bonito anillo con una piedra preciosa verde engarzada.
-¡Buenos días, chicos! –Saluda efusivo –Espero que halláis descansado bien. Al final no tenia tanto dinero como creía, solo os he podido traer esto.
Y deja sobre la mesa la espada, el arco, las tres flechas y las ropas que llevaba el mismo con anterioridad, haciendolas pasar por nuevas.
Ummm, como no se lo que tardaria en pillarme todo esto, estaria fuera hasta tenerlo todo y volveria a la taberna cuando lo tuviera.
Al despertar vuelvo a limpiarme y curarme las heridas antes de bajar a desayunar. Saludo atentamente al tabernero. Tu tener buen cocinero, tu ser buen tabernero, tu taberna buena. Y me pongo a desayunar fuerte para coger energías para el día.
Al ver lo que ofrece Dunkel digo, No ser lo que yo necesitar. Pero taberna ser buena. Yo pagar cervezas a tu próxima vez. Ahora ser tiempo de ver al rubio.
Motivo: Limpiar las heridas
Tirada: 2d6
Dificultad: 8+
Resultado: 9(+3)=12 (Exito)
Cuando acabamos de desayunar aparto un poco las cosas que hay sobre la mesa y le comento a Dunkel:
-¿Podemos ir a ver ya a nuestro ocntacto o prefieres hacer turismo por la ciudad? llamas demasiado la atención, eso te puede llevar muchos disgustos y mas paseandote por esta zona con ropa de adinerados.
-Claro, morena, cuando tú mandes, ya sabes que tu eres la jefa aquí- Le guiña un ojo a Val y apura de un trago su jarra de cerveza, listo para ir a visitar a quien les ayudo a escapar de la arena.
Listo, pues salís en dirección a la casa de Aluino, volvemos de nuevo a las calles de Kordava