Partida Rol por web

 -No será necesario, ya esta informada de nuestra visita -intervinó Muramasa mientras tapaba y colgaba la calabaza en su cinturón. -. Iremos con ella de inmediato.

 Aunque el samurai parecía tener claro el objetivo, y parecía ser del agrado de las guardianas, ustedes como miembros de la realeza tenían la última palabra sobre a dónde ir, siendo que las hadas allí podrían llevarles de inmediato al palacio de las hadas o dejarles libres por la ciudad para que fuesen cuando quisieran...

Baeric siguió a la princesa sin rechistar, siguiéndola para ir a hablar con el jefe de mayordomos del castillo, el cual se encontraba en su oficina. Al llegar, Marshall les atendió con cortesía, pero aquella visita era de crucial importancia, así que Artanis fue directa al grano.

El entierro ya estaba preparándose, al igual que se hablaba de la defensa del castillo…Glaius incluso estaba ocupándose de probar la lealtad de todos los caballeros, pero era algo complicado, ¿Qué métodos estaría utilizando?, Baeric no tardó en quedase pensativo al respecto, pero claramente el supuesto traidor, que lo más seguro es que fueran las hadas o incluso Cytla visto su comportamiento el día anterior, estaba jugando con ellos y cuanto más tiempo tardaran más oportunidad le darían para que trabajara en sus maquinaciones secretas.

Y finalmente salió el tema de la nigromante, la cual estuvo en los calabozos desde la última misión del cabalero halcón y que ciertamente con un poco de persuasión podrían terminar sacándole toda la información necesaria.

Así que cuando la princesa lo ordenó, Baeric la siguió, como un buen perrito faldero.-Marshall…-Se despidió el caballero mientras se encaminaba junto a la princesa para dar con las mazmorras.

Una vez llegaron ahí estaba, la ciega, apoyada en su bastón y cargada de cadenas. Cuando preguntó quien andaba ahí, Baeric carraspeó y se adelantó a la princesa.-Soy el caballero que te capturó…vengo a hablar, me temo que no me voy a poder ir de aquí hasta que solucionemos ciertos asuntillos.-Anunció con voz tranquila.

-Usaré toda mi fuerza para no caer hasta haber cumplido con mis deberes plenamente. -ofreció una leve sonrisa ante los cumplidos- Normalmente encuentro espacios para descansar entre actividades, y también por la noche. Pero en estos tiempos de incertidumbre, debo replantear mis patrones de sueño. En condiciones hostiles y extremas puedo mantenerme despierta unos tres días y tres noches completos, así que debería estar bien si duermo cada dos días. Usualmente ir más allá es problemático y solo útil para marchas forzadas.

Ladeó la cabeza un poco, pensativa.

-La princesa tiene grandes dotes marciales y es apta para gobernar en todo aspecto...sin embargo me preocupa lo brusco de si decisión. Seguramente ella tenía metas y cosas que quería perseguir. Una decisión tan rápida me hace pensar que corto otros sueños y expectativas para priorizar esto. Las grandes decisiones no deberían tomarse precipitadamente, excepto que ya estén decididas en su mayoría desde antes.

Guardó silencio un momento largo.

-A pesar de que se esperan e idealizan muchas cosas de un rey, considero que la vital es que sepa administrar el reino y se preocupe por su gente...y que la entienda. Siempre he creído en que tienes un parecido con la luz del sol. Sin importar lo terrible del día o días, sale e ilumina a todos por igual, recordando a toda la gente bajo el cielo que siempre hay un mañana gentil esperando...esa cualidad, te hará un rey como ningún otro.

...

En mi corazón me gustaría decir que sí, que sin importar la ruta que elijas, sea una virtuosa, maligna o extraña, estaré aquí. Sin embargo...hay algo que debo decirte. Es sobre un pequeño problema...que vengo arrastrando desde hace tiempo. Aparentemente está comenzando a alcanzarme, a pesar de que mis propiedades hereditarias lo hacen lento.

 -¿Un c-c-c-caballero…? -retrocedió la bruja un tanto atemorizada y nerviosa, desviando la mirada hacia otra parte mientras todo su cuerpo temblaba. -. E-El amo me dijo que podía hablar con un caballero...  C-Con el caballero que me capturó… ¿D-D-D-De verdad eres tú…? E-En ese caso… P-Podemos hablar… -concluyó devolviendo la mirada hacia donde te encontrabas con la princesa, siendo que a diferencia de la primera vez que hablaste con aquella bruja parecía tener permiso de su amo para hablar con caballeros…

 En la expresión de la princesa se podría notar cierta sorpresa y desconfianza por la manera en la que enarcó la ceja al escuchar a la bruja, dedicándote una mirada como si esperase que explicases algo antes de directamente dirigirle la palabra a la encarcelada.

 -Soy la princesa Artanis Aztora, y el caballero que te ha encerrado esta bajo mi mando, por lo que también deberás atender a mis preguntas… -declaró a la bruja, quién con un ligero gesto de cabeza señalaría estar de acuerdo con aquella lógica. -. Muy bien… Empecemos con lo importante: ¿Quienes en el castillo trabajan para tu amo, o como podemos saber quienes son?

 -Mi amo no me ha d-d-d-dicho nada al respecto de eso… -respondió la bruja, desviando nuevamente la mirada. -. En realidad no me suele decir m-m-muchas cosas, se limita a decirme lo que n-n-n-necesito para cumplir sus órdenes…

 Aquella respuesta no sería precisamente del agrado de Artanis, quién se cruzaría de brazos disgustada mientras clavaba su mirada sobre la bruja.

 -¿Y exactamente cuáles eran tus ordenes cuando Baeric te atrapó? -preguntó sin mucha paciencia en su tono.

 -M-Mi amo me pidió e-e-examinar el cadáver de un gigante que él había r-r-resucitado… Q-Quería que estudiara sobre el poder de los c-c-c-caballeros reales… -se explicó, siendo que podrías recordar en ese momento como la bruja se había mostrado sorprendida en el momento en el que la encontraste examinando el cuerpo de aquel gigante. -. S-Son unos monstruos… -soltó por lo bajo sin poder contenerlo, siendo que desde su punto de vista los caballeros reales resultaban ser bastante poderosos, y no era una vista lejana a la realidad...

Tendrían otro momento para pasear y rememorar viejos tiempos, amaba como nadie su hogar pero también entendía que no se podía permitir el lujo de entretenerse cuando una guerra estaba por suceder. -Llevennos ante la reina por favor. Dijo con total seguridad y luego posó sus ojos sobre Muramasa. ¿Qué habría ido a hacer allí? ¿Su madre ya sabía de sus llegadas? Había algo que no le cuadraba temporalmente pero confiaba en ese hombre. 

La princesa decidió llevar la voz cantante en aquel interrogatorio, trató de descubrir quienes eran los traidores en el castillo, pero no era tan fácil…fue una lástima, pero Baeric se lo veía venir.

Y luego preguntó por sus ordenes cuando fue atrapada. Al escuchar que los caballeros reales eran monstruos Baeric chasqueó la lengua.-Muy bien…eso son migajas, lo que nos has contado no sirve de nada y claramente sabes más de lo que estás soltando.-Baeric terminó agachándose frente a ella.

-Necesito que cuentes más, ¿Quién es tu amo?, ¿Cuál es su misión?...obviamente quería que nos estudiaras para saber a que se enfrentaba, muy bien…pero me temo que si no tienes nada que contarnos te tendrás que quedar aquí encadenada y no podrás volver con tu amo pase lo que pase.-Suspiró poniéndose de pie con tranquilidad y mirando de reojo a Artanis.

-¿Y bien, nos vas a contar algo o prefieres quedarte aquí hasta que decidamos cuando ejecutarte?, míralo por el lado bueno…tu amo tendrá alguien menos de quien preocuparse, ¿sabes?...Pero...si nos cuentas algo interesante podríamos liberarte para que volvieras con el.

-Precisamente, porque somos hermanos, es apropiado - obviamente Fio tenía razón, pero al mismo tiempo yo también. El hecho de mostrar nuestro amor confirmaba que eramos quienes deciamos ser, y aunque cualquiera podría habernos imitado, nadie podría actuar tan naturales y reales como nosotras.

-Bueno, con tu respuesta me confirmas que lo que he dicho es cierto - sonreí por toda la situación, incluso hasta la de Ordinem - Gracias por hacerlo, pero no te preocupes, alguna que otra vez te dejaré dominarme. Solo cuando quiera - no podía evitar reirme incluso por lo bajo, aunque solo le picara un poco.

-¿Quereis dejar de ser tan serios ambos? Se que la situación lo requiere, y que debemos resolver cuanto antes este asunto, pero las prisas son malas consejeras y tan solo nos crearán más y más obstaculos por el camino. Estamos en el bosque de las hadas y muchas de nuestra misma raza se alegran de veros Muramasa, y Fio volvemos a ver a madre y a nuestra familia racial después de hace muchos años... - Bajé la cabeza en ese instante viendo que ambos estaban yendo demasiado rápido.

-Se que no debemos, pero disfrutad de cada segundo en el que estemos aquí hasta obtener lo que necesitamos... Nunca sabemos cuando volveremos a venir - O si volveremos a venir... Por eso es bueno ahora disfrutar de la luz que tenemos a nuestro alrededor, pese a toda la negrura oscuridad que lo cubre - dije para mi misma sabiendo que Ordinem me escucharía

Puestos así, me giré y miré a todas las hadas - Los aposentos de su majestad siguen estando en el mismo lugar ¿Verdad? - dudaba mucho que los hubiera cambiado, siendo que si tenía razón miré a todas con expresión juguetona, Fio inclusive - Pues... UNA CARRERA, QUIEN LLEGUE PRIMERO TENDRA UN FAVOR DE LA PRINCESA FAITH Y EL PRINCIPE FIO. Pero nosotras también participamos. - Dicho tal cual y de forma sorpresiva empecé a volar en primer lugar hacia delante para detenerme un segundo y mirar atrás - No lo digo en broma, quien logre ganar tendrá lo que pida por mi parte, aunque solo sea una vez ¿A que esperais acaso me vais a dejar ganar? - y dicho eso empecé a volar en dirección con todas las demás, pues me dejé superar para poder seguir a la gran nube de hadas que harían parte de la carrera

 -Bueno, supongo que si considerás que dormir dos días es adecuado para tí, y que es más que suficiente para que descanses bien, no veo problema alguno -concluyó con aquella sonrisa en el rostro, sin dejar de sorprenderse por cada cosa que le decías sobre tus cualidades sobre-humanas.

 Tus palabras sobre la princesa darían a Arthas para pensar, pero escuchar como te referías a él como a alguien cuyas cualidades le harían un gran rey era algo a lo que el príncipe le seria difícil reaccionar sin un ligero rubor en el rostro.

 -Un radiante rey necesita un radiante caballero a su lado, ¿no? -comentó antes de sacar el tema sobre tu lealtad, un tanto preocupado por cómo podrías reaccionar ante la idea de que consideraba no convertirse en rey cuando parecías tan tranquila de que fuese una posibilidad, pero su preocupación pasó de inmediato hacia ti en general al prestar atención a tus palabras, teniendo en cuenta lo que habías dicho hace poco para acabar deduciendo algunas cosas... -. Alanís… ¿Acaso tuviste un sueño que tu oficio como caballero no te permitió llevar a cabo…? -después de todo, habías defendido la idea de que la princesa tal vez tendría otras preferencias a ser reina… -. Si es así, cuéntamelo y haré lo que esté a mi alcance para que puedas cumplirlo, y en caso de que sea cualquier otra cosa… -con suma amabilidad, el príncipe tomaría suavemente tus manos antes de dedicarte una de esas sonrisas que tanta debilidad podía causar en tí en esos momentos. -. Puedes contármelo, y así podré ayudarte a superarlo...

 La bruja se removería un tanto incómoda cuando declaraste que su información no servía de nada, siendo que ciertamente era verdad, más según ibas hablando fuiste captando su atención de una manera un tanto esperanzadora.

 -¿D-De verdad me dejarán salir…? -la bruja se mantuvo un poco dudosa al respecto, pero tras considerarlo acabó asintiendo a modo de aceptar la oferta. -. E-El Amo S-S-Salazar se encuentra trabajando desde el reino del oeste… Está experimentando con cadáveres de dragones y gigantes para crear un ejército de titanes… Planea dar un golpe de e-e-estado contra los dragones usando al Dragón Oscuro Yurrax para luego declarar la guerra a todos los demás reinos y traer de vuelta los tiempos antes de Aztora…

 Por un lado la princesa estaba satisfecha de ver lo fácil que era sacarle información importante a la nigromante de ojos vendados, pero por otro no podía evitar sentirse un tanto angustiada por lo que iba revelando…

 -¿Un ejército de titanes no-muertos…? -la palabra “titan” solía usarse para referirse a Dragones de raza pura y a los gigantes, siendo que no había pasado mucho desde que todo el castillo tuvo que enfrentar a uno de ellos… -. ¿¡Desde cuando está planeando eso!? ¿¡Cuales son sus avances!?

 -¡N-No ha avanzado mucho! -se sobresaltó la mujer algo atemorizada por el alzamiento de voz de la princesa. -. R-Revivir dragones y gigantes toma mucho tiempo y energía… H-Hasta donde sé, solo ha podido revivir a un dragón hasta ahora, a Yurrax el Dragón Oscuro -explicó.

 Regresando nuevamente a la escena del ataque a la ciudad, recordarías que se había declarado que un individuo había salido de los restos del dragón y acabó huyendo, lo que podía significar que no lograron derrotar a la pieza clave en el plan del nigromante, algo de lo que la princesa se habría dado cuenta.

 -Maldición… Primero las hadas, y ahora corremos el riesgo de que el reino del oeste también quiera formar una guerra… -incapaz de disimular su preocupación, la princesa soltó un puñetazo contra los barrotes de la celda, uno que por suerte no le rompería la mano… -. ¿¡A qué viene todo eso!? ¿¡Por qué alguien querría desatar otra guerra en Danhir!?

 -N-No lo se… El amo m-muchas veces actúa de forma extraña y sin explicación, contradiciéndose o cambiando los planes… P-Pero parece decidido a vengarse de su mentor y de la corona… -concluyó la nigromante. -. ¿C-Cuando podré salir…?

No fui capaz más que de asentir muy levemente a Jonathan cuando me dijo que solo me cuidara para responderle, sin llegar a poder mirarle directamente entre mis lagrimas y mi flequillo caído hacia delante. Yo ya me había girado para dejar que ambos se marcharan...

Pero en vez de marcharse directamente, sentí como Lilith me rodeaba con su brazo... pero además de eso, sentí como la mujer con su abrazo hizo que la espalda de Jonathan y la mía se pegasen y juntasen. Era... realmente la primera vez en cinco años que estábamos tan pegados el uno del otro. Era... raro, ahora mismo no podía decir más sobre ese gesto... sentía como nuestros dedos se rozaban... y durante un segundo, sentí que se entrelazaron brevemente, como buscando agarrarse y tomar su mano... pero solo fue ese segundo -Gra-gracias Lilith...- le terminé agradeciendo en voz baja a la mujer que se preocupase por mi... dejando que al final se marcharan.

No me giré hasta dejar de escuchar sus pasos, indicándome que se habían ido... y una vez se fueran, me limpiaría lo mejor que pudiera la cara intentando que no se notara que lloré, y empezaría a recoger la espada que Jonathan había cogido para hacer aquella estupidez... Y entonces escuché como venían otros pasos, pero esta vez del almacén. Me giré a ver a Gladius... vestido con la ropa que le había regalado. Sin duda el cambio de vestuario hizo milagros... ya hasta parecía alguien más normal y menos siniestro. Al principio no le respondí a su primera pregunta... aunque si lo hice cuando me hizo la segunda -No te cobraré nada... ya te lo dije... es gratis...- le dije una vez más con respecto a lo de la ropa -Si, ha pasado... pero no quiero hablar de ello- le dije con seriedad... aunque en el fondo se notaba que era una súplica, de que por favor no preguntara -Solo diré... que los barrios bajos trabajarán para nosotros... y que tienes más cosas que estudiar- le dije, dejándole sobre su mano las runas que Jonathan me había dado y que tenían que ver con el "hada mala" para que las examinase -Deja que cojamos unas cosas de la sala de consigna... y podemos volver al castillo, ¿vale? ¿Ya has pensado que cosas necesitas de mi tienda para tus investigaciones?- le dije al nigromante, indicándole que me siguiera... Ahora que estábamos aquí, cogería las cosas que ayer dejamos en consigna yo, Muramasa y... y Fio. Y además... cogería aquello que guardé en mi caja fuerte, ya sería el momento de tenerla en mi poder para asegurarme de que no le pasara nada.

 El samurái mantenía su semblante frío mientras escuchaba a Faith argumentar que podrían tomarse el asunto de la reunión con la reina hada con más tranquilidad, algo a lo que no comentaría nada al respecto antes de que, cuando estaban por partir, al hada le diese por proponer una carrera que acabaría haciendo que buena parte de las guardianas corrieran en dirección al castillo, dejando atrás a algunas que seguramente podrían cobrarle favores a las otras por cubrirles mientras se dejaban llevar por un reto como ese: las mayoría de hadas podrían ser muy bromistas y juguetonas por naturaleza, pero al menos las guardianas sabían lo importante que era su trabajo.

  -Uhm… -Muramasa no podría disimular cierta molestia en su rostro, tomándose unos segundos para sacar el medallón de su camisa con el fin de abrirlo y ver la imagen en ella. -. … -y sin decir nada, ni importarle quienes le hubiesen podido ver, volvería a guardarlo antes de hacer trotar al caballo a grandes velocidades. Más que desear participar en la carrera, seguramente lo hacía por no perderles de vista mucho tiempo…