Partida Rol por web

Para nuestra mala suerte, esa potenciada que le habían metido al bandido resultó ser bastante notable. Si ya de por si no era preocupante que era capaz de bloquear los ataques con sus propios brazos, verle luchar sin arma le daba pinta de animal salvaje...

-¡Tsk! -intenté retroceder de un salto para evitar el ataque del hombre, pero terminé recibiendo el impactó que me mando a volar cerca de Feris. Luego de unos segundos, salí de entre los escombros. -. Feris, ese bandido a cambiado radicalmente, no es igual a los anteriores... -sabía muy bien que existían magias y objetos que podían aumentar las condiciones de una persona, pero a tal nivel, y tan rápido... Solo esperaba que el efecto no durase mucho, ni que se potenciase más con el tiempo o algo así...

Además del peligroso bandido, también se escuchaba un alboroto en el segundo piso, terminando con una ventana rota. Pude ver al otro lado de la calle aterrizar a otro bandido, el cual huyo rápidamente como pudo. En ese momento empece a considerar que continuar en la casa era muy mala idea...

-Debemos salir de aquí y continuar afuera. No servirá de nada enfrentarlo y ganarle si terminaremos aplastados. Sutera seguramente también piensa escapar desde el segundo piso -comenté a mi compañero presenté antes de ver como Perceval y la princesa saltaban desde el segundo piso hasta el otro lado de la calle, aterrizando ambos de buena manera y sin daños, lo que era una preocupación menos. -. Entre los tres podremos acabar rápido con este tipo -esperando que la ira y orgullo del lobo no lo enviasen de combate al combate, me dispuse a correr hacia la salida para atravesar agilmente las llamas de un gran salto, esperando reunirme con la princesa y el jujin del otro lado para que no estuviesen ni un momento sin escolta.

El golpe fue rápido, pero el esqueleto apenas sufrió daño, solo logró bajarlo del caballo…el cual nuevamente volvió a subirse y se preparaba para volver a atizarle. Cuanto más se alargara el combate, más se complicarían las cosas, el era humano, tenía un limite, pero un no muerto…aquello era otro cantar y hacía dudar al caballero, aunque fuera un poco en aquella voluntad inquebrantable.

Fuera como fuera, nuevamente esperó a que el caballero viniera a por el y volvió a repetir su plan, echarse a un lado y clavar su espada en el monstruo, como si fuera una especie de torero, o al menos una imagen distorsionada de ello.

Logre dar un corte certero a mi enemigo, aprovechando la distraccion. Mientras me retiraba, movia mi lanza con agilidad para mantenerme en equilibrio. Parece estar incluso de muy malhumor, aunque claro, no es que me importe, mientras logre acabar con su vida. Antes de hacer algo mas, la velocidad con la que invoco esas lanzas se podria decir que me sobrepaso, o me tomo desprevenido. ¿Que tan fuerte es la magia de esta maldita hada? — ¡Tsk, maldita hada! — Dije segundos antes de recibir de lleno su ataque, evadirlo iba a ser inutil, por lo que intente mover mi lanza lo mas rapido que pude para mitigar el daño que iban a causar en mi, pero es inutil. El maldito me ha dado, y no se siente nada bien. 

Despues de su ataque, intento recuperarme una vez mas, con la intencion total de regresarle el daño que me habia hecho, solo que desgraciadamente ya no llevo la ventaja de la sorpresa. Intento rodear al hada para tomar su flanco ciego y atacar en combinado con Alanis. — Te vas a arrepentir de haberme lastimado... — Dije, de malhumor por haber sido sorprendido asi. 

Otro día más de trabajo. Ya habían pasado tres semanas desde tu ascenso a diamante. Los últimos días se habían vuelto algo pesados; nada más ayer se te informo a ti y a otros caballeros de alto Rango que se predijo que seria un invierno lleno de problemas, pudiendo poner de cabeza al reino. También llegó al castillo un nigromante que antiguamente trabajó para el Rey Aztora. Y sucedio un asesinato en el propio castilo... Era sorprendete como en tan poco tiempo podían pasar tantas cosas.

En todo caso, estabas aprovechando el tiempo libre que tenías para atender tu tienda. Últimamente habías logrado buenas ventas.

Entonces, alguien entró al local, haciendo sonar la campanita sobre la puerta.

-¡Ey! Tengo algo que te interesará, niña.

No era un comprador, era un comerciante, uno de los mejores con los que hacías tratos. Raz venía cada cierto tiempo a la ciudad, vendía fabulosos articulos, y luego se retiraba para buscar más. Tenía cierta fama negativa respecto a sus métodos para conseguir sus productos, pero en su momento se te asigno una misión para seguirle y comprobar que no hacía nada ilegal, y eso despejo todas tus dudas sobre él.

El mercader errante se acerco a la barra para dejar el saco que cargaba sobre la misma.

-Vendí muchas cosas en esta visita, pero guarde lo mejor para la mejor vendedora -dijo con una sonrisa abriendo su saco para sacar algunos articulos de alto valor. -. Una espada larga de piedra negra con triple empuñadura decoradas con rubies; un escudo de plata con un brillante y artistico diseño floral hecho de oro; y un peto de acero perteneciente a un antiguo caballero del Rey Dragón, incluye su capa rasgada. Entonces... ¿Cual es tu oferta? -concluyo mostrando una sonrisa desafiante. Ya había aprendido a que hacer tratos contigo solo podía terminar de dos formas: un buen negocio, o un robo. La verdad es que la mayoría de sus productos, ha pesar de estar hechos para guerreros que busquen buen equipo, terminan en manos de coleccionistas o un novato que se sorprende fácilmente con las apariencias; en todo caso, era dinero para tus bolsillos, y eso era lo único que te importaba.

Guau... desde luego estos meses han estado plagados de eventos raros: predicciones, nigromantes, problemas, asesinatos,... joder, sin duda quizás había sido un mal momento para que me ascendieran a Diamante. Casi no tenía tiempo que dedicarle a mis negocios en el Bazar del Héroe... pero sin duda el que tenía lo aplicaba más que bien, ya que el negocio iba muy bien estos días.

Estos días ni siquiera podía permitirme vestir algo que no fuera mis vestimentas de combate ni separarme del hacha que tenía a la espalda, no fuera que surgiera un peligro inminente y tuviera que partir corriendo dejando la tienda a cargo de mi madre. Entonces, ingresó en la tienda alguien que reconocí al instante -Hombre, mira quien viene. Uno de mis mejores proveedores... pasa Raz- le salude amablemente desde el mostrador y le indiqué que viniera.

Me encanta que no te hayas olvidado de mi, y que de momento no tenga trabajo para poder verlo... el ascenso no veas el trabajo extra que trae...- le agradecí al hombre y no pude evitar quejarme un poco. Pero bueno, dejemos eso -En fin, estamos aquí para hacer negocios... Muestrame lo que tienes- le pedí ver esos productos que había guardado expresamente para mi.

Sin duda productos de calidad como me tenía acostumbrada -Hmm... dejame examinarlo con más detalle- le pedí mientras examinaba los productos y los tasaba, calculando mentalmente cuanto debería pagar por ellos para que al revenderlos pudiera sacar un buen beneficio -Vale... de acuerdo. Te puedo ofrecer 2 oros y 25 platas por la espada y el escudo juntos, mientras que por el peto solo te puedo dar 2 oros... piensa que un producto así irá más a manos de un coleccionista que de un guerrero de verdad- le propuse un trato que, al menos para mi era más que justo pese a que de momento era un precio bajo -Además, por ser tu...- le fui diciendo mientras me apartaba un momento del mostrador para ir a buscar algo y volver -Para redondear todavía más el precio, te ofrezco este par de hachas gemelas enanas de acero bandeado con incrustaciones de topacio que obtuve hace poco... esta gente prefiere las espadas a las hachuelas; pero seguro que tu viajas a algún lugar donde le puedes sacar el doble de su precio- le terminé de comentar -¿Hay trato?.

El caballo de momento se mantenía fuera de combate, pero lo mejor era no quitarle la vista de encima por mucho tiempo...

Además de esquivar el ataque del esqueleto, pudiste perforar con tu arma algunos de sus huesos, causando que el no-muerto liberase un seco quejido. Definitivamente le habías hecho daño, pero no parecía que caería por una herida como esa...

Aprovechando la distancia entre ambos, tu enemigo tomo firmemente su arma decidido a empalarte con ella, pero por un descuido terminó fallando por mucho. Habías conseguido un muy breve respiro en el combate, pero tal vez la siguiente vez no tendrías tanta suerte...

Aquel espadazo perforó alguno de sus huesos…si hubiera llegado a ser un humano, ahora mismo estaría echando sangre por la boca a causa de un pulmón perforado, pero en cambio, aquel esqueleto solo sufrió una herida menor y prosiguió con su ataque…pero la suerte estuvo de su parte y terminó fallando gravemente su ataque.

Griffith aprovechó esa oportunidad para ir a por el.-¡Cuidado o perderás la cabeza!-Le avisó a la vez que iba a por la susodicha con su sable, tal vez un buen golpe lo desestabilizaba o mandaba a dormir para siempre.

Alanís demostró un gran control sobre su lanza al defenderse del ataque del enemigo, abriéndose paso inmediatamente para continuar con su arremetida. Por otro lado, Muramasa y Frey no tuvieron la misma suerte al bloquear y esquivar, terminando por recibir el impacto de las lanzas que pronto desaparecieron dejando nada más que heridas que seguramente molestarían por el resto del día.

-¡Seras...! -finalmente, Murasama opto por desenfundar su katana y actuar de manera más agresiva, lanzándose a por el hada junto a ustedes.

Viendo la situación en la que se encontraba, Fair intentaba mantener la distancia para evitar los ataques que pudiesen lanzarle, pero entre los tres terminaron por cerrar todas sus posibilidades de escape. Un triple ataque fue suficiente para enviarlo desplomado al suelo, lugar donde intentaría recuperar el aliento entre las heridas.

-Tsk... -logrando mantenerse arrodillado, el hada se llevo una mano al pecho antes de conjurar un nuevo hechizo. -. Llamas de Fenix... -tras cubrir su cuerpo parcialmente con sus alas, unas nuevas ellas de llamas surgieron de su espalda, rodeando todo su cuerpo como un capullo protector. Adicionalmente, también se crearon múltiples llamas negras alrededor de Fair. -. Lanzas de Odín...

En breves instantes, las flamas negras tomaron forma de largos tridentes llameantes que, tras un chasquido de dedos, saldrían disparados por toda la sala sin orden alguno en busca de clavarse en lo primero que se les pusiesen en medio; ignorando al hada, claramente.

Sin decir nada y dejando marchar delante a la princesa para que pudiera escapar lo antes posible de las llamas, asiento y cuelgo de nuevo mi ballesta de mano en mi cinto.

Después de verles aterrizar al otro lado de la calle, suspiro aliviada al saber que, al menos, he podido evitar que sufriera la agonía de las llamas.

Acto seguido me lanzo por la ventana intentando imitarles, aún que con el escudo por delante por si fracaso y tengo que amortiguar con el la caída.

-Tsk- Mientras era salpicado por la sangre del adversario al que acababa de derrotar, la mención de aplazar la pelea hasta salir de la casa no era agradable, pero ser aplastado y carbonizado sonaba aun peor.
Con un asentimiento de cabeza y sin dejar de vigilar al bandido reforzado, Feris siguió a Ameline a través de las llamas hacia el exterior.

Una vez atravesados todos el portal tan solo lo cerré. Había supuesto un gran esfuerzo el usarlo conjunto a Aegis, pero ahora por el momento estabamos a salvo gracias a la intervención de Elizabeth - No hermanito. Primero es la misión, luego daremos el informe de todo lo que sea... Aunque si estaría bien mandar un mensaje mágico unidireccional para saber la situación actual - Miré a Elizabeth por ver si ella se podía encargar cuando apareció, de nuevo, aquel guerrero.

-¿Otra vez tu? ¿No tuviste suficiente con el desgaste de ayer que vienes a por más? - Di un pequeño saltito antes de con una voltereta volverme del tamaño de mi hermano - No vas a fastidiar, otra vez, la oportunidad de que mi hermanito y yo sigamos siendo diamantes. Y esta vez estamos los dos, mucho más poderosos que nunca. - Alcé las manos para convocarlo de nuevo, por segunda vez - ¡AEGIS! - parandolo justo frente al guerrero negro. - Ya probaste una vez con más energías que ahora, esta vez Aegis es más fuerte, y tu más debil.

Fio por otro lado solo se hacía preguntas, que si bien estaba bien responderlas, solo las podriamos obtener, al menos las verdaderas, de el. - Hermanito, guarda las preguntas para luego. Ahora solo tratad de detenerle. Que no escape. Y quedaros dentro del escudo, así no os hará nada.

Mis ojos se entrecerraron miran al oponente que acababa de aparecer. Tras pensarlo durante unos momentos hable.- Lamento los problemas, pero ahora mismo no puede ver al nigromante Glaius.- Informe al nuevo visitante.- Diríjase a la guardia del castillo y pida cita con él. Tendrá que rellenar los formularios que le pidan antes de que pueda verle.- Dije seria, como si el problema de que aquella persona estuviera allí no fuera el que estuviera armado, si no el que lo había hecho sin cita previa.

-Ahora, lo pediremos nuevamente. Salga de la sala.- Dije con verdadera intención de que lo hiciera. Si no lo hacía… Las hojas del libro que aún tenía en la mano empezaron a moverse lentamente una vez más.

Alanís evaluó el próximo movimiento del hada, que debía admitir era resistente a pesar de haber recibido de lleno un ataque de cada uno de los presentes. Sus compañeros también habían sufrido daños, y el enemigo estaba volviendo a conjurar lanzas...por lo cual decidió nuevamente el golpearlas en su trayectoria con su propia lanza robusta de metal y luz.

Seguidamente, aprovechando el impulso de este movimiento, describió un segundo barrido hacia el capullo de fuego para tratar de mover a quien se refugiaba dentro de lugar, en esa posición conectar un golpe sería una buena manera de mandarle de cara o nuca al suelo. Sin embargo, no estaba segura de que clase de protección estaba brindándole el conjuro de llamas. En caso de ser inefectiva, tendría que cambiar de estrategia propiamente para lidiar con ello.

Raz levantaba una ceja con duda al escuchar la primera oferta que dabas. Como buen negociante era consciente de lo que era capaz de conseguir con sus productos, pero también sabía que no intentarías robarle tan descaradamente.

-Un par de hachas... Nada mal, nada mal. Estoy seguro de que podría conseguir 2 oros nada más por la espada, pero me conformaré.

El mercader dejo los productos que trajo sobre la barra mientras tomaba las hachas que le dabas como parte del intercambio y las guardaba en su bolsa.

-Un día lograré salir de aquí con una oferta a mi favor -comentó entre leves risas antes de subirse la bolsa a la espalda, extendiendo su mano para recibir la paga por el equipo.

Entonces, una explosión resonó por las calles, haciendo vibrar un poco los cristales del local. A varias calles del local no tardó en verse emerger el humo desde una zona con casas.

-¿Un incendio? -se preguntó Raz. -. No son usuales en esta ciudad...

Muy poco después, un pitido sonó en tu cabeza seguido de una voz: se trataba de una comunicación mágica.

-Caballera Cytla Calatia: como una de las más cercanas a la zona de la explosión se le solicita ir a investigar y poner todo bajo control. La princesa se encuentra en la zona con otros tres caballeros diamantes; debe ayudar en su rescate y escolta al castillo inmediatamente -te informo uno de los mensajeros mágicos del castillo antes de terminar la comunicación.

Siempre puedes intentar vender la espada por ahí... pero te encanto y lo sabes- le dije con una sonrisa tan simpática como pícara a Raz -Perfecto, siempre es un placer hacer negocios contigo- terminé diciendo mientras cogía la espada, el escudo y la capa y las dejaba tras el mostrador para organizarlos luego más cuidadosamente. Primero les daría un pulido, un lavado, los pondría en uno de los expositores y la capa en un maniquí... hay que cuidar todos los detalles.

Mientras sigues intentando sacarme precios más bajos, no dejes de venir a traerme productos ¿vale?- le dije guiñándole un ojo con mi dedo yendo a la comisura de los labios. Yo siempre ofrezco los precios más justos... y que más beneficios pueda darme por supuesto. Me acerqué a la caja para darle el dinero que le debía por los productos... pero entonces, escuchamos la explosión que provenía de la calle y menos mal que no me rompió las ventanas. ¿Un incendio? ¿En serio? -Igh... me estoy temiendo lo que vendrá a continuación...- solté mientras también veía el humo con Raz.

Y como me esperaba... ese maldito pitido sonó en mi cabeza. Me molestó tanto que me tuve que llevar la mano a la cabeza para masajearme la sien mientras que escuchaba el mensaje. Como me imaginaba: trabajo -¡Agh!... malditos mensajes mágicos... me dejan siempre la cabeza como un bombo...- me quejé mientras me frotaba la frente a ver si se me aliviaba un poco la molestia. Entonces miré a Raz -Perdona, tengo trabajo como caballero... me han encargado ir a ver que pasa- le dije al mercader mientras sacaba las monedas que le debía a este por sus productos y cerrando la caja. Casi al momento de dárselas, salté el mostrador para estar al otro lado, saliendo corriendo hacia la puerta pasando por el lado de Raz -¡Perdón, ya hablamos en otro momento! ¡MAMA, TE QUEDAS AL MANDO DE LA TIENDA QUE ME VOY AL OTRO TRABAJO!- grité mientras abría la puerta de mi tienda con un poco de prisa para irme rápido... ¡no podía perder tiempo que al parecer la princesa estaba en peligro y debía rescatarla y escoltarla!

Lograron atravesar el fuego sin dificultades destacables, llegando al otro lado con una que otra llama en las ropas que podían apagar con las manos. Habían salido justo a tiempo para ver como la casa finalmente caía echa escombros, aplastando al bandido que no tuvo la misma velocidad para escapar.

-Una lastima no haber podido haber salvado mi casa, pero tenemos que priorizar las cosas -se enfoco Perceval manteniendo una aptitud firme, dirigiéndose a la princesa. -. No es fácil saber si hay más bandidos en la ciudad. Lo mejor es llevarla de vuelta al castillo, si sus escoltas están de acuerdo... -comentó pensando en la seguridad de Artanis.

-Dudo que ya no estén movilizando a varios caballeros por la ciudad. Los bandidos no deberían tardar en ser cazados -dedujo la princesa de brazos cruzados. -. Nosotros deberíamos ir al castillo para no preocupar a mi familia.

Pero entonces, antes de que pudiesen empezar a moverse, un grupo de escombros de la casa se empezaron a levantar. Desde abajo empezó a salir el bandido, ahora con varias heridas notables a simple vista y una musculatura mayor.

-¡ARGH! -el hombre expulso una gran cantidad de sangre de su boca antes de clavar su vista en ustedes. Sus venas estaban marcadas, y su piel enrojecida como si estuviese notablemente agitado. Sin mediar palabras, el bandido coloco uno de sus brazos delante de él y empezó a correr directo hacia ustedes a gran velocidad con la intención de embestir todo lo que hubiese en el callejón.

Nuevamente el esqueleto pudo esquivar con agilidad tu ataque, recibiendo apenas un muy mínimo corte en la cabeza que seguramente seria insignificante para él.

Sus dientes tronaron unos con otros como si la criatura riese. De su cuerpo empezó a emanar un aura oscura, y nuevamente tomo impulso en su brazo para lanzarte una estocada directo al pecho.

Poco después se escucho el relinchar del caballo, el cual salió corriendo de la niebla directo hacia ti a una gran velocidad. Seria una molestia durante el resto del combate; no parecía ser tan fuerte como el propio jinete, seguramente podrías acabar con él con un ataque y luego continuar con el esqueleto...

Ameline no pudo hacer más que empujar a la princesa para apartarla antes de intentar ella esquivar el golpe, pero fue incapaz de hacerlo a tiempo. Sintió el brazo del bandido golpear todo su costado y hacerla trastabillar pero clavó la espada en el suelo y escupió algo de sangre en el suelo antes de contemplar a su enemigo. 

Se pasó una mano por los labios antes de mirar de reojo a Perceval. — Marchate con la princesa. Esto es cosa nuestra. Podemos derrotarle trabajando en equipo. 

Clavó tras eso la vista en su enemigo, recordando lo que había dicho antes. Levantando su espada con ambas manos antes de saltar hacia el bandido por un flanco, tratando de atacar uno de sus costados para obligarle a darse la vuelta hacia ella y darle una abertura a sus compañeros. 

Aquel espadazo volvió a dar al esqueleto, ¡pero no le hizo nada de nuevo!, aquello provocó que la criatura riese a la vez que se impulsaba para darle una buena estocada. Griffith chasqueó la lengua preparándose para esquivarlo, tomando una postura de lado a la vez que escuchaba el relinchar de el caballo y el ruido de los cascos contra la tierra…iba a cargar contra el, tenía que hacer algo y rápido…

Intentó esquivar el ataque del esqueleto, a la vez  que saltaba en dirección al caballo, ¿Qué pretendía hacer el caballero?...fácil, subirse de un salto al caballo y volverlo contra su dueño…eso o acuchillarle en el proceso. Pero cuando se disponía a levantar su espada para atacar al esqueleto, sintió un ligero calambre en el brazo…

”Debería haber estirado antes de salir de castillo…me estoy volviendo vago” Pensó apretando los dientes.

-Recordaría bien a uno de mis alumnos, pero no se le tiene que dar muchas vueltas para ver que él no es un mago: yo no le habría enseñado nada... -afirmó Glaius a Fío defendiendo de nuevo su posición de no tener relación con el caballero.

-Maestro... Glaius...

Faith lanzó su hechizo de protección mientras Elizabeth dictaba a Anorak los procedimientos que debía seguir para poder reunirse con el nigromante, pero nada parecía hacer reaccionar al hombre de armadura.

Finalmente, aquel sujeto empezó a liberar un aura oscura que hizo que alzasen la guardia, preparados ante una posible amenaza. Inesperadamente, el caballero cayo de espaldas al suelo, soltando sus armas y dejando rodar su casco revelando así su cara. No se trataba de más que un esqueleto en muy mal estado; tenía varias partes quebradas, y algunas ya echas polvo. En esa forma era imposible pensar que podía mantenerse en pie a él mismo, mucho menos a ese equipo pesado que cargaba.

-Un no-muerto... -sin dudarlo, Glaius abrió su mano hacia el cadáver. -. Puedo asegurar que por lo menos no es mio... Su creador forzó sus límites más allá de lo que era capaz de soportar, y finalmente su cuerpo no aguanto más antes de destruirse... -explicó el nigromante mientras observaba los restos de Anorak. -. De alguna manera su alma logra mantenerse unida al cadáver a pesar de que seguramente le este doliendo como el mismo infierno...

-A-Ayudadme... -suplicaba el no-muerto con esfuerzo. En ese estado que aparentaba se le haría imposible pelear;  o de verdad se estaba rindiendo a cambio de recibir algo de ayuda, o Glaius tenía un plan muy bien hecho entre manos para lograr escapar.

-... -el nigromante, por otro lado, se quedaba de brazos cruzados mirándolos. -. Aunque tenga curiosidad por ver como podría curar su cuerpo y explorar su alma para descubrir que es lo que esta pasando detrás de todo esto, no puedo hacer nada sin vuestra autorización. Reafirmo seriamente mi pensamiento de no conocerle de nada: es cierto que ahora esta gravemente débil, pero no se que pueda ocultar entre manos; el nigromante que lo revivió esta por lo menos a mi nivel, así que no puedo simplemente manejarlo a mi voluntad... Opinó que lo más seguro y rápido seria matarlo ahora que esta vulnerable: al hacerlo, podré tomar los restos de su alma y estudiarlos para ver que es lo que sabe, seguramente sea información que nos interesa por la situación en la que nos encontramos.

Por un lado, el ex-diamante rojo pensaba más en sus experimentos y en la posibilidad de que el esqueleto tramase algo. Pero Anorak estaba totalmente debil, indefenso, vulnerable... ¿Podía un no-muerto desobedecer a su amo y arrepentirse de lo que había hecho? Si el nigromante de verdad era tan fuerte como Glaius, ¿habría dejado que uno de sus subordinados pensase por si mismo y fuese a pedir ayudar? Tenían entre sus manos una decisión con muchos factores, y les tocaba elegir...