Turno Saya-1
El Café del Cruce es un popular establecimiento del centro de la ciudad, que ocupa todo el bajo y la primera planta de un gran edificio de oficinas. Te sientas en su cálido interior, en uno de los numerosos reservados de los que dispone, sobre un sillón de piel orientado hacia una amplia avenida por la que zumban en silencio miles de brillantes automóviles. Algunos viandantes pasan junto a la galería, pero sabes que no pueden verte desde el exterior. Los cristales reflejan ténuemente la luz, y nadie se fijará en tus rasgos felinos en este pequeño espacio de seguridad.
Normalmente el personal de servicio se encargaría de servir las bebidas, pero tu hermano ha insistido en servirte él, lo cual indica una gran desafección a las normas. La costumbre exige que sea la mujer la que sirve, aunque como tú eres una mujer con colmillos y rasgos gatunos puede que Kita haya decidido exponerse él. Entra en silencio en el reservado y se sienta en el otro sillón de la estancia, frente al tuyo, mientras deposita en la mesa su café, aromático y humeante, y la bebida que le pediste.
Luego te sonríe, algo tenso. Siempre está algo tenso.
(Sigue, no contestar)
"Padre no te quiere en la organización", te dice. Su sonrisa apretada intenta, probablemente, quitarle hierro al asunto. "Está presionado por los demás jefes, pero eso no deberías decírselo. Todo el mundo puede verlo. Cómo te mueves, tus rasgos, tus colmillos...", dice antes de soltar un profundo suspiro.
"Sabes de qué hablo. Normalmente encontrarían un sitio para ti, pero eres...", se entretiene un momento buscando un eufemismo, "No humana. No del todo. Te he defendido en la reunión, y sabes que padre te quiere y te es leal, nunca haría nada que pudiera hacerte daño. Pero los negocios, nuestros negocios, te están vedados", afirma.
Tras un momento se explica mejor; "Por supuesto no te va a faltar de nada. Podrás formarte, ir a cualquier universidad, viajar... tus ingresos están asegurados y siempre me tendrás...", desvía la mirada, "Nos tendrás a tu lado. Pero no podrás ocupar cargos ni participar en las operaciones de la organización", termina mirándote ahora a los ojos. "Me han escogido para decírtelo... lo he solicitado, porque quiero que entiendas que yo estoy de tu parte". Tras un silencio embarazoso, parece esperar que le digas algo.
(Sigue, no postear)
¿Montarás una escena?. ¿Estarás de acuerdo con el veredicto?. ¿Querrás hablar con Hideo?. ¿Crees que alguien más puede estar detrás de la decisión?. Lo cierto es que la Yakuza es una de las organizaciones más endógenas dentro del crimen organizado, y aunque tienes de tu lado la afinidad étnica y la herencia familiar, eres una mutante. Y la gente, especialmente la gente más supersticiosa y brutal, desconfía de los mutantes. En tu Japón natal se consideran portadores de mala suerte.
¿Qué harás?.
Saya Nakamoto tiene 0 percentiles.
Próximo turno, miércoles 23 de octubre de 2024.
Observo a mi hermano sentarse en la butaca y depositar suavemente las bebidas. Se por su gesto, su tensión y, por que lo conozco bien, que lo que ha venido a decirme no es un trago agradable para él. Escucho con atención sus palabras, cada una de sus inflexiones al hablar. También observo sus expresiones, su lenguaje no verbal. Analizo todo tal y como nuestro padre me enseño. Finalmente termina de decirme lo que los viejos querían decirme.
Suspiro. Mis movimientos son suaves, no agresivos, sin embargo mi mirada es mas dura, más felina. Mi voz, es serena, como me han enseñado desde niña. No transmito la rabia que en esos momentos me consume, pero Kita me conoce tan bien como yo a el.
Para evitar males mayores dirijo mi mirada a la ventana mientras hablo.
Así que me despojan de mi herencia sin siquiera decirmelo a la cara. Manda a un ser querido ha darme la puñalada. No solo los asesinos de mi padre siguen libres y vivos, sino que aprovechan para insultar su memoria -mis garras, extraídas de forma inconsciente, rasgan el pulido tablero de la mesa. Observo, durante unos segundos, los profundos arañazos, para volver a retraerlas.
Viejos estúpidos -digo mientras vuelvo a mirar a mi hermano- Padre me llama Saya, Madre me llama Saya, Naoko me llama Saya y Tu me llamas Saya, -detengo unos segundos para controlar mi respiración. Noto la ira y trato de controlarla, sabiendo que nunca se me ha dado muy bien, sin embargo es Kita mi interlocutor- Todos me llaman Saya Nakamoto. Me siento... -por unos segundos se me atragantan las palabras que estoy a punto de pronunciar- ...me sentía orgullosa de ser una Nakamoto -vuelvo a mirarlo a los ojos. Puedo imaginar el dolor que mis palabras podría haberle causado en ese momento, pero era una pequeña parte del que me había hecho a mí. Mi propio padre... padrastro, me había despojado de mi herencia- pero ambos sabemos que no lo soy. Soy Akane Yashida, hija de Hito Yashida, señor del clan Yashida, señor de todos vosotros. Y al parecer todos parecen haberlo olvidado, incluido Hideo. Mi padre, muerto a manos de NUESTROS enemigos, se revolverá en su tumba si acepto esto. Me sorprende que Hideo-digo la palabra con más frialdad que de costumbre, sabedora de que no pasaría desapercibido el que ya no me refieriése a él como Padre- piense que aceptaré de buen grado lo que acabas de decirme -hay cierto deje de dolor en mis palabras en este punto- Como podría aceptarlo? Ahora yo soy la señora del clan Yashida. De verdad esperan que sonría y acepte sin más, sin luchar, que me roben mi destino, mi derecho de nacimiento, MI HONOR! -exclamo con furia.
Acaso piensan que por que no soy humana -arrastro esas palabras- pueden, simplemente, arrojarme a un lado y continuar como si no existiera -De pronto en todo el barrio comenzaron a oírse maullidos furiosos, como si los gatos de la zona expresaran la furia que bullía en su interior- No, querido hermano, si quieren echarme tendrán que hacerlo ellos mismos.
Me vedais vuestros negocios -rio sin ganas- VUESTROS NEGOCIOS!!! -vuelvo a parar unos segundos para tranquilizarme mientras el alboroto de maullidos que nos llegan desde el exterior comienza a mitigar. Sin embargo, al mirar por la ventana puedo ver un numeroso grupo de gatos, apoyados en diferentes zonas, observando, silenciosos, el restaurante- Vuestros negocios -digo nuevamente con un tono más calmado- no os pertenecen, son MIS NEGOCIOS -enfatizo-, por herencia, solo los gestionáis en nombre del clan Yashida. Y YO SOY EL CLAN YASHIDA. JODER!!!! -golpeo la mesa, para volver a tranquilizarme.
Dejo que mi cólera comience a difuminarse. Si no fuera mi hermano el mensajero es probable que enviara con él el mensaje de vuelta. bueno, él sería el mensaje. Puede que crea que ha sido idea suya el serlo, pero presiento la mano de los ancianos detrás.
Muy bien. De momento aceptaré la situación. Mi prioridad sigue siendo otra, como bien sabes, pero dales un mensaje de mi parte. Y quiero que repitas palabra por palabra lo que voy a decirte.
Soy Akane Yashida, Oyabun del clan Yashida, volveré un día a reclamar lo que me pertenece por derecho celestial. Mutante o humana, soy vuestra señora y los cielos castigarán a aquellos que se revelen contra sus designios.
Tras estas palabras, sabiendo que provocaran una reacción, una reacción que es probable en mi fuero interno desee, cojo la bebida y doy un largo trago. Vuelvo a mirar a mi hermano.
Los Nakamoto siempre habíais sido leales a mi padre -escogí el tiempo verbal a la espera de ver como reaccionaba. La traición de mi padre adoptivo me había dolido más de lo que esperaba - Ahora te lo pregunto no como Saya Nakamoto, tu hermana pequeña, sino como Akane Yashida, Oyabun del clan Yashida a ti, Kita Nakamoto, no como mi hermano mayor, sino como un miembro del clan Nakamoto. Me serás leal si decido hacer valer mi derecho de nacimiento? honraras el juramento de fidelidad de los Nakamoto a los Yashida? -mi ojos se posaron en los de mi hermano. Años de convivencia habían forjado un lazo difícil de romper, pero en mi fuero interno, temí que la respuesta que obtuviera no fuera la que deseaba oír y mi mundo se hiciera pedazos. Era una pregunta difícil, desde luego, y supe que fuera cual fuera su respuesta, mi vida ya había cambido.
Lo de los gatos es más dramático que otra cosa. Si te parece bien y sin que tenga mayor trascendencia que dar color a las escenas, haré que los gatos reflejen el humor real de Saya.
Aunque los Yashida se hayan convertido en un grupo yakuza, siguían rigiendose por el credo de Bushido, ya que eran samurais. Saya fue educada bajo ese prisma y ella misma se considera hija de un samurai.
Turno Saya-2
Kita no ha dejado de mirarte a lo largo de tu soliloquio, pero cuando le haces la gran pregunta desvía la vista al arañazo en la mesa, turbado. Quizás se la esperara, temiéndola.
(No postear, sigue)
"Sabes que siempre me tendrás a tu lado", afirma tenso. "Pero Hideo es también mi padre, y le debo todo lo que soy", dice también. "Te ayudaré a reconquistar tu posición. El color de tu sangre es el de los Yashida, y me da igual que esté manchada por los Oni o no lo esté, tú eres la verdadera heredera del imperio". Te mira con intensidad. "Sin embargo no perjudicaré los intereses de padre. Sospecho que él sabe perfectamente lo que vas a hacer, y que no quiere enterarse oficialmente. Por eso me ha enviado a mí. Si él se hubiera revelado contra los demás jefes, que no quieren mutantes en los negocios, se hubiera producido una guerra que no hubiera sido buena para nadie. Una guerra civil perjudica los negocios".
Hay un momento de tensión mientras aprieta los dientes.
"No debes juzgarle con tanta dureza. Sabes que te es leal, pero la única forma de preservar la organización es ésta. Cuenta conmigo para colocar en los puestos de poder a otros jóvenes, con menos prejuicios y que acepten tu sangre mutante como yo lo hago. Poco a poco lo conseguiremos, y podrás volver a dirigir la organización", afirma. "Sólo dame tiempo, te avisaré cuando el golpe sea posible".
(Sigue, no postear)
Una nube ensombrece las calles tras el cristal de la galería. Es el momento de decidir si aceptas la propuesta de Kita para apartarte de la organización mientras él la prepara para ti, o si prefieres no hacerlo e intentas recuperarla de forma más violenta. Tú decides.
Kita Nakamoto obtiene 1 percentil por postear.
Kita Nakamoto obtiene 1 percentil por intentar reunir información.
Saya Nakamoto tiene 2 percentiles.
Próximo turno, viernes 25 de octubre de 2024
A medida que habla su hermano la ira comienza a desvanecerse. Saya quería, no, necesitaba creer en lo que estaba oyendo. Cuando este ha terminado desvía momentáneamente la mirada de nuevo al ventanal.
El día está gris, como mi estado de animo -se dijo a si misma- las palabras de Kita tienen sentido -a pesar de todo no podía negar que sabía que su padrastro la quería y que era leal al clan Yashida- y su propuesta es quizás la mejor opción que tengo ahora mismo.
Mi cuerpo se relajó cuando tomé la decisión de confiar en Kita. Los gatos que observaban el restaurante maullaron más tranquilos y se tumbaron.
De acuerdo, hermano, lo haremos a tu manera. Me mantendré al margen por el momento -dije recostándome en la butaca y dando otro trago a la bebida- Se que padre es leal al clan, pero a veces, la ira me pued, ya me conoces -dije con un gesto que el conocía muy bien, una disculpa silenciosa- Sin embargo, ambos sabemos que para los ancianos, mientras siga viva, seré un riesgo que no van a ignorar. Y por asociación la sombra de la duda caerá también sobre la casa Nakamoto.
En mi cabeza comenzaba a elaborarse un plan. Bueno, realmente la semilla de un plan, y sinceramente, no estaba segura que siquiera fuese un buen plan, pero no podía quedarme quieta. Pero el miedo a que mi familia pudera estar en peligro por mi culpa era lo único que necesitaba para hacer lo que debía ser hecho.
Si queremos que este plan funcione habrá que hacer sacrificios -comenté con una sonrisa triste- debemos hacer creer a la organización que Akane Yoshida ha roto su relación con la casa Nakamoto. Esta noche dormiré en un hotel. Mañana me trasladaré a uno de los dormitorios para estudiantes del campus universitario. Seguro que podré arreglarmelas para que me admitan. Al fin y al cabo el apellido Nakamoto tiene peso en esta ciudad.
Observé nuevamente la calle. Los gatos habían desaparecido, señal de que mi espíritu había recobrado el equilibrio. Marcharme era algo que realmente me dolía. Volvía a dejar atrás todo mi mundo por la traición de aquellos que habían jurado lealtad a mi padre. Era un juramento roto que habrían de pagar, pero no era el momento. Kita tenía razón, había que ser cautos, esperar el momento.
Ya te informaré cuando me haya mudado para que enviéis mis cosas. Naoko será nuestro medio de comunicación -por un momento me pregunté si no estaría poniendo en el punto de mira a mi hermanita. Pero era una Nakamoto, nació con ese punto de mira.
Protegeré a Naoko -se dijo a si misma- y si alguien la hace daño deseará no haber nacido.
Finalmente, una vez tomada la decisión y aceptadas sus consecuencias, me levanté y me acerqué a mi hermano para fundirme en un abrazo. Unas pequeñas lágrimas recorrieron mi rostro. En aquel punto había girado la rueda del destino y puesto en marcha un futuro incierto. Un futuro brillante para todos o oscuro como la muerte. Pero sabía que durante una temporada o quizás para siempre no volvería a verlo.
Pase lo que pase, hermano, te quiero. Dile a Padre y Madre que también los quiero -dije al separarme mientras secaba las lágrimas. Me preparé para dejar el restaurante- yo hablaré con Naoko. Es lista, pero sigue siendo joven. Le costará entenderlo. Es mejor que se lo diga yo. Adios, hermano.
Tirada oculta
Motivo: tirada para veracidad de las palabras de Kita
Tirada: 2d6
Resultado: 7 [1, 6]
Si no dice algo o hace algo que me interrumpa marcharé a un hotel. Supongo que tengo dinero.
La tirada oculta es para saber si Kita dice la verdad, pero independientemente del resultado, que ya lo interpretarás tu como creas necesario, Saya quiere creer a su hermano, por lo que aunque descubra que miente, se lo negará a si misma.
Turno Saya-3
Te da la impresión de que tu hermano te quiere, y te dice la verdad. Aunque quizás no toda la verdad. ¿Hay algo que se está callando?. Su habitual carácter espartano se ha quebrado ténuemente en algún momento, o eso te ha parecido. En todo caso, si se calla debe hacerlo por tu bien. Estás convencida de que Kita es de toda confianza.
(Sigue, no responder)
"Me dolerá no verte, hermana", te dice el que ha sido toda tu vida tu protector. "Pero entiendo lo que quieres decir. Hospédate en el Gran Hotel Oriental, en el centro. Tengo negocios personales con ellos, y me será fácil vigilar la seguridad, la tuya y la de nuestra hermana. Moveré hilos para que, cuando te presentes, te ofrezcan una buena habitación". Notas que, cuando os despedís, él también está profundamente entristecido.
(Sigue, no postear)
Unas horas después estás observando la ciuda a tus pies, desde una suite del Gran Hotel Oriental. Está anocheciendo, y una luz rojiza tiñe el horizonte y se refleja en las ventanas de espejo de los rascacielos aledaños. Naoko te visitará a lo largo de la semana, y ya se han enviado tus objetos personales desde casa. Te encuentras en la gran terraza de la habitación cuando algo te llama la atención; en la lejanía de la isla puedes ver una columna de humo, que se alza retorcida hacia el cielo nocturno.
Parece que se declarado un incendio en un barrio periférico y deprimido de la ciudad, que reconoces como una de las zonas en la que la organización tiene intereses. Tenéis allí algunos discretos almacenes llenos hasta las trancas de material de contrabando, que si se quemaran, o fueran descubiertos, supondrían una grave pérdida para los negocios. Tus negocios.
¿Qué es lo que harás?. Tú decides, pero si quieres participar en el primer número deberías acudir al lugar del suceso.
Kita Nakamoto obtiene 1 percentil por postear.
Kita Nakamoto obtiene 1 percentil por tomar decisiones.
Saya Nakamoto tiene 4 percentiles.
Próximo turno, martes 29 de octubre de 2024
Doy un sorbo a mi botellín de agua mientras observo la noches estrellada. Ha sido una tarde intensa, en emociones principalmente. Habían pasado unas horas desde la reunión con Kita y aún su alma no se ha calmado.
Que debo hacer, padre? -preguntó, no por primera ni seguramente ultima vez, a su difunto progenitor- se que creen que es lo mejor para mi, pero por que siento este vacío en mi interior? -sabía que no encontraría respuesta y eso la atormentaba más que otra cosa. Odiaba no saber que hacer.
Volvió a dar otro trago, esta vez más largo, a su botella de agua. Estaba fresca y era agradable en contraposición a la temperatura de la noche, algo calurosa para su gusto. Entonces, en el horizonte de la ciudad observó un resplandor y el humo que sobresalía le indicó que era una incendio. Reconocía la zona. En varias ocasiones recurrió esas calles con Kita. Eran parte del imperio de los Yashida.
Durante unos segundo pensó en dejar correr el tema. Ya no eran sus negocios, se lo habían dejado claro, pero algo en su interior se agitó ante la idea de desentenderse de aquella situación.
No, Akane, no son tus negocios, pero si son tu gente. Esa gente trabajaba para mi padre. Si los negocios no son de tu incumbencia si lo es la gente que vive alrededor de ellos -entonces se formó una idea en su cabeza. La gente puede ser una importante herramienta cuando llegue el momento de reclamar lo que era suyo por derecho.
Con ese pensamiento en mente se acercó hasta su armario y buscó en su interior lo que iba a necesitar esa noche. Se vistió con un pantalón de chándal y una camiseta ajustada sin mangas. Era importante tener libertad de movimientos. Sabía que su agilidad era una de sus mayores ventajas.
Entonces sacó uno de sus pasamontañas. Durante unos segundos pensó en utilizarlo, pero en realidad, a diferencia de ocasiones anteriores, donde quiso mantener su identidad en secreto, hoy era todo lo contrario, quería que la viesen, que la gente comprobara que Saya Nakamoto se preocupaba por la gente del barrio.
Con decisión cogí mi cazadora de cuero, las llaves de la moto, el casco y salí de la habitación dirigiéndome al aparcamiento. Era bastante tarde, pero me encontré con un par de parejas en mi descenso. Cuando por fin las puertas del ascensor se abrieron me dirigí hasta la moto, me coloqué el casco y me subí en ella. Pude escuchar el rugido del motor. Sonreí. Era el momento de ganarse el corazón de la gente. Si los ancianos me tenían miedo, haría que la gente me amase.
Con eso en mente puse dirección hacia el incendio.
Tu próximo turno será mañana en la escena "Número primero: lo que ocultan las llamas" :)
Saya detuvo su moto cuando llegó a su hotel. Había sido una noche intensa y solo deseaba darse una buena ducha para despejarse. Sin embargo había algo que tenía que hacer antes. Sacó su movil y comenzó a escribir.
Hermano, tenemos un problema, es mejor que nos veamos lo antes posible. Si puedes pásate mañana por el hotel.
Tras ello llevó la moto al aparcamiento y subió al hotel. Era ya una hora muy entrada en la noche, por lo que no se cruzó con nadie en el ascensor. Al entrar en su habitación comenzó a desnudarse y fue directamente hasta el baño. Lo preparó llenando con sales. Era curioso. Para ser una criatura cuasi felina le encantaba el baño. Era su momento favorito del día. Se introdujo en el agua y sintió como el calor comenzaba a eliminar los rastro de cansancio. Observó su costado y su muslo. No había quedado ningún rastro de las heridas.
Bien hecho, Saya, evitaste entrar en el delirio rojo -dijo recordando la neblina que amenazó con arrebatarle su conciencia, como ya había pasado en el pasado. El entrenamiento y la disciplina que su padre le había dado estaba consiguiendo, aunque fuera mínimamente, mitigar su deseo de sangre.
El calor y la sensación que el agua dejaba en su cuerpo se trasladó a su propia alma. Recordó la época cuando apenas había cumplido los 6 años sentada en el regazo de su padre y como este le contaba cuentos llenos de Onis y criaturas surgidas del folklore japonés. Sopesó si la criatura que habían visto no sería un Oni.
Cuando el agua se hubo templado salió de la bañera y comenzó a secarse. Se observó en el espejo y retiró un poco su cabello, observando las incipientes protuberancias.
Voy a terminar convertida en una jodida neko? -preguntó a nadie en particular, pues estaba sola. Aunque le preocupaba que su aspecto humano fuera lentamente desapareciendo, por otro lado sentía un cierto orgullo por su naturaleza felina. La estaba convirtiendo en lo que era y realmente no tenía miedo de abrazarla. Sin embargo, su perdida de humanidad era cada vez más evidente y eso terminaría por causarle problemas. No maldecía ser una mutante. Al fin y al cabo ella era Akane Yoshida. Daba igual que forma eligieran los kamis para ella, siempre sería Akane Yoshida.
Cogiendo una bebida energética de la nevera, solo envuelta en una toalla, salió a la terraza de su suit. Una fina lluvia había empezado a caer. Sintió el frescor de la lluvia en su piel expuesta. Dejó que el viento la acariciase. Se sentía viva después de los acontecimientos de esa noche. Pensó en los hombres que habían ayudado a evitar que el desastre fuera catastrófico en el barrio.
Era más que probable que su hermano, ya no digamos su padre, viera con malos ojos como se exponía. Pero ella era una guerrera, una samurai. Necesitaba templar su alma. No podía quedarse encerrada en una habitación de lujo mientras el resto actúa. Una jaula es una jaula, aunque esta fuera de oro. Coartaba su libertad.
Dió un sorbo a su bebida y desprendiéndose de la toalla se permitió que toda su piel fuera acariciada por la lluvia y el viento nocturno. Aulló excitada. Pasado unos minutos volvió a coger la toalla y enroscarse en ella. Se sentó en la mesa de la terraza, ya resguardada de la lluvia, y observó la hermosa luna que adornaba el cielo entre las nubes.
Hoy me he sentido viva como pocas veces -se dijo mientras daba otro trago a la bebida- y quizás, quien sabe, termine convirtiendome en una superheroína -rio ante la idea de que una princesa yakuza terminara convertida en heroína- casi parece el guión de una mala película japonesa... Saya, la princesa Yakuza. Esa soy yo.
Pensó en lo que mañana le diría su hermano. Sin duda la esperaba una regañina.
Que si no podía exponerse de esa forma, que llamar la atención ahora sería contraproducente... blablablabla -rió imaginándose la cara de su hermano- sin embargo no le iba a faltar razón.
Un maullido atrajo su atención.
Yan, preciosa, donde habías estado? -una pequeña gata blanca tuerta entró en la terraza y se subió a su regazo, haciéndose un ovillo. Saya comenzó a acariciar distraídamente a la gata.
Ha sido una noche salvaje, verdad, preciosa. Tengo que buscar una forma de poder seguir haciendo esto sin que se me reconozca. Se te ocurre algo? -preguntó a la gata. Esta levantó la cabeza y miró a la muchacha con su ojo bueno.
Mmm... interesante... si, puede ser verdad. No sabía que me veías así -rie nuevamente. Hoy se sentía de un excelente humor- De acuerdo entonces, así me llamaré. Esta noche ha nacido una "Gata Salvaje".
Espero que te esté gustando el personaje. Poco a poco voy dándole pesonalidad e historia. Yan es la lider de sus gatos y suele acompañarla.
A Saya le gusta pensar que Yan es una mensajera de los Kamis y suele hablar mucho con ella. Aun no entiende que los gatos son convocados por su poder o, quizás si, pero prefiere pensar que son kamis que acuden en su ayuda.
Rasgos felinos característicos: Actualmente tiene una pequeñas garras retractiles, colmillos y pupilas de felino. Está empezando a desarrollar unas pequeñas orejas que, probablemente, terminarás tomando un tamaño considerable y no podrá ocultarlas. También ha notado que algo está empezando a formarse en su baja espalda y sospecha que pueda ser una cola. En algunos puntos de su cuerpo, su vello corporal empieza a ser más tupido, generándose un suave pelaje fino (parte de la pierna derecha, el costado izquierdo y debajo del pecho) Dejo en manos del director el ritmo de crecimiento, pero es probable que termine conviertiéndose en una mujer gato.