Partida Rol por web

Turno T-4-1

Ah, la soledad. Hace meses que no ves a tu querida, adorada Karen, y cuando tu duro trabajo como súper héroe te lo permite ahogas tus penas en tu lujoso yate, dando insustanciales fiestas de decenas de miles de dólares o, como hoy, compartiendo algunas botellas de Macallan con alguna atractiva (pero vana e insípida) jovencita.

La noche anterior, de hecho, ni siquiera saliste de tu puerto privado. Le diste la noche libre al servicio y al capitán y pasaste una noche loca con Samantha Salerno, una celebrity de moda que has frecuentado últimamente. Os acostasteis tarde, borrachos, y ella sigue durmiendo en la cama redonda de tu camarote privado completamente desnuda, donde la dejaste.

Tú no puedes dormir. Lo cierto es que nada te llena. Deportivos, jets, yates, mujeres, alcohol, drogas... tras el divorcio todo se convirtió en cenizas a tus ojos. Aún así, bueno. Sigues intentándolo. Lo único que te da esperanzas es tu actividad como súper héroe; quizás así tu antiguo amor vuelva a fijarse en ti, quién sabe. Pero el tema de los vándalos en el Hospital Benéfico de los Desamparados de Jimmy Tyron IV se te está atragantando; sólo sabes que la delincuencia ha crecido a su alrededor, y de vez en cuando te pasas por allí y das algunas palizas a la chusma local... sin conseguir nada.

Suspiras y te sirves otra copa desde la proa de la embarcación, observando la estatua de la libertad y los jardines aledaños, recostado en tu tumbona de alta calidad, cuando te parece ver algo extraño; alguien está subiendo por la pasarela, escuchas unos pasos ligeros y llenos de determinación ascendiendo hacia tu posición. Y sabes que no puede ser; sólo tus allegados, el capitán y tú tenéis la llave del puerto que da acceso al yate. Pero antes de que tus reflejos felinos se pongan en marcha te sorprendes viendo asomar una cabeza adorable, cubierta de un hermoso cabello color miel.

Ves colgando de su mano las llaves que le diste hace años, cuando os casasteis, y observas que tiene una mueca contrariada en la cara, como si estuviera haciendo algo que no desea hacer. Lleva unas botas, unos tejanos ceñidos y una camisa de cuadros. "Espero que no te importe", te dice dejándolas en la mesilla de cristal en la que Samantha se sirvió dos rallas de coca la noche anterior. "Vengo a devolvértelas. Y esto también", afirma sacando del bolso el carísimo anillo de diamantes que le regalaste para la pedida.

Una mirada de tristeza asoma a sus ojos, que parecen brillar a la cálida luz del sol de la mañana. "Yo...". Parece triste, vulnerable. "Supongo que lo pasamos bien, ¿verdad?. Recuerdo los primeros meses, ya sabes, cuando no nos separábamos ni un segundo. Y lamento haber sido tan... hostil durante el proceso de divorcio, ¿sabes?. Pero no estaba bien. Me sentía... traicionada, creo". Luego suspira lentamente, observando el resplandor del sol sobre las olas. "Estaba en una conferencia en la ciudad, y he decidido venir a verte. A explicarme. Y a decirte adiós. Ha sido muy doloroso, ¿sabes?. Para mi". Su voz suave y se quiebra al terminar la frase.

Finalmente vuelve a encararte, acercándose a la tumbona. "Pero ya me encuentro mejor. Lo suficiente, al menos. Quiero que sepas que nunca quise hacerte daño", afirma con los ojos brillantes. Está conteniendo el llanto, se nota. Se queda allí, algo aturdida, como deseando marcharse pero esperando que tú le digas algo. Que te despidas, quizás.

Viendo su esbelta figura recuerdas vuestros buenos momentos, la época en la que nunca os separabais, las conversaciones inteligentes que manteníais hasta la madrugada, y como se quejaba de las injusticias que sucedían en el mundo. Y sabes que una de esas injusticias, para ella, fuiste tú.

Nena...

Jimmy estaba nervioso. En parte, por la presencia de Karen, aunque pesaba más la posibilidad de que Sa-Sa la Gris se levantara en aquel momento y Karen lo descubriera. ¿No podía haber llamado antes de venir? Sacó el móvil del bolsillo del batín: 34 llamadas perdidas, sí que había llamado. Ahora el inglés necesitaba comportarse como un superhéroe: gestionar la conversación para poder despachar a Karen antes de que Samantha despertara. Pero siempre que lo intentaba, terminaban discutiendo.

No era necesario que me trajeras el anillo. Puedo comprar mil más como ese, y lo sabes. ¿Sabes lo que creo? Creo que buscabas una excusa para volver a verme. Porque sabes que estás cometiendo un error. Y yo sé que lo sabes. Y tú sabes que yo sé que tú lo sabes. Somos muy distintos... pero en este universo tan vasto, nuestros corazones orbitan entre sí como un bum-bum para tu bam-bam.

Se dio cuenta de que estaba recurriendo a sus frases en el guion de "Mi corazón te pertenece, Princesa Alienígena del Espacio Exterior". Como diría Shakespeare, el amor es un 90% de plagio y un 15% de improvisación, o algo así.

Jimmy se puso en pie y acortó distancias. Según su asesor de imagen, eso le hacía parecer cercano.

Karen. No te reprocho nada. Podrías haber acudido a los medios, podrías haber convertido el divorcio en un show, haber contado intimidades vergonzosas... No lo hiciste. Eres la mejor exmujer posible y fuiste la mejor esposa. Lo único que puedo echarte en cara es no haber luchado para que lo nuestro funcionara.

Pasó la mano por detrás del hombro de Karen para intentar reconducirla hacia la pasarela, de nuevo hacia el muelle. Lo más lejos posible de Samantha cuando despertara.

Turno T-4 2

Las primeras frases de Jimmy dejaron a Karen completamente descolocada. Mientras hacía gestos extraños con las cejas su estado de ánimo, que había llegado más bien bajo, fue pasando a lo cómico y terminó finalmente en el disgusto;

"¡Esas chorradas son de aquella película tan horrible que hiciste!", te espeta, "¿En serio creías que te iban a valer para arreglar una relación rota de varios años?, ¡no has cambiado nada!".

Luego la coges del hombro y la arrastras por la pasarela, un movimiento inteligente para que no descubra tu affaire con Samantha, y una vez en el puerto ella parece recuperar la iniciativa y se suelta apartándose de tí. En ese momento le abres tu corazón y le aseguras que no le reprochas nada, (seguramente refiriéndote a aquellos intentos tan molestos de que le cogieras el teléfono durante tus fiestas), e incluso que le agradeces que no haya contado nada comprometedor de vuestra relación a la prensa amarilla. Terminas perdonándole, incluso, que no luchara por vuestra relación.

A pesar de tu innegable tacto Karen parece estar en shock, seguramente porque hace meses que no cruza palabras contigo, y ya no recuerda bien tu facilidad de habla y tu espectacular carisma. Abre la boca a punto de decir algo, luego se calla, luego vuelve a abrirla, niega con la cabeza, mira al cielo, te señala con el dedo, abre la boca, luego la cierra... no consigues comprenderlo, pero podría parecer incluso que está enfadada del copón.

Antes de que hable, sin embargo, una voz aguda surge desde la cubierta del barco;

"¿Cariñoo?, ¿dónde te has metido?, ¿sabes dónde está el whisky?".

Karen mira un momento hacia arriba y luego hacia la puerta de salida del puerto, antes de lanzarte una mirada mortal. Está a punto de marcharse sin decirte nada ni caer rendida a tus pies, ¿harás algo para detenerla?.

¡Es tu decisión!

¡TENGO UNA BOTELLA PARA EMERGENCIAS EN EL TERCER CAJÓN DE LA MESITA DE NOCHE!-avisó a Samantha, para que volviera al camarote del yate.

Bajó la voz para volver a hablar con... ¿cómo se llamaba? ¡Karen! ¡Eso es! ¡Se llamaba Karen!

Vamos a dejar una cosa clara, Karen. No era una mala película. Tú solo tienes en cuenta los Razzies, pero "Mi corazón te pertenece, Princesa Alienígena del Espacio Exterior" también tuvo una pre-nominación a mejores efectos especiales en los Óscar...

Estaba perdiendo la atención de su ex yéndose por las ramas. Jimmy se dio cuenta de que a lo mejor no se había centrado en lo importante.

Ah, mi prima... perdón por no habértela presentado. Pero sí. Esa chica es mi prima. ¿No ves que ambos tenemos el mismo pelo rubio teñido? Genética. El parecido es asombroso.

No era la mejor defensa posible. Samantha había hecho alguna que otra portada en revistas y no sé qué otros trabajos importantes. Jimmy trataba de desconectar cuando las mujeres hablaban de sí mismas. Karen no era el tipo de persona adicta a la moda o a los cotilleos, pero sí tenía mucha cultura general. Estaba en la frontera de lo que ella podría o no saber. ¿Pero y qué si Samantha era famosa? Mucha gente famosa tiene lazos familiares de segundo grado. Como... como... Charlie Sheen y Emilio Estévez (no podían ser hermanos, claramente tenían distinto apellido). O como... como... Larry Appleton y Balki Bartókomus.

Se percató de que el silencio se estaba alargando demasiado.

¿Eso que noto son celos, Karen? No sería el primer caso de un actor famoso que se vuelve a casar con su ex. Como... como... ehm... yo qué sé... ¿Sophia Loren? Si te arrepientes, siempre puedes volver a abrir esta puerta-dijo, acariciándose los pectorales por encima del batín de satén.

Turno T-4 3

Karen se queda mirándote con una mezcla improbable de pena, risa y odio, y termina dirigiéndose hacia la puerta.

"¿Celos?. No sé cómo pude casarme contigo", te dice claramente conmovida. "Tienes un don para arruinarlo todo, puedes ser adorable en un minuto y un... maldito mujeriego idiota al siguiente. Si está en mi mano te aseguro que no volverás a verme", dice antes de dar un portazo y desaparecer de tu vista, cruzando el muro que separa la vía pública de tu puerto privado.

El ruido hace que Sam se asome desde la cubierta con una bata atada a la cintura y un pecho de mármol coronado por un perfecto pezón puntiagudo, descuidadamente fuera de ella. "¿Cariñoo?", te interpela. Parece bastante resacosa y aturdida. "¿Qué ha pasado?. ¿Quién era ésa?".

El grito de Sam debe haber llegado al exterior, porque se puede oir un grito de frustración al otro lado del muro, antes del arranque del motor de un coche. Os habéis levantado tarde, (muy tarde), tras haber bebido de todo, consumido de todo y hecho de todo, y lo cierto es que está empezando a anochecer. Quizás por eso descubres un resplandor extraño al otro lado de la bahía, en un barrio deprimido y peligroso... ¡cercano al Hospital Benéfico para los Desamparados Jimmy Tyron IV!.

¡Es un incendio!. Desde la distancia solo puedes el resplandor de las llamas que está hacia el interior, no hacia la costa, y una voluminosa columna de humo que ha comenzado a alzarse lentamente. Si el incendio se extiende podría acabar afectando al Hospital. Pero para llegar allí tendrías que usar tu yate, o una embarcación de otro tipo. Y Samantha está en tu yate, y Kate rodando en su automóvil lejos de ti.

¿Qué es lo que harás?. Ten en cuenta que si no te diriges al incendio te perderás el primer número, o al menos parte de él, de la serie regular que comenzamos.

Agh, siempre fue tan perspicaz... Es capaz de entrever entre mi enrevesada red de mentiras como un pez en la claridad del mar-se dijo para sí.

Y si no fuera suficiente con el huracán Karen, ahora el fuego. O el año nuevo chino. Cualquiera de las dos cosas auguraba problemas. Jimmy subió la escalinata del S.S. Tiobueno.

Tranquila, cariño. Solo es mi prima-dijo a Samantha-. Mira allí.

Señaló hacia el mar y a continuación empujó a la modelo al agua. Por cosas como esa Karen le había dejado. Tras librarse del lastre, se sentó en el sillón del piloto y encendió el motor. El yate arrancó a toda velocidad haciendo que los amarres se desgarraran. Mientras se dirigía a su glorioso destino, sacó el móvil del bolsillo del batín y marcó el uno para llamar a su secretaria.

¿Sarah? Necesito que envíes una limusina al muelle ocho para recoger a la señorita Salerno. Y un ramo de rosas con una tarjeta de disculpas. Que diga algo así como "lo siento, nena, tenía que rescatar a unos cachorritos". Ahm... Y manda otro ramo a la dirección de Karen. Que en la tarjeta ponga "lo siento, nena, de verdad que era mi prima". Bueno, tú siempre fuiste más creativa para estas cosas, lo dejo a tu criterio. Tengo que colgar.

Guardó el móvil y golpeó la guantera del yate para que se abriera. Dentro, su hermosa, pulida, larga y para nada fálica katana relucía como una estrella rutilante. Si esa espada era capaz de cortar el fuego, y Jimmy tenía la firme creencia de que sí, aquella sería una buena ocasión para demostrarlo.