Partida Rol por web

Turno Race-1

Vuelves a casa tarde, de la universidad, después de un largo día en el laboratorio. Además hoy llovía, y tuviste que ayudar a un grupo de bomberos que viste desde el autobús a desalojar un vehículo accidentado. Llevaste a la pareja herida al hospital y te llevaste la ovación de los ciudadanos, pero ahora son casi las nueve, y estás empapado.

Tu casa está en un complejo suburbano formado por casas unifamiliares con su jardín; la tuya no es lujosa, pero está bien cuidada por tus padres, que siempre han sido personas atentas. A esta hora tu padre ya suele estar de vuelta de la oficina, con la televisión encendida y charlando animadamente con tu madre. Sin embargo, hoy no se escucha nada.

Abres la puerta de la entrada con las llaves, y tu idea es dirigirte hacia el segundo piso, a darte una ducha y a secarte después de la mojadura. Afortunadamente no hace mucho frío, y tu metabolismo acelerado ayuda, pero podrías resfriarte. Sin embargo, cuando estás subiendo la escalera de madera te parece escuchar un llanto quedo y discreto desde la cocina.

¿Irás arriba a secarte y a dormir?. ¿Te secarás y luego bajarás a cenar?. ¿O irás directamente a ver qué sucede?.

Es tu turno, y tu decisión.

Cansado y mojado hasta las cejas, pero satisfecho por el trabajo realizado a lo largo de la jornada. Así se encontraba Jay justo cuando, todavía con ilusiones acerca de pasar varios minutos bajo una ducha caliente, creyó percibir el lloro de alguien procedente desde la cocina.

El universitario pasó su mano derecha por el cabello, secando parte del agua que tenía en este, y fue deprisa, aunque sin emplear los poderes de supervelocidad, hacia aquella estancia de donde creía haber oído ese sollozo. El misterio y las ganas de ayudar primaban ante cualquier bienestar propio.

"¿Qué habrá pasado? ¡Ojalá esté todo bien!", pensó el chaval mientras encaminaba unos primeros pasos rumbo a su destino, preocupado y curioso a partes iguales.

—¿Hola? —saludó dubitativo en pleno avance—. Ya he vuelto de clase.

A pesar de no saber cómo ni por qué, estaba seguro de que semejante desconsuelo, tratado de ser ocultado, transportaría con bastante seguridad malas nuevas.

Turno Race-2

La cocina está dividida por una gran isla central, (soléis comer allí), rodeada de sillas de madera. Pegados a la pared del fondo están los muebles; varias alacenas, el lavavajillas, el refrigerador y el triturador de alimentos. La luz está apagada, pero la galería que hay en un lateral deja pasar, a través de la cortina, las últimas luces del día, plomizas debido a las nubes grises.

Tu madre está sentada en una de las sillas, algo absorta, y se levanta limpiándose con la servilleta la comisura de los ojos antes de dejarla sobre la encimera. Cuando gira su rostro hacia tí sonríe de nuevo.

"Oh, no pasa nada, Jay", dice algo avergonzada, quitándole importancia al suceso. "Debe haber sido la cebolla que usé para el guiso de mañana", te informa. Luego coge un plato que había junto a la servilleta y retira la campana plástica que lo cubría, acercándotelo y ofreciéndote una tierna y deliciosa tira de jamón asado acompañada de guisantes y un poco de puré de patata. "Nosotros ya hemos cenado, te guardé esto. Papá está viendo la tele en el salón, yo voy a ir a descansar ya", termina.

Luego se dirige hacia la puerta con una cierta premura que te resulta sospechosa, igual que lo que acabas de ver. Tu madre nunca te miente, pero dirías que es posible que te esté ocultando algo. ¿La detendrás y pedirás explicaciones?. ¿Comerás en la cocina, como soléis hacer, y luego irás a ver a tu padre?. ¿O harás cualquier otra cosa?.

Tú decides ;)

Esa sonrisa de su madre, sumada a la excusa de la cebolla junto a la prisa con la que salía de la cocina, alarmó un poco a Jay. Quizá fuera exagerado, mas el muchacho seguía preocupado debido al llanto captado al llegar.

Incluso atormentado por vastos deseos de ingerir la cena cuanto antes, ya que quedaba famélico tras utilizar sus poderes, Race sonrió con candidez mientras se apresuró para avanzar hasta poner una mano sobre el hombro de Abigail delicadamente. Mediante tal detalle, aparte de ayudarle a detener durante un momento a la figura materna, también serviría a fin de transmitir una sensación cercana y confortable a la mujer.

—Mamá —dijo en tono suave, con toques dulces en la inflexión de la voz—. En caso de que haya pasado algo grave, sabes que puedes contármelo. Estoy aquí para cualquier cosa necesaria.

Inmóvil en el sitio al cual se había aproximado, mantuvo el contacto unos segundos. Después, el estudiante retiró la mano, permitiendo a su progenitora continuar hacia la puerta si así aún lo deseaba.

Turno Race-3

Abigail, siempre reflexiva, te lanza una sonrisa triste y se da la vuelta para encararte.

"No puedo ocultarte nada", te dice, "Pero no es nada grave, por ahora. La empresa de papá ha cerrado, y ha dejado a todo el mundo en la calle. Él no quiere que te lo diga, pero ya es mayor y no sabe si va a poder encontrar otra cosa. Lo intentará, tiraremos de ahorros y antes o después conseguirá algo. Era el único sueldo que entraba en casa, así que a lo mejor tenemos que apretarnos un poco al principio", afirma quitándole hierro.

Lawrence llevaba trabajando treinta años en la misma empresa, unos grandes almacenes donde hacía tareas de contable y ayudaba en el mostrador. Ahora que tu madre te lo comenta, recuerdas haber leído que una gran corporación estaba comprando y reconvirtiendo en franquicias todos los grandes almacenes del área.

Las tripas te rugen; ¿cenarás y te irás a la cama?. ¿Hablarás antes con tu padre?. ¿Le dirás que tu madre te lo ha contado?.

Tú decides ;)

La noticia de la pérdida del trabajo de su padre dejó a Jay sin palabras, quien buscó ocultar el descontento a su progenitora. No deseaba entristecerla todavía más con el disgusto propio que él sufría.

Entonces, con múltiples sentimientos de pena a flor de piel, el estómago de Race rugió. Ese sonido, un ruego corporal demasiado ruidoso en clara alusión a la necesidad de ingerir comida pronto, le recordó que debía cenar aunque hubiese perdido el apetito. 

Con desgana debido a la nueva recibida, el universitario tomó asiento en la cocina. Luego de acomodarse, empezó a comer lentamente, empleando cada ingesta de carne, patatas y guisantes en pensar cómo podría ayudar en el ámbito familiar a salir adelante. 

Enseguida cayó en la cuenta. Buscaría un trabajo a tiempo parcial compatible con las clases. De esa manera, con el sueldo ganado en el mismo cubriría gastos hasta que la situación fuera diferente.

Al terminar la cena, iría a comunicar dicha idea a Lawrence. 

Turno Race-3

Tu madre te da un abrazo y se marcha a dormir, mientras tú das buena cuenta de la cena. Cuando terminas notas cómo la sensación de hambre y debilidad se va mitigando, y tu joven y accidentalmente mutado organismo recupera el equilibrio. Finalmente te encuentras lo suficientemente bien como para ir al salón, donde te encuentras a tu padre cerrando el periódico, (lo tenía abierto en la zona de anuncios laborales), y sonriéndote como si no hubiera pasado nada.

"Hola hijo, has llegado tarde hoy, ¿eh?", te dice amigablemente. "Seguro que entre los experimentos en la universidad y el acoso de las chicas te tienen agotado, es normal que te retrases, nunca fuiste muy rápido", afirma. "Ni falta que te hace, siempre has sido un chaval bien despierto, y con un corazón de oro", termina.

Luego se estira ostentosamente, dando a entender que ya está cansado, y se dispone a subir a dormir.

Te dispones a decirle algo cuando ambos os dais cuenta de que, a través de la galería del salón, se puede ver una luz rojiza tras los edificios del fondo. Fluctúa y se mueve como el fuego, y no debe encontrarse muy lejos; seguramente en el barrio vecino, un lugar deprimido y poco recomendable.

"¿Qué estará pasando allí?, parece un incendio... a esa pobre gente de las chabolas siempre le toca las peoras cartas", dice acercándose a la ventana y viendo cómo algunos vecinos salen a la calle y señalan en dirección a la columna de humo que comienza a salir por allí. "Espero que no haya heridos...", comenta.

Ahora puedes hablar con tu padre, o bien dirigirte a salvar vidas. Si haces lo primero, o si te entretienes demasiado, llegarás tarde, (o no llegarás), al número primero de la serie. ¡Tú decides!.

Una vez su padre sugirió la idea de un incendio en activo cercano, el primer impulso de Jay fue ir hacia la puerta para abandonar la casa familiar. Era el momento de actuar bajo la identidad superheroica de Race, echando una mano a quienes estuvieran en peligro. 

—Iré afuera para comprobar qué sucede allí —le esclareció a Lawrence tan pronto comenzó a dirigirse a la salida de la vivienda—. Llamaré a los bomberos si se trata de un fuego. Me acercaré a ayudar, pero no te intranquilices, papá. No correré riesgos.

Dada esa excusa, con la cual pretendía asimismo tranquilizar a su procreador en lo concerniente a mantener lejanía con el peligro, el universitario corrió a una velocidad dentro de lo catalogado como normal, conteniendo todavía la velocidad por encima de lo humano hasta llegar al exterior.